Robert Sarah
Robert Sarah | |
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| Obispo de Arquidiócesis de Conakry | |
| 13 de agosto de 1979 - 24 de mayo de 2021 (como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos) | |
| Provincia | Conakry |
| Metrópolis | Conakry |
| Sede | Conakry |
| Arquidiócesis | Arquidiócesis de Conakry |
| Iglesia | Iglesia Católica |
| Ordenación | 20 de julio de 1969 |
| Consagración episcopal | 8 de diciembre de 1979 |
| Predecesor | Paolo Sardi (como Prefecto del Culto Divino) |
| Sucesor | Arthur Roche |
| Información personal | |
| Nombre secular | Robert Sarah |
| Nombre religioso | Robert Sarah |
| Títulos | Cardenal, Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos |
| Nacimiento | 15 de junio de 1945 Ourous, Provincia de Boké, |
| Estudios | Licenciatura en Teología (Pontificia Universidad Gregoriana, Roma); Especialización en Sagrada Escritura (Studium Biblicum Franciscanum, Jerusalén) |
| Profesión | Sacerdote, Obispo, Cardenal |
| Alma máter | Pontificia Universidad Gregoriana; Studium Biblicum Franciscanum |
Robert Sarah. Es un cardenal guineano altamente influyente dentro de la Iglesia Católica, conocido por su defensa del catolicismo tradicional y su firme postura conservadora. Su trayectoria abarca desde sus humildes orígenes en África Occidental hasta su papel destacado en la Curia Romana, siendo uno de los referentes más importantes del episcopado africano y una voz crítica ante los retos contemporáneos que enfrenta la Iglesia en el mundo globalizado. Su ministerio ha estado marcado por su dedicación pastoral, sus responsabilidades en la Santa Sede y su énfasis en la espiritualidad, la liturgia y la moralidad.
Sumario
Primeros años y formación
Sarah nació el 15 de junio de 1945 en la pequeña aldea de Ourous, ubicada en la provincia de Boké, en Guinea, un país que en aquel entonces estaba bajo administración colonial francesa. Proveniente de una familia animista, su conversión y vocación sacerdotal estuvieron marcadas por el encuentro con los misioneros de la Congregación del Espíritu Santo, quienes introdujeron el cristianismo en la región y ejercieron una gran influencia espiritual en su niñez y juventud.
Impulsado por un fuerte llamado vocacional, ingresó en el seminario menor de Bingerville, en Costa de Marfil, donde comenzó su preparación sacerdotal fuera de Guinea. Continuó con sus estudios en el seminario mayor de Conakry y fue ordenado sacerdote el 20 de julio de 1969, a la edad de 24 años. La joven República de Guinea atravesaba entonces una etapa política turbulenta, bajo el régimen autoritario de Ahmed Sékou Touré, lo que marcaría también la pastoral y desafíos de Sarah durante sus próximos años.
Para completar su formación intelectual, Robert Sarah fue enviado a Roma, donde obtuvo la licenciatura en Teología con honores en la Pontificia Universidad Gregoriana. Posteriormente, reforzó su especialización en Sagrada Escritura en el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén, centro reconocido mundialmente en estudios bíblicos. Esta formación internacional le proporcionó un profundo conocimiento teológico y una perspectiva global para su labor pastoral y administrativa.
Ministerio pastoral en Guinea
De regreso en Guinea, Robert Sarah se dedicó inicialmente al servicio parroquial, desempeñándose en las localidades de Boké, Katace, Koundara y Ourous, donde aportó no solo cuidado espiritual sino también apoyo social en comunidades desfavorecidas. Fue nombrado rector del seminario menor de Kindia, desde donde impulsó la formación de nuevos sacerdotes en circunstancias difíciles, dadas las restricciones políticas y sociales del país. En 1979, a sus 34 años, fue nombrado arzobispo de Conakry, convirtiéndose en uno de los arzobispos más jóvenes del mundo. Su liderazgo se desarrolló en un contexto complicado, con un régimen militar que ejercía presión y control sobre las instituciones religiosas. Durante su ministerio episcopal, se destacó por defender la autonomía de la Iglesia, los derechos humanos y la libertad religiosa, enfrentándose en varias ocasiones a las autoridades para proteger la integridad del clero y los fieles.
