Religiones cubanas de origen africano

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Religiones populares cubanas
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Concepto:Expresión de la Religión en Cuba, cuyo culto es conocido popularmente como sincretismo
Religiones populares cubanas.. Sistemas de creencias practicadas en la sociedad cubana producto de la mescolanza cultural arraigada en la identidad cubana, desde los disímiles aportes que la conforman, como son los africanos, haitianos, europeos, chinos y árabes; concretados en lo que se conoce como sincretismo mágico religioso.

Antecedentes

A pesar de la imposición del catolicismo, bajo los rígidos conceptos de la evangelización, ésta derivó en simples preceptos, debido a los intereses económicos de los propietarios, a quienes no convenía la disminución de las largas jornadas laborales en aras de enseñar la catequesis, ni tampoco el descanso dominical para los esclavos.

Por otra parte, los patronos consentían, en días de festividad, las prácticas mágico-animistas de los esclavos, quienes formaban fiestas, tocaban tambores, bailaban, y recreaban música y comidas propias.

Los africanos fueron arrancados de sus medios naturales y tuvieron que enfrentar la esclavitud, por lo cual, en el nuevo contexto cambiaron las referencias de culto. En suelo cubano predominan los rituales de protección y adivinación, en detrimento de ceremonias tradicionales en África, como las dedicadas a la prosperidad agrícola.

Tanto esclavos como libertos procedentes de una misma región o de distintos lugares, empezaron a sentir el interés de agrupamiento, y lo lograron en cofradías y cabildos.

Con posterioridad, estas instituciones se fueron fusionando, admitieron criollos y otras etnias y favorecieron la preservación de las manifestaciones religiosas africanas, sometidas a un dinámico proceso de transculturación. A finales del Siglo XIX algunas cofradías y cabildos se convirtieron en sociedades de recreo y socorro y otras pasaron a ser casas templo, donde se llevaban a efecto rituales de estas expresiones religiosas.

Siglos XX y XXI

Durante la república neocolonial (1902-1958) estas prácticas afrocubanas fueron socialmente discriminadas, aunque continuaron su expansión hacia otras áreas del país por la migración interna, organizaciones autónomas y los vínculos de la “familia” religiosa. En el Código Penal de esta época se establecía como delito complementario la práctica de formas religiosas de raíces africanas, lo que fue eliminado con la Revolución.

Después del Triunfo de la Revolución Cubana alcanzaron una justa valoración como expresión del respeto y trato equitativo a toda creencia religiosa; ello ha contribuido a la difusión nacional e internacional de la música, la danza y el canto de tales expresiones.

Manifiestan en común un cuerpo teórico menos elaborado que las doctrinas cristianas. Institucionalmente, carecen de núcleos estructurales que rijan la liturgia y la doctrina, por lo cual conforman grupos independientes entre sí, pero en los últimos años se aprecian intentos de agrupación, como en el caso de la creación de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba y de la Sociedad Abakuá de Cuba, legalmente reconocidas como instituciones religiosas y que han venido organizando sus estructuras provinciales.


Religiones Populares cubanas

De origen africano son:

De origen Europeo:


Parte de este rico legado sociocultural puede apreciarse en museos como la Casa de África, los de Regla y Guanabacoa, así como en el museo-templo de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, todos en La Habana. También a lo largo del archipiélago, existen innumerables casas templos, que son utilizadas por los practicantes de estas religiones para sus actividades litúrgicas.

En Cuba se celebró el Congreso Mundial Yoruba “Orisha 2003”, con la participación de representantes de esta religión de todo el orbe.

El Vodú

En los sucesivos grupos de africanos arrancados de su tierra para que sirvieran como esclavos en la isla de La Española (colonia francesa, el territorio que hoy ocupa Haití) entraron los de Dahomey y Togo, pertenecientes a la familia de los Fon, que trasmitieron de generación en generación las prácticas religiosas del Vodú.

La sublevación de esclavos en 1791 propició el inicio de inmigraciones --que después prosiguieron por razones económicas-- hacia la región oriental de Cuba, donde se asentó esta vertiente religiosa que combina elementos del cristianismo primitivo, el catolicismo y las creencias tribales de África Occidental.

Practicado por haitianos y sus descendientes en zonas orientales y camagüeyanas, el Vudú (en Dahomey vodun significa espíritu), venera a las fuerzas sobrenaturales representadas en los loas o deidades, intermediarios entre el creador (Bon Dieu), y los creyentes.

