Manuel Isidro Méndez

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Manuel Isidro Méndez
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Incansable lector y de formación totalmente autodidacta.
Nacimiento15 de mayo de 1882.
Asturias España Bandera de España
Defunción1972
NacionalidadEspañola
Lengua maternaEspañol

Manuel Isidro Méndez. Asturiano al tiempo que se desenvolvía en el negocio de la ferretería, estrechó vínculos con personalidades e instituciones de los círculos intelectuales y literarios existentes en Artemisa.

Incansable lector y de formación totalmente autodidacta, comienza a delinear una larga y prolífica carrera literaria que lo conduce a la publicación de obras como Aspas y ósculos (Cuentos 1909); Gemas de viaje (1913); Armonías íntimas. Madrigales en prosa (1914); Etruscos (1915); Cuba como Bélgica (1918); La fiesta de la raza. Contribución de hispanoamericanismo (1918); Martí. Discurso pronunciado en el Centro Obrero de Artemisa (1918); Poetas de Artemisa. Apuntes históricos – críticos (1919) y Un poeta musical Gustavo S. Galarraga (1922).

Prestó colaboración periodística con diferentes medios locales, provinciales y nacionales. La labor intelectual de Méndez sorprende. Sin haber vencido altos estudios superiores, con su tenacidad accedió a los más importantes círculos intelectuales. Compartió con Fernando Ortiz y Emilio Roig de Leuchsenring la dirección de la Institución Hispanoamericana de Cultura y fue miembro fundador de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales


Impronta de Artemisa en Manuel Isidro Méndez

Durante la primera atapa en que vivió en Artemisa, el asturiano Manuel Isidro Méndez, al tiempo que se desenvolvía en el negocio de la ferretería, estrechó vínculos con personalidades e instituciones de los círculos intelectuales y literarios allí existentes.

El entorno favorecía el despunte cultural del territorio artemiseño. Desde 1901 circulaba el periódico El Ideal , fundado por José Rodríguez Acosta, iniciador del periodismo auténticamente artemiseño. En esa misma fecha llegaba a Artemisa uno de sus más fervientes preceptores, Francisco Robainas y Arquimbau, escritor de la primera novela costumbrista de Artemisa, Villa Roja , de donde procede el apelativo dado a la localidad. Fue Robainas Arquimbau guía y mentor de la modernidad artemiseña. Además de cultivar con éxito el periodismo y diversos géneros literarios, fue fundador de instituciones: “La Libertad” (1901) primera imprenta de la localidad, en la cual se editaron periódicos y revisas, entre ellos La Libertad , La Bulla , La Oposición , El Duende , El Mosquito , Átomos y Artemisa , “La Golondrina” (1902), primera revista literaria que se publicó en Artemisa.

Fue Robainas quien en 1901 implementó por primera vez en Artemisa un sistema de alumbrado que sustituyera al anticuado de petróleo por el alumbrado de acetileno, y en 1902 publicó el primer grabado en Artemisa, que representaba una vista fotográfica del acto de la colocación de una corona en la histórica Ceiba donde se dio la primera misa en memoria del General Antonio Maceo. También, en 1902 publica, por primera vez en Artemisa, trabajos sobre Floricultura, Horticultura y en general acerca de la flora de la región y en 1905 trajo a la Villa Roja los escaparates de vidrio para exhibir mercancías en los comercios.

Otras aportaciones suyas fueron que en 1909 introdujo en Artemisa el primer bote insumergible, para la navegación en lagunas, sin el peligro de naufragio, fabricó por primera vez, en 1913 las columnas de hormigón armado, en lugar de las de ladrillos de cantos que hasta entonces se usaban e implementa en 1916, por primera vez en Artemisa, el alumbrado eléctrico para iluminación de jardines privados. Este mismo año inició en Artemisa el cultivo de las anémonas, las peonías, las amapolas y otras plantas exóticas, de climas álgidos, cuyo florecimiento era de escasa probabilidad en Cuba.

Al estudiar la historia de Artemisa, Manuel I. Méndez reconoció a Francisco Robainas y Arquimbau, junto con Manuel Cabrera Paz y Manuel de Abreu, como una de las personas que más influyera en el desarrollo local:

“Artemisa debe al Dr. Francisco Robainas Arquimbau, hondo homenaje, porque fue insuperable precursor de su adelanto intelectual, tan efectivamente logrado que, ya en vida de él, Artemisa había conquistado el enaltecedor sobrenombre de la Atenas de Occidente”. [1]
Hotel Campoamor

Con el inicio de la segunda década republicana se consolida la vida cultural de la villa. En 1911 se inaugura el Hotel Campoamor, erigido en su devenir como baluarte y sitio de referencia de la intelectualidad cubana, la presencia del Dr. Salvador Massip Valdés en representación de los estudiantes cubanos en el Tercer Congreso Internacional de Estados Americanos de Lima, Perú, el engrosamiento de las filas del periodismo local con intelectuales como Leandro E. Rodríguez, Armando Guerra, Ubaldo R. Villar Duarte y Ofelia Rodríguez Acosta, así como la dinamización de la vida cultural artemiseña a partir de la construcción en 1913 del edificio donde radicara la Sociedad “José de la Luz y Caballero”, la cual había sido constituida desde 1901 por Monseñor Arocha, Enrique Zayas, José Rodríguez Acosta y Lorenzo Sánchez.

