Isunbushi, el niño de tres centímetros (cuento)

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Issunboushi, el niño de tres centímetros. Cuento que encierra moraleja y donde se evidencia la admiración y el respeto que, desde tiempos inmemoriables, despierta en los japoneses la majestuosidad de la naturaleza y la importancia de la vida.


Los cuentos japoneses

Origen de los cuentos japoneses

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La fantasía japonesa se remonta al periodo Nara, allá por el siglo VIII (710-784), justo cuando Japón adoptó el sistema de escritura china (el kanji), trayendo consigo todo tipo de influencias y pensamientos, religiones y costumbres, y su literatura, claro está.

Es allí cuando aparecen las primeras leyendas, mitos y cuentos fantásticos. Un ejemplo muy ilustrativo sería [Kojiki], que es la primera crónica mítica que explica el origen del mundo y de la familia imperial a través de una serie de leyendas japonesas provenientes del shinto fusionado con la religión china, el taoísmo y el budismo.

Ahora que los japoneses poseían escritura, se comenzaron a recapitular todas aquellas leyendas populares que sólo se sabían de oídas, naciendo así los mitos (shinwa), las leyendas (densetsu) y los cuentos (ninsetsu). Todas ellas, antes de la llegada de la escritura, pertenecían a una figura imperial llamada [Kataribe], quienes eran los únicos que poseían el espíritu de las palabras (kotodama) y su poder mágico (kotoage), siendo los únicos responsables en transmitir a la población japonesa las historias y las "palabras de los dioses". Esto se fue acabando con la llegada de la cultura escrita.

Los primeros géneros que encontramos en la historia de la literatura japonesa son los siguientes:

  • Anécdotas que provienen del folclore y de creencias religiosas que los kataribe recogían de los pueblos.
  • Historias de origen extranjeras de carácter muy religioso.
  • Historias con contenido poético, o poemas que tratan de desarrollar una historia compleja. (de ahí salió la obra Ise monogatari, uno de los recursos más fértiles de la literatura nipona).

Es en el periodo Nara es donde se crearon la mayor parte de los cuentos de hoy en día en Japón, y casi todos son adaptaciones de otras historias del este asiático. Como siempre ha pasado con el folclore oral: se encuentran miles de historias que se parecen entre sí pero con pequeñas variaciones, de las cuales no se sabe cuál ha sido el origen real. Esto pasa también con la poesía, y también con las distintas formas de teatro japonés, más tarde en el manga y el anime.

Si seguimos avanzando en la historia de la literatura fantástica japonesa, pasaríamos por un periodo que es realmente importante en el que se asentaron algunas bases literarias: el periodo Heian.

Los rudimentarios géneros que se habían creado, evolucionaron a algo mucho más complejo y de temática más precisa, no por nada este periodo fue la primera época de oro de las artes y la cultura japonesa. Además se elaboró un andamiaje ético-estético para todo; así encontramos una serie de valores que hacían sintonía con la sensibilidad cortesana del momento: "la elegancia de la nobleza" (ga o miyabi), el refinamiento placentero de la vida privada (fuuryuu), la apreciación profunda de lo delicada y bella que es la naturaleza (mono no aware), una filosofía sobre lo efímero y la mutabilidad de las cosas (mujou) o la curiosidad y el ingenio (okashi). Todos estos fueron elementos fundamentales en las veladas que corrieron en esas épocas, y que se reflejaban en las obras literarias de una u otra manera, como es el caso de obras importantísimas de la historia literaria japonesa (Genji monogatari).

Este tipo de pensamiento, comienza a derivar en nuevos géneros de narrativa breve, con unos personajes diferentes y además, situaciones extraordinarias para espantar espíritus, enseñar religión, o entretener. Con todo esto, se comienza a crear un caminito fácil y rápido para que aparezca el Hihon Ryouiki, que fue el primer libro de historias sobrenaturales, de fantasmas y espectros de Japón, evolucionando también, los antiguos géneros fantásticos y naciendo los siguientes:

Mukashibanashi: son cuentos que provienen de relatos orales del pasado. Hay cuentos sobre la vida, el mundo de los animales y hasta de humor. (Su nombre se debe a la famosa fórmula de "érase una vez", que en japonés es Mukashi mukashi, unido por el típico final de cuento "final feliz, final feliz), que sigue siendo hoy en día "medetashi, medetashi".