El panteón voduísta está compuesto por un gran número de loas o dioses con características muy definidas que resultan inconfundibles para los iniciados. Se trata de seres sobrenaturales, con altas dosis de poder que viven en la conciencia de los creyentes y se integran de forma armónica en sus vidas. Se agrupan en tres categorías diferentes: los “radá”, que se caracterizan por hacer siempre el bien, los “petró”, temidos y considerados como malévolos, y los luases “diablos” o demonios considerados por los practicantes como el súmmum de la maldad.

Es una religión iniciática. Se nuclea en una casa y alrededor de una familia religiosa, no necesariamente sanguínea.

El sacerdote es el encargado de la dirección del culto y jefe máximo de los altares consagrados a los Santos vodú y a la vez es que interpreten de la voluntad de los loas o lúas.

Cualquier persona puede ser Hungán o mambó siempre que cumpla con los requisitos fundamentales como: ser adepto, conocer a la perfección la liturgia del vodú, los atributos de los dioses, sus símbolos, etc.

Mambó es el nivel jerárquico equivalente al de hungán y es ejercido por una mujer. El brujo voduísta, denominado “Boccor o bocó” posee poderes excepcionales que pueden ser utilizados en contra del prójimo y de sus bienes, pero la palabra hungán denomina genéricamente al oficiante, sea boccor o no. Entre los dos se establece el “divinor o Divinó”, que no sirven a un loa específico y se dedican a la curandería. En Cuba, la mayoría de los oficiantes del culto vodú se ubican en el límite impreciso entre el boccor y el divinor; lo mismo realizan curaciones a diario, que esporádicamente actos de hechicería.

Los oficiantes voduístas muestran una sobrecarga en los elementos del vestuario y los atributos que insertan en él como claro referente religioso. Es característica la existencia de collares que ostentan, con un riguroso ordenamiento, cuentas con el color o la combinación de colores que simbolizan a una divinidad. En la mayoría de ellos se inserta un silbato que deviene un instrumento musical... los rítmicos chiflidos de un hungán pueden ir marcando los momentos climáticos de una ceremonia. A los mencionados deben añadirse los pañuelos cuyos colores más usados son el rojo, el blanco y el negro, y sus combinaciones, en cuya superficie aparecen en ocasiones dibujos, letras o el nombre de un lúa.

En el coro de las Hunsís participan mujeres, generalmente jóvenes. Los tocadores casi siempre tienen una vinculación muy estrecha con el culto, pero a pesar de sus conocimientos musicales y su pericia en la ejecución de los instrumentos, no se les considera como excepcionalmente dotados de gracia o poder. Estos es, en la función mágico-religiosa se aprecia una independencia progresiva de la función artística.

El Santuario o caye-mystére (cai misté)

Construida por el practicante con la experiencia y las condiciones necesarias para ejercer el oficio de manera independiente. Está destinada exclusivamente a los luases, separada de la casa de vivienda o anexa a esta. La habitación principal se encuentra varias piezas que sirven de almacén o antesala y consta de una segunda pieza, con otra puerta de acceso donde oficia el hungán y está emplazado el altar principal. Este consiste en una mesa donde se colocan las piedras o fundamento de los luases que posee el sacerdote, algunos recipientes y los atributos de los misterios, entre otros objetos rituales. Junto a este puede haber otro altar pequeño que denuncia las creencias espiritistas o santeras del sacerdote o su esposa, generalmente cuando son de procedencia haitiana. En el altar permanece un plato con agua o bebidas alcohólicas donde permanecen sumergidas las piedras que representan las deidades voduístas.

La casa de vivienda y la casa de los misterios son construidas de modo que quede un amplio espacio a través del cual se comunican orgánicamente, como si integrasen un mismo conjunto. En ese espacio se levanta una construcción hecha en ocasión de la realización de los manyé-lúa o ceremonias de cumplimiento dedicadas a los luases. Esta se denomina enramada o peristilo, que generalmente se desarman al concluir la festividad. En el medio de la enramada se levanta el poste central, Poteau–mitán (potó-mitán), “camino de los espíritus, y como tal, objeto eminentemente sagrado. A su alrededor, en la tierra, se trazan los vévés, dibujos que simbolizan a los luases y sirven para invocarlos.

