Julio Alpuy

Julio Alpuy
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Datos personales
Nacimiento27 de enero de 1919
Tacuarembó, Uruguay
Fallecimiento5 de abril de 2009
New York.
NacionalidadUruguaya
OcupaciónArtista
Datos artísticos
MovimientoUniversalismo Constructivo
Premios
 
  • Premio.
  • Premio.

Julio Alpuy. Pintor uruguayo.

Síntesis biográfica

Nació el 27 de enero de 1919 en Cerro Chato en el departamento de Tacuarembó (Uruguay) y reside en Nueva York desde diciembre de 1961, donde prosigue una trayectoria creativa muy vinculada con el Uruguay y su formación en este país.

Es uno de los representantes más conspicuos de la Escuela del Sur y del Universalismo Constructivo y un original creador de maderas y relieves en lenguaje propio. Perteneció a un hogar muy humilde y tuvo escasa instrucción formal antes de conocer a Joaquín Torres García. Cuando conoció a Torres García sólo había visto una exposición en su vida, por azar y sin preparación previa: se trataba de una muestra de José Cúneo en la que estuvo toda una tarde, hecho que aún hoy recuerda emocionado.

Gracias a esa experiencia se compró lápices, crayolas, tinta china y papeles, y se abocó a dibujar sin cesar, encerrado en su cuarto, sin mostrar su trabajo a nadie; lo hacía de manera muy naïf, en forma solitaria, luego de largas jornadas de trabajo y estudio, y sin pensar en lo artístico como una profesión: era una manera de reflejar su deslumbramiento ante la exposición y una necesidad expresiva imperiosa. Recién mucho más tarde y gracias a su contacto con Torres García comenzaría a concebirse como artista.

Estudios

Se integró a las clases de Joaquín Torres García (18741949) en 1940, antes de la creación del Taller Torres García (TTG). Se sumó a un grupo de jóvenes entusiastas con inquietudes creativas pero sin formación previa y se transformó en uno de los partidarios más devotos, incondicionales y fieles del maestro en aquellas clases realizadas en la calle Abayubá, Montevideo. Tiene una amplia serie creativa dentro del lenguaje del Universalismo Constructivo.

Carrera artística

Luego de la muerte de Torres García en 1949, Alpuy continuó en el sendero del Taller, si bien no pasó mucho tiempo antes de que comenzara a transitar un camino personal. En el proceso de búsqueda autónoma tuvo que desprenderse de la excesiva admiración por su maestro, de la dependencia del TTG y del espíritu de clan imperante en el grupo.

Las iniciativas de Alpuy para lograr un lenguaje propio se vieron estimuladas por una serie de viajes realizados en la década del cincuenta que culminaron con su alejamiento definitivo de Uruguay. Entre 1951 y 1953 viajó a Europa y el Cercano Oriente, en 1957 viajó a Chile y luego a Bogotá, radicándose en Colombia, país en el que residió desde 1957 hasta 1959; luego se estableció en Venezuela durante un año y finalmente partió hacia Nueva York.

Se encontraba en plena búsqueda de un camino personal; tenía la sensación de vivir en un laboratorio, sobre todo durante su estadía en Bogotá. El cambio de cultura, la confrontación con otras costumbres, el encuentro con alumnos y profesores de la Escuela de Bellas Artes, lo predispusieron a una mayor apertura a lenguajes nuevos. La ciudad de Bogotá era, entonces, un ambiente particularmente incitante, ya que contaba con la presencia de la crítica y agitadora cultural argentina Martha Traba, quien residió en Colombia entre 1954 y 1969, transformando el ambiente artístico de manera radical a través de una fructífera carrera docente, museística, periodística y televisiva.

Los primeros cambios notorios en su lenguaje se produjeron en Colombia y estuvieron constituidos por la evasión de la ortogonalidad, el diálogo con una suerte de lenguaje neocubista, la elevación de la paleta, el uso de colores ajenos a la tradición del Taller -fascinación por intensos amarillos, azules y verdes- y el desarrollo de un planteamiento compositivo generado con puntos de fuga múltiples, y el empleo de diagonales. De esa forma Alpuy se sentía inmerso en un proceso de metamorfosis.

A pesar del clima estimulante que lo rodeaba en Colombia y de su experiencia venezolana, temía enquistarse; pensó que al trasladarse a ciudades cosmopolitas como París o Nueva York obtendría nuevos impulsos. Se decidió finalmente por Nueva York, porque consideró que allí había condiciones particularmente favorables para el desarrollo creativo. Tal vez operó como incentivo el saber que en esa ciudad contaba con la presencia de su colega y amigo Gonzalo Fonseca, otro integrante del TTG, quien residía en Nueva York desde 1957.

Al llegar a Nueva York, Alpuy se deslumbró con la variedad de exposiciones y museos; lo fascinó la posibilidad de libertad y autonomía, y el no tener que depender de un círculo estrecho. Si bien mantuvo amistad con artistas latinoamericanos y con miembros del TTG como Gonzalo Fonseca, que vivía en Nueva York o residían temporalmente allí, como era el caso de Augusto Torres y, en los comienzos de la década del setenta, de José Gurvich.

