Inmigraciones en Banes

Inmigraciones en Banes
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Sello Fomento de la inmigración
Fecha:1900-1930
Lugar:Banes, Holguín
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba, Bandera de España España, Bandera de Jamaica Jamaica, Bandera de Haití Haití, Bandera de Siria Siria, Bandera de Líbano Líbano, Bandera de Palestina Palestina, Bandera de Turquía Turquía

Inmigraciones en Banes. En 1899 se radicó en Banes la compañía estadounidense United Fruit Company. Esta empresa inicialmente enfrentó la carencia de mano de obra para acometer sus proyectos, por lo que apeló a su importación de Las Antillas. Posteriormente, el desarrollo económico y comercial que fue adquiriendo el poblado propició la llegada de otras oleadas inmigratorias espontáneas, procedentes fundamentalmente de los países asiáticos, latinoamericanos y del Medio Oriente. Ese abigarrado conjunto multiétnico sirvió de génesis al banense actual, en el que tienen un peso importante las inmigraciones española, jamaicana, haitiana, árabe y turca.

Inmigración española

A medida que avanza el siglo XIX y fundamentalmente, a partir de 1880, la migración española hacia América comenzó a tener un peso destacado. Cuba ocupó el segundo lugar entre los países de América que acogieron mayor número de españoles, en el período comprendido entre 1882 y 1930, lo que representa el 33,93 % de la emigración hispana a América.

Banes no estuvo exento de esta inmigración, según consta en los documentos del Registro Civil (libros de ciudadanía), en la zona se registraron 292 españoles. Si se compara el número de hispanos que emigraron a Cuba, con los que se reportan como residentes en dicha localidad, se pudiera plantear que esta zona no fue destino priorizado para la inmigración española. Sin embargo, cuando la comparamos con las otras inmigraciones del viejo continente, esta fue la más numerosa.

Esta inmigración se desarrolló en varias etapas, influenciada por dos procesos: las luchas independentistas de finales del siglo XIX y la penetración estadounidense a través de la U.F.Co. y su desarrollo en el primer cuarto del siglo XX. Tanto en el período de la Guerra de los Diez Años, como de la Guerra del 95 se manifiesta una escasa afluencia de inmigrantes. En cambio en el período de Tregua Fecunda, se incrementó el número de ellos, por la reanimación económica experimentada en Banes con el fomento y desarrollo de la plantación bananera y las relaciones comerciales que establecen los plantadores con el mercado norteamericano. Luego la necesidad de mano de obra que afrontó la U.F.Co. en el período comprendido entre 1905 y 1907, estimuló a la compañía yanqui a nutrirse de trabajadores españoles.

Declaración jurada de inmigrante español

Al comparar la emigración española por regiones históricas hacia Cuba, con la que se produce hacia Banes, hay coincidencia en que la región que más aportó fue Galicia, lo que es evidente porque era una región netamente agrícola, que atravesó la crisis agraria que sobrevino a la Primera Guerra Mundial y aquí podían dedicarse a ese oficio, pues el mayor número de ellos trabajaba en el campo. En segundo lugar se encuentra Asturias, región con características muy similares a la anterior. Según los estudios de María del Carmen Barcia, Cataluña ocupó el tercer lugar y las Islas Canarias el cuarto. [1] Para el caso de Banes no sucede así, Islas Canarias ocupa el tercer lugar, seguida por León ambas, regiones agrícolas - y la presencia catalana es menos significativa, representada sólo por el 4.8 %. Teniendo en cuenta las particularidades de esta región de España, puede inferirse, que los catalanes no se radicaron a gran escala en Banes porque ellos tenían una fuerte tradición industrial, fundamentalmente textil, mientras que esta era una zona que dependía de su única industria, la azucarera.

En relación al promedio de edad con que arribaban los inmigrantes se pudo determinar - a pesar de que no aparece registrada la edad de todos los inmigrados - que predominaban los jóvenes y solteros, que aunque salieron de su país por diferentes causas, su principal objetivo era cambiar su status económico y social. A ello se suma que de los casados, 116 lo hicieron con cubanas y 11 con descendientes, matrimonios que se efectuaron en Cuba, por lo que fue superior el número de inmigrantes que vinieron solteros, lo cual favoreció el proceso de asimilación e integración cultural.