Uno de los aspectos más importantes de la práctica voduísta es el de la realización de las ceremonias conocidas como Manger-loas, o manyé-luá. Se trata de los eventos rituales de alimentación de los santos en los que se sacrifican animales y se depositan alimentos y bebidas en días determinados por el calendario voduísta. El marco de estas actividades es propicio para que a ellas acuda una enorme cantidad de personas vinculadas con esta religión.

Lo fundamental en los sacrificios rituales es el o los animales que se sacrifican, sus características y el carácter licito de su adquisición. Las ceremonias de fortalecimiento, que se hacen con el objetivo que su nombre evidencia, consisten en el derramamiento de la sangre de los animales que se ofrecen para la ocasión, sobre la prenda o prendas que se presentarán a los luases.

La ceremonia de levantamiento de santos se realiza cuando el oficiante se ve obligado a cambiar de residencia por lo que debe consultar con sus divinidades el permiso para su traslado.

Son muy importantes el estado de trance, los colores y el uso de la naturaleza. Gran parte del conocimiento de los sacerdotes es de plantas para efectuar curaciones. También se utilizan imágenes católicas y elementos de la naturaleza. Los principales núcleos se encuentran alrededor de Santiago de Cuba en San Germán, Palma, Las TunasCamagüey y Ciego de Ávila.


Espiritismo

Procedente de Europa y Estados Unidos, el espiritismo empezó a conocerse en Cuba durante la década de 1850, con lecturas del considerado el teólogo de esta doctrina Hipólito Dennizare, conocido también como Allan Kardeck, así como de las Hermanas Fox; y se extendió rápidamente entre los criollos, quienes lo vincularon con las ideas liberales, modernas, no comprometidas con el colonialismo español y su impuesto catolicismo.

El espiritismo científico fue la práctica primera que conoció parte de la sociedad cubana, y se dice parte porque efectivamente estas manifestaciones comenzaron a practicarse entre elementos de la alta y mediana burguesía cubana en sus inicios.


Sin éxito, las autoridades españolas trataron de impedir la divulgación de las ideas kardecianas, que defendían la destrucción de viejas formas para el nacimiento de lo nuevo y el progreso, y se oponían a la esclavitud, mientras la Iglesia Católica condenó las prácticas del espiritismo en Instrucción Pastoral y por cuanto medio encontró a su alcance.

Esa impugnación procedía no sólo de los representantes de la Metrópoli y la religión oficial, sino también de algunos intelectuales que opinaron acerca del carácter seudo científico de la doctrina, como el pensador y político Enrique José Varona cuando llamó la atención en 1880 sobre la “epidemia espiritual”.

La creación de centros y sociedades, la publicación de revistas y otros textos favorecieron la difusión de la expresión religiosa, que en unos pocos años captó un buen número de adeptos de los diversos sectores sociales, tanto en las zonas rurales como urbanas.

Investigadores opinaron que la difícil situación cubana, política y económica, la oposición al catolicismo oficialmente establecido, la sencillez de la ceremonia y la posibilidad de la persona de “hablar” con los espíritus directamente o a través del médium, favoreció la propagación de la doctrina.

Predominó en las ciudades el espiritismo más ortodoxo, científico o “de mesa”, practicado por creyentes con algún nivel cultural, quienes se guiaban por la lectura de libros y revistas que llegaban del exterior y seguían escrupulosamente las teorías kardecianas.

En las áreas de tierra adentro los adeptos, generalmente de escasa instrucción educacional, manifestaron sus “comunicaciones” con los espíritus de una forma bien distinta, lo cual dio lugar al espiritismo de cordón y al espiritismo “cruzao” o cruzado. Espiritistas aislados también desarrollaron sus propias consultas.

A los rituales tradicionales, estos creyentes incorporaron elementos del cristianismo y de las expresiones religiosas africanas, en una relación cada vez más fuertemente arraigada.

Actualmente se agrupan en 450 sociedades reconocidas.

Estas prácticas espiritistas están basadas en la comunicación con el alma de los muertos, los médiums son personas capaces de entrar en un estado de trance y de comunicarse con entidades que trascendieron la esfera material. Estas personas; llamadas espiritistas, media unidades, Médiums, son capaces de realizar esta trascendente comunicación con otras dimensiones.

