Leishmania canina

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Leishmaniosis canina
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La leishmaniosis canina es una enfermedad parasitaria producida por un protozoo del género Leishmania, que afecta al perro y con menor intensidad a cánidos salvajes (lobos) zorros, roedores y al hombre.

Leishmania y el sistema inmune

El sistema inmune está formado por un conjunto de mecanismos que protegen al organismo de infecciones. Trabaja identificando y eliminando a los agentes patógenos. Los glóbulos blancos, sustancias químicas y proteínas en la sangre forman parte de este sistema. Los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos, dentro de ellos, los linfocitos B y T son una de las clases principales.

  • Los linfocitos B producen anticuerpos, estos se adhieren a un antígeno específico y facilitan su destrucción por parte de las células inmunitarias. Es la respuesta inmune humoral.
  • Los linfocitos T atacan los antígenos directamente y ayudan a controlar la respuesta inmunitaria. Es la respuesta inmune celular.

Los animales con una adecuada respuesta inmunitaria celular van a poder eliminar el parásito, pueden eliminar la Leishmania. Si esta respuesta inmune no es adecuada, el parásito invadirá células como los macrófagos (otras células del sistema inmune) donde se multiplicará para después invadir la médula ósea, ganglios linfáticos, bazo e hígado, entonces se desarrollará una respuesta humoral en la que se fabricarán una gran cantidad de anticuerpos. En estos casos la infección progresará hasta la instauración de los distintos cuadros clínicos de Leishmania.

Transmisión

El protozoo responsable de la Leishmaniosis presenta dos estadios morfológicos:

  • Promastigote: De forma alargada, con flagelo y móvil que vive dentro del tracto digestivo del mosquito.
  • Amastigote: De forma redondeada e inmóvil. Vive dentro de algunas células de los vertebrados, en este caso de los perros.

Los “mosquitos” al “chupar” la sangre de un perro con Leishmania se infectan porque ingieren los macrófagos llenos de amastigotes y una vez que llegan a su intestino se transforman en promastigotes y se multiplican. Si al cabo de unos días este Phlebotomus infectado pica a otro perro, le transmite el parásito pudiendo causarle la enfermedad.

Sintomatología

La sintomatología que presenta esta enfermedad es muy variable e inespecífica. Leishmania puede producir lesiones muy diversas. Frecuentemente produce lesiones en piel y problemas hepáticos y renales. Los síntomas más frecuentes que se pueden observar son:

Síntomas Generales:

  • Anorexia (pérdida de apetito)
  • Pérdida de peso no justificada
  • Decaimiento
  • Crecimiento exagerado de las uñas
  • Hiperqueratosis (engrosamiento de la capa externa de la piel)
  • Epistaxis (sangrado nasal)
  • Cojeras
  • Infartación (aumento de tamaño) de los ganglios linfáticos
  • Polidipsia (bebe más agua)
  • Poliuria (orina más cantidad)

Síntomas en piel:

  • Alopecia.
  • Descamación.
  • Úlceras.
  • Depilación alrededor de los ojos.
  • Lesiones costrosas en las orejas.
  • Mal aspecto del pelo. Sin brillo y se cae más de lo normal.

Síntomas oculares:

  • Conjuntivitis
  • Queratitis (inflamación de la córnea)
  • Uveítis (inflamación de parte interna del ojo)

Síntomas digestivos:

  • Vómitos
  • Diarreas

La Leishmania se manifiesta en numerosas ocasiones asociada a otras enfermedades parasitarias como pueden ser ehrlichiosis, filariosis, sarna sarcóptica, sarna demodécica, etc.

Diagnóstico y pronóstico

El diagnóstico presenta muchas alternativas y requiere una interpretación correcta de los resultados que obtengamos, no siempre es fácil. Podemos tener un diagnóstico que dice que el perro tiene el parásito pero eso no siempre quiere decir que tenga la enfermedad.

Además hay que tener en cuenta el hecho de que aunque encontremos el parásito no quiere decir que éste sea responsable de los síntomas con los que acude a la clínica.

Existen gran cantidad de técnicas para su diagnóstico, algunas de las más frecuentes son:

  1. Visualización directa por punción en médula ósea (principalmente en la costilla) o en ganglio.
  2. Biopsia de piel
  3. Serología (valoración del nivel de anticuerpos)
  4. PCR (valoración de la existencia del parásito)

El pronóstico de la Leishmaniosis canina depende de la importancia de las lesiones de los órganos afectados en el momento del diagnóstico. Los animales diagnosticados y tratados antes de que existan lesiones irreversibles pueden vivir durante muchos años.

Un test anual, sobre todo una vez que ha pasado el periodo de actividad del Phlebotomus, en otoño, es una buena recomendación para informar a los propietarios, para intentar realizar un diagnóstico temprano del problema. Si el resultado es positivo el veterinario decidirá en función de varios parámetros si es necesario tratar o no al animal, si existe o no existe enfermedad. En cualquier caso instaurará un programa de control sobre el perro para mantenerle vigilado y que Leishmania no cause problemas graves.

Tratamiento

Los fármacos usados en el tratamiento frente a Leishmania se pueden dividir en dos grupos:

  • Los que actúan sobre el parásito como leishmanicidas (destruyéndolo) o como leishmaniostáticos (impidiendo su multiplicación).
  • Los que no actúan directamente sobre Leishmania, sino que modulan o regulan la respuesta inmunitaria alterada en el curso de la enfermedad.
  • Los que actúan como soporte para contrarrestar las lesiones orgánicas que haya podido provocar la Leishmania
  • Los tratamientos se basan generalmente en el uso de varios fármacos. Las dosis y pautas recomendadas, el uso de unos fármacos u otros o de dietas especiales van a variar en función de varios factores como las fases del proceso, las manifestaciones clínicas, la presencia de enfermedades asociadas, etc.

Para controlar la leishmaniosis es fundamental:

  • Un diagnóstico temprano
  • Controlar las posibles enfermedades asociadas
  • Tratamiento con los fármacos apropiados durante el tiempo apropiado
  • Revisiones periódicas para evitar las recaídas

Prevención y control

La Leishmaniosis es una zoonosis que puede producir graves problemas en personas inmunodeprimidas y en poblaciones de riesgo.

Es prácticamente imposible el contagio por contacto directo entre animales o personas ya que tiene que haber un vector que transmita la enfermedad al inocular el parásito, además una vez que un perro comienza a ser tratado deja de ser un posible foco de contagio. Desde un punto de vista sanitario lo que no va a ser admisible es tener un perro con esta enfermedad y no tratarla, esto si constituye un peligro real de contagio.

Actualmente no existe ninguna vacuna efectiva frente a la Leishmaniosis por tanto la solución para evitar que un perro se contagie pasa por evitar o disminuir el contacto con el vector ya que no hay un método realmente efectivo que asegure una protección completa frente a Leishmania.

Fuente

https://argos.portalveterinaria.com/noticia/6240/articulos-archivo/signos-clinicos-de-la-leishmaniosis-canina.html https://saludanimal.leti.com/es/leishmaniosis-canina-la-enfermedad_3908 http://www.stopleishmania.org/es/leishmaniosis-perros.php