Gilberto Bosques Saldívar

Gilberto Bosques Saldívar
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Diplomático mexicano
NombreGilberto Bosques Saldívar
Nacimiento20 de julio de 1892
Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Fallecimiento4 de julio de 1995
Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Otros nombresel "Oscar Schindler" mexicano

Gilberto Bosques Saldívar. Diplomático mexicano. Conocido como el "Oscar Schindler" mexicano, porque durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a huir de las amenazas nazi y franquista a más de 30.000 personas (cifra aproximada según el historiador Christian Kloyber) judíos, españoles, franceses y libaneses.

Síntesis biográfica

Nació el 20 de julio de 1892 en Chiautla de Tapia, Puebla (México). Sus padres fueron Cornelio Bosques Pardo y doña María de la Paz Saldivar, tiene antecedentes de familiares que combatieron contra los franceses y en la Revolución. Deja su pueblo a temprana edad para continuar con sus estudios en el Instituto Normalista del Estado, donde es líder estudiantil y estando Francisco I. Madero en Puebla le da su apoyo y participa activamente.

Etapas importantes de su vida

Es en Chiautla donde trata con los revolucionarios y es este lugar cuando se entera de que los hermanos Serdán en Puebla son descubiertos en la mañana del 18 de noviembre de 1910, dos días antes de lo previsto para el inicio de la Revolución. Para trasladarse a la ciudad capital, permanece escondido en el poblado de Tlancualpicán perteneciente a la Villa de Chiautla donde se encontraba la estación de ferrocarril.

Sus ideas revolucionarias lo hacen solicitar permiso para dejar su labor de ayudante de grupo en la escuela Primaria José María Lafragua, para incorporarse al grupo de voluntarios de San Carlos a la defensa del país, al darse la invasión de tropas norteamericanas en el Puerto de Veracruz en el mes de abril de 1914. Después de esto, regresa para obtener el título de Profesor en Educación Primaria, pero muy pronto se une a Venustiano Carranza manteniendo viva su preocupación por la educación, en esta etapa es comisionado por el propio Carranza para organizar la nueva escuela de la Revolución y, para abril de 1916 convoca al Primer Congreso Pedagógico Nacional en Santa Ana Chiautempán, Tlaxcala.

Su destacada participación en la Revolución y su preocupación por la educación, muestra ya a un Gilberto Bosques con rasgos muy propios. Una recia personalidad, su firme ideología socialista, su humanismo que contrasta con su apariencia dura, y su innegable liderazgo: no cabe duda, la Revolución no lo transforma, solo lo moldea.

Inicios en la política

Su incorporación en la política, primero en el estado de Puebla, en el Congreso Constituyente y, después como diputado federal, no sin antes haber colaborado como Secretario y Tesorero general de Gobierno en su estado en 1921 y 1922.Esta nueva faceta ya muestra su plena madurez política, un líder con carisma y con una total aceptación de las organizaciones sociales, maestros, obreros y campesinos que en el estado de Puebla siempre lo siguen.

Sus iniciativas para que se legislara para mejores condiciones de trabajo y los salarios de los obreros; su participación en la redacción del Artículo Tercero constitucional, al darle a la educación un tinte socialista, esto sin duda, es la culminación de un anhelo y la firmeza de sus convicciones que incluso, el propio Plutarco Elías Calles, no tuvo otro camino más que aceptar cada uno de los argumentos que sostenían esta importante iniciativa, que Gilberto Bosques junto con el diputado Luis Enrique Erro la presentan en tribuna. Es válido mencionar que en el período del General Lázaro Cárdenas del Río, primero apoya su campaña presidencial dentro del Partido Nacional Revolucionario (PNR), y después siendo diputado federal, Bosques Saldivar es el encargado de contestar el primer informe de gobierno en el primer periodo sexenal.

Solicita en aquel entonces el permiso al Congreso para poder participar en las elecciones internas para elegir candidato para la gubernatura del estado de Puebla. Esta experiencia que bien pudo costarle la vida, nunca lo amilano. Fueron unas elecciones ríspidas y peligrosas las que tuvo con Maximino Ávila Camacho en abril de 1936; quien solo con artimañas, el terror y la violencia utilizadas, lo convirtieron en el candidato a gobernador por el PNR. Como diría el historiador Alberto Enríquez Perea:

«Chiautla perdió la oportunidad de ver nacer un gobernador, pero en cambio, gano un brillante diplomático.»

