Unión General de Trabajadores (UGT)

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Unión General de Trabajadores (UGT)
Información sobre la plantilla
Institución con sede en Mataró, Bandera de España España
UGT Aragón.jpg
Sindicato
Siglas o Acrónimo:UGT
Apertura:12 de agosto de 1888
Ideología política:Socialdemocracia; Histórico: Socialismo; Marxismo
País:Mataró, Bandera de España España

Unión General de Trabajadores (UGT) es una organización sindical obrera española. Fundada en el Congreso Obrero de Barcelona de 1888, comparte origen histórico con el Partido Socialista Obrero Español evolucionando desde el clásico marxismo hacia una orientación socialdemócrata.

Síntesis biográfica

La constitución de la UGT en 1888 en Barcelona culmina en España el proceso de afianzamiento orgánico de la tendencia obrera seguidora de los postulados promovidos durante la I Internacional por Carlos Marx. Como es bien conocido, entre los promotores de la UGT de España se encontraba el representante de la Federación Tipográfica, el madrileño Pablo Iglesias, fundador nueve años antes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El sindicato socialista, durante su primera década de vida, va a experimentar una lenta evolución de afiliación, no alcanzando en este período los diez mil federados.

I. 1882-1923: La debilidad del sindicalismo socialista en Aragón:

Aragón, espacio económico eminentemente agrario, era —declaraba en 1903 el dirigente obrero aragonés Isidoro Achón— «una de las regiones en que menos se ha desarrollado el movimiento obrero consciente». La organización sindical socialista aragonesa fue en estos primeros años muy débil. Desde la constitución en 1882 de la Federación Tipográfica funcionaba en Zaragoza una Asociación del Arte de Imprimir, con alrededor de un centenar de afiliados presidida en los primeros años por Pablo Claramunt. La llegada desde Bilbao, al año siguiente de crearse la UGT, del socialista Matías Pastor Sancho supuso un apoyo a la consolidación de la organización ugetista en esta ciudad. En 1890, Matías Pastor constituyó la Sociedad de Canteros que, junto con los tipógrafos (ese año se celebra en Zaragoza el V Congreso del Arte de Imprimir), eran las dos sociedades ugetistas zaragozanas. A ellas se unirán en 1893 otras dos nuevas, los sombrereros fulistas y los carpinteros (en 1891 se había creado la Agrupación Socialista de Zaragoza), llegando a sumar entre las cuatro 267 afiliados y constituyendo en 1895 una malograda Federación de Sociedades obreras, de corta vida.

Hay que esperar a 1900 —inicio del ciclo económico expansivo azucarero zaragozano, de 1899 a 1904— para encontrar un nuevo asentamiento de la implantación ugetista. En 1902 los ugetistas zaragozanos sumaban alrededor del millar de afiliados repartidos en diez sociedades obreras, alrededor de un 3% de los efectivos totales de UGT (obreros de la madera, curtidores, constructores de carros, caldereros, constructores de coches, sombrereros, planchadores, toneleros, constructores de camas de hierro y tipógrafos), si bien pronto retorna a colectivo minoritario dentro del todavía poco desarrollado Movimiento obrero zaragozano, más orientado hacia el sindicalismo autónomo en el que actúa el movimiento del Anarquismo. Para Matías Pastor (1904) la «principal causa del atraso político-societario que se nota es la escasa propaganda que de la misma se ha hecho. Como no contamos con elementos de valía para realizar la misma, cuéstanos gran trabajo a los socialistas el sacar de la indiferencia a la clase trabajadora».

A partir de 1905 la organización ugetista zaragozana —al igual que en el resto de España— sufría un reflujo orgánico, estancando su afiliación, en el caso aragonés hasta 1916, en una cifra cercana al centenar de militantes. A partir de ese año, el sindicalismo autónomo, por medio de la recién constituida Federación Local de Sociedades Obreras de Zaragoza, pasaba a convertirse en la organización obrera hegemónica de la ciudad.

