Dingo Fence

Dingo Fence
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Concepto:Es la valla más larga del mundo (5.614 kilómetros) y atraviesa la mitad de Australia de este a oeste; fue creada durante la década de 1880 para frenar la plaga de conejos y luego en 1914 fue adaptada para ser a prueba de dingos.

Dingo Fence. También llamada El Cerco del Dingo o Cerco del Perro (Dog Fence) es la valla más larga del mundo y se encuentra en Australia. Inicialmente fue creada como una verja de exclusión de plagas durante la década de 1880, culminándose en 1885.

Su objetivo original era mantener a las poblaciones de conejos de lejos de las fértiles tierras del Sur; resultó inútil pero pensaron que al menos serviría para mantener a raya a las poblaciones de canguros y emús. Sin embargo, en 1914 fue adaptada para ser a prueba de dingos; la misma atraviesa ese país-continente de este a oeste por 5.614 kilómetros.

Valla antidingos

La fauna australiana tiene algunos ejemplares únicos, y ésta, el Canis lupus dingo, es una de las más significativas, aunque quizá no tan representativa como el canguro o el emú. Para ser exactos, hay que decir que en sus inicios esta construcción no era contra los dingos, sino contra los conejos, que en la segunda mitad del siglo XIX se convirtieron en un grave problema al dispararse su población y amenazar las tierras de cultivo.

La imprudencia de Thomás Austin

En Australia no había conejos hasta que un granjero llamado Thomas Austin introdujo seis parejas en 1859 para que se reprodujeran y tenerlas en su finca como especie cinegética. Lo que aquel campesino no pensó es que, al no ser un animal autóctono de aquella tierra, el conejo carecía de depredadores naturales, por lo que en media docena de años y teniendo en cuenta su fertilidad aquellos seis individuos habían pasado a ser unos 40.000 y, por supuesto, se expandiero a otras regiones.

La plaga de conejos

Así fue cómo los conejos pasaron a ser una plaga que destrozaba los sembrados con sus redes de túneles subterráneos, devoraba las cosechas y dejaba sin pastos a la importante cabaña de ovejas. Las autoridades tuvieron que tomar cartas en el asunto e incentivar partidas de caza que, pese a su esforzada labor (se calcula que para el año 1887 llevaban abatidos 20 millones de conejos) resultaban insuficientes; hacían falta más medidas y se probó con trampas y venenos sin obtener resultados apreciables.

La creación de la valla

Entonces se decidió acotarlos, impidiéndoles el paso a la zona meridional de Queensland y a Nueva Gales del Sur, que eran las más fértiles -por tanto donde florecía especialmente la ganadería ovina- y en la que hasta entonces se habían centrado las campañas de exterminio con más éxito. Para ello, durante los primeros años de la década de los ochenta decimonónicos, se empezó a levantar una valla de 1,80 metros de altura desde las localidades de Jimbour (en Darling Downs) hasta los acantilados de Nullarbor, en la península de Eyre.

Nada menos que 5.614 kilómetros que se terminaron en 1885 y la convierten en el cercado más largo del mundo en su modalidad… y el más inútil si se atiende a sus resultados, porque los conejos consiguieron eludirla sin mayor dificultad, de manera que su población siguió creciendo y poniendo en serio riesgo la economía agrícola australiana hasta que la propia naturaleza tuvo que acudir en ayuda del Hombre: ya a mediados del siglo XX los científicos soltaron una partida de mosquitos infectados con mixomatosis, un virus que afecta gravemente a los conejos, y por fin lograron reducir su número, manteniéndolo a raya desde entonces.

Ineficaz contra conejos pero eficiente contra otras plagas

La valla no fue un esfuerzo en vano, si bien había resultado ineficaz contra los conejos, se observó que sí impedía el paso a canguros, emúes y brumbies (caballos cimarrones), que también constituían un problema, aunque no fuera tan grave como el otro; evidentemente, dado el tamaño de estas especies, ninguna podía colarse por huecos o abrirse paso por debajo.

Pero había otro animal de riesgo directo para las ovejas: el citado dingo, un cánido descendiente del lobo asiático que normalmente se alimentaba de roedores y canguros pero que encontró en el ganado una buena alternativa alimentaria; baste reseñar que en una fecha tan cercana como 1991 los dingos mataron tres millares de ovejas. Aún así, el Dingo Fence tuvo éxito en mantener a salvo esa zona de exclusión, de cuyo interior había sido prácticamente erradicado.

Complementos de la valla

Con el tiempo los dingos aprendieron a abrir boquetes con sus fauces en la valla pero el Dingo Fence sigue siendo un método más o menos eficaz para mantenerlos alejados; combinado, eso sí con los cebos envenenados y las partidas de caza, propuestos como alternativa dado el coste de mantenimiento de la valla, que obliga a reponer periódicamente decenas de miles de kilómetros de alambre y redes, sin contar los 23 funcionarios que se ocupan de ella inspeccionándola cada semana.

Estos últimos puede parecer que no constituyen una plantilla amplia, pero hay que tener en cuenta que hay granjas que tienen una extensión superior a algunos países europeos y aportan su propio personal. En ese sentido hay que decir que, en algunos tramos, la valla está electrificada.

Bibliografía

  • Phillip Knightley y R.M. Crawford. Australia
  • Bradley, Smith. The Dingo Debate. Origins, Behaviour and Conservation
  • R.J. Downward y J.E. Bromell. The development of policy of the management of dingo populations in South Australia
  • History of barrier fences in Queensland (Queensland Department of Natural Resources and Mines) / Wikipedia

Fuentes