Y es precisamente después de esta experiencia cuando la vida del profesor Gilberto Bosques tiene un viraje de alcances insospechados.

Servicio exterior

Gilberto Bosques mantenía excelente relación con el general Lázaro Cárdenas del Río, Presidente de la República Mexicana. Y es Juan Andrew Almazán y Luis Enrique Erro, amigos de él, quienes lo convencen para que se incorporara al Servicio Exterior, asunto que luego trata con el Presidente, no obstante que su interés de salir del país lo mueve los asuntos de tipo económico y de relaciones internacionales, la encomienda que el general Cárdenas le da es la de Cónsul General en París. Se une al cuerpo diplomático como lo hacen por ejemplo otros grandes hombres como: Isidro Fabela, Narciso Bassols y Emilio Portes Gil que se identificaban con el pensamiento revolucionario del general Cárdenas.

Es el 1 de enero de 1939 cuando Bosques parte para Francia, donde es además Ministro Encargado de Negocios en Vichy. Es en este país donde se encuentran miles de refugiados españoles que eran perseguidos por el dictador Francisco Franco y pronto lo sorprende la guerra, cuando en junio de 1940 los alemanes ocuparon la parte norte de Francia que al igual que los españoles, muchos alemanes, italianos y austriacos que eran perseguidos por Hitler ya sea por sus ideas antinazis o antifascistas o como en el caso de los miles de judíos, por el solo hecho de serlo. A todos ellos, el diplomático Gilberto Bosques les mostró su humanismo y su apoyo para salir de sus encierros y trasladarse a América y muchos a México.

Labor realizada

Cuando Alemania invadió Francia, Gilberto estaba en París, y su familia en San Juan de Luz. Recibió por escrito facultades para instalar el consulado donde le pareciera conveniente, y huyó en dirección al sur. Se reunió con su familia, e instaló el consulado en Bayonne, pero cuando los alemanes ocuparon la zona, volvió a trasladarse, instalando el consulado en Marsella. Tras la derrota de Francia, comenzó a ejercerse la autoridad alemana desde Vichy, y Petain se acabó sometiendo completamente a los alemanes. Bajo estas circunstancias, Bosques recurrió a medidas extremas para la defensa de los mexicanos, apoyado por completo por la Secretaria mexicana.

Pero, al estallar la Segunda Guerra Mundial, aumentaron los exiliados y con ello las tareas de Bosques, según documentó en sus memorias que fueron divulgadas por la cancillería mexicana. “La asistencia para los perseguidos israelitas tomó la dimensión de un deber de carácter humano. No había tomado México una actitud franca, pero el drama estaba ahí. Nuestra ayuda consistió en la ocultación de ciertas personas, en documentar otras, darles facilidades, llevarlas a la posibilidad de una salida de Francia, que era muy difícil”. Para transportar a los exiliados, el consulado mexicano fletó varios buques, y consiguió espacio en otros.

La mayoría escapó por el puerto de Marsella, a donde se trasladó el consulado mexicano tras la ocupación de Francia. Uno de los momentos más difíciles fue sacar del país a los combatientes de la Brigada Internacional que combatió en España. Algunas gestiones para el auxilio de los judíos mexicanos se iniciaron a través del Consulado General de México en Hamburgo, poniéndose de acuerdo con Alfonso Guerra, cónsul mexicano en Hamburgo.

Solidaridad con otras nacionalidades

Poco después, Bosques empezó a ampliar su auxilio a otras nacionalidades, y ante la enorme afluencia de refugiados españoles en busca de un visado para escapar a México, las medidas trazadas hasta el momento fueron insuficientes, por lo que arregló con la prefectura de Marsella el alquiler de dos castillos (Reynarde y Montgrand), que se convirtieron en recintos de asilo.

El castillo de Reynarde tenía una enorme extensión que restauró el consulado de Bosques, reparando el castillo, cultivando algunos campos y llevando rebaños. Alojaron de 800 a 850 personas que tenían todo lo necesario, y estaban protegidas. Para levantarles el ánimo, se organizó una orquesta, se montó un teatro en la bodega del castillo donde se representaban algunas obras de dramaturgos españoles, se organizaron juegos deportivos, y se montaron también bibliotecas, talleres, enfermería y lugar de exposición de arte.

En el castillo de Montgrand también hicieron arreglos. Allí había unos 500 niños y mujeres, con buena alimentación, campos de recreo para los niños, pediatras y escuela. Crearon un ambiente de recuperación mental y física para las mujeres rescatadas de los campos de concentración.