También lo fascinó la urbe y, como tenía experiencia sólida en paisajismo urbano, comenzó por pintar las escenas neoyorquinas, creando varios cuadros con esa temática. Pero luego se cuestionó esa postura y, según relata, atravesó por un período de angustia; finalmente encontró un nuevo estímulo durante una estada con Fonseca en East Hampton, en un marco natural, y en una residencia que poseía un granero con todo tipo de herramientas y materiales naturales. Cambiar de material fue fundamental para encontrar el nuevo camino. "Esa fue la salida", dijo. Adoptó la madera como soporte y decidió dedicarse al relieve. La otra decisión importante fue alejarse de lo urbano: "venía mirando para afuera y decidí mirar para adentro" sostiene Alpuy. Entonces comenzó a explorar otra temática.

Dedicación a la madera

Tal fue el deslumbramiento, que dejó de pintar grandes telas y abandonó el óleo, dedicándose casi con exclusividad a las maderas incisas durante trece años, aunque no hay que olvidar que como parte de ese proceso, desarrolló las formas en témperas, acuarelas y numerosos dibujos

La década del sesenta fue una etapa particularmente fértil para Alpuy, ya que a través del trabajo en madera llegó a ese sendero singular que estaba buscando con ahínco. Fue una época de oro dentro de su trayectoria y creó, sobre todo entre 1962 y 1969, una notable serie de relieves que se encuentra entre lo más destacado de su producción, hablan de un mundo primigenio, del génesis, de la tierra, de la pareja universal, del cosmos, del amor a la naturaleza.

A partir de 1969 el artista comenzó a abordar sus temas de manera diferente, sobre todo en los relieves: dulcificó las formas, comenzó a utilizar una paleta más suave y aumentó progresivamente la representación figurativa. Más adelante ese planteo se proyectaría en la pintura.

Luego de la etapa de maderas, acuarelas y dibujos de los años sesenta, Alpuy volvió a la pintura, al tiempo que abordó otras técnicas sin abandonar del todo la madera. El cambio se produjo en 1975 y en esa tendencia continúa hasta el día de hoy. Predominan en su pintura las imágenes de la pareja, de la naturaleza y las escenas en el Edén. Se trata de una pintura más explícita y narrativa, menos sugerente, en la cual los temas se evidencian con facilidad. En ella ocupa un lugar importante el jardín del Edén: figuras naturalistas encerradas en formas envolventes y la pareja humana repitiéndose una y otra vez en la misma composición.

La mujer en su obra

La mujer, tema que antes abordaba en forma abstracta, aparece de manera muy explícita, tanto en pintura como en dibujos y acuarelas y, fundamentalmente, en la serie de desnudos femeninos recostados (1975) y en una serie de retratos y desnudos de los años ochenta.

En la década del setenta creó una serie muy interesante de grabados, estimulado por Luis Solari, quien entonces residía por largos períodos en Estados Unidos, y de quien ya era amigo desde los años cincuenta. En ese proceso, fueron importantes la ayuda técnica de Glauco Cappozzoli y los contactos con Raúl Pavlotzky, ambos profundos conocedores del lenguaje del grabado. También realizó una excelente serie de témperas en 1972.

Grabados

Los grabados y las témperas se encuentran entre lo más destacado de este período. A partir de 1975 retornó ocasionalmente al relieve y la escultura en madera prosiguiendo hasta hoy su actividad creativa.

Ganó la beca de la National Endowment for the Arts (1983), otra de la New York Foundation for the Arts (1987), y en 1990 la de la Adolph Gottlieb Foundation. Desde 1959 vive en Manhattan, Nueva York. En el año 2005 fue declarado Ciudadano ilustre de Montevideo.

Muerte

Fallece el 5 de abril de 2009 en la ciudad de New York.

Exposiciones individuales

  • 1997 Viajes de Julio Alpuy, Sydney Mishkin Gallery, Baruch College, New York.
  • 1997 Obras sobre Papel, Cecilia de Torres, Ltd., New York.
  • 1994 Cecilia de Torres, Ltd., New York.
  • 1988 Galería Diálogo, Bruselas, Bélgica. Walter F. Maibaum Fine Arts, New York.
  • 1985 Museum of Contemporary Hispanic Art, New York.
  • 1983 Museo Rayo, Roldanillo-Valle, Colombia, "Geometría Orgánica".
  • 1980 Galería Sarmiento, Buenos Aires, Argentina.
  • 1972 Center for Inter American Relations, New York, Exposición de Obras en Madera.

Exposiciones colectivas

  • 1996 Universal Constructivism & The School of the South, Art Museum of the Americas, Wash., D.C. The Still Life, Cecilia de Torres, Ltd., New York.
  • Le Cerde de Torres-García, Zabriskie Gallery, París, Francia.
  • El Espiritu de la Pintura Latino-Americana, Asoc. American, Artists Gal., New York.
  • Latin Víewpoints, Nassau County Museum of Art, Roslyn, New York.
  • TTG, Praxis Gallery, New York.
  • 1995 65 Years of Constructívist Wood, Cecilia de Torres, Ltd., NewYork.
  • 1994 Torres-García y la Escuela del Sur, Quinta Galería, Bogotá, Colombia.
  • 1993-91 The School of the South, El Taller Torres-García and its Legacy, Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España;
  • The Archer M. Huntington Art Gallery, Austin, Texas;
  • Museo de Monterrey, México; The Bronx Museum, New York;

Fuentes