José Nicolás de Escalera

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José Nicolás de Escalera
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Datos personales
Nombre completoDe Escalera y Tamariz, José Nicolás
Nacimiento8 de septiembre de 1734
La Habana,
capitanía general de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento3 de julio de 1804
La Habana,
capitanía general de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Nacionalidadcubana
Ocupaciónpintor
Datos artísticos
Áreapintura
Períodosiglo XVIII, Barroco
InfluenciasEsteban Murillo
Obras notablesGlorificación de Santo Domingo, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís, Santa Marta, La Virgen del Rosario y Santa Teresa, 4 pechinas, Retrato de Don Luis de las Casas, La Magdalena, San José y el niño el San Antonio y el San Alipio y un Don Luis de las Casas San Antonio de Murillo, Retrato de Don Luis de las Casas, San Antonio y el San Alipio y un Don Luis de las Casas.

José Nicolás de Escalera Tamariz (La Habana, 8 de septiembre de 1734 - La Habana, 3 de julio de 1804) fue un pintor hispano-cubano del siglo XVIII.

Se destacó en los géneros del arte religioso y el retrato profano. Considerado la figura más representativa de la pintura barroca en Cuba.[1]

En Cuba, España y Estados Unidos se conservan más de cincuenta de sus piezas, firmadas, documentadas y atribuidas.

Síntesis biográfica

Nació el 8 de septiembre de 1734 en La Habana, siendo bautizado en la antigua Parroquia Mayor de San Cristóbal de La Habana el miércoles 15 de septiembre de 1794. Fue su padrino el capitán Juan de Santiago. Tercero de los hijos del matrimonio de Agustín Francisco Isidoro de Escalera Tamariz, natural de la ciudad de Écija en España, y Manuela Domínguez, natural de La Habana. Fueron sus abuelos paternos Alonso Joseph de Escalera Tamariz y Francisca Salvadora de Ostos Méndez, los maternos lo fueron Pedro Joseph Domínguez y Inés de los Diez. Tuvo dos hermanas, llamadas Josefa Teresa e Inés María de Escalera Tamariz.

Es el primer pintor cubano cuya obra ha llegado a nuestros días.

Sus verdaderos apellidos: Escalera Tamariz

Escalera nunca firmó ninguna de sus obras o documento con su segundo apellido, las más de las veces solo encontramos «Jph. Nicolas de Escalera» o simplemente Escalera, pero en los distintos autos de compraventa, liquidación e incluso en la testamentaria de su padre y de su tía materna, estos le nombran «Joseph Nicolas de Escalera Tamariz» que son sus verdaderos apellidos, como los de su padre y su abuelo; así mismo se nombran sus hermanas.[2]

Según el testamento de su padre, en su artículo tercero, literalmente dice: «Ytt declaro que soi Casado i Velado según orden de Ntra Sta Me Yglesia con Manuela Dominguez a tiempo detreinta y cinco años, y tengo por mis Hixos lex.mos, y dela susodha a Dn Jph Nicolas, Josepha Theresa, y Ynes Maria de Escalera Tamariz,...»

En el testamento de su tía materna María Nicolasa Domínguez se lee: «...instituyo y nombro por mis unicas y universales herederas alas dhas Josefa Teresa, y Ynes Maria Escalera Tamaris mis sobrinas, hijas lexitimas de Augustin de Escalera Tamaris, y de Manuela Domingues mi hermana,...». Todo esto ocurre antes de 1884, año en se implanta en Cuba el Registro Civil, que por ley se había puesto en vigor en España en 1871, adoptándose oficialmente el uso del primer apellido del progenitor masculino seguido por el del progenitor femenino en el nombre de sus descendientes.

