Botriomicosis
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Botriomicosis. Infección granulomatosa crónica causada por bacterias, que afectan piel y vísceras.
Sumario
Historia
El agente patógeno fue visto primero por Bollinger (1869) en los nódulos del pulmón de un caballo; más tarde, Rivolta y Micellones (1870), Johne (1884) y Rabe (1886) lo hallaron en fístulas del cordón espermático y en tumores de la cruz y del pecho de los équidos Bacteriológicamente, lo estudiaron luego Kilt, De Joxg, Galli-Valerio y Parascandolo y Meis (1905). La histología de la enfermedad ha sido investigada minuciosamente por Hartog (1914) y McFadyean (1919).
Etiología
El agente patógeno de halla en los tejidos enfermos en forma de masas de zoogleas, es decir, en grupos que semejan frambuesas o racimos de uvas pequeñitas (βότọʋş = racimo) hasta de 1 mm. de diámetro, cada uno de cuyos granitos, de diverso tamaño, está formado por acumulaciones de cocos incluidos en una masa gelatinosa homogénea bien circunscrita. El agente patógeno ha recibido diversos nombres (Botryomyces equi Bollinger, Discomyces equi Rivolta). Esta enfermedad es una infección crónica, producida por gérmenes de esta especie bacteriana, parte de los cuales, con el tiempo, degeneran en los tejidos y forman una masa mucosa.
Cultivos
Los cultivos coinciden en todas las propiedades esenciales con los cultivos de estafilococos de otra procedencia.
Infección artificial
Los animales de experimentación responden a los cultivos procedentes de casos de botriomicosis que a los cultivos de otros estafilococos. En los équidos, tras la inoculación subcutánea del cultivo puro, se produce un edema pasajero y, de 4 a 6 semanas más tarde, se desarrollan granulomas muy poco a poco, de igual modo que después de la infección natural.
Infección natural
Esta infección de produce, generalmente, porque el agente patógeno, que suele residir en la piel, es flotado por atalajas, demasiado apretados contra efracciones cutáneas y conductos excretores de glándulas. También es producida por heridas previas (castración, raboteo), sospechándose que los agentes patógenos llegan a las heridas desde la paja de las camas. En órganos internos, la botriomicomas se desarrolla generalmente por metástasis, desde alteraciones primarias de la piel, aunque no es imposible que lleguen también a ciertos órganos desde las vías respiratorias y desde el intestino. El agente de la botriomicosis irrita los tejidos, provocando la formación de granulomas (botriomicomas) como en la actinomicosis, con la diferencia de que la emigración de leucocitos es más rápida, por lo que, se forma pus en cantidad notable más pronto.
Alteraciones anatómicas
Los botriomicomas de los équidos están formados de tejido conjuntivo, fibroso, en cuya superficie de sección se advierten focos algo prominentes dispersos, amarillorrojizos o amarilloparduscos, de blandura gelatinosa. Los tumores voluminosos pueden contener cavidades o trayectos fistulosos llenos de pus. En los focos blandos y en el pus pueden verse, a veces a simple vista, acumulaciones de botriomices (granos de arena). Semejantes tumores, por lo regular se hallan en el tejido conjuntivo subcutáneo y en la piel, y a veces también en la musculatura. En los casos de botriomicosis de los pulmones, éstos contienen uno o varios tumores de granulaciones, que llegan a ser como puños, bien circunscritos, pero muy adheridos al tejido pulmonar. La botriomicosis de la pleura y del pericardio recuerda la tuberculosis de las serosas, pero los nódulos botriomicóticos tienen el interior más blando. En la botriomicosis de la mucosa nasal, muy rara, se ven, sin fenómenos inflamatorios inmediatos, nódulos del tamaño de cabeza de alfiler y pequeñas erosiones de bordes lisos y elevados como muros.
Síntomas
La botriomicomas generalmente se desarrollan en la piel o en el tejido conjuntivo subcutáneo, como tumores parecidos a fibromas, esféricos o lobulados, a veces pediculados, que crecen muy lentamente y sin fenómenos marcados de inflamación aguda, a pesar de no tener en ocasiones gran tamaño perturban los movimientos del animal, pero en algunos casos, el tumor crece de modo más difuso, dando lugar a tumefacciones voluminosas, planas, extendidas, a veces, en todo el bajo vientre, muy duras, casi leñosas, o a formaciones como caparazones, de cuya superficie pueden partir, hacia la profundidad, trayectos fistulosos.
Otra forma frecuente de la enfermedad es la erróneamente llamada fístula del cordón espermático, producida, en la mayoría de los casos, por el botriomices, generalmente se desarrolla a continuación de la castración, pero también puede suceder a una botriomicosis primaria del escroto, en esta se alteran en ocasiones, los ganglios linfáticos inguinales de ambos lados.
La botriomicosis mamaria se manifiesta por un aumento muy lento e indoloro del volumen de las ubres, en las que se producen tuberosidades que llegan a ser como huevos de paloma, fluctuantes a veces, que más tarde se abren al exterior y originan trayectos fistulosos y cicatrices callosas, en casos avanzados el órgano forma un tumor voluminoso, tuberoso y muy duro, que puede alcanzar el tamaño de las ubres de una vaca y un peso de 35 kg.
Diagnóstico
La botriomicosis puede distinguirse con seguridad mediante la demostración microscópica de zoogleas de botriomices o drusas en la secreción de las úlceras o de las fístulas, o en los focos reblandecidos de los tumores de granulaciones.
Tratamiento
Los botriomicomas, particularmente de la piel y del tejido subcutáneo, requieren tratamiento quirúrgico (extirpación), si ésta no es posible, por ser numerosos, conviene recurrir a las irradiaciones roentgénicas. El tratamiento yódico interno, generalmente no ha dado resultado en casos inoperables, en cambio, Sturm vio desaparecer nódulos cutáneos múltiples tras inyecciones subcutáneas de yodipina y de tratamiento local con yodovasógeno, y Hansen curó tumores mamarios mediante inyecciones parenquimatosas de tintura de yodo.
Fuentes
- Patología y Terapéutica Especiales de los Animales Domésticos. Manninger. Mocsy
- Scielo
- Botriomicosis
