Clara y la penumbra

Clara y la penumbra
Información sobre la plantilla
Clara-y-la-penumbra.jpg
Título originalClara y la penumbra
Autor(a)(es)(as)José Carlos Somoza
Editorial:Planeta
GéneroNovela
Primera ediciónEditorial Planeta, 2001
PaísBandera de España España
PremiosPremio Fernando Lara 2001

Clara y la penumbra. Novela que recibe el Premio Fernando Lara de Novela, España en 2001, en la que José Carlos Somoza narra la historia de Clara, una artista de la pintura hiperdramática y de una serie de asesinatos relacionados con ese género artístico

Argumento

En los circuitos internacionales del arte está en auge la llamada pintura hiperdramática, que consiste en la utilización de modelos humanos como lienzos. Esta consiste en cuadros hechos por personas, muchachas y muchachos son pintados por sus artistas para ser expuestos en galerías de arte y casas particulares durante horas. Los cuadros deberán ser expertos en la paciencia, en aguantar el dolor y la humillación. Y son quitados de todo lo humano: fuera el alma, fuera sus rasgos, fuera la capacidad de llorar o de sudar.

El asesinato de Annek, una chica de catorce años que trabajaba como cuadro en la obra "Desfloración", en Viena, pone en guardia a la policía y al Ministerio de Interior autriaco, que son presionados por la poderosa Fundación van Tysch para que no hagan público el crimen, ya que la noticia desencadenaría el pánico entre sus modelos y la desconfianza entre los compradores de pintura hiperdramática.

Y mientras tanto, Clara Reyes, que trabaja como lienzo en una galería de Madrid, recibe la visita de dos hombres extranjeros que le proponen participar en una obra de carácter "duro y arriesgado"; el reto empieza en el mismo momento de la oferta, ya que la modelo debe ser esculpida también psicológicamente. De esta forma, Clara entra en una espiral de miedo y fascinación, que envuelve también al lector y lo enfrenta a un debate crucial sobre el valor del arte y el de la propia vida humana.

Crítica a la obra

Las obras de arte, de esta variación de pintura que trabaja no sobre tela sino con el cuerpo, son seres humanos que por años son educados para hacer de su cuerpo un objeto plástico. Gracias a un conseguido control corporal y ayudados por sustancias químicas que disminuyen y aletargan sus reacciones fisiológicas, los llamados “lienzos” pueden permanecer hora tras hora, día tras día durante meses, petrificados en una posición casi tortuosa, cubiertos sólo con capas de pintura, embelleciendo museos y galerías pero también jardines y mansiones, pues las obras de arte de este mundo paralelo son susceptibles de venta y de alquiler.

Las personas que protestan y se resisten en las páginas del libro, irónicamente cumplen el doble papel de conciencia y propaganda, pues alimentan con el escándalo aquello que intentan censurar, denuncian que todas las figuras aparentemente pétreas e inertes de la caverna están en realidad vivas. Son seres humanos que han sido trabajados psicológica, fisiológica y físicamente para permanecer rocosamente representando un instante humano, un instante más allá de lo humano.

Clara y la penumbra concluye con una reunión urgente de personas significativas para el hiperdramatismo donde aparecen por primera vez las lenguas, artesanía humana dedicada a lamer los calzados de la gente. Si creemos que en ocasiones la artesanía exhibe mejor los rasgos extremos de cualquier arte, es posible pensar que las lenguas en el hiperdramatismo no son sino vaticinios y entonces es posible imaginar alfombras humanas, ceniceros humanos en donde las brasas de los cigarros puedan ser apagados contra la piel de la gente, escupideras humanas, retretes humanos, mascotas humanas.

Lo que subraya la artesanía hiperdramática, gracias a nuestra imaginación desbocada, es la desaparición de un límite más, no mencionado hasta ahora, y que ha hecho predominante un nuevo dominio, el de usar y ser usado. Se ha creado una condición, un estado de cosas, donde el ser humano ha dejado de ser simbólicamente humano. El significado para la humanidad que conocíamos, donde nos albergábamos, que dábamos por sentado, ha mutado en esta negociación de los significados producida la superposición de épocas peceptuales contiguas. [1].

[1]

Referencia

  1. Crítica Publicado por Juana Gamero de Coca. Disponible en: "www.ucm.es”. Consultado: 1 de diciembre de 2012.

Fuentes

  • [2]. Disponible en: “www.lecturalia.com/libro”. Consultado: 28 de noviembre de 2012
  • [3]. Disponible en: “www.casadellibro.com”. Consultado: 28 de noviembre de 2012
  • [4]. Disponible en: “www.fantasymundo.com”. Consultado: 1 de diciembre de 2012.