Antes de esta fecha y de la entrada en vigor de la ley de los registros civiles, tal como se puede comprobar en muchas escrituras notariales -fundamentalmente en las testamentarias y litigios de herencias-, no estaba regulado el orden de los apellidos, pudiéndose adoptar en primer lugar el de la madre, el de un abuelo materno, etc. Es decir hasta ese año, dos hermanos pueden tener apellidos distintos aunque procedan de un matrimonio legítimo, todo podía ir dirigido a un interés específico según la casta o el abolengo del apellido. Lo anterior explica, en el caso que nos ocupa, cómo Escalera tiene el mismo apellido Escalera Tamariz de su padre, de su abuelo y bisabuelo; apellido reconocido en la ciudad de Écija (España) desde el siglo XV

La obra de Escalera

Poco sabemos de la preparación artística de Escalera.

Guy Pérez de Cisneros Bonnel afirma que su filiación parece provenir de la órbita de Murillo, que vivió un siglo antes en Sevilla (España):

De Escalera, todas proporciones respetadas, puede decirse lo que se ha dicho del maestro sevillano: «Sus santos son profesionales. Expresa seguramente la devoción sospechosa de una ciudad que pasea, los días de fiesta religiosa, ídolos vestidos y cubiertos con joyas falsas. Es insinuante, santurrón, dulzón».

Según Guillermo Sánchez Martínez, para enjuiciar la obra pictórica de José Nicolás de Escalera hay que entender a Escalera a plenitud como entidad humana y artística, hay que verlo en el transcurso de su existencia de casi 70 años, dividida en dos partes:

  • la primera, la de La Habana preinglesa, en la que aprende a pintar y realiza sus primeros trabajos, y
  • la segunda ―de lapso mayor: 1764-1804―, durante la cual realiza su obra conocida.

En esta segunda etapa, que como se sabe fue para la sociedad cubana de extraordinaria actividad tanto en las letras, la filosofía, la ciencia, la enseñanza, la arquitectura y de manera muy especial la pintura ―sobre todo de temática religiosa―, comienza la decoración interior de la iglesia de Santa María del Rosario (en Cotorro), trabajos que incluyen los grandes lienzos conocidos comúnmente como pechinas y otros cuadros, realizado por el artista y donde se puede apreciar la técnica y la maestría del color, así como el perfeccionamiento en el delineado de los rostros que el artista alcanza.

En esta época se desarrolla en Cuba el barroco, tardío y en abierta decadencia en Europa, adueñándose fundamentalmente de la arquitectura religiosa y la decoración de sus interiores, manifestándose en la opulencia y exuberancia de las fachadas y retablos, donde la pintura forma parte indispensable. Muchas piezas que hoy conocemos independientes no son más que partes de viejos retablos. Ejemplo de ello es la Santísima Trinidad de Escalera, hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes y que perteneció a un retablo de la Iglesia del Convento de San Francisco de Asís en La Habana Vieja.

No se ha podido determinar si Escalera llegó a Santa María del Rosario como protegido del conde de Casa Bayona, o si fue presentado a éste por los Padres Dominicos del Convento de San Juan de Letrán, lo cierto es que estuvo muy ligado tanto al Conde como a los frailes. También puede afirmarse, por el arraigo y gran diapasón de santos dominicanos en su pintura, que el artista estuvo muy influenciado por su gran religiosidad, celo hacia esta orden y su patrona la Santísima Virgen del Rosario, es muy probable que hasta aprendiera con alguno de ellos las técnicas sobre pintura y escultura, llegando luego a ponerle su propio sello personal. Cabe acotar que Escalera fue enterrado amortajado con el hábito de Santo Domingo de Guzmán en el Convento de San Juan de Letrán.

A Nicolás se le conoce como pintor de santos, retratista y escultor, aunque de esto último no se tiene conocimiento concreto, ya que no ha llegado hasta nosotros ninguna imagen que lo corrobore como tal. (¿Pudiéramos entonces atribuirle el San Francisco de Asís o el San Antonio o incluso el Santo Domingo de Guzmán ―copia fiel de la imagen que se venera en el Convento de San Juan de Letrán de La Habana―, de la Iglesia de Santa María del Rosario? ¿Por quién fueron realizados estos?).

De su labor como retratista se conservan, que se tenga conocimiento en Cuba, dos cuadros: el de Luis de las Casas y el de Luis de Peñalver, pertenecientes al Museo Nacional de Bellas Artes, además de los personajes de la Familia Chacón en una de las pechinas mencionadas, en el exterior tenemos el retrato del Capitán de Navío de la Real Armada Española Luis Vicente de Velasco e Isla y el del Obispo de Santiago de Cuba Dr. Antonio Feliu y Centeno.

