Biomedicina

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Concepto:La Biomedicina es el estudio de los aspectos biológicos de la medicina. Su objetivo fundamental es investigar los mecanismos moleculares, bioquímicos, celulares y genéticos de las enfermedades humanas.

Biomedicina. Término que engloba el conocimiento y la investigación que es común a los campos de la Medicina, Veterinaria, Odontología y a las Biociencias como Bioquímica, Química, Biología, Histología, Genética, Embriología, Anatomía, Fisiología, Patología, Ingeniería Biomédica, Zoología, Botánica y Microbiología. La Biomedicina no se relaciona con la práctica de la medicina, sino aplica todos los principios de las ciencias naturales en la práctica clínica mediante el estudio e investigación de los procesos fisiopatológicos considerando desde las interacciones moleculares hasta el funcionamiento dinámico del organismo a través de las metodologías aplicadas en la Biología, Química y Física. De esta manera permite la creación de nuevos fármacos, perfecciona el diagnóstico precoz de enfermedades y el tratamiento de éstas.

Objetivos

El objetivo de la Biomedicina es el desarrollo de nuevos fármacos y de nuevas técnicas para ayudar al tratamiento de enfermedades. Todo ello a partir de la comprensión de las bases moleculares de las distintas patologías, como las enfermedades infecciosas, inmunes, neurodegenerativas, el cáncer.

Historia del desarrollo de la Biomedicina

En la comunidad primitiva, se elaboró la primera interpretación de la enfermedad y con ella nació la medicina como conocimiento y la figura social del médico. La doctrina científica de la enfermedad, creación griega, se inició en la obra del filósofo y médico presocrático Alcmeón de Crotona. La doctrina griega de la enfermedad experimentó diversas vicisitudes en un período aproximado de seis centurias antes de ser reafirmada por Galeno. El criterio médico galénico se mantuvo vigente durante cientos de años.

Durante los primeros siglos medievales, las condiciones de dureza y ruralismo en que se desarrolló la vida comunitaria en Europa redujeron la actividad cultural y científica y con ello el estudio y la práctica de la medicina. En esa época sólo se consagraban a tales cometidos algunos miembros de la Iglesia y aquellos que vivían en el retiro de los monasterios. La medicina europea comenzó como medicina monástica. El enriquecimiento de los conocimientos médicos en la Europa cristiana por obra de las traducciones de los textos árabes y de la creación de las universidades, motivó una profunda transformación de la medicina europea. En ella influyó asimismo la filosofía aristotélica en la versión que de la misma elaboraron en el siglo XIII Alberto Magno y Tomás de Aquino.

La historia de la medicina europea occidental nació con la etapa renacentista que corresponde a la fase de transición entre la medicina medieval y la propiamente moderna; en su transcurso coexistieron la doctrina médica tradicional y los logros iniciales de una postura crítica ante esta herencia científica mantenida por una minoría de médicos europeos.

La renovación de la medicina iniciada en el Renacimiento ocurrió en parte a través de un auténtico retorno a la antigüedad que buscaba rescatar la tradición científica y cultural clásica con el despojo de las erróneas interpretaciones que de ella hicieron los comentaristas medievales, árabes, judíos y cristianos. La imprenta por su parte permitió una rápida difusión de este quehacer.

Campos de la Biomedicina

La medicina clínica se enriqueció en el siglo XVI con un buen número de conocimientos concretos: por ejemplo, el de enfermedades tales como la Sífilis, la Difteria, etc. El siglo XVII es testigo del nacimiento de las revistas científicas. La medicina clínica experimenta desde los mismos comienzos del siglo XIX un rápido desarrollo, una casi total transformación nacida de las concepciones anátomo-clínica, fisiopatológica y etiopatológica de la enfermedad que en ese momento se formulaban y motivado, también, por un acentuado proceso de tecnificación del quehacer médico. Surgieron así la Auscultación mediata, varias formas de endoscopías, la Electrocardiografía, las pruebas funcionales, los medios diagnósticos de laboratorio.

