Rufus Festus Avienus

Rufo Festo Avieno
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Ora-maritima.jpg
Nombre completoPostumius Rufius Festus [qui et] Avien[i]us
Nacimiento305
Volsinii en Etruria Italia
Defunción375 d. C.
OcupaciónPoeta, escritor y procónsul
NacionalidadItálica
Génerodidácticas de carácter geográfico
Obras notablesOra marítima
DescendenciaRufo Festo

Rufus Festus Avienus, fue un poeta latino del siglo IV d.c. Cuyo nombre completo, Postumius Rufius Festus [qui et] Avien[i]us, de procedencia itálica, fue quizás un funcionario del bajo Imperio romano en el siglo IV de nuestra era, que desempeñó cargos relevantes en África (si se le identifica con el aludido en una inscripción de Bulla Regia, Túnez). Pero ha pasado a la posteridad gracias a sus obras didácticas de carácter geográfico, en buena medida reelaboraciones personales de obras anteriores de otros autores. Con el título Descriptio Orbis tradujo de forma muy libre, quitando y añadiendo lo que consideraba conveniente, una obra del griego Dionisio Periegetes. El resultado fue un manual en verso sobre el mundo conocido que parece tuvo cierto éxito entre los jóvenes estudiosos romanos, ya que la versificación facilitaba su aprendizaje de memoria. También tradujo del griego el poema erudito Fenómenos de Arato de Soli, que se ocupa del movimiento de los astros.

Biografía

Era natural de Volsinii en Etruria, procedía de la distinguida familia de los Rufii Festi. Hombre de inmensa cultura, fue dos veces cónsul (al menos si la inscripción publicada por los anticuarios Jacon Spon y Raphael Fabretti de verdad hace alusión a este personaje). No hay nada en sus escritos que nos haga pensar que era cristiano; de hecho, apenas si hay alguna alusión a temas religiosos en su obra, lo que indica que podría haber sido agnóstico. Hizo una traducción algo inexacta al latín del poema didáctico de Arato llamado Phaenomena (Fenómenos) y también tradujo al latín un poema popular griego en hexámetros titulado Periégesis, que delimitaba el mundo habitable desde la perspectiva de Alejandría, escrito por Dionisio Periegetes en un estilo lacónico y elegante muy fácil de memorizar para los estudiantes romanos, bajo el título de Descriptio Orbis (Descripción del Mundo). Sólo ha pervivido el Libro I, con una mezcla inestable de geografía y malas etimologías. Es autor de la Ora Marítima, de la que solo se conservan algunos fragmentos, 713 versos en total, y en la que se recoge la primera fuente escrita sobre Hispania en el siglo IV d.c. . Esta obra en verso dedicada a su amigo Probo es una descripción geográfica de las costas europeas desde Britania hasta el Ponto Euxino o mar Negro.

Obras

  • Ora maritima,
  • Descriptio orbis terrae,
  • Aratea
  • les phénomènes d'aratos
  • les rivages maritimes
  • description de la terre (éd.1843)