Los inmigrantes hispanos radicados en Banes, practicaron diversos oficios. Muchos se dedicaron a la agricultura; otros fueron empleados, mecánicos y jornaleros. También existieron - en número muy reducido - médicos, maestros, abogados, farmacéuticos, barberos, albañiles, campesinos, empleados y fundamentalmente comerciantes.

Inmigración jamaicana

Al calor de la demanda de mano de obra, que enfrentó la United, a su llegada a Banes, en 1899, se inclinó por la importación, fundamentalmente de Las Antillas. Muchos habitantes de las colonias inglesas y particularmente de Jamaica encontraron mejores perspectivas en esa emigración, porque en las primeras décadas del siglo XX, su país experimentaba un fenómeno demográfico interno que atentaba contra la estabilidad de la economía nacional. Por otro lado su industria azucarera evidenciaba un debilitamiento, reflejado en la reducción del número de centrales y el decrecimiento de la producción, provocado por la competencia de las compañías estadounidenses que dominaban esta industria en la región centro oriental de Cuba. Esta situación agravaba las condiciones de vida de los campesinos y obreros de Jamaica, pues allá al igual que en nuestro país, el obrero nativo era aplastado por el empleo de inmigrantes, en ese caso hindúes.

La puesta en vigor de una serie de leyes inmigratorias favoreció a la United Fruit Company, que durante las primeras décadas del siglo XX dependió básicamente de los braceros para el desarrollo de la cosecha cañera. "En los años comprendidos entre 1911 y 1930, se emplearon en Banes, como promedio, unos 3000 braceros antillanos anuales," [2] arribos que muchas veces se realizaron de forma ilegal, motivo por el cual no se poseen registros que ofrezcan información sobre determinados indicadores sociodemográficos de estos inmigrantes. Sólo una parte de ellos se asentaron, en algunos casos con sus familias. El resto, al finalizar la zafra eran reembarcados a su país de origen.

Los reportes anuales de la United Fruit Company muestran que de los 499 antillanos que establecieron residencia permanente en Banes 402 fueron de nacionalidad jamaicana, lo que resulta de gran importancia para valorar los índices cuantitativos poblacionales, que fueron portadores de esa cultura en el municipio. Además, de ellos solo 35 se hicieron ciudadanos cubanos, lo que demuestra una defensa de su identidad, pues a pesar de que adquiriendo la ciudadanía cubana tenían otras prerrogativas, el 91. 3 % de ellos prefirió continuar siendo ciudadanos jamaicanos, como una forma seguir identificados con sus raíces.

Carta de naturalización de inmigrante jamaicano

Los jamaicanos hablaban inglés y un gran número de ellos tenían alguna instrucción, cuestiones que les facilitaron obtener puestos más calificados dentro de la industria, y abandonar así la dura faena agrícola. Los que tenían habilidades y conocimientos de algún oficio lograron desempeñarse en otras labores. También se buscaron empleos en otras empresas estadounidenses e incluso en otras provincias como Guantánamo, donde la base naval se convirtió en una posibilidad de trabajo que algunos tuvieron en cuenta.

Las mujeres generalmente fueron amas de casa o se dedicaron a servir como domésticas en las casas de las familias adineradas: poseían reputación como excelentes cocineras, reposteras, costureras, bordadoras y con capacidad de leer, escribir y cuidados modales, atributos que las favorecieron en la obtención de empleo como criadas domésticas y niñeras. [3] De ahí que muchas trabajaran en este tipo de actividad, en las casas de familias estadounidenses o de funcionarios administrativos cubanos, hasta las familias de clase media las empleaban, con el doble objetivo, de entrenar a los niños en el dominio del idioma inglés.

Desde el punto de vista de las relaciones matrimoniales esta inmigración se caracterizó por las relaciones endogámicas, las cuales contribuyeron a la conservación étnica y por tanto cultural de estos inmigrantes. Prefirieron cruzarse entre ellos, el 84.6 % de sus matrimonios fue entre jamaicanos, esta era una manera de mantener su comunidad semicerrada y no permitir la influencia de elementos de otra cultura lo cual ha favorecido la perdurabilidad de sus componentes culturales a través del tiempo. Posteriormente la mixtura étnica se fue imponiendo y aunque algunos descendientes mantuvieron este tipo de matrimonio, ya en la tercera generación se perdió totalmente la tradición, lo que facilitó el mestizaje cultural.