Carrera literaria

Centro Obrero de Artemisa

En ese contexto Manuel Isidro Méndez, incansable lector y de formación totalmente autodidacta, comienza a delinear una larga y prolífica carrera literaria que lo conduce a la publicación de obras como Aspas y ósculos . Cuentos. (1909). Gemas de viaje (1913), Armonías íntimas. Madrigales en prosa (1914) Etruscos, (1915), Cuba como Bélgica (1918), La fiesta de la raza. Contribución de hispanoamericanismo , (1918) Martí. Discurso pronunciado en el Centro Obrero de Artemisa. (1918), Poetas de Artemisa. Apuntes históricos – críticos (1919) y Un poeta musical Gustavo S. Galarraga (1922).

Entre 1923 y 1936 Méndez regresó a España, donde participó activamente en las tertulias del Ateneo de Madrid, junto a Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Ramón María del Valle Inclán, José Martínez Ruiz (Azorín ) y Pío Baroja, entre otros destacados representantes de la cultura ibérica, a la vez que colabora con diferentes órganos de prensa.

Por aquel entonces intervino en numerosas reuniones literarias, como las tertulias de El Gato Negro, en Madrid, donde promovía de manera permanente la figura de José Martí, valorándolo como precursor del modernismo, a través de la lectura de sus versos, así como realzando su patriotismo, la agudeza de su crítica, su elocuencia y la brillantez de sus discursos. Toda esta intensa actividad de promoción cultural y literaria muestra la madurez y prestigio del erudito y autodidacta investigador entre los principales núcleos de la intelectualidad española.

Durante este tiempo, colaboró con diferentes órganos de prensa asturianos, como Vida Galante, El Correo Español, El Cojo Ilustrado, Crónicas de Asturias, El Noroeste de Gijón, El Porvenir Asturiano, El Río Navia, El Romance de Navia, La Semana Naviense , entre otros. Al estallar la Guerra Civil en España, y como resultado de su labor de apoyo al Frente Popular, se vio obligado a exiliarse, por lo cual retornó a la mayor de las Antillas, en 1936. [2]

De regreso a la Isla continuó su trabajo literario y de colaboración periodística con diferentes medios locales, provinciales y nacionales; Orto, Bohemia, Carteles, Revista Bimestre Cubana, Diario de la Marina, El País, Revista de la Biblioteca Nacional, Fragua Martiana y La Rosa Blanca .

Su segundo período de vida en Artemisa – a partir de 1936 y aproximadamente hasta 1940 - estuvo profundamente marcado por la labor de promoción cultural de Fernando González Campoamor, intelectual artemiseño, fundador en 1933 del Grupo Proa y dos años más tarde de la revista homónima, proyecto cultural del cual Méndez formó parte activa y protagónica, consciente de que más allá de la intención de llevar cultura al pueblo de Artemisa, se convertiría por su trayectoria y quehacer intelectual en una reserva inagotable de compromiso sociopolítico de corte antigubernamental y antimperialista, identificado desde el inicio con los preceptos del Grupo Minorista que le antecediera en los años veinte.

Gracias a los empeños de “Proa” en enero de 1933 Artemisa celebró el Primer Salón de Pintura en la sociedad Luz y Caballero, donde expusieron sus obras Armando Maribona y Víctor Manuel y visitarían en lo adelante los predios artemiseños intelectuales como Salvador Massip, Antonio Penichet,José de la Luz León, Gaspar Betancourt, Emilio Ballagas, Luis Felipe Rodríguez, Hernández Catá y Teodoro Ramos Blanco, gestores y hacedores del sueño de colocar en el parque Libertad un busto de José Martí, empeño que se coronó el 28 de enero de 1935.

La revista Proa llegó a intercambiar sus ediciones con 256 revistas y boletines, se remitió a 1014 escritores y artistas en el extranjero y a 58 diarios y revistas nacionales. Zoila Caridad García Quesada afirma que Proa conformó un archivo valioso donde se agruparon las publicaciones que llegaban hasta Artemisa desde diferentes capitales del mundo, remitidas por universidades, intelectuales y editoriales.

