Anita Garibaldi

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Anita Garibaldi
Información sobre la plantilla
Anita garibaldi.jpg
Patriota brasileña
NombreMaria de Jesus Ribeiro Antunes
NacimientoSanta Catalina, Brasil Bandera de Brasil
Fallecimiento2 de junio de 1882
Mandriole, Italia Bandera de Italia
NacionalidadBrasileña
CónyugeGiuseppe Garibaldi
HijosMenotti, Rosita , Teresita y Riciotti

Anita Garibaldi. Heroína Basileña de tres guerras, el gran amor de Giuseppe Garibaldi, acompañó al legendario héroe en sus batallas destacándose por su valor y arrojo, nunca temió a los combates por difíciles que fueran.

Niñez y juventud

Nacida en provincia de Santa Catalina, Brasil. Su verdadero nombre era Ana Maria de Jesus Ribeiro Antunes, hija de Bento Ribeiro da Silva y Maria Antonia de Jesus Antunes. Las muchas fatalidades sufridas por aquellos seres pobres, pero honrados no hicieron mella en la índole resuelta e independiente del padre, que la transmitió a la hija como su más notable fortuna. A pesar del legado, la joven no pudo evitar que le ataran la vida en matrimonio a la del zapatero violento y barracho Manuel Duarte, con solo 18 años.

Encuentro con Garibaldi

El día del encuentro fue en el mes de Julio de 1839, este parecía estar escrito en las líneas de sus vidas. Laguna, lugar donde vivía Anita, estaba en poder de los republicanos, y su marido enrolado por los imperiales, había huido con el resto de las tropas. Ana, cuyas simpatías estaban del lado de los alzados contra Pedro II, se sentía, pues, libre por partida doble.

Su amor por Giuseppe Garibaldi fue a primera vista, La pasión, vehemencia y fogosidad de ambos los sumergiría en el clandestinaje amoroso primero, y lo arrollaría todo después.

Decidieron fugarse juntos y pasaron su luna de miel en el Itaparica, la nave insignia de los insurgentes .Era el día 20 de octubre de 1839, día que sella el inicio de su auténtica vida.

Vida que no se ceñirá al disfrute de la pasión amorosa ni a su incondicionalidad al hombre; porque será la vida la de la heroína gaucha a quien no intimidan los combates y para la que el mejor perfume será el olor de la pólvora. De modo que su debut no tarda en llegar. Ocurre, el 15 de noviembre, durante la célebre Batalla naval de Laguna.

Su primera batalla

Todo comenzó cuando desde el Itaparica se avistó a la Andorinha, una nave imperial de mayor envergadura y mejor apertrechada. Garibaldi calcula la fiereza del combate que se avecina y le ordena a Anita que desembarque. Pero ella decide ocultarse, aunque no por mucho tiempo. Cuando la situación se tensa al máximo, salta a cargar y alcanzar las armas a los hombres, no duda en espolear a la marinería garibaldina y aun en insultar al enemigo, hasta llegar a convertirse ella misma en una guerrera republicana.

La tropa garibaldina se alza con la victoria, que será, sin embargo, infortunada, porque pierden dos de los tres barcos. El coraje desplegado por la criolla no es de tan corta duración. Muy al contrario, cimienta el respeto y admiración entre los insurgentes, en las filas enemigas, y ensancha el amor que le profesa el italiano, para quien a partir de ahora Anita será no solo su amor sino su heroica compañera.

Obligados a unirse al ejército de tierra y a evadirse por en medio de las selvas y la sierra, Anita lucha codo a codo con su hombre en las batallas de Santa Victoria, Natal y Curitabanos.

"La reina de mi alma, que estaba tan interesada como yo en los asuntos del pueblo."

Prisión y fuga

En un combate particularmente cruento, le abandona la suerte. Anita cae del caballo, derribado por el enemigo, y es hecha prisionera.