Los integrantes de la comunidad jamaicana de Banes se consideran una gran familia enlazada a través del lenguaje, origen y procedencia, las costumbres, tradiciones y las creencias, lo que favorece la relativa homogeneidad de sus rasgos étnicos, los cuales les permitieron conservar en Cuba múltiples elementos de su cultura tradicional habitual, manifiestos en la vida cotidiana.

Inmigración haitiana

Después de los Estados Unidos, Haití fue el segundo país que alcanzó la independencia en el continente americano. Lamentablemente esos primeros pasos marcaron su posterior desarrollo, pues los años de guerra incidieron en la destrucción del sistema de plantaciones y, la reorganización de la agricultura sobre la base de la pequeña producción no permitía la existencia de un excedente que favoreciera el proceso de importación y acumulación de capitales. Todo ello hizo más aguda la situación económica de ese país. Unido a que a principios del siglo XX se fue dando una sorda confrontación: por una parte, aquellas fuerzas obscurantistas y oligárquicas, beneficiarias del poder político y del orden imperante desde una centuria atrás; por la otra, los sectores progresistas de una burguesía o de una pequeña burguesía, en pugna contra el sistema vigente, vislumbraban la realización de sus sueños utilitarista o patrióticos de una sociedad en proceso civilizatorio.

El bajo nivel de vida de la población y la inestabilidad política fueron factores que incidieron - y hoy continúan incidiendo en que el haitiano busque la solución a sus problemas en la emigración.

Esta situación fue aprovechada por la United Fruit Company para buscar allí mano de obra abundante y barata, altamente productiva y de fácil manejo; además la contratación del bracero no entrañaba un vínculo estable, pues podían ser enviados a su país de origen durante el tiempo muerto.

El movimiento de braceros haitianos a diferencias de los jamaicanos, que sí crearon comunidades se convirtió en una migración golondrina, pues la mayor parte de ellos venía cada año, trabajaba en la zafra y luego eran reembarcados. En agosto de 1921, el administrador de la United Fruit Company, le informaba al gobernador de Santiago de Cuba, que para esa zafra habían traído 3 060 haitianos, los cuales serían reembarcados al concluir la misma. [4]

Durante toda la década de 1920 la United Fruit Company reembarcó, conjuntamente con los braceros extraídos en esos años, ciertas cantidades de haitianos entrados en el período anterior, cuya permanencia dentro de sus propiedades se hacía innecesaria ante las facilidades que el gobierno estaba otorgando a este tipo de inmigración. Además el decreto Nº 1404, de 20 de julio de 1921, le daba la posibilidad a la Compañía de reembarcar a los braceros contratados al amparo de la Ley de Inmigración de 1917, por constituir en esos momentos una carga pública.

Ficha de inmigrante haitiano

En las nóminas anuales de la United Fruit Company se repite un gran número de inmigrantes que no residían de forma permanente en el territorio, lo que demuestra que su contratación era anual, para la zafra, y luego los regresaban a su tierra natal. Para la zafra de 1927, el 74.7 % [5] de los haitianos contratados por esta compañía habían estado en Banes, al menos, una vez.

El proceso de establecimiento permanente de los inmigrantes haitianos, en Banes, se inició a partir de 1916. En ello pudo influir la ocupación estadounidense a Haití y todas sus consecuencias. No obstante, este no fue un proceso numeroso; según los reportes anuales de la United, entre 1916 y 1930 sólo se radicaron de forma permanente 11 haitianos, cifra ínfima en comparación con la cantidad de antillanos que se quedaban cada año en Banes.

Llama la atención que en los controles de la Compañía que eran bastante acertados y eficientes se plantea el establecimiento de 11 haitianos. Sin embargo las fuentes orales y la evidencia de descendientes manifiesta muchos más. Lo que demuestra que después de 1930, y a pesar de las restricciones del gobierno haitiano, continuaron entrando braceros a Banes. Además en las declaraciones juradas realizadas a los efectos de la Ley y Reglamento sobre la Nacionalización del Trabajo se tomó como muestra el Departamento de Ingenio, en el cual laboraba un gran número de inmigrantes de diferentes nacionalidades, entre ellos 24 haitianos. A partir de la puesta en vigor de esta Ley muchos inmigrantes decidieron optar por la ciudadanía cubana, en ese caso sólo se encontraron 13 haitianos.

