Gabriela Mistral

Gabriela Mistral
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Destacada poetisa chilena, premio Nobel
Nombre completoGodoy Alcayaga, Lucila de María del Perpetuo Socorro
Nacimiento6 de abril de 1889
aldea de Vicuña,
Valle de Elqui,
República de Chile Bandera de Chile
Defunción10 de enero de 1957
ciudad de Nueva York,
estado de Nueva York,
Estados Unidos Bandera de los Estados Unidos de América
OcupaciónPoeta y maestra de escuela
Obras notablesSonetos de la muerte, Desolación, Tala, Lecturas para mujeres
PremiosPremio NobelPremio Nobel de Literatura 1945

Gabriela Mistral en Cubadebate

Gabriela Mistral es el seudónimo literario de Lucila Godoy (Chile, 6 de abril de 1889 - Nueva York, 10 de enero de 1957), poetisa chilena que recibió el Premio Nobel de Literatura.

Síntesis biográfica

Lucila Godoy, que más tarde adoptará el seudónimo de Gabriela Mistral, nació en Vicuña, pequeña población del valle de Elqui,

Hija del maestro de escuela Juan Jerónimo Godoy y de la modista Petronila Alcayaga, su infancia transcurre entre las aldeas de La Unión y Montegrande, adonde se traslada su madre tras ser abandonada definitivamente por su esposo en 1892. Las canciones campesinas, el ambiente bucólico de una humilde casa rural situada en el valle de Elqui y las enseñanzas de su hermanastra Emelina Molina Alcayaga son las principales influencias durante esos tempranos años en los que descubre la naturaleza genésica con la que se identifica: montañas, ríos, frondosos árboles, frutas, pájaros y flores de colores fantásticos que rondarán su mundo poético.

Abandonada por el padre, esta mujer de naturaleza enfermiza pero recia voluntad supo encontrar desde muy temprano en la poesía la forma de trocar en canto su sufrimiento y su dolor. Tenía tan solo 11 años cuando la injusta acusación de haber robado el material didáctico que le habían encargado la hizo salir apedreada por sus compañeras de la escuela de niñas de Vicuña. De allí se retiró para ser educada por su hermanastra, quien supo orientar su formación pedagógica y alimentar con su ejemplo la vocación docente de Gabriela. La presencia de Emelina, 15 años mayor que ella, unida a la de su abuela Isabel Villanueva, quien le transmitió el conocimiento de la Biblia, serán las imágenes familiares más influyentes en la vida de la poeta y aparecerán más tarde unidas en un único e indisoluble recuerdo:

La maestra era pura.
«Los suaves hortelanos
—decía— de este predio,
que es predio de Jesús
han de conservar puros
los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos,
para dar clara luz.

Sus primeras publicaciones

Un témpano

En su proceso de formación autodidacta resulta fundamental el contacto con el periodista Bernardo Ossandón, quien le permite acceder libremente a su magnífica biblioteca y conocer la poesía de Federico Mistral, los novelistas rusos y la prosa de Montaigne, y le brinda su orientación y su apoyo hasta el momento en que Gabriela publica en el periódico El Coquimbo sus primeros artículos y sus primeros versos, con el nombre de Lucila Godoy.

En 1904 Lucila colaboró en el periódico El Coquimbo de La Serena, utilizando diferentes seudónimos, como Alguien, Soledad y Alma, para sus primeros poemas publicados, como Ensoñaciones, Carta íntima y Junto al mar.

Los títulos elegidos para sus poemas, así como también los seudónimos con que firmó, expresaron el carácter solitario, introvertido y romántico de la joven poetisa.

Su don pedagógico

Para mantenerse económicamente, Lucila debía trabajar en diversos lugares. Además de escribir sus versos, se empleaba como ayudante de profesora en liceos. A los 15 años comenzó a trabajar en un liceo de La Compañía, cerca de Vicuña.

A los 16 años decide seguir la carrera de maestra, para lo que solicita su ingreso en la Escuela Normal de La Serena; pero es rechazada porque sus ideas, que habían aparecido reflejadas en algunos artículos periodísticos, son consideradas ateas y contraproducentes para la actividad de una maestra destinada a formar niños. Gabriela reclama entonces sus derechos y hace suya la voz de las mujeres de Chile al publicar en La voz de Elqui su artículo «La instrucción de la mujer», en el que exige que todas las mujeres tengan derecho a la educación, y con el cual consigue su nombramiento.

Como maestra recorrió Chile de norte a sur.

A partir de este momento emprende su tarea de maestra, que la lleva en pocos años del valle de Elqui a la región sureña de la Araucanía y de allí a las montañas que rodean la ciudad de Santiago en un viaje que le permite captar en toda su diversidad la naturaleza de su verde país e identificarse con la entrega y el servicio a los humildes a través de su vocación docente: «La Maestra era pobre. Su reino no es humano. / (Así en el doloroso sembrador de Israel.) / Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano / ¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!».

Como maestra se destacó bastante rápido. Su entusiasmo, su fantasía y la facilidad de comunicación con sus alumnos la caracterizarían como poseedora de un "don pedagógico".