Para poder prestar toda esta ayuda, tenían 30 auxiliares empleados en las oficinas centrales, y una Dirección de Salud que estaba a cargo del doctor Luís Lara Pardo. El servicio médico tenía un cuerpo de profesionales principalmente españoles. Enviaban medicinas a los campos de concentración, y tras una autorización de las autoridades francesas daban atención médica a domicilio en hoteles y pensiones en los que había refugiados españoles, a los que además, les pagaban el hotel, y les daban una pensión acorde al número de familiares.

Por otro lado, con la ayuda de un abogado francés que había sido ministro, que a su vez, era ayudado por un cuerpo de juristas españoles, instalaron una oficina jurídica para defender a aquellos de los que el gobierno español pedía su extradición por la vía diplomática, ganando las 10 solicitudes que tuvieron que atender.

Cuando Francia comenzó a organizar las Compañías de trabajos forzados por la necesidad de mano de obra, establecieron una oficina de trabajo para colocar a los españoles que se llevaban a estas compañías. Consiguieron que las autoridades francesas aceptaran el crédito de la oficina respecto a la clasificación del trabajo cualificado, y pudieron proporcionar a muchos refugiados una ocupación que evitó que fueran enviados a las compañías de Francia y Alemania.

En los campos de concentración, los internos estaban incomunicados, y era muy difícil poder comunicarse con ellos, pero buscaban las vías adecuadas y cuando lograban sacar de los campos a una persona, una vez aceptada la autorización para que viajara a México, le trasladaban a un campo cerca de Marsella, pero como muchas veces los refugiados no llevaban fotografías para la documentación, y las autoridades francesas tenían el pretexto perfecto para enviarles de nuevo al campo de concentración, se estableció en el consulado de Bosques un gabinete fotográfico para solventarlo.

Cuando conseguían que saliera un prisionero, quedaba la labor de embarcarlo con destino a México. Los embarques se hacían en Marsella o en Casa blanca (África), por lo que había que llevarlos hasta allí, algo que no resultaba fácil.

Además, se costeó el rescate, de niños, en su mayoría huérfanos recogidos en los alrededores de los campos de los que habían escapado, en muchas ocasiones con preanemia o con los pies congelados, en invierno. Crearon en los Pirineos una casa de recuperación para estos niños, donde llegaron a tener a 80, a los que les dieron cura, alimentación y recursos médicos.

Constancia en su trabajo

Los refugiados italianos, alemanes, austriacos eran principalmente intelectuales, por lo que Bosques pensó en aprovechar a estos refugiados para un trabajo de investigación, y contactó con muchos de ellos, con el fin de reunir datos para estudiar la situación en todos los sectores involucrados en la guerra, y se formuló un proyecto para establecer, situar y esclarecer la situación política, económica y militar de Europa, reuniendo gran cantidad de datos.

Otra situación que vivieron, y que para ellos fue digna de estudio, fue el espionaje por parte de todos los órganos del gobierno de Vichy en coordinación con la Gestapo, del que fueron objeto. Sumándose que la policía española tenía también sus agentes vigilando los pasos de los españoles que estaban bajo la protección de México, por lo que abordaron la investigación, llegando a recopilar muchas notas.

Fue un trabajo muy interesante, porque contemplaba el espionaje en un plano general, de los países totalitarios y de cada país europeo, y se extendió a EE.UU., México, y toda América Latina.

El espionaje era una gran preocupación para el consulado, y no podían bajar la guardia. Cuando trataron de auxiliar a los miembros de las Brigadas Internacionales, se presentaban espías alemanes pidiendo auxilio para una supuesta salida de Francia, con el objetivo de incorporarse al grupo de refugiados para espiarlos.

Normalmente se presentaban en parejas para cuidarse uno del otro, pero cuando vieron que esto no daba resultado, cambiaron de estrategia. Se presentaban por separado y se valían de cualquier recurso. Por ejemplo, una vez uno de ellos se presentó llevando consigo un estudio muy completo sobre México, con mapas y encuadernado, solicitando auxilio para viajar a ese país, pero fue descubierto como soldado alemán al despedirse porque dio un taconazo.

Para otras gestiones en los campos de refugiados españoles, y para escapar un poco al espionaje (estar alerta sobre la acción de los japoneses que les vigilaban, la policía de Franco, la Gestapo o la policía de Vichy), contaban con la ayuda de algunos civiles franceses dentro del gobierno de Vichy. Estos civiles, también les ayudaron a obtener alimentos en volumen suficiente como para asegurar la alimentación de los albergues.