Retomando a Sánchez Martínez, y a modo de conclusión sobre Escalera, nos refiere: «Indiquemos, en fin, que su trabajo de retratista quedó inscrito dentro del estilo vigente en Cuba, el rococó, pero entendido con cierto aire de lo que me atrevería a calificar pintura provinciana, es decir, de arte indiano, con el sello de haber sido hecho allende del mar amigo del color y dibujo americanamente incorrecto, que se expresa a veces con figuras de pie, más o menos rígidas, de mirar opaco, con peluca, casaca galardonada y calzón de raso, propias para verse en el salón de un virrey o una sala capitular. Vista hoy la obra de Nicolás de Escalera en el horizonte de la historia, permite apreciar por ella la altura a que llegó el desarrollo de la pintura en Cuba durante la segunda mitad del siglo XVIII, cuyos aspectos, géneros y estilo fueron suministrados por la Metrópolis, sin que por ello lo casi continuado por acá registrase especiales modificaciones determinadas por las condiciones culturales y el clima físico en que el artista criollo tuvo que producir»

Se considera, sin duda alguna, que la consagración de su obra lo constituyen los trabajos realizados para la Iglesia Parroquial de la Ciudad de Santa María del Rosario en la ciudad del mismo nombre, actual término municipal del Cotorro en La Habana (Cuba). Las llamadas comúnmente pechinas, pinturas murales realizadas utilizando la técnica del marouflage. Además, trabajó en la decoración y pintura de los 9 retablos que aún hoy se conservan en dicha parroquia, alguno de estos firmados por él.

La representación del negro[3]

Es en su obra "Santo Domingo y la Noble Familia de Casa Bayona" donde por primera vez aparece, en una llamativa posición privilegiada, el negro en la historia de la pintura cubana. Según la tradición oral rosareña, corría la primera década del Siglo XVIII y José de Bayona y Chacón vivía en La Habana. Hasta allí su fiel esclavo trasladaba en barriles el agua sulfurosa de cierto manantial enclavado en tierras de su propio señor ―puede ser donde hoy se encuentran los Baños de Aguas Mineromedicinales―, con la cual suponemos más de una vez curó las fatigas del trabajo diario a numerosos miembros de la dotación. El agua era utilizada para aliviar los dolores de la gota, o reumatismo, que sufría el Conde, quien en agradecimiento por la milagrosa cura, otorgó la libertad a su esclavo; teniendo este, según los hechos relatados, de la señora Condesa María Teresa Chacón y Torres el privilegio de aparecer en la pintura que perpetuaría para la posteridad a la familia Chacón. Esta leyenda, más o menos como se relata y llega a nuestros días, tiene que tener algo de autenticidad ya que como sabemos en pleno siglo XVIII los negros esclavos no tenían ningún tipo de privilegios ―menos el de aparecer junto a los amos y fundadores de esta ciudad en una pintura―; a no ser que hubiese hecho, para el bienestar de sus dueños, algo relevante.

Guy Pérez Cisneros expresó sobre Nicolás de la Escalera:

«En el mural de Santa Maria del Rosario, Nicolás de la Escalera, toca a la vez el misticismo agudo del XVII (imagen i culto de Santo Domingo), el carnaval rococó del siglo XVIII (presencia del negro) y un presagio del panteísmo romántico del siglo XIX (leyenda de las aguas termales). Pocas obras en la historia de la Pintura Cubana nos parecerán tan llenas de sentido como este mural del pintor de fines del siglo XVIII»[1]

En 1770, Escalera aparece formando parte de un grupo de nueve pintores habaneros, quienes lanzan una protesta, reticentes de formar parte del gremio de pintores que la Corona promovía, por considerar que esa medida hacía tabla rasa entre los pintores locales, algunos de los cuales por la calidad estética de su trabajo, los mejores encargos cumplidos y el prestigio alcanzado en su medio, se consideraban ―tal es el caso de Escalera― maestros en su oficio. Gran parte de la pintura del artista que se conserva fechada y firmada, es posterior a este hecho.