Las setsuwa son cuentos de tipo religioso que se crearon para explicar lo que es el bien o el mal, enseñar doctrinas religiosas budistas. En estos cuentos siempre se incluye una moraleja al final para enseñar el camino correcto al lector.

Los otogibanashi son cuentos que en realidad contaban historias de guerreros y sus batallas, pero en la actualidad ha pasado a ser un tipo de cuento para niños.

Los Minwa son cuentos simplemente.

Los douwa son los cuentos extranjeros, casi todos provienen del este asiático.

Con el pasar de los años, la literatura fantástica comenzó a tener sus propias reglas, así como un tipo de personaje para cada subgénero dentro de la fantasía. Era irremediable que las historias que al principio querían contar la historia de Japón, escaparan de la imaginación de los autores, que siempre metían ese toque irreal y fantástico, con apariciones de monstruos y todo tipo de seres de la mitología japonesa.

Este fue el largo camino que tuvo que recorrer la literatura fantástica hasta llegar a lo que ahora conocemos.



Conceptos y seres de la fantasía japonesa

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Es prácticamente imposible encontrar un patrón similar en la literatura fantástica occidental y la literatura fantástica japonesa. Se corre el riesgo constante de silenciar características propias del género japonés, ya que nuestra idea de literatura fantástica no funciona como trasunto del sistema simbólico de una cultura, que expresa y describe, de una manera totalmente diferente al ideal europeo.

Alguno de los temas recurrentes dentro de la fantasía japonesa, también las conocemos nosotros los europeos en nuestras propias leyendas, tales como el pacto con el diablo o las almas en pena que necesitan no tener ningún asunto pendiente. No hay que olvidar el de la muerte personificada, la de los vampiros, el de maniquís que se mueven de pronto, el de la maldición de un hechicero, el de la mujer fantasma, seductora y mortal, y el que más me gusta, el cuarto o la habitación borrados del espacio junto a la detención o repetición del tiempo.

Como puede notarse, el patrón de todas estas historias recurrentes es sencillo de adivinar: un ser de otro mundo penetra en el mundo nuestro por una u otra razón.

Es gracias a éxitos de taquilla de películas como Ringu, Juu on, o Dark Water, que los espectadores y directores occidentales, comienzan a considerar el mundo de fantasía japonés como un rico cultivo de donde sacar mucho oro. La perspectiva japonesa de la fantasía es totalmente diferente a la que tenemos en occidente, y para ojos que no están acostumbrados a ésta, leerla o verla es una aventura peligrosa ya que el truco se encuentra en la extrañeza de estos seres fantásticos, no centrándose sólo en el miedo, sino también en la risa y otros sentimientos cotidianos.

En la mayoría de los cuentos e historias fantásticas japonesas, ya sean de miedo o de otro tipo, siempre se hacen viajes astrales a otros universos, como el más allá, el mundo de los sueños y demás, enfrentándose a demonios y otras criaturas hasta que el protagonista llegue a la conclusión final. Un ejemplo de ello son los cuentos clásicos Momotarou y Otogi zoushi.

En los cuentos y otras historias, los sueños toman una gran importancia, siendo una puerta a un lugar mágico; siempre notaréis que entre la realidad y la fantasía, en la literatura japonesa, existe una membrana muy fina que las divide, pero que a veces llegan a fundirse. Ejemplo de ello son las películas de Hayao Miyazaki, El viaje de Chihiro y la Princesa Mononoke, donde la magia y la realidad conviven pacíficamente. Aunque en muchas historias también les une el plano imaginario temporal, que divide los dos mundos pero que a las dos y tres de la madrugada, se abre una gran torii (puerta shintoista) donde los seres de otros mundos puedan invadir nuestra realidad.

