Carlos Montenegro Rodríguez

Carlos Montenegro Rodríguez
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Nacimiento27 de febrero de 1900
Galicia, Bandera de España España
Fallecimiento5 de abril de 1981
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Carlos Montenegro Rodríguez. Narrador y periodista. Uno de los más importantes renovadores de la literatura cubana a partir de la década de 1930.

Síntesis biográfica

Nació en Caramiñal, Galicia, en el año 1900. A los siete años emigró a Cuba junto con su familia. Cursó sus primeros estudios en un colegio religioso de Guanabacoa. Luego por necesidades económicas sus padres decidieron trasladarse a Argentina, donde la familia residió durante once meses. A los catorce años, Montenegro se alistó como grumete en un barco de cabotaje, La Julia, bajo la supervisión del ex-patrón de su padre en Galicia. A partir de entonces hizo vida marinera en diversas compañías de navegación y por puertos de Centroamérica, México, Cuba, Estados Unidos y Canadá. Estuvo preso en Tampico, en pleno apogeo de la Revolución Mexicana, pues fue acusado de ser agente estadounidense y de pretender vender las pistolas del barco donde trabajaba a un armero de la ciudad. Finalmente consiguió escapar, y a partir de entonces desempeñó numerosos oficios (marino, obrero fabril, minero) lo cual le aportó experiencia que luego aprovecharía en sus narraciones.

Trayectoria y formación autodidacta

En 1931, Montenegro se dedicó al periodismo y se involucró profesionalmente en varios de los proyectos intelectuales de la generación del ‘23. A partir de esos años se fue consolidando en él una formación autodidacta que lo llevaría a convertirse en uno de los intelectuales cubanos más singulares de su tiempo.

En 1933 se unió al Partido Comunista y comenzó a trabajar en el periódico Hoy, del cual llegaría a ser jefe de redacción. Como coeditor de la revista Mediodía se comprometió en la campaña antifranquista y, además de varios artículos, publicó el folleto Aviones sobre el pueblo (relato de la Guerra de España) en 1937. Partió a España para reportar la Guerra Civil como corresponsal de esa publicación periódica, pasando antes por Nueva York, donde escribió para el periódico antifascista La Voz, que se redactaba en castellano. Luego embarcó en el buque Normandie rumbo a Francia y se introdujo en territorio español a través de la frontera franco-catalana, por la localidad de Port-Bou. Recorrió Barcelona, Madrid y otros territorios; escribió crónicas y reportajes desde distintos frentes de batalla, y se unió a las tropas del coronel Valentín González, conocido como Campesino. De esa experiencia surgió el libro Tres meses con la fuerza de choque (División Campesino) en 1938.

Obras escritas

La activa militancia comunista que caracterizó a Montenegro en los años ‘30, y su confianza en las posibilidades estéticas del realismo socialista lo condujeron a escribir dos obras de teatro que, dentro del conjunto de su producción, no resultan hoy relevantes. La primera, Tururí ñan ñan, no llegó a imprimirse, aunque se estrenó en 1939 con gran éxito de público en el Palisades Park, Nueva Jersey. Esta obra, que exigía la participación de gran cantidad de actores, se desarrollaba en un país africano imaginario y tenía como intención incentivar la lucha social y la reivindicación de los negros. La segunda pieza, Los perros de Radziwill, fue estrenada en el estadio de La Polar de La Habana, en 1940, con igual aceptación de público.

En ésta la acción se desarrollaba en una región rural de Bielorrusia, y se denunciaban las condiciones de vida de los campesinos. Los perros de Radziwill había sido publicada en 1939, y los fondos que se recaudaron con los boletos de su puesta en escena fueron destinados al Partido Comunista.

En el propio 1939, Montenegro tuvo fuertes diferencias de criterios con el director del periódico Hoy, y comenzó a entrar en conflicto con la dirección del Partido Comunista. Su distanciamiento se fue haciendo cada vez mayor, lo que hizo que renunciara como administrador de un periódico menor llamado Gente de la Semana, dedicado a comentar la vida política nacional y extranjera, así como los acontecimientos del mundo del espectáculo. Se distanció igualmente de la vida intelectual de la capital y estableció su residencia en las afueras de La Habana.

Al triunfar la Revolución Cubana en 1959, Montenegro decidió marchar primero a México y luego a Costa Rica, para finalmente radicarse en Miami.