Características de sus obras

La obra de Escalera tiene un estilo caracterizado por rostros de gran serenidad, ejecutados de semiperfil, con contornos delineados en tonos siena y telas de tonalidades apasteladas; logra movimientos y pliegues de magnífica ejecución, los que contrastan con errores de proporción visibles, sobre todo, cuando trabaja en un espacio pictórico reducido. Según se infiere de los testimonios en el proceso seguido contra Pedro Muñoz, en 1791 ―juicio al que Escalera concurre a declarar―, los colores que utiliza son preparados en su propio taller, a partir de minerales y aceites importados de Holanda y España.

Con una maestría probada en el género del cuadro religioso, la sociedad habanera escoge a José Nicolás de Escalera para ejecutar los retratos de las personalidades ilustres de su tiempo. Al paso por La Habana de Don Antonio Feliú y Centeno 1789, ejecuta en agosto el retrato del primer obispo de la Santa Iglesia Catedral de Santiago de Cuba, quien tomará posesión de su cargo en septiembre de ese año, luego de la división de la Isla en dos diócesis. Son posteriores los retratos del gobernador Don Luis de las Casas y Aracorri 1797 y de Don Luis Peñalver, Obispo de Louisiana y Florida, homenajeados por su contribución a la fundación de la Real Casa de Beneficencia, concluida en 1794.

Fue pintor de sacristías, como le llamara José Antonio Portuondo.

Muerte

Según su propio testamento, llegó con su trabajo a tener esclavos y propiedades que dejó a su muerte a sus hermanas: muere enfermo, un mes después de testar y aún soltero, el 3 de julio de 1804 contaba con 69 años. Como hombre de su tiempo, imbuido del espíritu de la época que comisionó su obra, e identificado con ella, el artista fue enterrado, al día siguiente, amortajado con el hábito de Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán en una propiedad de sus ascendientes maternos, frente al altar de San Juan Nepomuceno en la Iglesia del antiguo Convento de los Padres Dominicos en La Habana, San Juan de Letrán.

Obra conocida

En Cuba: Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, Cotorro, La Habana: 1- La Rosaleda de Nuestra Señora 2- Glorificación de Santo Domingo 3- Donación de la Virgen al glorioso Santo Domingo 4- Santo Domingo y la Noble Familia de Casa Bayona 5- Retablos Iglesia de Nuestro Padre San Francisco, Guanabacoa, La Habana: 7- San Simplicio, Obispo de Milán Iglesia del Espíritu Santo, La Habana: 8 - Santa Marta Capilla privada, Arzobispado de San Cristóbal, La Habana: 9- Santa Bárbara 10- San Juan Nepomuceno Iglesia del Santo Ángel Custodio, La Habana: 11- El Bautismo de Cristo, óleo sobre tela, fue robada y destruida en la década del 80, siglo XX Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana: 12- Retrato de Dr. Luis Ignacio María Peñalver y Cárdenas, I Obispo de Nueva Orleans, E.U.A., 1797 13- Retrato de Don Luis de las Casas 14- La Santísima Trinidad 15- Regina Angelorum 16- La Anunciación Museo de la Ciudad, Oficina del Historiador, La Habana: 17- San José y el Niño En el extranjero: Museo Naval de Madrid, España: 18- Retrato de D. Luis Vicente de Velasco e Isla, 1763 (esta pieza fue restaurada en 1993, el museo la expone como una obra anónima por carecer de información sobre su origen). Museo de la Catedral, Oviedo, España: 19- Nuestra Señora del Rosario, 1778 Archivo General de Indias, Sevilla, España: 20- Diseño de uniforme de las milicias blancas de Santiago de Cuba y Bayamo, 1764 21- Diseño del uniforme de soldado del Batallón de Milicias Blancas de La Habana, 1764 22- Diseño del uniforme de oficial del Batallón de Milicias Blancos de La Habana, 1764 23- Diseño de uniforme de la Compañía de Cadetes de La Habana, 1764 Museo de América, Madrid, España 24- Dr. Antonio Feliu y Centeno, Obispo de Santiago de Cuba, 1789 Museo de Artes y Ciencias, Daytona Beach, Florida, E.U.A. 25- Coronación de la Virgen de la Trinidad Colección Privada, Sr. Ramón Cernuda, Florida, E.U.A. 26- Virgen Obras atribuidas: Iglesia de Santo Domingo (Retablo del Altar de San Blas), Guanabacoa, La Habana 27- San Nicolás de Bari 28- La Purísima Concepción 29- Nuestra Señora de Guadalupe Iglesia de Nuestro Padre San Francisco, Guanabacoa, La Habana: 30- San José con el Niño dormido Museo de la Ciudad, Oficina del Historiador, La Habana: 31- La muerte de San José 32- San Juan Nepomuceno 33- San Luis Rey de Francia En otras colecciones privadas, conocidas década del 50, siglo XX: - Sra. León, Cuba 34- San Francisco de Asís 35- Santa Marta - Sr. José Mendiola, Cuba 36- La Magdalena - Sr. Thomas F. Watson (IBM), Nueva York, E.U.A. 37- Virgen del Rosario 38- Santa Teresa X, Cuba 39- Santo Domingo de Guzmán