Los haitianos ahorraban hasta el último centavo para poder regresar a su país con algo de dinero; además estos consumían solo en la red de fondas y tiendas que la United Fruit Company tenía en las zonas donde estaban ubicados los barracones. O sea, que estos inmigrantes como mismos no eran trabajadores libres, tampoco eran consumidores libres, lo que no contribuía con el desarrollo del comercio. Ese sistema de tiendas que la Compañía tenía creado, en las plantaciones, favorecía la recuperación del dinero invertido en el salario de los inmigrantes, ya que los braceros se veían obligados a consumir para cubrir sus más elementales necesidades de subsistencia; también les cobraba por el alojamiento - que no era más que un barracón -, y le descontaba un porciento del salario para la atención médica.

El desprecio del cual fueron victimas incidió en que su proceso de asimilación étnica fuera forzado y los vestigios de su cultura solo se manifiesten en el marco de las relaciones familiares, sin lograr que trasciendan al marco de las relaciones sociales y de la vida de la localidad.

Inmigración árabe

Indudablemente en los componentes de la nacionalidad cubana, lo árabe está presente, primero nos llegó indirectamente a través de lo español y luego de forma directa con las oleadas migratorias del Medio Oriente. Los árabes que vinieron a Cuba provenían fundamentalmente de Siria, el Líbano y Palestina, región que integraba la Gran Siria o el Levante propiamente dicho.

Entre los factores que motivaron el flujo migratorio sobresalen el menoscabo económico, de oportunidades y de derechos y la esperanza del emigrante de mejorar su situación. Unido a las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, pues en 1916 se adoptó y comenzó a aplicarse el Acuerdo Sykes Picot, en virtud del cual Francia recibió en mandato a Siria y el Líbano, y Gran Bretaña a Iraq y Palestina; sistema de mandato que fue completado entre 1922 y 1924, de manera que los pueblos árabes, antiguamente sometidos por el Imperio Otomano formaron cinco Estados bajo mandatos franceses y británicos: Líbano, Siria, Iraq, la Transjordania y Palestina.

Entre 1923 y 1925, se reportó un incremento migratorio del componente árabe a Cuba debido al cierre de la emigración legal a los Estados Unidos en 1924, A Banes arribaron durante los años comprendidos entre 1900 1915.

En las nacionalidades presentes en el proceso inmigratorio árabe a Cuba, el mayor porcentaje corresponde al Líbano, [6] quienes, a raíz de la tensa situación política, económica y religiosa que sufrían por el despotismo de los sultanes turcos en la que las comunidades de cristianos maronitas fueron las más afectadas prefirieron emigrar. En Banes los libaneses también son mayoritarios, representan el 75 %, con 21 inmigrantes, los sirios solo representan el 25 %, con 7 inmigrantes.

De los 28 levantinos establecidos en Banes, se hicieron ciudadanos cubanos 22, lo que representa el 66.6 %, cuestión significativa pues a diferencias de otras inmigraciones radicadas en Cuba, esta no fue producto de acuerdos o tratados con sus países de orígenes; su llegada fue individual, en pequeños grupos, que eligieron libremente su destino. La adquisición de la ciudadanía cubana significaba la decisión de permanecer en este país y constituía un paso jurídico importante para el proceso etnoasimilativo que se iría imponiendo paulatinamente.

A su llegada la mayoría eran jóvenes, pues los grupos etáreos oscilaban entre los 11 y los 30 años de edad, lo que los hace más vulnerable al proceso de asimilación paulatina a la nueva tierra que los acogió. El 46.4 % de ellos eran solteros en el momento de su registro oficial en el municipio, elemento característico de los procesos migratorios, personas sin muchas ataduras familiares que salían a iniciar una nueva vida o a buscar fortuna.

En el plano de las relaciones matrimoniales la endogamia fue la característica fundamental de la estructura familiar de estos inmigrantes. Los árabes radicados en Cuba no practicaron la poligamia, aunque en sus países es permitido. Además un gran número de los radicados en Banes pertenecían a comunidades cristianas, que tienen otro concepto del matrimonio, pues le atribuyen a este dos propiedades esenciales: la unidad y la indisolubilidad; consistente en la unión de un solo hombre con una sola mujer y se opone al divorcio con ruptura de vínculo. Este acto lo han efectuado por la iglesia la mayoría de los miembros de todas las generaciones, hasta la actual.