También ejerció como administrador apostólico de la diócesis de Kankan, mostrando versatilidad en la administración pastoral, y fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal de Guinea, así como de la Conferencia Episcopal Regional del África Occidental Francófona (CERAO), organización que agrupa a la Iglesia católica en varios países francófonos del África occidental.
Servicio en la Curia Romana
En 2001, su reconocida trayectoria y capacidad le valieron ser llamado a Roma por el papa Juan Pablo II para desempeñar el cargo de secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, órgano vaticano encargado de coordinar la misión y el envío de misioneros a los territorios donde la Iglesia está en fase de crecimiento o consolidación.
Durante casi una década en este puesto, Sarah trabajó en la promoción del evangelio en países de África, Asia y Oceanía, y contribuyó a la elaboración de documentos y normativas que orientan la pastoral y el diálogo interreligioso.
En 2010, el papa Benedicto XVI lo elevó al cardenalato, nombrándolo cardenal diácono. En ese mismo año, fue designado presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, organismo pontificio dedicado a la caridad y asistencia humanitaria internacional, dirigido a coordinar las actividades de la Iglesia en respuesta a situaciones de pobreza, emergencia y crisis humanitarias.
En 2014, el papa Francisco lo nombró prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cargo que ocupó hasta 2021. En esta posición, fue responsable de la supervisión y regulación de la liturgia católica, buscando preservar la valiosa herencia litúrgica mientras promovía la reverencia y participación espiritual en la celebración eucarística y sacramental. Esta responsabilidad institucional lo situó en el centro de los debates sobre la reforma litúrgica y el uso del rito tradicional. Además, fue miembro de la Pontificia Comisión Bíblica, reflejo de su sólida formación en estudios bíblicos. Participó activamente en el cónclave de 2013 que eligió al papa Francisco, desempeñando un papel clave en el posterior desarrollo del pontificado.
Pensamiento teológico y visión pastoral
El cardenal Robert Sarah se ha caracterizado por su defensa firme del catolicismo tradicional, siendo una de las voces más claras y directas en la jerarquía sobre temas teológicos, morales y pastorales. Defiende la importancia de la liturgia como experiencia de encuentro con lo divino y como fuente fundamental de identidad cristiana. En su obra y discursos insiste en el valor del silencio, la adoración profunda, y la belleza de los ritos litúrgicos, en contraposición a tendencias que considera laicistas o modernas que diluyen lo sacro. Es un defensor acérrimo de la moral sexual conforme al magisterio de la Iglesia, especialmente en lo relacionado con el matrimonio, la familia y la dignidad humana. Ha expresado críticas contundentes a la ideología de género, que considera una amenaza para la naturaleza humana y la convivencia social.
Ha abordado también temas sociales y culturales, manifestando una postura crítica frente a la inmigración masiva cuando ésta carece de control, al islamismo radical y a la secularización occidental que, según él, debilita la fe y genera crisis espirituales y sociales profundas. En sus escritos, como en el libro Dios o Nada y La Fuerza del Silencio, hace un llamado a un renovado fervor espiritual, a la fidelidad a las enseñanzas tradicionales y a la valentía para vivir la fe en contextos difíciles.
Relevancia y legado
Sarah es una figura singular que representa la emergencia de un liderazgo africano con proyección global en la Iglesia Católica. Su vida y ministerio ejemplifican la vocación misionera del clero africano y su contribución a la riqueza cultural y espiritual de la Iglesia universal. Además, su perfil conservador y su carisma intelectual lo han colocado en varias ocasiones en el centro del debate sobre el rumbo del catolicismo contemporáneo y destacándose como el primer cardenal africano negro con opciones reales en la historia papal.
Su legado no solo se refleja en su servicio institucional, sino también en su producción intelectual, sus exhortaciones pastorales y su compromiso con los valores cristianos en una era de cambios rápidos y desafíos profundos. La influencia del cardenal Sarah sigue siendo significativa en la actualidad, tanto en África como en el resto del mundo, y representa una voz importante para la renovación espiritual y doctrinal dentro de la Iglesia.