Establecieron relación con algunos proveedores que les servían al por mayor aceite y harina, y administraban muy bien la comida: con lo que costaba un desayuno en Marsella, ellos daban las tres comidas del día con vino y carne.

Formaron en los albergues cuadros de clasificación, agrupando a los refugiados por oficios, que enviaron a la Secretaría de Relaciones para que en México se viera la mejor forma de emplear esa fuerza de trabajo que llegaría. La acción diplomática en Francia era interesante, porque para las gestiones normales no funcionaban ni el derecho internacional clásico, ni el derecho diplomático, por lo que había que recurrir a principios aceptados de manera universal, como un estatuto de asilo en los dos albergues.

Lograron arreglos como el respeto de los albergues por parte de las autoridades francesas, accediendo a ellos la policía solo cuando se les autorizaba. Emplearon algunos recursos "persuasivos" con los funcionarios del Gobierno.

La tarea de Bosques permitió escapar de los nazis a unas 40.000 personas. Gilberto Bosques es conocido en este país como “el Schindler mexicano”, un término que no es totalmente correcto, dice su hija, Laura Bosques.

“Fueron acciones distintas, él tenía la representación del gobierno mexicano y cumplía una labor de estado”, explica en conversación con BBC Mundo.

Más allá de nombres, lo cierto es que la tarea del diplomático mexicano permitió escapar de la persecución nazi a unas 40.000 personas, según han documentado historiadores mexicanos.

Prisionero

México mantuvo un estado de guerra contra los países que formaron el Eje durante la Segunda Guerra Mundial.Incluso, un escuadrón de pilotos combatió en Japón, como parte de las fuerzas multinacionales que participaron en el conflicto.

Por esa razón, Gilberto Bosques, su familia y colaboradores fueron detenidos por el ejército alemán, que los trasladó a Bad Godesberg, una población cercana a Bonn. Allí permanecieron un año.

“Éramos prisioneros, no hay otra forma de decirlo. Con nosotros estaban representantes de varias legaciones diplomáticas, sobre todo de América Latina”, recuerda Laura Bosques. Al ser encarcelado, se derrumbó la red de protección a perseguidos que el cónsul había establecido en Europa.

Los diplomáticos mexicanos fueron canjeados en 1943 por un grupo de prisioneros alemanes capturados en Veracruz, en el oeste de México. El intercambio se hizo en Lisboa, Portugal.

Al concluir la guerra

Al concluir la guerra asume los cargos de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en países como [Lisboa]], Portugal; Estocolmo, Suecia; y en Helsinki, Finlandia. Concluye su brillante carrera diplomática en La Habana, Cuba de 1953 a 1964.

Su destacado papel lo convierte en uno de los principales pilares de la diplomacia mexicana –cuando el servicio de la diplomacia era reconocida por el mundo-, el Ministro Bosques tuvo el aprecio de reyes como lo fue el Rey Gustavo Adolfo VI de Suecia, de los españoles su reconocimiento, cuando Bernardo Giner de los Ríos, impuso la medalla con la Orden de la Liberación de España. En América gozó de la amistad del líder cubano Fidel Castro y del Ernesto Guevara de la Serna.

Muerte

Muere en la ciudad de México, el 4 de julio de 1995, a la edad de 103 años.

Homenaje

La tarea humanitaria de Bosques no sólo ayudó a quienes escaparon de la guerra, sino que le dejó beneficios a México, aseguró Adriana Romero, coordinadora de proyectos culturales de la Casa Refugio Citlaltépetl.

“Si no lo hubiera hecho, no tendríamos tantas personas que trabajaron por el país y que fundaron empresas e instituciones culturales”

El director de la Casa, Phillipe Ollé-Laprune, estableció la cátedra Gilberto Bosques como homenaje al diplomático que falleció en 1995.

Es uno de los pocos reconocimientos que se le han hecho al cónsul. En Viena, Austria, hay una calle que lleva su nombre, en el distrito 22 de la ciudad.

El 20 de julio de 2009 con motivo del 117 aniversario del natalicio del profr. Gilberto Bosques Saldivar, en su natal Chiautla de Tapia se abrió una sala en el palacio municipal, en lo que se le conoce como El Corredor. Con la presencia de Laura Bosques Manjarrez su hija, se rindió homenaje a su padre y se inauguró la sala que concentrará a partir de esta fecha importantes documentos de la vida de este destacado chiauteco.

Fuentes