Otro lugar emblemático de la fantasía japonesa es el llamado [Hourai], que es un lugar infinito, a los mares del oeste donde se puede llegar en vida. También el Fujisan, (el volcán de Japón) es tomado como punto de referencia para llegar a la tierra de la juventud.

Pero si habéis indagado en algunos cuentos japoneses, os habréis dado cuenta de que también se da mucho que una criatura de otro mundo aparezca en el nuestro para darnos las gracias o traernos algún obsequio por haber sido amables con ellos. Es el caso del famoso cuento Taketori Monogatari, donde dos ancianos cortadores de bambú crían a una niña pequeña llamada Kaguya, que al crecer se convierte en una hermosa doncella que todo el pueblo desea y que resulta ser la princesa de la Luna. Otra historia similar es la ya mencionada "Momotarou" donde dos ancianos encuentran a un niño que ha nacido de un melocotón (momo).



Criaturas fantásticas

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El Bakemono (o obake) es un ser que cambia de forma a voluntad, pueden ser animales, seres de la naturaleza o hasta objetos, por lo que hay distintos tipos de bakemono:

  • Tsukumogami: objetos cotidianos como teteras o vasos, que cobran vida después de años.
  • Henge: Animales que se transforman en seres humanos con poderes sobrenaturales, vienen del shintoismo. Es muy normal pensar que el zorro es un henge y seguro que más de uno habrá escuchado sobre un zorro de nueve colas, es el kyuube no kitsune.
  • Kitsunebi: fuegos fatuos en forma de zorro que hipnotizan al mirarlos.
  • Tanuki: es un tipo de mapache autóctono de Japón, que dentro del folclore tiene un gran valor cómico y budista.
  • Nekomusume: gatos que se convierten en mujeres para hacer travesuras, o bien mujeres que se transforman en gatos por culpa de la cólera que sienten. Estos dos tipos de nekomusume son totalmente distintos entre sí.
  • Mizuchi: Serpiente gigante con patas y cuernos que se relaciona con las mujeres celosas. Una clase de mizuchi menos fiera es la nureonna, una serpiente que se arrastra por las playas.
  • Ryuu: son los dragones de toda clase, que en el imaginario japonés toman una gran importancia.Es extraño verlo con características malignas y además es un signo de fertilidad.
  • Tsuchigumo: es un ser mitad araña y mitad mujer que vive en las montañas. Se puede transformar según sus intereses, y dentro de este tipo de bakemono también existe la llamada jorougumo, la araña prostituta.

Otro tipo de seres son los llamados Youkai, seres que no sufren mutaciones como los bakemono y se manifiestan en el mundo real tal cual son. Son generalmente más poderosos que los seres humanos, y debido a esto, tienden a actuar con arrogancia sobre los mortales:

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  • Oni: son una clase de criaturas dentro del folclore japonés que se asemejan a demonios u ogros occidentales. Suelen ser de colores rojos o azules y tiene dos cuernos grandes en la cabeza.
  • Yukionna: es representada como una mujer alta, hermosa, de largos cabellos, que se manifiesta en una noche nevada.Sus ojos causan terror y muchas veces es representada sin pies.
  • Yama-uba: parece una vieja mujer, generalmente horrible que habita los bosques profundos de las montañas para cazar a los viajeros que se pierden en sus bosques y comérselos.
  • Kappa: son criaturas que viven en lagos, suelen representarse como pequeños humanoides con forma de rana y si salen a la superficie, por evaporación, u otro fenómeno, pierden el agua de sus cabezas pierden sus poderes y pueden incluso llegar a morir. Suelen ser el personaje malo en los cuentos tradicionales japoneses.
  • Tengu: es un tipo de demonio folclórico cuya función principal es salvar a los guerreros de catástrofes, o ayudarlos en los combates.
  • Rokurokubi: Durante el día parecen seres humanos normales, pero por la noche adquieren la habilidad de estirar su cuello como una serpiente.
  • Gaaki: seres espirituales que protegen o agreden a voluntad a los seres humanos.
  • Noppera bou: la mujer fantasma sin cara; dice la leyenda que en el bosque una mujer está llorando y cuando alguien le pregunta, al mirarla su cara está vacía.
  • Himamushi nyudou: ser horroroso con largo cuello que en vida fue un alma ociosa.
  • Yukioino: lobos de nieve que ayudan a crear tormentas.
  • Futakuchi-onna: significa “Mujer de dos bocas” y de esta manera es representada, con una boca regular y otra extra en la nuca incrustada en el cráneo, debajo del cabello.

