Catedral de La Almudena

Catedral de La Almudena.
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Edificio)
Catedral Almudena.jpg
La catedral de Santa María La Real de La Almudena es la sede episcopal de la diócesis de Madrid.
Descripción
Tipo:Edificio
Localización:Madrid, Bandera de España España
Uso inicial:Religioso
Uso actual:Religioso
Datos de su construcción

La Catedral de La Almudena o Catedral de Santa María La Real de La Almudena es la sede episcopal de la diócesis de Madrid. Se trata de un templo de 102 metros de longitud y 73 de altura con una mezcla de diferentes estilos: neoclásico en el exterior, neogótico en el interior y neorrománico en la cripta.

Ubicación

Se encuentra situada en Madrid, en unos terrenos que, por mediación de la reina Mercedes, devota de la Virgen de la Almudena, son cedidos por el Patrimonio Real en 1879, junto a la plaza de la Armería, enfrente del Palacio Real.

Dimensiones

Longitud total: 102 m Longitud de la nave central: 82 m Longitud del crucero: 68 m Altura de la cúpula hasta la cruz: 73 m Altura de las torres de la fachada hasta la veleta: 60 m Altura de la nave principal: 25,8 m Ancho de la nave principal: 12,5 m Ancho de las naves laterales: 6 m Ancho de las capillas: 6 m Superficie total: 4.800 m2

Historia

Los deseos por construir una catedral en Madrid se remontan al siglo XVI, durante el reinado de Felipe II (según un informe de 1567 por el bien universal de la villa y su tierra, importa y tiene gran necesidad que se haga en ella una iglesia catedral y cabeza de Obispado). Sin embargo, volcado como estaba el monarca en el proyecto del Monasterio de El Escorial, no se llevó a cabo ninguna acción. Otra razón poderosa era la ausencia de obispado en Madrid. En efecto, la capital pertenecía a la diócesis de Toledo, cuyo arzobispo siempre se opuso a la segregación de la capital de la diócesis toledana.

Siempre bajo patrocinio real, hubo varios intentos posteriores. Por ejemplo, durante el siglo XVIII se plantearon varios proyectos, entre ellos los de Sachetti y Ventura Rodríguez. Sin embargo, no fue hasta el 4 de abril de 1883 cuando el rey Alfonso XII puso la primera piedra de la futura catedral de Madrid (entonces simplemente una parroquia heredera de la de Santa María, la más antigua de Madrid, derribada en 1868)

El marqués de Cubas, a cargo del proyecto, reformó su proyecto inicial como iglesia parroquial proponiendo una imponente catedral neogótica (siguiendo la moda imperante en Europa por influencia de Viollet-le-Duc). Los trabajos comenzaron por la cripta, construida en estilo neorrománico, con acceso por la calle Mayor cerca ya de la Cuesta de la Vega y que no se abrió al culto hasta 1911, una vez concluida por Enrique María Repullés. En esa misma época se levantaron los primeros pilares pero los trabajos quedaron prácticamente abandonados hasta 1950, año en el que Fernando Chueca Gotilla y Carlos Sidro ganan el concurso convocado para la terminación de las obras.

El carácter del templo cambia entonces puesto que, aunque se mantiene el estilo gótico del proyecto primitivo para el interior de la catedral, el exterior es neoclásico, siendo éste el aspecto que tiene actualmente. De esta forma, la catedral se integraría con el entorno, también neoclásico, del Palacio Real.

Las obras continuaron hasta su paralización en 1965, ante la falta de fondos y de apoyo del ayuntamiento. Transcurrieron casi veinte años hasta que, en 1984, se creó un patronato que consiguió el apoyo de instituciones públicas (que incluían el ayuntamiento y el gobierno de la nación, ambos en manos de políticos de izquierda) y privadas para finalizar las obras. La catedral fue consagrada por el papa Juan Pablo II el 15 de junio de 1993, tomando el relevo de la colegiata de San Isidro, que había sido la catedral provisional de Madrid desde 1885.

En 2005 se inauguró una exposición sobre la Inmaculada y España, organizada por la Fundación Las Edades del Hombre.

Características

Exterior

La catedral madrileña tiene en planta una longitud de 104 metros por 76 que suma el crucero, siendo por tanto algo menor que la de Toledo (120 x 60 metros) pero más grande, por ejemplo, que la deBurgos (84 x 59). La nave mayor de la Almudena alcanza los 32 metros de altura, triplicando prácticamente los 12 metros de su anchura medidos de eje a eje de los pilares. Lo más espectacular y discutible resultaba ser el cimborrio sobre el crucero, cuya flecha cuenta con una cruz de remate que redondea los cien metros de altura. Así supera a la más alta de entre las catedrales españolas, Burgos, donde las célebres agujas de la fachada de su catedral, muy por encima del espectacular cimborrio, alcanzan sólo los 79 metros de altura.

