Museo Nacional de Bellas Artes
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Museo Nacional de Bellas Artes. Es la institución encargada de atesorar, restaurar, conservar, promover e investigar las obras que forman parte del patrimonio plástico de Cuba. Posee un conjunto de salas en las que se exhiben colecciones de arte antiguo, colecciones europeas, salas especializadas en el arte de los maestros cubanos de todos los tiempos, y salas transitorias que acogen la creación plástica de artistas nacionales y extranjeros. También cuenta con una biblioteca especializada en artes plásticas y una gran colección de revistas y catálogos.
Sumario
Descripción
El Museo posee la más importante colección de Arte cubano existente, que abarca desde el siglo XVI hasta nuestros días. Se destacan los grabados coloniales del siglo XIX, las obras producidas entre 1898 y 1920 (pintura académica), las vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo XX y las series de los grandes maestros cubanos, como Fidelio Ponce, Víctor Manuel, Carlos Enríquez y Wifredo Lam.
Los espacios de exhibición, renovados arquitectónica y museográficamente, y dotados de modernos sistemas de iluminación, climatización, control ambiental y seguridad integral, se organizan en ocho áreas temáticas principales, que incluyen 24 salas o espacios concebidos para ser visitados de forma secuencial o a partir de alternativas de libre elección.
Las colecciones englobadas bajo la denominación de Arte universal se hospedan en otro edificio, aledaño al Parque Central de La Habana, e incluyen conjuntos temáticos de obras de todas las áreas o zonas importantes del arte occidental, lo que determina que el Museo Nacional supere a otras instituciones similares de América Latina. Entre estas colecciones se destacan la de arte español, con los más importantes pintores del siglo XIX (Sorolla, Lucas Velázquez, Mariano Fortuny, Raimundo de Madrazo y Zuloaga); la de retratos ingleses de los siglos XVIII y XIX; y la colección de arte clásico antiguo, con un rico conjunto de piezas escultóricas y cerámica de Egipto, Grecia y Roma.
Historia
El Museo Nacional, creado en 1913, tuvo su sede propia desde 1954 al construirse el edificio conocido desde entonces como Palacio de Bellas Artes, que reemplazaba a su vez al viejo edificio del Mercado de Colón (1884).
Ciertas deficiencias programáticas del Museo se agudizaron cada vez más por el gran crecimiento de las colecciones, hasta hacerse definitivamente críticas hacia finales de la década de los 80 y principios de los 90 del pasado siglo. La Presidencia del Consejo de Estado decide (1996) el inicio de estudios, proyectos y obras encaminadas a la renovación y actualización integral de la institución, ahora conformada por dos edificios dedicados a uso museístico y un tercero a funciones administrativas y logísticas.
Estos inmuebles están emplazados en un sector emblemático de La Habana —uno de los más significativos conjuntos urbanos de América Latina—, que se originara a partir de la demolición de las murallas coloniales de la urbe, en 1863, y fuera, paulatinamente, conformando su imagen hasta la primera mitad del siglo XX.
Las primeras sedes 1913-1951
El Museo Nacional es el tercero en la tríada de instituciones creadas a principios del siglo XX para conservar la memoria de la nación. El 20 de agosto de 1910 surge la Academia Nacional de la Historia, y el 31 de octubre del mismo año la Academia Nacional de Artes y Letras. El 23 de febrero de 1913 se funda el Museo Nacional por Decreto Presidencial firmado por José Miguel Gómez y el doctor Mario García Kohly, éste último en calidad de secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Se confiere al Museo la misión de coleccionar las ¨reliquias¨ de valor histórico -principalmente de las guerras de independencia- y ¨contribuir a robustecer el culto a nuestros héroes y a arraigar los sentimientos patrióticos¨. Entre 1913 y 1954, el Museo Nacional ocupó sucesivamente tres inmuebles: de 1913 a 1915 se ubica en una parte del antiguo Frontón de pelota vasca, en la calle Concordia esquina Lucena; entre 1917 y 1924 se instala en la Quinta de Toca, en el Paseo de Carlos III y por último se traslada hacia un local dela calle Aguiar No. 108, donde permanecería por cerca de 30 años. Ninguna de estas locaciones fue verdaderamente adecuada, y las crecientes colecciones fueron preservadas y expuestas la mayor parte del tiempo en precarias condiciones.
