Religiones cubanas de origen africano

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Religiones cubanas de origen africano
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Religiones cubanas de origen africano. Las más disímiles etnias africanas, introducidas en Cuba durante la esclavitud del Siglo XVI al XIX, aportaron variadas expresiones religiosas que en Cuba se influyeron entre sí, se relacionaron con lo católico y más tarde con el espiritismo y dieron lugar a distintos cultos conocidos popularmente como sincréticos.

Antecedentes

A pesar de la imposición del catolicismo, bajo los rígidos conceptos de la evangelización, ésta derivó en simples preceptos, debido a los intereses económicos de los propietarios, a quienes no convenía la disminución de las largas jornadas laborales en aras de enseñar la catequesis, ni tampoco el descanso dominical para los esclavos.

Por otra parte, los patronos consentían, en días de festividad, las prácticas mágico-animistas de los esclavos, quienes formaban fiestas, tocaban tambores, bailaban, y recreaban música y comidas propias.

Los africanos fueron arrancados de sus medios naturales y tuvieron que enfrentar la esclavitud, por lo cual, en el nuevo contexto cambiaron las referencias de culto. En suelo cubano predominan los rituales de protección y adivinación, en detrimento de ceremonias tradicionales en África, como las dedicadas a la prosperidad agrícola.

Tanto esclavos como libertos procedentes de una misma región o de distintos lugares, empezaron a sentir el interés de agrupamiento, y lo lograron en cofradías y cabildos.

Con posterioridad, estas instituciones se fueron fusionando, admitieron criollos y otras etnias y favorecieron la preservación de las manifestaciones religiosas africanas, sometidas a un dinámico proceso de transculturación. A finales del Siglo XIX algunas cofradías y cabildos se convirtieron en sociedades de recreo y socorro y otras pasaron a ser casas templo, donde se llevaban a efecto rituales de estas expresiones religiosas.

Siglos XX y XXI

Durante la república neocolonial (1902-1958) estas prácticas afrocubanas fueron socialmente discriminadas, aunque continuaron su expansión hacia otras áreas del país por la migración interna, organizaciones autónomas y los vínculos de la “familia” religiosa. En el Código Penal de esta época se establecía como delito complementario la práctica de formas religiosas de raíces africanas, lo que fue eliminado con la Revolución.

Después del Triunfo de la Revolución Cubana alcanzaron una justa valoración como expresión del respeto y trato equitativo a toda creencia religiosa; ello ha contribuido a la difusión nacional e internacional de la música, la danza y el canto de tales expresiones.

Manifiestan en común un cuerpo teórico menos elaborado que las doctrinas cristianas. Institucionalmente, carecen de núcleos estructurales que rijan la liturgia y la doctrina, por lo cual conforman grupos independientes entre sí, pero en los últimos años se aprecian intentos de agrupación, como en el caso de la creación de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba y de la Sociedad Abakuá de Cuba, legalmente reconocidas como instituciones religiosas y que han venido organizando sus estructuras provinciales.

Las religiones cubanas de origen africano son la Regla de Ocha o Santería, la Regla de Palo Monte o Conga, los Abakuá y otras con prácticas culturales locales como la regla de Arará y el Vodú.

Parte de este rico legado sociocultural puede apreciarse en museos como la Casa de África, los de Regla y Guanabacoa, así como en el museo-templo de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, todos en La Habana. También a lo largo del archipiélago, existen innumerables casas templos, que son utilizadas por los practicantes de estas religiones para sus actividades litúrgicas.

En Cuba se celebró el Congreso Mundial Yoruba “Orisha 2003”, con la participación de representantes de esta religión de todo el orbe.

Vudú

En los sucesivos grupos de africanos arrancados de su tierra para que sirvieran como esclavos en la isla de La Española (colonia francesa, el territorio que hoy ocupa Haití) entraron los de Dahomey y Togo, pertenecientes a la familia de los Fon, que trasmitieron de generación en generación las prácticas religiosas del Vodú.

La sublevación de esclavos en 1791 propició el inicio de inmigraciones --que después prosiguieron por razones económicas-- hacia la región oriental de Cuba, donde se asentó esta vertiente religiosa que combina elementos del cristianismo primitivo, el catolicismo y las creencias tribales de África Occidental.

Practicado por haitianos y sus descendientes en zonas orientales y camagüeyanas, el Vodú (en Dahomey vodun significa espíritu), venera a las fuerzas sobrenaturales representadas en los loas o deidades, intermediarios entre el creador (Bon Dieu), y los creyentes.

Espiritismo

Procedente de Europa y Estados Unidos, el espiritismo empezó a conocerse en Cuba durante la década de 1850, con lecturas del considerado el teólogo de esta doctrina, Allan Kardec, y se extendió rápidamente entre los criollos, quienes lo vincularon con las ideas liberales, modernas, no comprometidas con el colonialismo español y su impuesto catolicismo.

Sin éxito, las autoridades españolas trataron de impedir la divulgación de las ideas kardecianas, que defendían la destrucción de viejas formas para el nacimiento de lo nuevo y el progreso, y se oponían a la esclavitud, mientras la Iglesia Católica condenó las prácticas del espiritismo en Instrucción Pastoral y por cuanto medio encontró a su alcance.

Esa impugnación procedía no sólo de los representantes de la Metrópoli y la religión oficial, sino también de algunos intelectuales que opinaron acerca del carácter seudo científico de la doctrina, como el pensador y político Enrique José Varona cuando llamó la atención en 1880 sobre la “epidemia espiritual”.

La creación de centros y sociedades, la publicación de revistas y otros textos favorecieron la difusión de la expresión religiosa, que en unos pocos años captó un buen número de adeptos de los diversos sectores sociales, tanto en las zonas rurales como urbanas.

Investigadores opinaron que la difícil situación cubana, política y económica, la oposición al catolicismo oficialmente establecido, la sencillez de la ceremonia y la posibilidad de la persona de “hablar” con los espíritus directamente o a través del médium, favoreció la propagación de la doctrina.

Predominó en las ciudades el espiritismo más ortodoxo, científico o “de mesa”, practicado por creyentes con algún nivel cultural, quienes se guiaban por la lectura de libros y revistas que llegaban del exterior y seguían escrupulosamente las teorías kardecianas.

En las áreas de tierra adentro los adeptos, generalmente de escasa instrucción educacional, manifestaron sus “comunicaciones” con los espíritus de una forma bien distinta, lo cual dio lugar al espiritismo de cordón y al espiritismo “cruzao” o cruzado. Espiritistas aislados también desarrollaron sus propias consultas.

A los rituales tradicionales, estos creyentes incorporaron elementos del cristianismo y de las expresiones religiosas africanas, en una relación cada vez más fuertemente arraigada.

Actualmente se agrupan en 450 sociedades reconocidas.

Fuente

Véase también

Religiones africanas en Cuba