Amor y muerte

Las experiencias del amor y de la muerte marcan de forma más definitiva el alma de Gabriela; tenía tan solo 20 años cuando el suicidio de su novio, el joven ferroviario Romelio Ureta Carvajal, le dejó una impronta de angustia y de dolor que aparecería reflejada posteriormente en sus Sonetos de la muerte: «Te acostaré en la tierra soleada con una/dulcedumbre de madre para el hijo dormido, / y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna / al recibir tu cuerpo de niño dolorido».

Más tarde vendrían otros amores, como el vivido con el poeta romántico Manuel Magallanes Moure, que se encontraba entre el jurado que la premió en los Juegos Florales de Santiago en 1914, y a quien dirigió una encendida correspondencia amorosa en la que expresa su soledad y su dolor. A partir del reconocimiento obtenido en este certamen comienza en la vida de Gabriela una etapa fecunda y creativa: publica algunos poemas en la revista Sucesos y entra en contacto con el poeta Rubén Darío, quien publica en la revista Elegancias de París su poema «El ángel guardián» y el cuento «La defensa de la belleza».

Continúa perfeccionándose

En 1908 Lucila figuró en la antología Literatura Coquimbana de Carlos Soto Ayala. Mientras escribía, en 1910 rindió examen en la Escuela Normal de Santiago y fue profesora primaria en Barrancas.

En 1912 se trasladó al Liceo de Antofagasta, donde enseñó Historia y además fue inspectora general. Ese mismo año fue nombrada inspectora y profesora de Castellano en el Liceo de Los Andes.

Surge Gabriela Mistral

Su extremada reserva hacia los asuntos personales, llenaron su vida de misterio.

Su primer gran éxito literario fuera del ámbito regional ocurrió el 12 de diciembre de 1914, cuando obtuvo la más alta distinción en los Juegos Florales de Santiago con sus Sonetos de la Muerte. A partir de entonces comenzó a utilizar el seudónimo de Gabriela Mistral. Eligió el nombre Gabriela por el poeta italiano Gabriele D'Annunzio, que ella admiraba en esa época. Y sobre el apellido Mistral, existen diferentes versiones que lo explican: una, por el poeta Federico Mistral; y otra versión señala que Mistral proviene del nombre de un viento provenzal.

El paulatino éxito que comenzaba a rodearla fue empañado con la triste muerte de su padre en 1915. En 1917 fueron publicados 55 poemas suyos en los Libros de Lectura de Manuel Guzmán Maturana.

Empieza a publicar muchas de sus composiciones: en la revista de Educación Nacional aparecen los poemas «La maestra rural», «Plegaria por el nido» y «Redención»; además se la incluye en prestigiosas antologías como la de poetas chilenos, Selva lírica, preparada por Julio Molina Núñez y Juan Agustín Araya. Estas primeras incursiones en las letras van a verse avaladas más adelante por un crítico de la categoría del español Federico de Onís, quien dicta una serie de conferencias sobre su obra a profesores españoles y norteamericanos en la Universidad de Columbia y consigue que el Instituto de las Américas de Nueva York publique en 1922 su primer libro, Desolación. Su verso desnudo, que se opone a la poesía aristocratizante del modernismo, se encuentra, como bien ha señalado Consuelo Triviño, impregnado de un panteísmo en el que la geografía americana llega a ocupar un lugar sagrado y por medio del cual la poeta, que no aspira a captar la belleza de las cosas sino la esencia misma de la vida, empieza a ser conocida en todo el continente.

Un "témpano"

Gracias a la amistad desarrollada entre Gabriela Mistral y el matrimonio conformado por Pedro Aguirre Cerda y Juana Rosa Aguirre, él, como ministro de Educación, la nombró profesora de Castellano y directora del Liceo de Punta Arenas en 1918.

En sus versos se define a sí misma como un "témpano". Su estado anímico se reflejó en la primera parte de Desolación (1922). Su carácter evasivo y a la vez suspicaz, así como también su extremada reserva hacia los asuntos personales, llenaron su vida de misterio.

Un estilo inigualable

Pero la expresión literaria de Gabriela Mistral no dejó dudas acerca de sus concepciones románticas y religiosas, a la vez que de su gran capacidad imaginativa. Fuerte y enérgico, el castellano adquirió en ella un estilo inigualable.

Viaje a México

Gabriela Mistral

En 1922 fue invitada a México por el Ministerio de Educación de ese país, el filósofo José (?) para colaborar con la reforma educativa, y en la organización y fundación de bibliotecas populares. Fue muy bien recibida y apreciada.

A su cooperación se respondió con varios homenajes como, por ejemplo, la denominación de un colegio con su nombre, Gabriela Mistral. En esos años ya era conocida internacionalmente.

En 1923 publicó Lecturas para mujeres, en México. La Editorial Cervantes de Barcelona (Cataluña) publicó una antología, Las mejores poesías.

Un título merecido

De regreso en el país, la Universidad de Chile decidió otorgarle a Gabriela Mistral el título de profesora de Castellano (1923).

En 1924 se embarcó por primera vez a Europa. Publicó en Madrid Ternura, pequeño volumen de versos dedicados a los niños. Visitó Estados Unidos y otros países de Europa.