El espiritismo no es una religión iniciática. Los espiritistas afirman tener una gracia o don de nacimiento.

En el espiritismo el uso del agua y la luz son vitales, por supuesto acompañados de otros elementos rituales como flores, tabaco, música y por supuesto rezos y plegarias como elementos invocatorios que forman parte esencial de la liturgia.

Los Altares de espiritismo están conformados por infinidad de elementos, en los cuales forman parte importante los bustos de santos católicos, fabricados en disimiles elementos. El uso de símbolos católicos no solo está referido a su iconografía, sino también a elementos como rosarios, agua bendita y los tradicionales rezos de la Iglesia Católica, mezclados casi siempre con las plegarias de origen kardeciano. Las bóvedas espirituales forman parte de todo el montaje de los altares de espiritismo, aunque en ocasiones se mantienen separadas de este.

Las practicas espiritistas se localizan en Casas templos como sucede casi por lo general en todas estas prácticas religiosas.

En la zona oriental se destaca el llamado espiritismo cruzado o “muerterismo” con raíces bantúes. Incorporando otros elementos de la Santería, del catolicismo y el palo monte. El uso de colores rituales, los santos católicos en busto pueden estar vestidos con capas de colores alegóricos a la Regla de Osha, símbolos de la Regla de Palo y elementos del Vodú son utilizados también en profusión en estos altares. Sus zonas principales son Santiago de Cuba, San Luis, La Maya, Contramaestre y Guantánamo.

En el espiritismo cruzado, se introducen elementos propios (instrumentos musicales, vocabulario propio, prácticas mágicas, etc.…). Se hacen también limpiezas o despojos para personas o locales, utilizando una mezcla de todos estos elementos Además de los que puede decir el médium de parte del muerto, se utilizan también los caracoles u otros medios de adivinar de la santería o del palo monte. Con las misas espirituales hechas por espiriteros suele haber más personas, familiares o amigos que caen en trance además de los médiums.

Es necesario destacar que este espiritismo se diferencia mucho del espiritismo “de caridad”, como se le llama al practicado en las regiones occidentales, más apegado al espiritismo científico o de mesa. Es por esto que los “muerteros” orientales son especialmente buscados. Otra característica es que el espiritismo varía de acuerdo a si se realiza en el campo o la ciudad. El Espiritismo de cordón, o “cordonero”, muy notable en la zona de Manzanillo, Bayamo y otras regiones de Granma y Holguín tuvo en el pasado una representación en la ciudad la cual en estos momentos se renueva aunque en un estadio todavía primigenio.


Catolicismo

Antecedentes. Con el “descubrimiento”, la conquista y la colonización, los españoles impusieron a los aborígenes su civilización, su lengua, cultura y la religión católica, en un acelerado proceso que tuvo como objetivo su dominación. Hasta 1898, año en que termina la Guerra Cubano Española, después de la intervención oportunista de los Estados Unidos de América cuando las armas cubanas tenían prácticamente ganada la contienda, intervención que frustró el logro de los ideales de soberanía, independencia y justicia social por los que se luchó por más de 30 años, la Iglesia Católica en Cuba era española. Incluso los obispos eran nombrados por la Corona, (Patronato Regio) a cambio del derecho exclusivo de evangelización en el país, donde no era permitida otro tipo de institución religiosa, de acuerdo con lo establecido en la Constitución de Cádiz de 1812. Durante la República mediatizada (1902-1958) con una mayoría de sacerdotes españoles, y de monjas también de la Península, la Iglesia constaba de 2 archidiócesis y 4 diócesis, correspondiéndose esa organización a las 6 provincias de la división político administrativa del país.


Situación actual

La Iglesia se compone de once diócesis, tres de ellas con rango de arquidiócesis. La figura de mayor jerarquía es el Arzobispo de La Habana Jaime Ortega Alamino, creado Cardenal en 1994. Con anterioridad Cuba tuvo otro cardenal, Manuel Arteaga Betancourt (1879-1963).

