Complejo Monumentario Antonio Maceo
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Sumario
Complejo Monumentario San Pedro
Breve historia del Combate de San Pedro
El Combate de San Pedro fue un hecho irreversible, enmarcado en un Teatro de Operaciones muy complejo por su topografía, que estuvo sujeto a realidades objetivas, tanto para las fuerzas españolas que ya tenían conocimiento del movimiento insurreccional desde el día 4, como para la parte cubana que no tenía otra alternativa que acampar en un lugar lleno de obstáculos que hacían difícil la movilidad de la caballería mambisa, arma fundamental del Ejercito Libertador, además que estaban cerca de la futura acción Operación Escándalo (Ataque sorpresivo a Marianao que estaba planificado para la noche del 7 de diciembre de 1896 ). La acción comenzó a las 2:55 de la tarde.
El fuego posicional de aquel combate se prolongó por horas (según el diario de Baldomero Acosta Acosta hasta las 6 de la tarde). Donde fue caído Maceo llegaron hombres de la retaguardia enemiga con los de la guerrilla de Punta Brava y tres prácticos canarios, siendo uno de ellos, Juan Santana Torres, quien ultimó a machetazos al Capitán Panchito; despojaron entonces a los cadáveres de las ropas, prendas y objetos personales, incluyendo el diario de campaña de Panchito, donde había escrito su última carta que fuera el testimonio de su fidelidad a Maceo y a la Revolución.
Indignado, después de haber increpado a todos los presentes en la bodega de San Pedro (la misma que se encuentra hoy en día), el Coronel Juan Delgado gritó a toda voz:- "... ¡El que tenga cojones, que me siga!". Sin dudas, Delgado sabía que cuando los españoles se percataran de quienes eran los cuerpos inertes que llevaban consigo, los ultrajes serían mayores. Había que rescatar los cadáveres sin perdida de tiempo.
A este llamado acudieron 18 hombres de diversas agrupaciones, los que a continuación señalamos no solo por su valentía, sino por la importancia de esclarecer la verdadera historia:
1. Coronel Juan Delgado González
2. Coronel Alberto Rodríguez Acosta.
3. Coronel Ricardo Sartorio Leal
4. Teniente Coronel Dionisio Arencibia Pérez
5. Comandante Rodolfo Bregas Tabares
6. Comandante Celestino Barzán Lagos
7. Comandante Emilio Laurent García
8. Capitán José Miguel Fernández Falcón
9. Capitán José Cadalso Carecio
10. Teniente Ignacio Castro Ruiz
11. Teniente José M. Herrera Roig
12. Teniente Hilario Llanes Sánchez
13. Sargento Anacleto Marchánt Rodríguez
14. Soldado José "Cayuco" Herrera Herrera
15. Soldado Herculano Rodas Hernández
16. Soldado Esteban Carmona Collazo
17. Soldado Antero Castaño
18. Soldado "El loco" (sin identificar)
Salió el pequeño grupo a toda carrera hacia donde había caído Maceo, dirigidos por Cayuco, que había estado junto al General en el momento de su muerte, encontrando los cadáveres de Maceo y Panchito hecho jirones, pues habían sido despojados y después arrastrados por el camino de Guatao, amarrados a las colas de unos caballos. Todo parece indicar que al no ser identificados y tener los españoles las bestias cansadas (Maceo pesaba unas 208 libras), los dejaron abandonados. Juan Delgado identificó los cadáveres auxiliado por Cayuco Herrera e Hilario Llanes del Goicuría (Ver: Mambises), e inmediatamente se alejaron con el cadáver de Maceo sobre el caballo de Cayuco, y el de Panchito en la bestia del Capitán José Cadalso del Regimiento de Santiago de las Vegas. Después de pasar por la finca Montiel y hacer otra estancia breve más adelante, llegaron a la finca Lombillo, que distaba unos 4.5 kilómetros de San Pedro, donde los cadáveres fueron amortajados y velados, rindiéndoles todos Guardia de Honor a la luz de rusticas velas de cebo. Ya avanzada la noche decidieron darles sepultura en un lugar más distante; inicialmente se pensó hacerlo en la finca de Ramón Valiente, conocida como Finca Govea, pero como los contornos eran visitados asiduamente por los enemigos, por propuesta de Juan Delgado acordaron entregarlos a un tío político de este, Pedro "Perico" Pérez Rivero, y a sus hijos Leandro, Romualdo y Ramón, que vivían en la finca La Dificultad por la Loma del Cacahual, a unos 15 kilómetros del lugar del combate. Hacia allá avanzaron tristes y silenciosos los afligidos guerreros mambises con sus 30 heridos haciendo breves descansos. Delgado ordenó a su Segundo al Mando del Regimiento, Dionisio Arencibia,