Al año siguiente estaba de vuelta en Latinoamérica y recorrió Brasil, Uruguay y Argentina. De regreso en Chile, se le otorgó una pensión y se jubiló como maestra.

Delegada cultural chilena

Junto a los niños de su Vicuña natal

En 1926 participó como representante de Chile, en el Instituto de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones en Ginebra. Fue nombrada secretaria de una de las Secciones Americanas de esa misma organización. También estuvo en Suiza en un Congreso de Educadores en Lucarno (1927).

Al año siguiente asistió al Congreso de la Federación Internacional Universitaria de Madrid como delegada de Chile y Ecuador. Meses después le fue asignado un cargo en el Consejo Administrativo del Instituto Cinematográfico Educativo.

Recorrido por América

Viajó a Estados Unidos en 1930. En establecimientos educativos de ese país llevó a cabo actividades pedagógicas, como seminarios para la secundaria. Un año después recorrió algunas naciones centroamericanas y antillanas, donde continuó con cátedras sobre literatura. En la Universidad de Puerto Rico desarrolló una charla sobre literatura hispanoamericana. Además realizó otras conferencias en La Habana y en Panamá.

Carrera consular

En 1932, Gabriela Mistral fue designada cónsul particular de libre elección, trasladándose a Génova (Italia). Una vez que declaró su posición antifascista, dejó su cargo. Pero en 1933 fue incorporada al mismo en Madrid (España) y después en Lisboa (Portugal).

Por su importante cooperación en actividades culturales, y su gran desempeño consular, en 1935, bajo el gobierno de Alessandri, se le designó cónsul de elección con carácter vitalicio, por Ley del Congreso del 4 de septiembre de ese año.

Literata prolífica

En forma paralela a su carrera consular, trabajaba como colaboradora en El Mercurio (de Santiago de Chile), Crítica (de Buenos Aires), El Tiempo (de Bogotá), El Universal (de Caracas), y en el Puerto Rico Ilustrado.

En 1936 viajó a Oporto (Portugal) y después a ciudad de Guatemala como encargada de negocios y cónsul general. Viajó por Sudamérica con intervalos hasta 1938.

A Gabriela Mistral le impactó la Guerra Civil Española (1936-1938). La recaudación que obtuvo por la publicación de Tala en Buenos Aires (1938) la destinada a instituciones que albergaron a niños españoles durante la guerra.

Entre 1940 y 1941 continuó con su trabajo consular. Estuvo en Niteroi (Brasil), frente a Río de Janeiro (capital de Brasil). Luego se estableció en Petrópolis, en las montañas, a 75 kilómetros de la capital. Con ella viajaba su sobrino Yin-Yin ―Juan Miguel, hijo de Emelina―, que desde niño había sido adoptado por ella como un verdadero hijo. Viajaba siempre a su lado. Pero el joven no toleró el bullying al que lo sometían sus compañeros de escuela en cada ciudad adonde viajaban.

El 14 de agosto de 1943, Yin-Yin, de 17 años, se suicidó. Fue su peor tragedia.

Premio Nobel de Literatura

El 15 de noviembre de 1945, cuando la mujer no votaba aún, Gabriela Mistral se convirtió en la primera poetisa y literata hispanoamericana galardonada con el Premio Nobel de Literatura. El 18 de noviembre viajó a Estocolmo a recibir esta distinción de manos del Rey Gustavo de Suecia, el 10 de diciembre de 1945.

Más reconocimientos y consulados

Tras recibir el Premio Nobel, Gabriela Mistral continuó sus labores consulares. En Estados Unidos asumió el consulado de Los Ángeles (California), y después en Santa Bárbara. En 1947 recibió el título de doctora honoris causa del Mills College, en Oakland (California), cerca de San Francisco. En 1948 volvió a asumir cargos diplomáticos en Veracruz (México).

Gabriela Mistral en los años 1950

En 1950 se le distinguió con el Premio Serra de Las Américas. Posteriormente viajó a Génova y a Nápoles (Italia), donde asumió otro período consular. En 1953 regresó a Estados Unidos, como cónsul en Nueva York. Ese año participó en la Asamblea de las Naciones Unidas representando a Chile.

Premio Nacional de Literatura

En 1951 Chile le concedió el Premio Nacional de Literatura. Cinco años después, 1956, tras una estadía en el extranjero, se le organizó un homenaje oficial. Ese mismo año publicó Lagar, reconocido como su obra de madurez.

Muerte

Afectada de cáncer de páncreas, Gabriela Mistral falleció el 10 de enero de 1957 en el Hospital General de Hampstead, en Nueva York. Sus restos fueron traídos a Chile el 19 de enero. Actualmente, yacen en el pueblo de Montegrande, en la IV Región.

Obras

  • Sonetos de la muerte
  • Desolación
  • Lecturas para mujeres
  • Ternura
  • Nubes blancas y breve descripción de Chile
  • Tala
  • Todas íbamos a ser reinas
  • Antología
  • Lagar
  • Recados, contando a Chile
  • Poema de Chile
  • Almácigo
  • Niña errante.

Fuentes