La cúpula es doble, gótica vista desde el interior, pero claramente barroca desde el exterior. Está recubierta con piedra y pizarra, y tiene tambor octogonal en el que se abren cuatro grandes ventanas y una pequeña linterna como remate.

Cuenta con doce estatuas, que representan a los doce apóstoles. San Felipe, San Bartolomé, San Mateo, San Simón, San Judas Zelotes, Santiago Alfeo, San Matías, San Bernabé, San Pedro, Santiago, San Juan y San Andrés. Son obra del escultor Sanguino.

Fachada principal

La fachada principal (explanada de la Almudena) es la situada a los pies del templo, mirando hacia la cara sur del Palacio Real. Está coronada por cuatro estatuas, que son obra del escultor Ramón Chaparro, que representan a cuatro santos españoles: San Isidro, Santa María de la Cabeza, Santa Teresa de Jesús y San Fernando, realizadas en piedra blanca de Colmenar. Las cuatro figuras flanquean una imagen de la Virgen de la Almudena entronizada en una gran espadaña.

En el balcón, una vidriera de diez metros cuadrados que representa a la Virgen de Lis. Y cuatro estatuas que representan a los cuatro evangelistas, del escultor José Luis Parés.

Hay dos grandes escudos, realizados por el escultor y catedrático de Bellas Artes José Luis Parés. Ubicados en la parte inferior, están realizados en piedra: representan las Armas Plenas de la Casa Real Española y el Escudo Pontificio. Junto a los escudos, en dos hornacinas, están las estatuas de San Pedro y San Pablo, obra de Juan de Ávalos.

Las puertas son de bronce. La central tiene adornos con el tema trinitario, ante el Nuevo Milenio del 2000; una de las laterales hace referencia a la Monarquía católica de España, con esfinges de los reyes de la Reconquista; la otra, está dedicada a Hispanoamérica. Son obra del escultor Sanguino.

De las dos torres de esta fachada, a la de la derecha se la conoce como Mariana o de los gallegos, ya que las campanas han sido donadas por los gallegos y cada una de ellas tiene una advocación mariana castiza: Santa María la Real de la Almudena; Santa María de la Paloma; Santa María de Atocha; Santa María de la Flor de Lis. En la torre de la izquierda, que da a la calle de Bailén, está el carillón.

Fachada de Bailén

Las puertas de bronce de la fachada que da a la calle de Bailén, también obra del escultor Sanguino, representan: la lateral de la izquierda, el hallazgo de la Virgen de la Almudena por el Rey Alfonso VI de Castilla, en el año 1085; la central, recuerda el día de la inauguración de la Catedral por el Papa Juan Pablo II, el 15 de junio de 1993, con imágenes de los Reyes, Doña María de las Mercedes, madre del Rey, y el entonces Cardenal Arzobispo de Madrid, Ángel Suquía; y la puerta lateral derecha, representa la procesión de la Virgen de la Almudena el 9 de noviembre, día de su fiesta, por las calles de Madrid. En ella se ve al actual Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, y los monumentos más emblemáticos de la ciudad.

Esta fachada tiene las estatuas de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María, también obra de José Luis Parés.

Frente a esta fachada, se ha construido una plaza que le sirve de atrio amplio. Se conoce comúnmente como la plaza de Juan Pablo II por la estatua de más de tres metros que representa al difunto Papa, realizada por el escultor Juan de Ávalos. La plaza está adornada, además, con cuatro fuentes y farolas de estilo fernandino. A esta plaza se accede por una escalera imperial.

Todo el conjunto está cerrado por rejas, coronadas por las estatuas en bronce de San Antonio Mª Claret, San Ignacio de Loyola y San Juan de Ávila, obra de la escultora Consuelo Perea.

Interior

  • Planta

La Catedral de la Almudena tiene planta de cruz latina con una nave central y dos laterales, amplio crucero de tres naves; cabecera curva con girola y cinco capillas radiales. La mesa del altar mayor es de mármol verde. A la derecha se encuentra la cátedra episcopal, tallada en nogal, de estilo neogótico, realizada por Ramón Fonollosa en 1885. Detrás del altar mayor está el Cristo Crucificado de [[Juan de Mesa] y que al igual que la sillería del coro procede de la Colegiata de San Isidro.

La Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad, tiene su altar en el crucero de la nave derecha, frente a la entrada por la calle de Bailén. Es un altar elevado, al que se accede por dos escaleras laterales con barandilla de bronce. La Virgen está colocada en la hornacina central de un impresionante retablo, pintado por Juan de Borgoña (finales del XV, comienzos del XVI), constituido por dieciocho tablas con escenas de la vida de Nuestro Señor. Bajo el arco rebajado formado por las escaleras se halla el altar, presidido por un gran crucifijo de marfil, ante la sepultura de la reina Mª de las Mercedes. Sus restos fueron trasladados de El Escorial en el año 2000.