Son en total 17 obispos - 11 residenciales, 2 auxiliares y 4 en retiro. 16 de ellos son de nacionalidad cubana y 1 de nacionalidad española. El personal eclesiástico está integrado por más de 1,000 personas consagradas, entre sacerdotes diocesanos y miembros masculinos y femeninos de 89 congregaciones u órdenes religiosas (26 masculinas y 63 femeninas). Del personal consagrado forman parte 340 cubanos y cubanas, mientras que hay de ambos géneros provenientes de España, México, Canadá, Colombia, Italia, República Dominicana, India y varios otros países. Del total general de eclesiásticos casi 400 son sacerdotes. Las órdenes religiosas de ambos géneros son más numerosas actualmente que las existentes antes del triunfo de la Revolución. Entre las órdenes y las congregaciones con un mayor número de religiosos están los jesuitas, salesianos, franciscanos y paúles; y de religiosas, Hermanitas de los Ancianos Desamparados, Carmelitas Descalzas, Dominicas, Hijas de la Caridad, Oblatas Misioneras de María Inmaculada, Siervas de María y Misioneras de la Caridad (Madre Teresa de Calcuta). Asociaciones en activo funcionamiento son la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), la Conferencia Cubana de Religiosos (CONCUR), comisiones episcopales, archidiocesanas, diocesanas y parroquiales, y organizaciones laicas.

Cristianismo

Si la irrupción de los credos cristianos católicos ha sido denominada por algunos como la primera evangelización, se ha llamado la segunda evangelización a la entrada de los credos cristianos protestantes. Sin embargo, el arribo de estos no fue favorecido por un patronato como el que caracterizó la entrada y establecimiento de la Iglesia Católica.

El primer contacto de los pobladores católicos de La Habana con otras sectas cristianas no católicas o protestantes, probablemente haya ocurrido cuando el famoso corsario francÈs Jacques de Sores ocupó e incendió la primitiva Villa de San Cristobal de La Habana en 1555; y, según algunos especialistas e historiadores, las primeras manifestaciones de los credos cristianos protestantes se introdujeron a consecuencia de la ocupación inglesa de La Habana entre 1762 y 1763. Sin embargo, la administraciÛn brit·nica en La Habana solo duró un año. Durante ese período arribaron muy pocos pastores de esas creencias y no se tiene evidencias de que se quedasen algunos de ellos y constituyeran iglesias como tales. Además, si ello hubiese ocurrido, la existencia del patronato entre la administración colonial y la Iglesia Católica no lo hubiesen tolerado sin oposición.

Otros especialistas han señalado que, además de esas condiciones favorables antes expresadas y dejando a un lado los factores meramente religiosos no puede soslayarse el cierto interés que pudo haber tenido el gobierno norteamericano para el arribo de las sectas cristianas protestantes a Cuba. Argumentan para ello que, ya en la segunda mitad del siglo xix y principios del siglo XX, la sede principal de los credos protestantes no se hallaba en Europa, sino en los Estados Unidos de América. Los principales introductores de estas creencias en Cuba eran misioneros norteamericanos o de sectas radicadas en ese país; y todo ello coincidió con la época en que en los Estados Unidos se desarrolló un interés por disputarle la colonia de Cuba a España, por vías pacíficas o con métodos de guerra. Los argumentos parecen convincentes, y aunque en realidad no hay evidencias concretas del interés específico del gobierno norteamericano por la llegada a Cuba de estas sectas, no es menos cierto que la administración de ese paÌs debÌa ver con agrado la irrupción en Cuba de creencias que formaban parte de la cultura norteamericana. De esta forma, introducían algunos de sus valores en un territorio al cual aspiraban. Una opinión autorizada en este sentido es la del doctor en teologÌa, profesor y pastor protestante cubano Sergio Arce MartÌnez. El gobierno de los Estados Unidos estaba,ávido de engullirse a Cuba, hacer de ella su Nueva Colonia, y las Iglesias deseosas, por su parte, de conquistar para la fe evangélica y las almas perdidas de los cubanos, con el deseo de realizar en esta tierra el viejo sueño frustrado en el Norte brutal,una sociedad de puritanos.

Bibliografía

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  • Larduet Luaces, Abelardo. “El mar, los colores y los otanes”. Revista “Del Caribe”. Numero 50 año 2007.


  • La Jiribilla. LOS CREDOS RELIGIOSOS CRISTIANOS

PROTESTANTES

Fuente

Véase también

Religiones africanas en Cuba

Botánica de los Orishas Elegguá

Botánica de los Orishas Oggún

Botánica de los Orishas Changó

Botánica de los Orishas Babalú Ayé Religión en el municipio de Moa