Refiere que años después Campoamor rememoraría las más significativas:

“La colección del Sur, completa en sus primeros 250 números, pasada a la biblioteca de la Casa de las Américas; la de Atenea, chilena, también en esos anaqueles de archivo; el puntual Repertorio Americano salido en San José de Costa Rica, oficiando en su parte el gran selector de lecturas que fue Don Joaquín García Monge, los órganos más radicales de México y de los Estados Unidos, porque teníamos al día (…) las publicaciones que nos remitían desde U.S.A Michael Gold, Waldo Frank, William Faulkner, John Dos Passos, Archibald Mac Leich, César Barja o Langston Hughes, quien colaboró en “proa” con “Yo también canto América.” Rafael Alberti le aparejó con otro “Yo también canto América” y decía, aludirnos en aquel verso “la furia de sus tierras interiores”.[3]

Labor intelectual

Manuel I. Méndez

La labor intelectual de Méndez sorprende. Sin haber vencido altos estudios superiores, con su tenacidad accedió a los más importantes círculos intelectual. Compartió con Fernando Ortiz y Emilio Roig de Leuchsenring la dirección de la Institución Hispanoamericana de Cultura y fue miembro fundador de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, junto a Emilio Roig de Leuchsenring, Enrique Gay Calbó, Francisco González del Valle, Raquel Catalá, Gerardo Castellanos, Federico Cast Añeda, Julio Villoldo, José Luciano Franco, José Antonio Ramos, Salvador Massip, Herminio Portell Vilá, Miguel Jorrín, Manuel Piedra y Manuel Bisbé [4] y de la muy elitista Academia de la Historia de Cuba [5] Colaboró con diversas localidades cubanas, entre ellos El Ideal y La Libertad (Artemisa), Orto (Manzanillo, Oriente), Social, Carteles, Bohemia, Revista Bimestre Cubana, Revista de la Biblioteca Nacional, Diario de la Marina, Lux, El País, Patria, La Rosa Blanca, Fragua Martiana , todos de La Habana.

Según la reseña de José R. Trujillo [6]

el 28 de julio de 1940 el pueblo de Artemisa amaneció jubiloso y expectante: Uno de sus más queridos y respetados habitantes fue acreedor de una condición que hacía mucho tiempo merecía. Por su intachable conducta ciudadana, los innumerables servicios prestados a esa comunidad y por su demostrado amor a la tierra que como hijo lo acogiera desde 1901, Don Manuel Isidro Méndez Rodríguez recibió de la Cámara Municipal, presidida por el alcalde interino Horacio G. Carbó Díaz, el nombramiento de Hijo Adoptivo de Artemisa.

Acompañaron al ilustre asturiano, en el acto celebrado al efecto en la Sociedad Luz y Caballero, los intelectuales Medardo Vitier, Juan Marinello, José Manuel Cortina y Fernando Ortiz, quien tuvo a su cargo las palabras centrales del evento. Participaron también los representantes de importantes instituciones locales y nacionales. Tanto en el acto cultural, como en la colocación de la ofrenda floral al busto de José Martí en el Parque Libertad y en el banquete nocturno en el Hotel Campoamor, la población artemiseña gozó de la oportunidad de saludar a Don Manuel Isidro Méndez y este a su vez, en más de una ocasión reafirmó su cuna asturiana y su vocación por la artemiseñidad.

Aunque luego Manuel Isidro Méndez se radicó en la calle Monte de la capital, siguió apegado a su terruño cubano. Uno de sus postreros proyectos, reafirmación del cariño y compromiso incondicional para con la tierra que como hijo lo acogiera, fue el acopio de toda la información posible, en más de diez mil fichas, para la redacción y publicación de la historia de Artemisa. Después de su fallecimiento el 18 de abril de 1972, su hijo Melquiades Méndez Canel se encargaría de conformar, con el contenido fichado por el sabio, la obra Historia de Artemisa , publicada por el Departamento de Orientación Revolucionaria PCC Regional de Artemisa, en el año 1973, documento que constituye la primera referencia obligada para los que intentan con cualquier magnitud el estudio del surgimiento y desarrollo de esta porción de la geografía cubana.

Aludido en cierta ocasión por los que lo consideraban más artemiseño que asturiano, dijo que nunca olvidaba su ascendencia, origen y estirpe, pero que todos esos recuerdos, todas estas cosas del sentimiento, frutos delicados del compañerismo y de la amistad, de la cultura, de la educación y de la bondad, vienen a mi memoria cuando me hallo fuera de Artemisa y me hacen sentir ese artemiseñismo arraigado en el alma.

Referencias

Fuentes

  • Manuel Isidro Méndez Rodríguez: Historia de Artemisa, Comisión de Historia, DOR del PCC Regional, Artemisa (Pinar del Río, Cuba), 1973.
  • Juan M García Espinosa: “Algunos momentos de una vida singular” en Anuario Martiano, n. 5, La Habana, 1974.
  • Trujillo López, José Ramón. Entrevista concedida por Manuel Isidro Méndez Rodríguez. Documento inédito en la colección de Fondos raros y valiosos de la Biblioteca Provincial Ciro Redondo García y que fuera leído ante la Comisión de asturianos visitantes, en la galería Angerona, Artemisa, el 3 de julio de 1995)