que fuera avanzando poco a poco y de la misma forma despidiera a los acompañantes hasta quedarse solo con los cuerpos de Maceo y Panchito. Así se hizo, llegando a eso de las 4 de la mañana del frío día 8 de diciembre a la finca de Pedro Pérez, donde Delgado y Arencibia hicieron entrega de los cadáveres para que les dieran sepultura en algún lugar seguro. Juan Delgado se marchó dejando a Arencibia con su tío, no sin antes pedirle que guardara silencio respecto al entierro, hasta que terminara la guerra, cuando podrían darle aviso a Gómez o al Presidente de la República. Entonces los presentes hicieron el juramento de no revelar a nadie dónde estaban sepultados los cadáveres; solo Pedro y sus hijos sabrían el lugar. Estos llevaron los cuerpos hasta una ceiba cercana a la casa e inspeccionaron los mejores lugares para efectuar el entierro, decidiéndose por el sitio donde está el Monumento actual en El Cacahual. Hicieron una fosa profunda donde colocaron los cadáveres abrazados como símbolo del respeto y cariño que sentían el uno por el otro, y después de cubrirlos con tierra, pusieron un nido de bibijaguas encima para despistar. Antes de que saliera el sol, ya todo estaba concluido. Vale destacar que la familia de los Pérez no tenía a nadie en la manigua, y eran simples campesinos. Por esta razón sufrieron la Reconcentración en Bejucal, donde uno de los hijos de Perico, que estuvo en el entierro de Maceo y Panchito, murió. Ya en sus últimos minutos, pudo decirles a su padre y hermanos: "...Que no se enteren." Cuánto de hombría hubo entre estos campesinos que, a sabiendas de lo que podía significar la entrega de la tumba de Maceo y Panchito, prefirieron padecer antes que traicionar la confianza de Delgado. Este hecho se conoce históricamente como "El Pacto del Silencio", por guardar tan importante secreto durante un poco más de tres años, cuando apareció en los predios de Perico Pérez el Chino Viejo ya terminada la guerra. Los sorprendidos vecinos y amigos de los Pérez supieron entonces el destino de dos de los hijos de la Patria agradecida. Debemos señalar que la muerte de estos fue motivo de festividad para los españoles enemigos de Cuba, y se realizaron múltiples actividades dentro y fuera del país con comestibles y bebidas gratis. Incluso el clero brindó por ello, denotando alegría ante sus fieles.
Una vez terminada la guerra, el 17 de diciembre del 1899, fueron desenterrados y exhumados los restos en presencia de familiares, compañeros de armas, y de una Comisión formada por el General José Lacret Muniot y el Generalísimo Máximo Gómez, quien ese mismo día visitó San Pedro ordenando sembrar una yaba en el lugar de los hechos, como sencillo tributo, que aún perdura. Aquella yaba fue objeto de una posta fija por parte de la Guardia Rural de la época. Posteriormente, al triunfo revolucionario, se concluyó a construcción del Complejo Monumentario Antonio Maceo.
Foto del Complejo Monumentario Antonio Maceo en San Pedro.
Lugar donde cayeron el Titán de Bronce y Panchito Gómez Toro en San Pedro.
La tropa que acompañó a Juan Delgado, hizo algunas paradas tácticas, que fueron recogidas para la historia en forma de pequeños monumentos o nichos con tarjas informativas.
Monumentos erigidos en cada una de las paradas
1. Finca Montiel, aledaña al Complejo Monumentario A. Maceo. La tarja indica: "Recorrido de los cadáveres del Gral. ^^Antonio Maceo Grajales** el Cptán. Francisco Gómez Toro caídos el 7/12/1896".
2. Ídem tarja en el Instituto de Investigación del Arroz en Carretera San Pedro-San Antonio de los Baños.
3. Posteriormente se llega a los Pozos de Lombillo, donde hay nichos de diferente estructura y más adelante se sigue el recorrido, pero ya en territorio que no pertenece a Bauta.
4. Está otro nicho similar al de la finca Montiel en la Cooperativa "Gilberto León", yendo hacia Bejucal, otro en La Ceiba y uno más en la salida de Bejucal al Cacahual, donde yacen los cuerpos de Maceo y Panchito.
A continuación presentamos el nicho y la tarja que aparecen indicando el recorrido que siguieron los mambises con los cuerpos de Maceo y Panchito.
En la foto que viene, encontramos en la Vía San Pedro-San Antonio de los Baños una pancarta informativa que nos muestra la entrada al Pozo de Lombillo, a la izquierda del recorrido. Allí se lavaron los restos de los bravos mambises. El lugar es cuidado por Rocelio Valdivia Guerra y es un anexo del Complejo Monumentario A. Maceo. La foto que le sigue, destaca una tarja en este sitio con la siguiente descripción:
“En este lugar fueron velados por las tropas cubanas los cadáveres del Mayor general Antonio Maceo Grajales y el Capitán Francisco Gómez Toro. Murieron heroicamente en San Pedro el 7/12/1896. La Comisión de Lugares Históricos de la Provincia La Habana y la Fundación Mariana Grajales salvan para la posteridad este sitio al cumplirse el Centenario del natalicio del General Maceo el 14/6/1945”. Posteriormente, la foto del pozo de donde se extrajo el agua por una canal hasta llegar a los cuerpos de nuestros venerados mambises, que aparecen en forma artística reflejados como dos rocas indisolubles.
Pozo cercado. Vista hacia la Vía San Pedro-San Antonio de los Baños.
Vista hacia el pozo. Obsérvese la canal hasta donde lavaron los cuerpos de los héroes reflejados artísticamente en sendas piedras. A nuestras espaldas la Vía San Pedro-San Antonio de los Baños.
Fuente
Ing. Ríos González, Omar. Dr. Ordaz Callejón, Eduardo. Catauro Bautense.