Separada de Giuseppe, teme lo peor, y, gracias a su bien ganada fama, consigue que el comandante imperial Melo Albuquerque le permita buscar el cadáver de aquel en una verdadera alfombra de sangre y muertos. No lo halla, y la alegría de comprobar que debía encontrarse entonces entre los vivos se trocó en agonía, al pensar que ella podría ser su perdición si la usaban para atraerlo y capturarlo.

Sin pensarlo mucho, pues, sustrae un caballo y huye. Huida que sus contemporáneos calificarían de espectacular. Huye a través del Río Candas, que es un río turbulento, en extremo caudaloso, y surcado por remolinos. Hubo trechos que logró vencer aferrada únicamente a la cola del animal. Otros, a nado.

Sin descanso logró evadir los miles de peligros de la selva del Mato, el inmenso bosque sudamericano, hasta dar finalmente y como por arte de magia con las tropas de Garibaldi.

Habían transcurrido ocho días, durante los que apenas probó bocado. Su heroicidad se torna mayúscula, pues entonces ya estaba embarazada de su primer hijo.

Recién parida debe fugarse otra vez a lomo de caballo, de noche, semidesnuda, con el recién nacido apretado contra su pecho, y sin Garibaldi. Atrás quedan las tropas del imperial Pedro de Abreu, cuyo ataque no consigue apresar a la pareja. En 1841 hacia Montevideo, Uruguay.

Anita sufre más de un ataque de celos, porque su afamado marido despertaba no pocas pasiones entre las féminas. Se dice que en cierta ocasión lo sorprendió in fraganti, armada de dos pistolas, para matarlo a él con una y a su amante de ocasión con la otra.

La Boda

Confirmada la muerte del Zapatero Duarte, el marido de Anita, la pareja contrae nupcias el 26 de marzo de 1842, en la montevideana iglesia de San Francisco de Asís. Llegan a tener 4 hijos, Menotti, Rosita , Teresita y Riciotti.

Viaje a Italia

En el año 1848 Anita y Garibaldi deciden regresar a Italia, viajando primero Anita y sus 3 hijos, su misión era preparar el regreso de su marido a un país dividido y en guerra.

En tierras Italiana la heroína exhibió nuevamente su coraje. Luciendo su camisa roja, un sombrero gaucho, sable, pistola y un embarazo de cinco meses, estaría de nuevo codo a codo con su hombre cuando este y sus tropas combatieron a los franceses a las puertas de Roma.

Garibaldi fue derrotado dos veces, a la tercera se vieron obligados a huir y refugiarse en la pequeña república de San Marino. Insiste en que Anita descanse y espere el parto en el refugio seguro. Ella se niega y continúa a su lado.

Perseguidos a tiro limpio por los austriacos en cuanto abandonan los muros de San Marino, emprenden una dura travesía por los pantanos del norte de Ravenna. La fiebre la consume, y deciden hacer un alto en una playa, cerca ya de la ciudad. Se logra, incluso, amparados en la oscuridad de la noche, que un médico la auxilie en el trance difícil, pero su suerte está echada. Un lugareño pregunta a Garibaldi:

"¿No podríamos dejar a su mujer?"

La respuesta es tajante:

"Usted no sabe lo que esta mujer ha hecho por mí".

La muerte

Fallece a las siete de la noche del 4 de agosto de 1849, en Mandriole, con apenas 28 años. Lo último que vieron sus ojos, fueron los azules y atormentados ojos de Garibaldi.

Enterrada con urgencia en aquella playa, en medio del asedio enemigo, unos perros descubren la sepultura y pretenden darse un festín. Son, sin embargo, sus enemigos en los que inspiraba mucho respeto la heroína de tres guerras quienes le dieron luego digna sepultura.

A pesar de a diez años después de haberla perdido, Garibaldi se anima a casarse de nuevo, reconoce anciano y desengañado de la de la política, no ocultaría que aquel día aciago, en aquellas arenas, le había sido arrebatado el corazón.

Fuente

http://www.bohemia.cu/2005/03/01