Dejó inéditos varios textos, entre ellos la novela El mundo inefable -donde narraba sus antiguas peripecias en la cárcel mexicana de Tampico-, en la que llevaba trabajando varios años. Calificado como el Gorki cubano por los integrantes del Grupo Minorista, Carlos Montenegro desarrolló una obra narrativa que se caracterizó por un marcado carácter realista y testimonial, por el empleo de un lenguaje popular y por el reflejo de conflictos sociales. La objetivación de las narraciones de Montenegro y su interés por representar la realidad de la manera más fiel posible han sido identificados por la crítica como rasgos naturalistas. Sin embargo, aunque su obra presenta contactos con el naturalismo, aquellos rasgos se deben más a lo que aportaron las propias experiencias vitales de Montenegro y no a su afinidad con determinada concepción estética.

Prisión

Cuando tenía diecinueve años de edad, Montenegro mató a un hombre en el puerto de La Habana, y por ello fue condenado a catorce años, ocho meses y un día de prisión en el Castillo del Príncipe, donde estaba ubicado el Reclusorio Nacional. En la biblioteca de la cárcel comenzó a estudiar con intensidad, y conoció a varios intelectuales y estudiantes revolucionarios, entre ellos a Pablo de la Torriente Brau y José Zacarías Tallet, quien trabajaba allí como contador.

En la cárcel también escribió sus primeros cuentos; en 1924 consiguió publicar algunos de ellos en la revista Renacimiento, que era el órgano de la penitenciaría. También tuvo acceso a las páginas de la revista Social, donde publicó algunas de sus poesías. En 1928 obtuvo, por votación popular, el primer premio en un concurso convocado por la revista Carteles con el cuento “El renuevo”, tras lo cual varios escritores y amigos se interesaron por su obra y por su situación, y gestionaron su indulto. Antes de que se le concediera, Montenegro había sido trasladado al Presidio Modelo de la Isla de Pinos, por la amplia influencia que estaba ejerciendo sobre el mundo intelectual habanero, aún tras las rejas.

Ediciones

En 1929 la Revista de Avance editó su libro El renuevo y otros cuentos, compuesto por dos partes: Cuentos de hombres libres y Cuentos de presidiarios. En sentido general, el gran tema de esos relatos es la tragedia cotidiana de los hombres que viven en espacios marginados. En estos cuentos se advierten las influencias de narradores como Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant y Horacio Quiroga. El renuevo, uno de los mejores cuentos del libro, es un relato trágico donde la ignorancia, la violencia y la superstición de una familia campesina terminan por incidir negativamente en la integridad física y psíquica de un niño.

Publicaciones y premios

Montenegro publicó en 1934 su segundo volumen de cuentos, Dos barcos, donde incorporó narraciones de ambiente marinero y de evidente rechazo al imperialismo norteamericano. Su siguiente libro de cuentos, Los héroes 1941, incluye cinco narraciones sobre las guerras de independencia. Con estas, Montenegro reflexionaba sobre la verdadera naturaleza heroica de los que contendieron.

En 1944, como reconocimiento a su maestría en el género, Montenegro obtuvo el Premio Nacional de Cuento Alfonso Hernández Catá con Un sospechoso. Sin embargo, a partir de esas fechas su producción de cuentos se limitaría a algunas publicaciones esporádicas en revistas y periódicos.

Obra narrativa más relevante

La obra narrativa más relevante de Montenegro es Hombres sin mujer, de 1938, una novela en que se expone con singular talento la tragedia sexual de los presos cubanos, y en particular el conflicto afectivo de uno de ellos.

Montenegro explora con minuciosidad los movimientos anímicos de sus personajes, atraídos mutuamente en una relación trágica cuyo desenlace se anuncia desde el comienzo de la obra. Hombres sin mujer focaliza su atención en la lujuria y la bestialización de los personajes que viven en la cárcel, donde, lejos de reformarse, se convierten en seres obsesionados por instintos y por bajas pasiones. Ya en 1936, en las páginas del tercer número de Mediodía había aparecido un capítulo suyo titulado El baile del guanajo, el cual había causado tanto revuelo que la revista sufrió suspensión durante tres meses y se le llevó a proceso judicial bajo la acusación de pornografía y propaganda subversiva. Pero, según aclaró luego en el prefacio de la novela, el objetivo de Montenegro era denunciar toda la crueldad de las condiciones de vida en el presidio. De ahí el carácter documental de Hombres sin mujer, donde el espacio carcelario queda caracterizado por la violencia de un lenguaje que muchas veces se ofrece a partir del diálogo directo. Por otra parte, también el tiempo aporta a la significación de la novela, puesto que parece detenido, absorbido por el espacio en que se repiten las mismas rutinas y donde inevitablemente ocurren una y otra vez las mismas tragedias. La crítica ha considerado que Hombres sin mujer es una de las más fuertes novelas cubanas de todos los tiempos.

Muerte

Murió en el Mercy Hospital de esa ciudad el 5 de abril de 1981.

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