Otro rasgo singularizador de la medicina clínica en el siglo XIX y en la actual centuria es la aparición de las escuelas nacionales. El especialismo que ahora se implanta de modo ya irreversible fue consecuencia directa del fabuloso crecimiento de los conocimientos médicos. Cobraron personalidad propia la Pediatría, la Dermatología, la Neurología.

Desde la década final de la pasada centuria han hecho aparición en la medicina concepciones renovadoras de la enfermedad en las que se destaca su valoración de lo propiamente individual en el proceso morboso. Más onda renovación, han impuesto en la patología el psicoanálisis de Sigmund Freud y las doctrinas psicológicas y psicosomáticas de él derivadas. Los recursos diagnósticos, los conocimientos sobre los distintos modos de enfermar son comparados con los de la pasada centuria, muy superiores.

La lucha social contra la enfermedad se orienta hoy claramente al logro de una medicina preventiva que pretende evitar la aparición de la enfermedad.

La prevención y curación de las enfermedades del hombre, objeto de la medicina, precisa para su real eficacia de la coordinación de todas aquellas disciplinas que tienen implicaciones en los tres procesos básicos sobre los que se orienta el quehacer médico de cada día, a saber, el diagnóstico, el reconocimiento de un agente o factor como causa del estado morboso y, por último, el terapéutico. Los adelantos de la ciencia biológica y los desarrollos tecnológicos constituyen la base del progreso médico durante los últimos 50 años, en los que ha avanzado la capacidad del médico para intervenir en las enfermedades. Gran parte de este progreso se produce en las ciencias básicas.

El carácter actual biocientífico de la práctica médica tiene un desarrollo relativamente nuevo. Durante la mayor parte de la historia registrada, la medicina era de todo menos científica, dominada por el empirismo y encadenada por dogmas.

A comienzos del siglo XIX, empezaron a aparecer precursores del cambio cuando se aplicaron a la medicina los nuevos principios de la física y la química; los fisiólogos insistieron en las funciones de los órganos y tejidos, los patólogos en el estudio crítico de los tejidos normales y patológicos y en las correlaciones entre la enfermedad y las observaciones anatómicas precisas; los bacteriólogos comenzaron a identificar los microorganismos de enfermedades determinadas: el bacilo del Ántrax en el carbunco, el bacilo tuberculoso en la consunción.

Las principales contribuciones eran diagnósticas, pronósticas y de sostén.

Poco a poco aparecieron tratamientos particulares, la Insulina para la Diabetes, el extracto de hígado para la Anemia perniciosa. Pero fue en el decenio de 1935 a 1945 que la aparición de las Sulfamidas y de la Penicilina en la medicina clínica permitió curar un número muy elevado de enfermedades que hasta entonces no tenían terapéutica o eran mortales. Suele fecharse los comienzos de la medicina moderna según estos acontecimientos relativamente recientes. Los adelantos actuales son rápidos en Inmunología, Biología molecular y celular, investigación de péptidos y Biología estructural. Se dice que la época actual es la edad molecular de la ciencia biológica básica. La influencia molecular penetra e invade todas las disciplinas tradicionales en las cuales se basa la medicina clínica. La medicina no es sólo una rama de la Biología aplicada, pues supone también muchos aspectos de la Psicología, de la Sociología, de la Antropología y de la Economía.

Estas disciplinas, durante mucho tiempo no fueron consideradas, en la actualidad se reconocen hermanas de la medicina como disciplina y de la práctica de ésta como profesión.

Fuentes

Referencias bibliográficas

  • Diccionario enciclopédico Salvat universal. Barcelona: Salvat, 1969;t 15:58-61.
  • Wyngarden JB, Smith LH, eds. Tratado de medicina interna. 18. ed. México, DF: Interamericana, 1988:5-6.