Ana María Pedroni Chautemps

Ana María Pedroni Chautemps
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Docente, poeta, periodista, fotógrafa, escritora
NombreAna María Pedroni Chautemps
Nacimiento6 de agosto de 1930
Esperanza, Santa Fe, Argentina
Fallecimiento28 de marzo de 2010, 79 años
Guatemala
ResidenciaGuatemala
NacionalidadArgentina
CónyugeFernando Valdés Díaz
PadresJosé Bartolomé Pedroni y de Elena Chautemps

Ana María Pedroni Chautemps. Docente, poeta, periodista, fotógrafa y escritora argentina.

Síntesis biográfica

Ana María y su madre Elena Chatemps
Nació en la ciudad de Esperanza (Santa Fe), Argentina, el 6 de agosto de 1930. Es la cuarta hija del poeta José Bartolomé Pedroni y de Elena Chautemps, y su única hija mujer. Se recibió de Maestra en 1948, en la Escuela Normal de la ciudad de Esperanza, provincia de Santa Fe.

Estudió Lengua y Literatura Inglesa y se especializó en Fonética, en la Universidad Nacional de La Plata. Ha realizado la Licenciatura en Comunicación, diversos estudios humanísticos y ha desarrollado su actividad profesional a través de la docencia, la poesía, el periodismo, la escritura y la fotografía. Reside en Guatemala desde el 4 de marzo de 1959 junto con su esposo el periodista guatemalteco Fernando Valdés Díaz.

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Ana María, José Pedroni y Elena Chatemps
Su libro más reciente es "Semiología: un acercamiento didáctico". Es colaboradora del periódico guatemalteco "La Hora" en el cual ha publicado recientemente "Las manos de la abuela" en una serie de fascículos en la sección Cultura, en donde trata de elaborar un cuidadoso abanico de su familia a partir de la relación con su abuela materna y a través de varias fotos a la manera de imágenes recuperadas de un pasado no muy remoto, que conservan toda la frescura de la actualidad.

Amiga de la infancia de la Profesora Nelly Morandi de Müller, fallecida en 2003, realiza un emotivo relato evocando esos años de la juventud en "Retrato de una amiga", publicado por el diario El Litoral de la ciudad de Santa Fe y también por El Colono del Oeste de Esperanza.

"El mundo como imagen" es su último libro publicado. Trabaja en su autobiografía, "Hija de poeta"; y también en un libro que evoca la faceta de titiritero de su padre, "La voz de Pedro Pedrito".

Retrato de una amiga

Andaba yo sufriendo el primer recreo de mi primer día de secundaria. Me sentía desarraigada del grupo humano con el que había compartido seis años, hasta el quinto primaria, y veladamente rechazada por mis nuevos compañeros que me miraban con recelo. Estaba literalmente perdida, desalentada y petrificada en medio del patio cuando Chuchi se acercó a mí y con voz muy dulce me preguntó: "¿Te sucede algo?". No pude contestarle, mi garganta estaba hecha un nudo y luchaba por no dejar que las lágrimas me comenzaran a correr por la cara. -Vení, me llamo Chuchi Morandi... y compartió conmigo el pan de la refacción. -íQué rico!, le dije. -Sí, contestó ella, me lo preparó la tía Palmira. Nunca un pan compartido me supo tan rico.

Así, a la luz de su generosidad se gestó nuestra amistad, que duró toda la vida a pesar de la distancia. Siempre sentí por Chuchi ese respeto que se profesa a alguien que te rescata de un momento difícil. Y cuando descubrí sus otras virtudes, nunca dejó de ser para mí el modelo de estudiante, persona y más adelante docente que yo aspiraba a ser. Hasta hubiera querido parecerme a ella físicamente.

No recibíamos clase en la misma aula. Yo esperaba el recreo para juntarme con ella y hasta obligué a mi madre a hacerme panes para retribuirle el gesto. A ambas nos tocó vivir la última fase del modernismo, de manera que pronto descubrimos que teníamos muchas cosas en común: a las dos nos gustaba leer, estudiábamos piano, adorábamos a Chopin, memorizábamos los poemas de Pablo Neruda, Machado, Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral, llevábamos un cuaderno donde copiábamos los versos que más nos gustaban, y ensayábamos nuestras propias líneas. Y hasta hablábamos de filosofía. Comenzábamos a pensar en cambiar el mundo para construir uno mejor, lleno de poesía y de amor. Y andábamos en la búsqueda de los pensadores más avanzados y audaces del momento. Muchos años después, cuando uno de mis hijos la tuvo de profesora de filosofía en la Escuela Normal, supe que ella animaba a sus alumnos a leer a Sartre.

Un día, finalmente le pedí que vaya a mi casa. Entró con ese gesto de modesta reticencia que la caracterizaba, y tuve que animarla a completar el zaguán que separaba la puerta de calle, de la puerta cancel, porque se sentía intimidada. Acaso porque sabía que allí vivía un poeta, mi padre, o acaso porque el ambiente de mi casa era muy pulcro, un tanto solemne y la luz que pasaba por los vitrales de la mampara de la sala lo teñía de un color azul verdoso no muy acogedor.

Por fin se sentó en un sillón frente a la chimenea, puse el disco de la Sonata Apassionata de Beethoven y la invité a subir las gradas de granito que conducían al escritorio de papá. -Vení a ver la alfombra donde me tiro a leer en la siesta y el lugar donde se encierra papá cuando escribe o cuando nos quiere regañar, aconsejar o reconvenir porque hemos perdido el rumbo..., le dije en el afán de que se introdujera en mi mundo.

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Ana María en la biblioteca
Chuchi se paró en el vano de la puerta y sus grandes ojos recorrieron las paredes cubiertas de libros. Puso su mano sobre la boca y se tragó un prolongado suspiro de asombro.

Al correr de los años, cuando le tocó organizar su propia casa, le pidió al carpintero que le fabricara una librera que cubriera por completo las paredes de su estudio para reproducir la biblioteca que la había impresionado. Lo descubrí la primera vez que viajé desde Guatemala, donde vivo, a Esperanza. Llamé a su puerta y me condujo a su lugar de trabajo y señalando con su índice hacia adentro me dijo: "Mirá, la biblioteca de tu padre...". Le sonreí y pensé que ese detalle nos convertía en hermanas.

Dedicatoria

Para Ana María Pedroni

(Canción de Alejandro Melgar)

Flora de tango

luna gardeliana

presagio de milonga

prosa de vidala

Ana del poeta

las bicicletas vuelan

por el cielo

blanco y negro

de tus manos

canción a la vida

prosa de cántaro

tu caja de música

manifiesto del alma

Ana del jardín

retorno de semilla

corazón abierto

vuelo de pájaro

samba de alegrías

desacato a la tristeza

fundadora de zaguanes

de letras y de sueños

los azadones huyen

y se avergüenzan

ante tu lluvia

de palabras

Ana del poeta

Ana del jardín

desacato a la tristeza

manifiesto del alma.

Fallece

Fallece el domingo 28 de marzo de 2010, a la hora 22:00, en Guatemala, a raíz de problemas cardíacos y de las consecuencias de un accidente cerebrovascular.

Fuentes

  • Artículo Retrato de una amiga Disponible en “ellitoral.com” Consultado el 17 de octubre de 2011.
  • Artículo Ana María Pedroni Disponible en “enciclopedia.us.es” Consultado el 17 de octubre de 2011.