Galería

Fuentes

  • Angell, Carlos F. (1939): «Un esquema de la pintura cubana». En revista Arquitectura, año VII, n.º 77: págs. 47-54, La Habana, diciembre de 1939.
  • Bermúdez, Jorge (1990): "De Gutenberg a Landaluce". La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1990.
  • Gaztelu, Ángel: «La pintura religiosa en Cuba». Revista de Artes Plásticas, n.º 2. La Habana: Dirección General de Cultura, MINED, 1960.
  • Guerra, Ramiro (1971): Manual de Historia de Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1971.
  • Libby, Gary R.; y Martínez, Juan (sin fecha): «José Nicholas de la Escalera». En Cuba: A History in Art (págs. 50-51). Miami: Museo de Artes y Ciencias, [sin fecha].
  • Lajta, Edit (1978): "La pintura gótica de Francia". Budapest (Hungría) y La Habana (Cuba): coedición Corvina (Budapest) y Arte y Literatura (La Habana), 1978.
  • López Núñez, Olga (2006): «Un pintor habanero», en revista Espacio Laical, año 2, n.º 4. La Habana: Consejo Arquidiocesano de Laicos, 2006.
  • Llaverías, Joaquín (1926): «Cristóbal Colón», en Boletín del Archivo Nacional, año XXV, n.º 1-6. La Habana, 1926.
  • Mañach, Jorge (1928): «La pintura en Cuba. Desde sus orígenes hasta 1900». En su Evolución de la cultura cubana en las Bellas Artes en Cuba. La Habana: El Siglo XX, 1928.
  • Pérez Cisneros, Guy (1959): Características de la evolución de la pintura en Cuba. La Habana: Dirección General de Cultura, Ministerio de Educación, 1959.
  • Rigol, Jorge (1982): Apuntes sobre la pintura y el grabado en Cuba. La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1982.
  • Rodríguez Morey (sin fecha): Diccionario de artistas plásticos de Cuba, [ejemplar facsimilar].
  • Sánchez Martínez, Guillermo (1981): «Un pintor cubano del XVIII: José Nicolás de Escalera Domínguez», en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, año 72, volumen XXIII, n.º 1; enero-abril de 1981.
  • Székely, András (1978): "La pintura española". Budapest (Hungría) y La Habana (Cuba): coedición Corvina (Budapest), y Arte y Literatura (La Habana), 1978.
  • Zapico, Antonio (2002): «El Registro Civil» en Revista Semestral de Heráldica, Genealogía y Nobiliaria, n.º 2. Iruñea-Pamplona (País Vasco), 2002.
  • «José Nicolás de Escalera y Domínguez», artículo publicado en la Enciclopedia de Historia y Cultura del Caribe.
  • «José Nicolás de Escalera», artículo publicado en el sitio web de la Galería Cubarte.