Diego James Thompson Burnet
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Diego Thompson era un escocés distribuidor de Biblias, comisionado por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Entre sus principales acciones se puede mencionar la fundación de escuelas lancasterianas en Argentina y en Chile.
Sumario
Biografía
Diego Thompson nació el 1 de septiembre de 1788 en el puerto de Creetown al suroeste de Escocia. Su padre fue director escolar y por muchos años secretario del consistorio de la iglesia presbiteriana, de manera que creció en un hogar donde había una relación estrecha entre la educación pública y la Biblia. En su momento, Thompson las vinculó a las necesidades de pueblos lejanos. De su pueblo natal pasó a las ciudades principales del país para seguir estudios superiores. En Edimburgo mostró talento para los idiomas. Fue la época de las guerras napoleónicas entre Inglaterra y Francia, y unos setenta oficiales franceses fueron encarcelados en el castillo de Edimburgo. En su labor pastoral, Thompson los visitaba y les servía de intérprete. En 1817, después de la guerra, un colega suyo, Roberto Haldane, le pidió que lo acompañara en sus labores misioneras en Montauben, Francia. Durante unos años fue copastor de una Iglesia Bautista en Edimburgo, mientras se preparaba para ir a Francia. Más tarde dijo: "Yo hacía mis lecturas cotidianas de las Escrituras, en voz alta, en idioma francés." Pero se cerró esa puerta, y él dirigió su atención a los países suramericanos. Diego llegó a Buenos Aires (Argentina) en 1818, en un viaje desde Liverpool que duró tres meses, como representante de la Sociedad Bíblica Británica y del sistema educacional de Lancaster (1788-1838). Fue bien acogido por el Gobierno y al principio incluso por la misma Iglesia Católica Romana. Thompson arribó a este país con el deseo de servir a Jesucristo mediante la promoción de las Sagradas Escrituras y la implantación de un sistema de educación popular. Para él un sistema de educación centrado en la Biblia era la pieza clave para el avance de cualquier pueblo. Las noticias que recibió del éxito de las escuelas gaélicas, que usaban las Escrituras en gaélico en las tierras altas de Escocia, fortalecieron en él esa convicción. Después de una labor fructífera en Argentina y en Chile, Thompson fue llamado en 1822 por el general José de San Martín para instalar el mismo sistema de educación en el Perú. Mientras iniciaba sus escuelas, trazó planes para traducir la Biblia al quechua, para poder atender al número de peruanos que hablaban ese idioma. También investigó la posibilidad de tener traducciones en los idiomas "aymara y moxa". También fue amigo de Bolívar, Monteagudo y Bernardino Rivadavia. La independencia de América debe mucho a sus buenos servicios. El día 6 de julio de 1822 un decreto de la Gaceta ordenaba a los frailes de Santo Tomás ceder a Thompson un gran convento para utilizarlo como escuela. Al mismo tiempo vendía la Biblia. En dos días vendió 500 ejemplares en Lima y dicen que fácilmente habría podido vender 5.000. En 1827 visita México, en 1833 Puerto Rico, en 1837 Cuba, y así sucesivamente fue recorriendo todas las Antillas. En 1842 intenta trabajar en México, pero hallando dificultades insuperables, se dirigió a España a cuya evangelización desde Gibraltar dedicó el resto de su vida. Murió en Londres el 25 de Febrero de 1854, a los 66 años de edad.
Diego Thompson y La Llegada De La Biblia A México Y Latinoamérica
México y algunos países de América Latina recién emergían del período colonial y declaraban su independencia de la corona española. En América Latina no se había predicado el evangelio de la gracia desde aproximadamente 1570, cuando algunos extranjeros fueron relajados por el ‘desempacado’ Tribunal del Santo Oficio bajo el temible cargo de ‘Luteranismo’, tanto en la ciudad de Lima como en la Ciudad de México. Después de haber estado en Sudamérica, promoviendo el método Lancasteriano, que usaba como libro de lectura la Biblia; llegó a México y con el respaldo del embajador mexicano en Inglaterra -Sr. Roquefuerte- pudo promover también la lectura de la Biblia a través de este método educativo. Posteriomente entabló relación con José María Luis Mora, el Padre del Liberalismo Mexicano, a quien tuvo que dejar a cargo de la Agencia Bíblica Mexicana, asociada a la Sociedad Bíblica Británica, cuando tuvo que dejar intempestivamente el país.
Entrada de la Biblia a México
En el Siglo XVIII hubo un intento de traducir la Biblia al mexicano (náhuatl), pero fue prohibido por las autoridades de la Iglesia Romana, que lo consideraban peligroso, a pesar de que fueron misioneros católicos los autores de tal iniciativa. En 1709, en un breve de los dignatarios de la Iglesia Romana en España, se insistía en el peligro de un trabajo como ese. También formularon advertencias respecto a la actividad proselitista de los holandeses en las colonias. El 2 de mayo de 1827 llegó Thompson a Veracruz, y a los cinco días ya estaba en la Ciudad de México. Thompson era un escocés distribuidor de Biblias, comisionado por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (SBBE). Thompson traía a México 300 Biblias y 1,000 Nuevos Testamentos y dos meses después pidió a Londres 1,000 Biblias y 1,000 Nuevos Testamentos más, evidenciando el interés de la gente de México por la Biblia. A pesar de los constantes ataques contra Thompson en la prensa y de los edictos prohibiendo la lectura de la Biblia, muchos sacerdotes católico-romanos, de entre los que se distinguieron el Rector del Colegio de Sn. Agustín, José María Alcántara, y José Antonio López García, sí aceptaron la lectura de la Biblia y la posterior fundación de la Sociedad Bíblica Mexicana. José Antonio López G. presentó a Thompson con un líder de la política nacional de ese entonces, el Lic. José María Luis Mora, quien también era sacerdote católico-romano. Thompson y Mora entablaron una excelente amistad y gracias a ello en mayo de 1828 se organizó en Orizaba, Veracruz, una Sociedad Bíblica Nacional. Mora dirigía el periódico llamado “El Observador de la República”, tribuna desde la cual se animó al pueblo a leer y a estudiar las Sagradas Escrituras de la Biblia. En 1857 varios ex-sacerdotes y laicos forman la primera congregación cristiana nacional: “la Iglesia de Jesús”, la cual fue apoyada por Melchor Ocampo y por Benito Juárez García. Uno de sus fundadores fue Manuel Aguas, ex-rector de la congregación “Carmelita”, quien afirmaba: “es necesario leer y estudiar la Biblia, es necesario practicar las reuniones en la lengua popular y no en latín, es necesario volver a las buenas costumbres del cristianismo primitivo”. Finalmente, cabe destacar que la Sociedad Bíblica Mexicana actual distribuye en dicho país, un millón de textos al año, entre Biblias completas, Nuevos Testamentos, y porciones de los mismos; y ya ha publicado un Nuevo Testamento en los dialectos tzetzal y maya.