El estallido reivindicativo del movimiento obrero que se produce en Zaragoza durante 1910-1911 (coincidiendo con el segundo ciclo expansivo económico zaragozano) está vinculado al sindicalismo apolítico (en 1910 la Federación Local obrera contaba ya con 2.600 afiliados) próximo a los planteamientos de la entonces creada Confederación Nacional del Trabajo (C.N.T.) (1910).

Los efectos de la I Guerra Mundial (fuerte inflación, encarecimiento de las subsistencias), en confluencia con otras crisis sectoriales, conducen a la crisis de Estado de 1917, y suponen un nuevo período de auge de las organizaciones obreras. En noviembre de 1916 se firmaba en Zaragoza el pacto nacional entre UGT y CNT, firmando por la Federación Obrera zaragozana (reorganizada en 1916) el sindicalista —dos años más tarde socialista— Ángel Lacort. Esta provincia registrará los mayores niveles del país de movimientos huelguísticos. Tras el movimiento huelguístico de 1917 y el ascenso de los socialistas al Parlamento, el mayor impulso que experimentan las organizaciones socialistas tiene asimismo su expresión en Aragón. Comienzan a consolidarse pequeños núcleos socialistas en las tres provincias. Durante 1918-1920 asistimos a un fuerte crecimiento orgánico socialista. Así, este último año, UGT contaba en Aragón con 11 secciones y 1.864 afiliados, de los que 1.070 eran zaragozanos y 774 turolenses (junto a un PSOE con 8 agrupaciones y 908 afiliados), lo que suponía, con todo, algo menos del 1% del colectivo ugetista español. A partir de ese año, el radicalismo frontal de la lucha de clases desarrollada especialmente en la ciudad de Zaragoza produce un descenso en la afiliación ugetista (en 1921 son 1.196 los afiliados, 1.295 en 1922), reduciendo la Federación de Zaragoza a casi la mitad sus efectivos (578 en 1921), en beneficio del predominio de la pujante organización cenetista. A corto plazo, la crisis de Estado desencadenada en el país se zanja en 1923 con la llegada a Madrid del general Miguel Primo de Rivera.

La actitud posibilista adoptada por los socialistas en los primeros años de la Dictadura implicaba la permanencia en la legalidad vigente de sus organizaciones, aunque éstas experimentasen durante ese tiempo escaso auge. A partir de 1927, el distanciamiento con la Dictadura es claro, oponiéndose los socialistas a la constitución de la corporativa Asamblea Nacional. En 1928-1929 se produjeron sendos viajes propagandísticos de Francisco Largo Caballero por diversos pueblos de Aragón (especialmente de la Comarca de las Cinco Villas, Ateca, Zaragoza, Jaca), lo que supuso un notable impulso en la consolidación, por vez primera, del sindicato en el medio rural zaragozano. Esta Federación provincial pasaba de contar en 1922 con 748 afiliados a tener contabilizados 3.453 en 1928. De 1924 a 1930, 17 nuevas sociedades ugetistas se constituían en la Casa del Pueblo de Zaragoza (calle Estébanes, 2), 20 en la provincia (12 en 1930), 3 en Huesca y 7 en Teruel.

II. Auge de la UGT en Aragón durante la Segunda República:

El año de 1930, año de crisis gubernamental, suponía para las organizaciones socialistas consolidar una etapa expansiva. El nacimiento en este año de los periódicos semanales Periódico Adelante y Periódico Vida Nueva, órganos de expresión de la UGT y del PSOE de Teruel y Zaragoza respectivamente, son indicadores de este renovado impulso del socialismo en Aragón. Con la instauración de la II República este desarrollo se refuerza, experimentando un importante auge. En octubre de 1931 los efectivos ugetistas en Aragón eran ya de 16.530 afiliados, correspondientes a 123 secciones organizadas, lo que suponía el 1,7% del total de ugetistas del país. La cifra no es muy alta si consideramos que el porcentaje de aragoneses respecto a la población española estaba en un 4,3%, pero ciertamente supone una importante alza relativa sobre las posiciones anteriores de la Dictadura. En 1922 los ugetistas aragoneses representaban un escaso 0,6%. El ritmo de crecimiento de UGT (entre 1922-1931) ha sido casi tres veces más fuerte en Aragón, especialmente en Zaragoza, que en España.

