Sindrome del Ocaso (Sundowning)

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Sindrome del Ocaso o "Sundowning"
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Evento Neurológico Adverso
Clasificación:Enfermedad mental

Sindrome del Ocaso es un problema geriátrico que aparece al ponerse el sol. Al atardecer, los ancianos con demencia comienzan a agitarse y su conducta empeora. Está directamente relacionado con los ritmos circadianos y la melatonina, ambos alterados por enfermedades neuronales como el Alzheimer.


Caracterización

Aunque no existe en la literatura ninguna definición consensuada de Síndrome del Ocaso, podemos describirlo como un episodio adverso psicológico-conductual, presentado por algunos enfermos con enfermedad de Alzheimer que se vuelven particularmente inquietos, agitados y agresivos, por la tarde y al anochecer. Este síndrome incluye un conjunto de alteraciones del comportamiento, emocionales y cognoscitivas y es más bien un término descriptivo que un diagnostico psiquiátrico tal y como lo entienden las clasificaciones usadas habitualmente en psiquiatría. Las causas que provocan este estado de alteración nocturno son varias, y una de ellas es un desajuste en los ritmos circadianos. Aunque no se conoce exactamente su mecanismo regulador, se tiene constancia de que está controlado por el núcleo supraquiasmático (NSQ), y se sabe que la hormona melatonina también interviene en el proceso para conseguir la relajación y el sueño. Los pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como la Enfermedad de Alzheimer, tienen dañadas las zonas del cerebro que controlan los ritmos circadianos, además de contar con niveles reducidos de melatonina, y todo ello, sumado a la progresiva escasez de luz natural, el ruido, la falta de estimulación, o el cansancio físico y mental, pueden dar como resultado este síndrome del ocaso-

Factores causantes y sintomatología

El Alzheimer cursa con una alteración a nivel hipotalámico donde alberga el marcapasos biológico, el núcleo supraquiasmático, la central reguladora del ritmo circadiano. El desajuste circadiano contempla un conjunto de desórdenes conductuales que condicionados por una asimetría del ciclo vigilia- sueño, hace posible la agitación vespertina o agitación nocturnal, conocida como "Sindrome del Ocaso". La melatonina (N-acetil-5-metoxitriptamina) es considerada una neurohormona con función relevante en la fisiología circadiana. Es significativa su variabilidad a largo del ciclo de 24 horas y ante cambios en la iluminación ambiental. La melatonina es un regulador hormonal del ritmo circadiano segregada por la glándula pineal, y se encuentra disminuida en fluidos cerebroespinales de pacientes con EA. También se ha recalcado el papel de la fragmentación del sueño en la severidad del Síndrome del Ocaso. El aumento de la edad posibilita la fragmentación del sueño, disminuye el sueño profundo y causa susceptibilidad a despertares durante la noche. La fatiga crónica que sigue a un ciclo alterado del sueño puede contribuir notablemente a la confusión del paciente y a la aparición del síndrome. Los estresores psicosociales y los cambios ambientales también se consideran relacionados con la aparición de la sintomatología (por ejemplo, cambio de cuidadores, modificaciones en el hogar /institución o interrupciones durante la noche). Sin embargo, el factor desencadenante ambiental más importante radica en la llegada del ocaso y la disminución lumínica que supone.

Otros Factores que pueden acarrear al desarrollo de la enfemedad:

  • El agotamiento al final del día (tanto mental como físico).
  • Una alteración en el “reloj interno del cuerpo”, causando una confusión biológica entre el día y la noche.
  • La reducción de la iluminación y el aumento de las sombras hacen que las personas con Alzheimer malinterpreten lo que ven y se confundan y les provoque temor e inseguridad.
  • La desorientación debida a la incapacidad de separar los sueños de la realidad cuando duermen.
  • La menor necesidad de dormir, que es común entre los adultos mayores.
  • Reacciones a señales no verbales de frustración de cuidadores que están agotados de su día.

Los síntomas y características clínicas del Síndrome del ocaso son:

  • Cambios en el comportamiento a nivel motor como inquietud y agitación; la actividad motora incluye comportamientos tales como tirar y coger objetos y manosear sus ropas.
  • A nivel expresivo, los pacientes pueden exhibir un monologo reservado o discusiones animadas, gritos, maldiciones, vociferaciones y musitaciones. De este modo solicitan constantemente la atención del cuidador, repiten manierismos y quejas.
  • La confusión y desorientación que padece conduce al sujeto a un estado de miedo y ansiedad que manifiesta como irritabilidad e ira alternando con momentos de apatía y depresión.
  • Son frecuentes las llamadas conductas deambulatorias y un aumento de la actividad nocturna, desencadenando insomnio durante la noche que posteriormente condiciona un estado de somnolencia diurna.
  • Otras manifestaciones clínicas asociadas al fenómeno son alucinaciones, pensamiento paranoico, griterío, gemido y vagar.

Acciones preventivas

Con algunas sencillas pautas de actuación por parte de los cuidadores se puede minimizar la alteración nocturna de los pacientes con demencias que sufren el síndrome del ocaso. Algunas de las medidas recomendadas por los expertos son:

  • Reducir los ruidos de la estancia apagando televisores o radios, o reemplazando estos ruidos por música relajada.
  • La iluminación es un punto muy importante, y se recomienda exponer al paciente a luz natural o artificial entre las seis y las nueve de la mañana para evitar que su despertar esté marcado por la oscuridad. También se pueden dejar iluminadas zonas como los pasillos o los baños durante la noche.
  • Realizar actividades como visitas o excursiones en los momentos en los que el paciente está más activo.
  • Practicar algún tipo de deporte moderado, que además de aumentar la fuerza muscular y el apetito, también reduce la tensión, el estrés, y la conducta agresiva.
  • Se debe evitar que los pacientes duerman durante el día; de esta manera se mejora el sueño nocturno.
  • Una rutina en los horarios de la alimentación también ayuda a prevenir la agitación.
  • Tomar la medicación correspondiente para aliviar este trastorno –normalmente hipnóticos– siempre a la misma hora, hace que el cuerpo se habitúe, evitando así la agitación y el nerviosismo.

Fuentes