Y por último, tenemos a otra de las criaturas más famosas del folclore japonés.Se trata de los llamados Yuurei, que son almas en pena de seres humanos que han muerto de forma violenta que no descansan hasta ver completado sus objetivos:

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  • Kuchisake onna: es el espíritu de una hermosa mujer, esposa de un samurai, quien por celoso y malpensado, le cortó la cara de oreja a oreja. Desde entonces deambula por la soledad con una máscara blanca que le cubre la hendidura. Busca víctimas a las cual preguntarle "¿soy bonita"? y dependiendo de la respuesta actuará de una u otra manera. Aunque de todas formas, el final siempre es el mismo.
  • Onryou: fantasmas que vuelven al mundo real en busca de venganza.
  • Ubume: mujer que muere durante el parto que vuelve en forma de espíritu bañado en sangre con el niño en brazos.
  • Goryou: son los vengativos fantasmas de aristócratas, especialmente, de aquellos que fueron martirizados en vida.
  • Funayuurei: Concretamente son los espíritus de los que han perecido en el mar. Se aproximan a la gente en botes o barcos y les piden un cucharón. Si se les entrega, empezarán a verter agua de mar en la embarcación hasta que se hunda.
  • Zashiki Warashi: podría ser un antepasado de la familia y se le representa como una niña de corta edad vestida a la manera tradicional del Japón, con pelo corto y kimono.



Algunas de las obras más famosas de la literatura fantástica japonesa

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  • Kojiki (siglo VIII)



Cuento ¨Issunboushi, el niño de tres centímetros¨

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Erase una vez un viejecito y una viejecita. Nunca pudieron tener niños, y esto les hacia sentir muy tristes, tal que le pidieron a los dioses que le dieran un niño: “Aunque no fuera ni mas grande que un dedo, estaríamos contentos.”

Y un día, tuvieron un bebe tan alto como un dedo. El viejecito y la viejecita estaban muy contentos, tanto tiempo habían esperado. Al bebé le llamaron “Issunboshi”, que quiere decir pequeño y chiquitito, y le cuidaron con mucho cariño. Los años pasaron pero Issunboshi no crecía. A los tres años de edad, a los cinco, a los diez, siempre tenia la misma talla que tuvo el día que nació, es decir, la talla de un dedo. Sus papás se preocupaban mucho por esto. Le hinchaban de comida e hicieron todo lo posible, pero sin remedio. El chiquitito no crecía ni un pelo.

Tan pequeñito era Issunboshi que no podía ayudar a la viejecita en la casa, y al salir al campo con el viejecito Issunboshi solamente podía portar una brizna de hierba a la vez. Issunboshi era buen cantante y bailarín, pero a pesar de esto le caía muy malamente el no poder ayudar a sus papás. Además, los otros niños del pueblo siempre se reían de él y le burlaban con Œenanito¹. Todo esto le dejaba muy triste, y decidió hacer un viaje. Le dijo al viejecito y la viejecita: “He decidido ir a la capital para buscar empleo.”

El viejecito y la viejecita se sentían tristes al oír esto, pero le dieron un plato de sopa, un palillo de comer, y una aguja, y le desearon buena suerte. El chiquitito se puso el plato de sopa como gorro, la aguja como espada en la cintura y el palillo como caña de caminar, y se fue.

Caminaba y caminaba pero la capital caía muy lejos. En medio camino se encontró con un una hormiga y le preguntó si la ciudad estaba aún lejos.

La hormiga contestó:

“Vaya a través los dientes de león,

cruza el campo de girasoles,

y siga hacia el río.”