Esta onda expansiva organizativa continuaría durante los meses siguientes. A finales de 1931 tenía lugar en Teruel el Congreso Constituyente de la Federación provincial de UGT, en el que participaban delegados de 55 sociedades obreras adheridas al acto en representación de unos seis mil afiliados. En el II Congreso ugetista zaragozano, celebrado en abril de 1933, están representadas 221 secciones locales con algo más de veinticinco mil afiliados, lo que supone más de treinta y dos mil ugetistas aragoneses, un 3% del total global estatal.

En estos años, podemos destacar como dirigentes ugetistas en Aragón, entre otros, al secretario provincial zaragozano, el tipógrafo Bernardo Aladrén; el azucarero Luis Viesca; el auxiliar de farmacia Eduardo Castillo, al metalúrgico Antonio Puyó, al dependiente Rómulo Oriol; a los campesinos Juan Sancho y Jacinto Longás, etc. En Teruel, podemos recordar, junto con los catedráticos Pedro Díez Pérez y Juan Sapiña, a dos malogrados dirigentes, el minero asesinado Daniel Villa y el campesino Manuel Noguera, fallecido en 1932.

El alzamiento militar del 18 de julio de 1936 dividió verticalmente el territorio aragonés en dos zonas, ocupando el bando rebelde la occidental (zona donde radicaban las más importantes organizaciones socialistas aragonesas), lo que trajo consigo el desmantelamiento y liquidación de los más importantes focos ugetistas. Todavía a finales de ese año, se reorganizó la Federación ugetista zaragozana (paralelamente con la del PSOE) en Mequinenza, procediéndose «al nombramiento de la Comisión ejecutiva de la Federación, teniendo como residencia el Comité la ciudad de Caspe». Fue elegido presidente del Comité Eduardo Castillo y vicepresidente el taustano Jacinto Longás, y en él figuraban ya algunos militantes comunistas; la Federación editó poco más tarde en Lérida, como órgano propio, el periódico Unidad. La Federación turolense también se reorganizó en Alcañiz varios meses después del alzamiento, ciudad en la que se celebró una Asamblea provincial ugetista, dirigida aquélla en estos momentos por los directivos campesinos Pascual Noguera, Francisco Bayo, A. Sánchez Batea y Simón Marín.