El primer proyecto conocido para un nuevo edificio data de 1925 y fue concebido por los arquitectos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas. Conceptualmente se basa en la preservación de la estructura fundamental de las galerías arcoadas del Mercado de Colón, importante edificio neoclásico contruido entre 1882 y 1884 en un parcela del Reparto Las Murallas. El proyecto se considera excepcional para su tiempo por la intención de crear un edificio para museo, incorporando partes de un inmueble de indudables valores artísticos y arquitectónicos, además de preservar y otorgarle un papel protagónico al espacio central del patio descubierto, elemento presente en la tradición de la arquitectura cubana hasta entonces. Todo esto en el momento en que la zona de la ciudad ocupada antes por las murallas había sufrido una transformación por la construcción de emblemáticos edificios y espacios como el Palacio Presidencial (1920), el Capitolio Nacional (1929), la Avenida de las Misiones y el Parque Zayas. Sin embargo, la suerte de este proyecto permanece poco clara durante más de dos décadas.
En la década del 40 se inciaron los trabajo en el Mercado, expuesto a la indiferencia gubernamental, y se autorizaron sucesivamente dos partidas presupuestales de 400 000 pesos para emprender las obras del Palacio de Bellas Artes, sobre los cimientos del viejo Mercado, incluida la restauración de las arcadas. Pero, cuando ya se habían hecho adelantos significativos en los pórticos y la entrada del edificio, las obras se paralizan por falta de crédito.
En 1949 se retoma el problema del viejo Mercado y el futuro Museo.El arquitecto Manuel Febles, ministro de Obras Públicas, propone una nueva alternativa con planta muy similar a la del proyecto de 1925, y los espacios interiores diferenciados en salas y galerías. Se preservan e incorporan también las elegantes arcadas neoclásicas, pero esta vez con un piso superior sobre ellas.
En 1951 el Patronato Pro Museo Nacional apoya otro proyecto, del arquitecto Alfonso Rodríguez Pichardo, que contenía un planteamiento arquitectónico y museográfico radicalmente diferente a los dos anteriores, pues además de rechazar la integración de partes del viejo Mercado, se adhiere a los códigos del movimiento de la arquitectura contemporánea. Finalmente, como escribiera el arquitecto Joaquín Weiss en su obra Arquitectura Colonial Cubana, ¨se impuso la tesis de un edificio enteramente moderno y los arcos cayeron bajo el golpe implacable de la piqueta¨.
Sin embargo, durante la restauración del 2000, se descubrieron en el plano inferior de la fachada principal del Palacio de Bellas Artes, dos magníficos lienzos de piedra de cantería espléndidamente labrada. Las evidencias demuestran que, al menos esos fragmentos, sobrevivieron a la orden de demolición de las arcadas del Mercado de Colón ejecutada en 1951 y, tapiados en silencio, sirvieron de apoyo al cuerpo central de la fachada principal del Palacio de Bellas Artes.
El Palacio de Bellas Artes (1954)
El proyecto de Rodríguez Pichardo respondía a un programa arquitectónico bastante amplio, pero desde el punto de vista museológico, no rebasaba la concepción de un museo polivalente, o mixto, es decir, de colecciones variadas, prevalente a lo largo de todo el siglo XIX. Desde 1951, las obras se desarrollaron con lentitud, hasta que el gobierno del dictador Fulgencio Batista decide que el edificio del futuro Museo Nacional fuera la sede de la II Biena Hispanoamericana de Arte, evento que, previsto para inaugurarse el 18 de junio de 1954, suscitaría el rechazo de intelectuales y artistas cubanos.
Para asegurar la conclusión de las obras, estas se vincularon a las asignaciones estatales de la Comisión del Centenario de Martí (1953)y, luego, de la Bienal, hasta que el Palacio de Bellas Artes es ¨reinaugurado¨ el 14 de diciembre de 1955. Pero el proyecto general y los programas funcionales para el nuevo edificio y el nuevo Museo, no fueron ejecutados según lo previsto.
Pintura y escultura se integran al edificio. En el plano superior de las dos fachadas mayores (calles Monserrate y Zulueta) se ubican cuatro conjuntos de los escultores Enrique Lozano, Teodoro Ramos Blanco, Juan José Sicre y Ernesto González Jerez. Junto al acceso principa, se yergue en la fachada la escultura de Rita Longa y en el balcón, sobre la misma fachada, la obra de Mateo Torriente. En los muros del tercer nivel del patio interior descubierto se ejecutaron 28 bajorrelieves de Ernesto Navarro. En el vestíbulo principal se encuentra el mural cerámico de Enrique Caravia, frente a él, una obra de Eugenio Rodríguez y a ambos lados, dos relieves en mármol de Casagrán.
Colecciones
Exhibe colecciones de arte cubano y arte universal con carácter permanente.
Arte cubano
- Arte en la colonia (S. XVI-S. XIX)
- Cambio de Siglo (1894-1927)
- Arte moderno (1927- 1960)
- Arte contemporáneo (desde 1960)
Arte universal
- Arte de la antigüedad
- Arte asiático
- Arte estadounidense
- Arte británico
- Arte Italiano
- Arte alemán
- Arte francés
- Arte flamenco
- Arte holandés
- Arte latinoamericano
- Arte español