Centro clandestino de detención (Argentina)

Centros Clandestinos de Detención (Argentina)
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Concepto:Instalaciones secretas implementado por la dictadura militar en la Argentina

Centros Clandestinos de Detención (Argentina). Los centros clandestinos de detención (CCD) fueron instalaciones secretas empleadas por las fuerzas armadas y de seguridad para ejecutar el plan sistemático de desaparición de personas implementado por la dictadura militar que ocupó el poder en la Argentina entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.

Creación

El plan del gobierno de facto, que ejerció el poder en Argentina entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983, formaba parte de las operaciones de contrainsurgencia clandestinas, comenzadas pocos años antes, en el marco del Operativo Independencia, para eliminar la disidencia política.

Clasificación de los CCD

Las Fuerzas Armadas clasificaban los CCD en dos tipos:

  • Lugar de Reunión de Detenidos: tenían una organización más estable y estaban preparados para alojar, torturar y asesinar a grandes cantidades de detenidos.
  • Lugar Transitorio: tenían una infraestructura precaria y estaban destinados a funcionar como un primer lugar de alojamiento de los detenidos-desaparecidos.

Operativos similares se llevaron a cabo en otros países de la región, con el apoyo expreso del gobierno de los Estados Unidos, interesado en promover a toda costa el control del comunismo y otras corrientes ideológicas opuestas a su bando en la guerra fría.

Panorama general

Los primeros CCD fueron instalados en 1975, antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976. En ese año ya estaban en funcionamiento La Escuelita en Faimallá (Tucumán) y El Campito provincia de Buenos Aires.

En 1975 funcionó un CCD en la planta de la empresa Acindar en Villa Constitución, presidida por José Alfredo Martínez de Hoz, como parte de la estructura represiva organizada para contener la huelga declarada por el sindicato en mayo de ese año.

En 1976 llegaron a existir 610 Centros Clandestinos de Detención en la Argentina, pero muchos de ellos fueron temporarios y circunstanciales. Luego de los primeros meses, posteriores al golpe de Estado, la cifra se estabiliza en 364, y para 1979 los centros llegan a 7. Ya en 1983 la Escuela Mecánica de la Armada, era el único campo de concentración que seguía siendo utilizado.

En Buenos Aires hubo 60 centros; en la provincia de Córdoba 59 y en Santa Fe 22. Cinco grandes centros fueron el eje de todo el sistema: la Escuela de Mecánica de la Armada y el Club Atlético en la Ciudad de Buenos Aires; el Campito (Campo de Mayo) y el Vesubio en el Gran Buenos Aires Provincia de Buenos Aires; y la Perla en Córdoba.

A pesar de las diferencias, los CCD fueron organizados con una estructura y un régimen de funcionamiento similar. Todos contaban con una o más salas de torturas, amplios espacios para mantener a los desaparecidos siempre en condiciones de gran precariedad, y un centro de viviendas para los torturadores y guardias. Casi todos tenían algún tipo de servicio médico. En algunos casos hubo servicios religiosos permanentes para el personal militar.

Los Grupos de Tareas (GT), también conocidos como "patotas" estaban encargados de realizar los secuestros, generalmente de noche. Inmediatamente los detenidos-desparecidos eran llevados al centro correspondiente, donde permanecían encapuchados y esposados. Los detenidos eran severamente torturados e interrogados por los mismos integrantes de los GT. El tiempo de tortura variaba considerablemente, pero en términos generales oscilaba entre uno y dos meses.

Memoria histórica

En el CCD se procedía sistemáticamente a la deshumanización de los detenidos-desaparecidos mediante diversos procedimientos: sustitución del nombre por un número, violaciones, humillación, hacinamiento, condiciones intolerables de alojamiento, aislamiento, desnudez forzada, racismo, antisemitismo, homofobia.

En todos los CCD se utilizó el mismo eufemismo para referirse al asesinato del detenido-desaparecido: "el traslado". Los métodos utilizados para el asesinato y desaparición de los cadáveres variaron desde los llamados vuelos de la muerte, los fusilamientos en masa, fosas comunes, tumbas, incineración de cadáveres.

El blanqueo era cuando se legalizaba al detenido-desaparecido y se le ponía a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. A partir de 1980, de esta situación, podía derivar la deportación y el exilio, por el uso de una opción constitucional o el enjuiciamiento por tribunales militares y la condena a prisión.

Existió una política y un procedimiento común para las detenidas-desaparecidas que se encontraban embarazadas. En ese caso se postergaba el asesinato y se producía un parto clandestino con supresión de la identidad del bebé, quien era entregado para su crianza a personas íntimamente vinculadas al sistema represivo, y en algunos casos partícipes del asesinato del padre y/o madre biológico.

Fuentes

  • Pilar Calveiro (1998): Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina. Buenos Aires, 1998.