III. 1975: El resurgimiento ugetista en Aragón:

La fuerte represión políticosocial que continuó acompañando a la postguerra española imposibilitó la reorganización sindical en el interior. En Zaragoza el movimiento sindical reaparecerá sólo muy avanzados los años sesenta, ligado a los trabajadores zaragozanos de las organizaciones católicas (Juventud Obrera Católica (J.O.C.), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC y HOACY), de los que surgirá como sindicato de clase la Unión Sindical Obrera (U.S.O.), implantada asimismo en Zaragoza) y al colectivo pequeño, en esos momentos, del Partido Comunista de España (P.C.E.). / Partido Comunista de Aragón (P.C.A.), núcleo sobre el que se asentó el primer movimiento de las que entonces se denominaron «Comisiones Obreras (CC.OO.)», favorable a la participación sindical dentro del Vertical, frente a la política general de UGT de no participación. Sólo a partir de 1975 se inicia la creación de un pequeño núcleo socialista, ligado a UGT, en Zaragoza, que participará (junto con sendos colectivos de Monzón y Teruel capital, alrededor de una veintena de afiliados) en abril de 1976, en Madrid, en el primer Congreso de UGT celebrado en España desde 1932, que reafirma como secretario general en la dirección del sindicato al socialista vasco Nicolás Redondo. A la vuelta de este congreso, el colectivo ugetista zaragozano eligió su primera directiva (encabezada por Benito Rodrigo y Santiago Vallés). La desaparición de la estructura del sindicato vertical potenciará en 1977 un espectacular crecimiento de las organizaciones sindicales de clase. Un año más tarde, declaraba Armando Peruga, como secretario de organización de UGT-Zaragoza: «Para la UGT zaragozana, que en un año pasa de 100 a veinte mil afiliados, su crecimiento masivo y rápido va a constituir su principal problema, porque además de ser importante por sí mismo va a condicionar todos los demás aspectos sindicales de la organización». Esta crisis de consolidación interna del sindicato, tanto en la estructura orgánico-administrativa como en la dirección —pareja a la que en esta coyuntura está sumido el PSOE en Aragón—, se refleja en sendas asambleas ugetistas zaragozanas de 1977. En otoño de este año se elige una nueva directiva, encabezada por Santiago Vallés y Armando Peruga, que va a dirigir a esta organización durante los tres años siguientes (dimitían a finales de 1980, siendo sustituidos en la dirección por Alfredo Arola y J. A. Cid, electos a principios de 1981); años éstos en los cuales se celebran elecciones sindicales —1978 y 1980— que configuran a UGT, junto con CC.OO., como centrales sindicales mayoritarias. En Aragón, al igual que a nivel estatal, UGT representa en 1980 una proporción similar de delegados sindicales respecto de CC.OO. (en España 29,3% de delegados electos ugetistas frente al 30,9 de Comisiones), presentando el caso aragonés un inferior nivel de participación sindical que la media española (33,8% de las empresas aragonesas frente a un 37,3% de las españolas).

Ambos sindicatos mayoritarios, firmaban con el gobierno ucedista y la patronal (C.E.O.E.) el Acuerdo Nacional de Empleo en 1981.

A nivel orgánico, la UGT en Aragón representa alrededor de un 3% del global de la afiliación ugetista, destacando por su peso la Federación provincial zaragozana (que a finales de 1978 inauguraba sus nuevos locales propios en la calle Aznar Molina), de la que las tres cuartas partes de sus efectivos se localizan en la capital. La Federación del Metal, en lógica con la estructura laboral zaragozana, es la más importante y supone alrededor de la mitad de los efectivos ugetistas de la capital. En la provincia destacan los núcleos ugetistas de Tarazona, Calatayud y Mequinenza (y la organización local de Casetas, administrativamente barrio de la capital). En Huesca, las federaciones más importantes son Construcción y Químicas, siendo la capital, junto con las cabeceras industriales oscenses Sabiñánigo, Monzón y Barbastro, los núcleos más implantados (entre los cuatro reúnen la mitad de la afiliación provincial). En la UGT de Teruel, la federación minera es la de mayor peso provincial, localizándose en Alcañiz y la cuenca minera (Utrillas, Andorra) las más importantes uniones locales ugetistas. En 1981, UGT inicia a nivel confederal, un plan de comarcalización de sus organizaciones locales.