  • Nave central

Las capillas laterales de la nave central están dedicadas a santos contemporáneos. La Catedral contiene un vía crucis de catorce estaciones de estilo flamenco neogótico, de procedencia belga, Realizado en óleo sobre cobre. Vidrieras: hay un vitral de la Virgen de Atocha; de San Isidro; de la Coronación de la Virgen; de la Flor de Lis, en la fachada principal de la Catedral; las vidrieras que decoran los ventanales de las torres de la fachada principal de la Catedral son de ángeles.

La decoración pictórica es de carácter geométrico, realizada por el pintor José Luis Galicia, con una concepción moderna y colorista que contrasta con las cubiertas de madera pintada propias de las iglesias visigóticas y románicas. La cúpula tiene como motivos los cuatro elementos (tierra, mar, fuego y aire) en sus cuatro vértices, que sostienen a la bóveda celeste.

Órgano de la Catedral: Construido en Barcelona por el organista Gerhard Grenzing, es una verdadera joya. Consta de cuatro teclados, más un teclado de pedal, y tiene acoplamientos mecánicos y eléctricos: el teclado de las calderetas exteriores cuenta con dieciséis líneas de tubos, el mayor tiene once líneas; veintiuna líneas de tubos son para el teclado expresivo, nueve para la trompetería y el pedal suma trece líneas más.

  • Vidrieras y pinturas del ábside

El 28 de abril de 2004, el Cardenal Arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela, bendijo las pinturas y vidrieras que decoran el ábside de la Catedral. El conjunto lo forman siete murales, que componen una corona mistérica, y ocho vidrieras realizadas con cristal soplado en la Isla de Murano (Venecia). Los murales representan los grandes misterios de la fe (de izquierda a derecha): Bautismo, Transfiguración, Crucifixión, Pantocrátor, Resurrección, Ascensión al Cielo y la Venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

En el centro de la composición, presidiendo toda la catedral, la imagen de Jesús Pantocrátor, en su Segunda Venida, cuando vendrá a juzgar a los vivos ya los muertos. En el libro abierto que sostiene el Pantocrátor, situado en el centro del ábside de la catedral, está escrito: Amad a vuestros enemigos. ¡Vengo pronto!

Las pinturas murales en su conjunto forman así una “corona mistérica” dado que representan aquellos misterios que desde lo alto de cada paño del presbiterio poligonal anuncia lo que se celebra y se realiza en el altar: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Ven Señor Jesús”, se profesa en cada Eucaristía después de la Consagración.

En estas pinturas se sigue la tradición del Canon ortodoxo de los grandes misterios cristianos, tanto en la composición como en los colores, que hasta el siglo XV era común en las Iglesias de Oriente y de Occidente y que llegó a su vértice con el gran pintor ruso Rublev. Estos rasgos fundamentales del canon iconográfico tradicional han sido reinterpretados por Kiko Argüello de una forma moderna, buscando incorporar los descubrimientos del arte occidental contemporáneo, desde el impresionismo en adelante. Sobre las pinturas, como joyas que embellecen y adornan dicha “corona”, hay dispuestas siete vidrieras dedicadas a la Palabra o Verbo de Dios con su nombre en diferentes idiomas: latín (verbum), griego (logos), hebreo (dabar), siríaco (melaj), ruso (slovo) y español (palabra). En el centro de todas ellas, el nombre que resume a la Iglesia, el nombre de MARIA. A la madre de Jesús está dedicada la Catedral de Madrid. Las vidrieras, llenas de colores vivos radiantes y armónicos, en estructuras abstractas que recuerdan al pintor Mondrian, envuelven, adornan y embellecen los diferentes nombres descritos. No siendo figurativas, crean un equilibrio entre las figuras pintadas, el cromatismo de las vidrieras y el del techo, y todo ello enmarcado en una arquitectura neogótica, en una síntesis entre tradición y modernidad.

Bajo la imagen del Pantocrátor, situada en la capilla axial del ábside, ilumina toda la nave central otra vidriera. En ella está representado Cristo resucitado de la muerte con la bandera de la victoria en la mano izquierda y con la mano derecha levantada mostrando sus llagas gloriosas. A los pies de Cristo aparece la tumba vacía con las vendas y el sudario en la parte más baja; a la izquierda, el esbozo de un soldado con su escudo y su espada caídos por tierra como símbolo del triunfo de la Vida sobre la guerra y la muerte. Desde la nave central se contempla un conjunto visual de gran significado y emoción estética que pasa desde el Cristo crucificado del altar mayor al Cristo resucitado de la vidriera, hasta el Pantocrátor arriba en el ábside, que culmina con el nombre de María.

Fuentes