Issunboshi le dio gracias a la hormiga y camino por entre los dientes de león y los girasoles hasta llegar al río. Allí, el plato de sopa que usaba como paraguas se convirtió ahora a barco y el palillo a palo para empujar, e Issunboshi se embarcó sobre el río. Después de un rato llegó a un puente grande sobre cual había mucha gente. Al ver esta multitud, Issuboshi se imaginó que está era la capital y se bajó del barco.

La capital era muy grande, llena con muchísima gente de aspecto muy ocupado. Para el pequeñito Issunboshi, era un sitio peligroso, ya que a cualquier momento alguien podría pisarle sin ni darse cuenta. Issunboshi pensó que tendría que tener mucho cuidado, y que sería mejor caminar por las calles mas calladas. Mientras se paseaba dio con una casa grande; era la residencia de un rico y poderoso señor. Issunboshi se presento al portal y llamó: “¡Por favor! ¿Hay alguien?”

Un hombre se asombró pero no vio al pequeñito Issunboshi y volvió murmurando: “Pensé que oí alguien pero no hay nadie.:

Otra vez Issunboshi llamó: “Aquí estoy, al lado de los zapatos.”

El hombre miró hacia los zapatos y por fin vio a Issunboshi. Jamás vio alguien tan pequeño. El hombre se agachó, recogió al chiquitito y le puso en la mano, mirándole con gran interés. Al fin, le llevó al cuarto de la princesa. Allí, Issunboshi bailó y cantó con tanta gracia que todos en el cuarto se encantaron de él. En particular a la princesa le gustó tanto este niñito de tamaño dedo que decidió mantenerle siempre con ella.

Issunboshi continuó a vivir en la gran casa del señor, como ayudante de la princesa: cuando ella leía, él daba vuelta a las paginas; cuando ella practicaba la caligrafía, él le hacía la tinta. A la misma vez, Issunboshi practicaba la esgrima con la aguja. Issunboshi siempre permanecía al lado de la princesa, y ella nunca faltaba de traerle durante su paseo.

Un día al regreso a casa después de visitar el templo Kiyomizu un bandido la ataco y trató de secuestrarla. Pero Issunboshi la acompañaba y en voz alta exclamó: “¡Déjala en paz! ¡Yo, Issunboshi, estoy aquí! ¡Cuídate, maldito!”

El bandito, al ver el pequeñito Issunboshi, se puso a reír: “¿Tú, enanito? ¿Qué me vas a hacer, morderme el tobillo? Y, ¡se lo tragó! Pero Issunboshi era bravo. Le hincó la aguja en el estómago y siguió hincándole con toda su fuerza mientras subía la garganta. El bandito se retorcía de dólar y gritaba: “¡Ay, ay!” Pero Issunboshi no paró hasta que por fin dio un salto afuera por la nariz del bandito, quien se escapó corriendo.

La princesa, ya salvada, recogió algo que el bandito abandonó al huirse. ¡Era un martillo mágico! Ella le explicó a Issunboshi que: “Esto es un martillo mágico. Con solamente sacudirlo, cualquier deseo que tengas será cumplido.” La princesa reconoció que Issunboshi le había rescatado, y le preguntó a Issunboshi: “¿Cuál es tu deseo?”

El pequeñito Issunboshi, tamaño dedo, contestó inmediatamente: “Mi deseo es ser grande.”

La princesa sacudió el martillo mágico y repetía las palabras:

“Grande, grande.

Que el pequeñito Issunboshi se haga mas grande.”

Issunboshi empezó a crecer y crecer, y pronto delante de la princesa había un hombre joven encantador.

Cuando llegaron a la gran casa, la princesa le contó a su papá, el gran señor, las hazañas de Issunboshi y su metamorfosis. El señor, agradecido, le dio permiso a su hija para casarse con Issunboshi, e Issunboshi invitó a su viejecito papá y mamá a la capital para vivir todos juntos. Todos se quedaron muy alegres. Colorin, colorado, este cuento se ha acabado.


Fuente

  • [¨www.cuentosinfin.com]