El reducido número de población árabe en el municipio, mayormente masculina, propició el progresivo mestizaje. Esas relaciones matrimoniales que se formaron con mujeres nacidas en Cuba descendientes o no fueron generando procesos de transmisión de rasgos culturales a nivel intergeneracional, condicionados por el activo papel de la madre endógena hacia sus hijos y nietos, también nacidos y educados en un nuevo medio espacial, temporal y cultural. La mixtura étnica se fue imponiendo gradualmente, en la medida que las generaciones de descendientes no vieron, en este tipo de matrimonio, la significación y tradicionalidad que tenía para sus ancestros.

En Cuba los levantinos encontraron una opción que rivalizó con los inmigrantes de origen hispánico: el comercio. No obstante este lo desarrollaron de forma diferente; mientras los españoles lo realizaban en espacios fijos y públicos, concebidos para ellos, a través de un sistema de tiendas, los árabes implementaron la variante ambulatoria.

Las mujeres eran amas de casa, consideraban que su principal responsabilidad era la de dedicarse al hogar, y al desarrollo y cuidado de la familia como institución básica; mientras que la responsabilidad de los hombres se centraba en la manutención de la casa.

Inmigración turca

Muchos turcos emigraron a América y particularmente a Cuba, motivados por los resultados de la Primera Guerra Mundial y la crisis económica de 1920 a 1922 y sus efectos. Unido a que entre los años 1919 y 1923 Turquía vivió momentos de gran efervescencia revolucionaria, pues con el avance del movimiento de liberación nacional se produjo en el país una revolución nacional burguesa que sentó las premisas para transformar el país en un estado independiente.

Después de la revolución, Turquía adoptó la vía de desarrollo capitalista. Luego en 1924 liquidó el sultanado y el califato y aplicó otras reformas importantes en medio de una lucha entre la burguesía nacional y los grandes terratenientes, entre el alto clero y la burguesía compradora.

El mayor número de turcos que se radicó en Banes lo hicieron en la década de 1920. Provenían mayormente de la región de Andrinópolis y Constantinopla. De ellos 14 se hicieron ciudadanos cubanos, lo que representa un 56 %, lo que llama la atención por ser esta una inmigración espontánea que elige libremente su destino. Quizás porque utilizaron a Banes, por los vínculos que tenía con Estados Unidos, como un trampolín para emigrar posteriormente a dicho país.

Aunque no se cuenta con la edad de todos, se pudo determinar que a su llegada la mayoría eran jóvenes, en las edades comprendidas entre los 11 y los 30 años de edad, es decir, en la etapa de la adolescencia y juventud; lo que los hace más vulnerable al proceso de asimilación paulatina a la nueva tierra que los acogió.

Muy similar al comportamiento de los árabes, en cuanto a la ocupación, sucedió con los turcos, teniendo en cuenta que de los 19 hombres, 13 se dedicaron a la actividad comercial. Por su parte las 9 mujeres fueron amas de casa, dedicándose al hogar, y al desarrollo y cuidado de la familia como institución básica.

A diferencia de los árabes, la mayoría de los turcos vinieron casados. Los matrimonio intraétnicos contribuían con la preservación de su cultura, aunque esta es una cultura cuyas huellas no son visibles en la población actual por ser una comunidad muy cerrada y reducida ya que la mayoría de sus miembros emigraron a Estados Unidos a partir de la década de 1950. Hoy sólo queda en Banes una familia que además son judíos sefarditas y la principal tradición que mantienen es todo lo relacionado con los rituales religiosos.

Aportes de las inmigraciones en Banes

La inmigración y asentamiento de estos grupos condicionaron una marcada influencia cultural en todos los órdenes de la vida de la localidad, manifiestos en las características psicosociales de su población; así como en diversas formas de la conciencia social. En la medida que esos inmigrantes, portadores de un conjunto de rasgos culturales lograron su reinserción en el nuevo contexto social en ellos operó una retroalimentación al asimilar e incorporar las características existentes en esta zona a sus patrones originarios, operándose una continua autotransformación, lo que hace de la cultura un proceso dinámico, de construcción y modelación de su identidad. Todas estas inmigraciones han dejado su impronta en la formación etnocultural de Banes y han contribuido al enriquecimiento de la identidad local.

Referencias bibliográficas

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