Con el ascenso del PSOE al gobierno de la nación, comienza una nueva etapa que se caracterizará por el progresivo distanciamiento entre partido y sindicato, y paralelamente, un acercamiento de éste a Comisiones obreras (CC.OO.). La reforma de la Ley de Pensiones marcará el comienzo de ese distanciamiento y dará lugar a la primera manifestación contra el gobierno socialista, convocado por UGT y CC.OO., el 4 de junio de 1985. El conflicto de la cuenca minera turolense, a finales de 1985, cuyo detonante fue la negociación del cupo del carbón provocará graves enfrentamientos entre los líderes de las movilizaciones y los defensores de la negociación con el gobierno. En el Congreso de UGT, Teruel de 1987, la directiva será castigada duramente, absteniéndose todos los representantes de la cuenca minera en la votación del informe de gestión, que sólo recibe el 24% de los votos favorables. Simultáneamente se va produciendo un fortalecimiento y desarrollo de la UGT. En 1983 se crea La voz sindical, órgano de expresión del sindicato en Zaragoza y, a partir del 85, en todo Aragón. La devolución del patrimonio sindical hace posible el traslado desde el sótano de la calle Aznar Molina a la actual sede en la calle Costa, al tiempo que permitió la mejora de las infraestructuras de las uniones locales y comarcales. UGT sanea su economía, completa la constitución de las federaciones de industrial, y negocia la cesión del pueblo de Ligüerre de Cinca con intención de convertirlo en un centro de ocio para los afiliados. En los congresos provinciales celebrados en 1986-87, se reelige a J. A. Cid como Secretario General de Zaragoza; en Teruel repite Álvaro de Diego con poco más del 20% de apoyos, a éste le sucederá Jesús García Duque en 1989. En Huesca resulta elegido Jesús Lóriz, que repetirá en el siguiente congreso. Las elecciones sindicales de 1986 confirman a UGT como primera fuerza sindical en Aragón, mientras las tensiones entre sindicato y gobierno se van acrecentando: Redondo pide la dimisión de Solchaga en 1987 y se niega a firmar un nuevo pacto social, al tiempo que inicia contactos con CC.OO. de cara a diseñar una estrategia común. En 1988, el XXXI congreso del PSOE pide un cambio de política económica que frene el aumento del paro (3 millones de parados). La respuesta del gobierno es el Plan de Empleo Juvenil y la ampliación de la cobertura de las pensiones existenciales. Los ugetistas acusan al gobierno de maniobras contra el sindicato, mientras el diálogo entre Redondo y González se rompe totalmente y el gobierno firma acuerdos con sindicatos minoritarios. El Comité Federal de UGT responde con el acuerdo de lanzar una campaña de movilizaciones contra la política económica del gobierno que culmina en la convocatoria de Huelga General del 14 de diciembre del 88. En Aragón el paro fue total en las tres provincias y por la tarde se celebraron manifestaciones multitudinarias en las principales poblaciones (huelgas). UGT volvió a ganar las elecciones sindicales de 1990-91, con un 44% de delegados en Aragón, frente al 36% de CC.OO., y la aragonesa Inés Ayala fue elegida Secretaria de Acción Social en el Congreso Confederal de 1990. Pocos años después, UGT abordará una nueva organización en Aragón, con la creación de U.G.T.-Aragón, cuyo congreso constituyente tuvo lugar el 28 de mayo de 1993; se crea así la Unión Regional, en sustitución de las Uniones Provinciales de Huesca, Teruel y Zaragoza. José Antonio Cid es el nuevo Secretario General hasta octubre del mismo año, en que presenta la dimisión para ser Consejero del Gobierno Autónomo de Marco; es sustituido por Jesús Membrado, que ocupaba la Secretaría de Organización, y que continúa en 2000 como Secretario General. En las elecciones sindicales de 1994-95, UGT Aragón obtiene un 43,03% de los delegados y CC.OO., un 35,3%. En 1997, UGT Aragón alcanza los 30.000 afiliados. En la última etapa de negociación de las transferencias de la Enseñanza no universitaria fue el sindicato que más firmemente apoyó la postura del gobierno aragonés (PP-PAR). En el gobierno de coalición PSOE-PAR de la V legislatura, el sindicato UGT tiene una importante presencia.

Con el paso de Jesús Membrado en 2004 a las listas del Partido Socialista Obrero Español, quedaba vacante la secretaría general de UGT Aragón que fue confiada a Julián Lóriz, siendo reelegido en 2005 y 2009.

Bibliografía

Bernad, E. y Forcadell, D. (eds.): Historia de la Unión General de Trabajadores en Aragón; Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 2000.

Fuentes