Ora Marítima

Ora Marítima, a pesar de que ha llegado a nuestros días en estado fragmentario (713 versos). Es otro poema didáctico en el que describe las costas europeas, desde las islas Británicas hasta el mar Negro. Pero en la época del autor el prestigio de lo antiguo es grande: «Se encontrará aquí, pues, a Hecateo de Mileto y Helánico de Lesbos; asimismo Fileo el ateniense, Escílax de Carianda; a continuación Pausímaco, a quien engendró la antigua Samos, incluso Damasto, nacido en la noble Sige, y Bacoris, originario de Rodas; también Euctemón, conciudadano de la metrópolis ática; el siciliano Cleón, el propio Heródoto de Turios y, por último, aquel que es la gran lumbrera de la elocuencia, el ateniense Tucídides.» Antonio García Vargas, 2017 Ora marítima (Las costas marítimas), resulta un texto fundamental, pese a estar incompleto, sobre la geografía descriptiva de la Hispania prerromana. Fue escrita en verso en el siglo IV por el poeta latino basándose en textos muy antiguos, posiblemente del siglo VI a. C. Obra de gran relevancia, permite conocer la más antigua información de la península ibérica de milenios atrás, de la que se carecía de noticias hasta entonces, obtenida, dicen, de viajes marinos del 530 a. C. Nos dice Avieno, al comienzo, que utilizó textos de Fileo de Atenas, Hecateo de Mileto, Escílax de Carianda, Helánico de Lesbos, Pausímaco de Samos, Damastes de Sigeo, Bacoris de Rodas, Cleón de Sicilia, Euctemón de Atenas, Heródoto de Turios y Tucídides de Atenas. Esto nos lleva a pensar que en su origen ésta debió ser una magna obra muy superior en contenidos a la que conocemos y que hoy mostramos aquí en versos castellanos, pero mutilada no sabemos hasta qué extremo. Pese a ello, la obra permitió conocer por vez primera tal cantidad de datos sobre Iberia, al mostrar tantos datos sobre pueblos, costas y accidentes geográficos, ciudades, divinidades, costumbres, luchas y miles de detalles sobre aspectos guerreros y culturales. Curiosamente, no sólo se centra en la Hispania prerromana sino que, además, ofrece un valioso recorrido por las costas europeas, pasando de la Britannia hasta el Ponto Euximo pese a que nos han llegado sólo fragmentos de esta gran obra. Este libro ha sido utilizado como fuente de estudio por especialistas tales como Adolf Schulten, que la empleó para teorizar acerca de la posible ubicación de Tartesos. Como no soy historiador sino poeta, sólo he consultado bibliografías al respecto para tener una idea aproximada de la situación y sobre todo de la motivación de Avieno al recoger la información que proporciona esta obra, además de sus experiencias personales al respecto, para emprender tan arduo menester que supongo debió requerir varios años de laborioso trabajo dados los escasos medios de aquella época. Observará el lector que las páginas pares de este libro están ocupadas por lo que comúnmente se conoce como “Pies o Notas de página”, es decir, las múltiples aclaraciones que se hacen normalmente al texto, y que en este caso tan particular, son de extrema importancia pues los nombres, sitios y demás se citan en el latín de hace milenios y estas “notas” que van incorporadas en las páginas pares, junto al poema en las impares, nos permite enlazar nombres, localizaciones y demás en la lengua actual, siendo por ello de suma importancia tenerlas a mano al tiempo que leemos. Estas notas, que se han convertido en genéricas pues se encuentran en cualquier lugar que hable de esta obra, las he tomado de diversos sitios pues no requieren trabajo personal por mi parte dada su proliferación. Leyendo a los griegos y retomando algunos pasajes que diversos autores se han encargado de destacar, se encuentran cosas muy curiosas que Avieno también resalta a veces, como cuando dice “hasta el templo de Venus y el Cabo del mismo nombre, el litoral se recoge”. O en este otro caso: “en sus costas se levantaron en otros tiempos numerosas ciudades”. O cuando se nos dice: “Pasamos junto al solar donde otrora se alzaba Kalkedón la vieja”. Se refiere en estos textos al Cabo de Gata y la bahía de Almería y alrededores, pero.... ¿de qué ciudades habla? En otros pasajes nos dice: “A la ciudadela de Geronte y al cabo del santuario, como hemos explicado antes, los separa la salada mar por medio”. Es decir, da nuevas descripciones del territorio entre Cabo de Gata y Cartagena y, además, las detalla. Parece ser que echaba mano de otras fuentes anteriores. Avieno nos informa que cerca del cabo del santuario de Cabo de Gata (segundo macizo) desemboca un río caudaloso. Ese río sería el Andaráx en Almería, que poseía un gran caudal documentado en época histórica. Curiosamente, varios autores han caído en la cuenta de la semejanza entre el topónimo Andaráx, en Almería, y el de Mar de Mandarache en la ciudad de Cartagena. Así, el monte de los tartessios, según se deduce, no sería otro que la sierra litoral que avanza desde el cabo de Gata hasta Cartagena y que es visible desde el mar durante todo el recorrido. Se llega a la isla Eritia, al final del monte de los tartesios que corresponde a la isla de Escombreras (que marca la entrada al puerto de Cartagena y consagrada a Melkart/Hércules en época clásica). Se hace mención a las campiñas de Eritia, que serían las tierras del Campo de Cartagena, cuyo color rojo, a causa de la oxidación del abundante hierro que contiene nos recuerda a la palabra eritros, que es rojo en griego y nos hace pensar que Eritia es la “tierra roja”. hay también de casi todas las ciudades en mayor o menor medida y eso nos da una idea de la importancia del material que se ha ido perdiendo a lo largo de siglos tanto de la obra que tenemos entre manos como de los textos antiguos en que se basó Avieno. Habría que repasar una vez más, muy despacio, la “Geografía de Estrabón”, así como los viejos textos de Euctemón, Polibio y otros grandes autores interesados en ir uniendo detalles y recomponiendo nombres y sitios que siguen siendo un misterio pero que están ahí, bajo nuestros pies, esperando que la curiosidad de algunos encuentre estos tesoros de ayer y siempre y los muestre para conocimiento y deleite de todos La obra comenzaría describiendo el Océano desde una localización incierta hacia el sur y el oeste. Una vez pasado el estrecho de Gibraltar, las descripciones se van haciendo más sólidas. Debido al deficiente estado de conservación de la obra, la descripción se corta abruptamente a la altura de Masalia. Está escrito a partir de un posible periplo griego, el Periplo massaliota de Eutímenes de Masalia (s. VI a. C.) interpolado con otro del siglo I a. C. por el historiador griego Éforo, por lo que Avieno se habría limitado a la traducción versificada de griego a latín y a la añadidura de algunos comentarios para actualizar los datos dados. Esta es una teoría de Adolf Schulten que se sustentaba en los topónimos utilizados por el autor, que podrían datar de alrededor del 530 a. C. Estos topónimos son muy conflictivos, y se desconoce cuál es la correspondencia o dónde podrían estar ubicados, en especial una serie de colonias griegas como Hemeroscopio o Cípsela. La complejidad de este texto es mayor de la que se pueda pensar en un primer momento, ya que son muchas las fuentes que se intercalan y de muy diversas épocas, por lo que requiere un estudio filológico exhaustivo para defender una u otra interpretación. Se ha apuntado la hipótesis de que el periplo de Eutimenes esté basado a su vez en un periplo fenicio que podría datar del siglo VII a. C. El cómo y el porqué del conocimiento de un periplo tan antiguo siempre será desconocido y motivo de controversia. Otros estudiosos rechazan por completo el valor histórico del documento por cuanto que refleja la situación de una producción literaria arcaizante propia de las culturas en decadencia, que intenta imitar y recrear tiempos pasados, que siempre se recuerdan como mejores.

Importancia

Para la península Ibérica su importancia es capital; tenemos mucha información a partir de la presencia romana a fines del siglo III a. de C., pero para los siglos anteriores sólo disponemos de las fuentes arqueológicas. Esta obra es la que nos permite poner nombres e identificar lugares y poblaciones en la más antigua protohistoria hispánica. Y esto aunque sea de forma meramente aproximativa, ya que el rigor y la precisión no son las características principales de esta obra (en ocasiones habrá que plantearse si lo curioso de un nombre o de una localización no se debe principalmente a las necesidades de la métrica...).

Fuentes