Concilio de Calcedonia (451)

Concilio de Calcedonia
Información sobre la plantilla
IVº Concilio Ecuménico
de la Iglesia Católica
Concilio de Calcedonia 01.jpeg
Fecha de inicio8 de octubre de 451
Fecha de término1 de noviembre de 451
Aceptado porIglesia católica e Iglesia ortodoxa
Concilio anteriorConcilio de Éfeso
Concilio posteriorConcilio de Constantinopla II
Convocado porEmperador Marciano
Presidido porPatriarca Anatolio I de Constantinopla
Asistencia520 - 630
Temas de discusiónCondenación del monofisismo. Afirma la unidad de las dos naturalezas, completas y perfectas en Jesucristo, humana y divina. Es escrita la carta dogmática "Tomo a Flaviano" por el Papa León I.
Las Iglesias no calcedonianas no reconocen este concilio ni ninguno de los posteriores.
Cánones28

El Concilio de Calcedonia es el cuatro concilio ecuménico de la Iglesia Católica, se celebró en la ciudad en Calcedonia, metrópoli de Bitinia, entre el 8 de octubre y el 1 de noviembre del 451. Fue convocado por el emperador romano Marciano (450-457) el 17 de mayo del 451. Este Concilio supuso un hito desde el punto de vista doctrinal, y representa una línea de equilibrio entre las erróneas ideas cristológicas de los nestorianos y de los monofisitas, gracias en buena medida a la actuación del papa León.

Concilio

El concilio, celebrado entre el 8 de octubre y el 1 de noviembre del 451, fue convocado por el emperador Marciano (450-457) y al mismo asistieron un considerable número de obispos, oscilando entre unos quinientos en las primeras sesiones y ciento ochenta en la última. Los representantes del papa fueron tres obispos y un presbítero.

La reunión conciliar viene justificada por la necesidad de salir al paso de los errores de Nestorio que, a su vez, habían propiciado el monofisismo de Eutiques. Podemos decir que fue el complemento del concilio ecuménico de Efeso y la superación del seudoconcilio de Efeso (449). Es cierto que el símbolo de unión propuesto por Juan de Antioquía y suscrito por Cirilo de Alejandría, aceptando los puntos sustanciales del concilio efesino, supuso una cierta pacificación de los espíritus, pero, con todo, no se había alcanzado una plena unidad doctrinal.

Sesiones

La primera sesión tuvo lugar en la iglesia de Santa Eufemia y se comenzaron a juzgar las actuaciones irregulares de Dióscuro, que fue depuesto en la tercera sesión. En la segunda sesión fue leída una «carta dogmática» (Tomus ad Flavianum) del papa León Magno (440-461) sobre las dos naturalezas de Cristo, que se recibió con aclamaciones de los padres asistentes:

ésta es la fe de los Apóstoles. Pedro ha hablado por la boca de León.

En la quinta sesión, el 22 de octubre, se aprueba una fórmula de fe redactada por 25 obispos y que está en perfecta armonía con la «carta» del papa León, en donde se declara:

Todos nosotros profesamos a uno e idéntico Hijo, nuestro Señor Jesucristo, completo en cuanto a la divinidad, y completo en cuanto a la humanidad en dos naturalezas, inconfusas y sin mutación, sin división y sin separación, aunadas ambas en una persona y en una hipóstasis.

El día 25 del mismo mes se celebró la sexta sesión, presidida por el emperador Marciano y su esposa Pulquería, que también suscribieron solemnemente la citada fórmula. Por deseo del emperador se examinaron en el concilio algunos asuntos disciplinares, como la plena rehabilitación de Teodoreto de Ciro y de Ibbas de Edesa, cosa a la que accede el concilio, y veintiocho cánones en los que se abordaban cuestiones disciplinares. Así, el c. 6[1] prohibía las llamadas ordenaciones absolutas, es decir, no destinadas a una determinada comunidad. Se dan disposiciones concretas sobre la vida de los clérigos y de los monjes: la prohibición de la simonía[2], la de ejercer funciones civiles o militares[3], la de vagar de una ciudad a otra[4]. El c. 28[5] suscitó una gran dificultad de aceptación por parte de los legados papales. En este canon se decía que «justamente los padres han atribuido el primado a la sede de la antigua Roma, porque esta ciudad era la capital del imperio», y de ahí deducían que la sede de la nueva Roma (Constantinopla) debía gozar de las mismas prerrogativas que la antigua Roma y ocupar el segundo lugar después de ella. Ante tales pretensiones los representantes del papa hicieron constar que la razón del primado era la sucesión apostólica de Pedro y no la importancia política de la sede. El papa León no aprobó nunca este canon, que daría lugar a una larga serie de gestiones e intercambios epistolares entre el emperador, el papa y algunos prelados.

Consecuencias

La principal consecuencia del Concilio fue el cisma de los monofisitas. El Patriarca de Alejandría no aceptó el concilio y finalmente terminó por escindir su patriarcado del resto de la Iglesia. También muchos obispos repudiaron el concilio arguyendo que la doctrina de las dos naturalezas era prácticamente nestoriana. En las principales sedes apostólicas del Imperio bizantino, se abrió un período de disputas entre monofisitas y ortodoxos, con diversas vicisitudes, en las que intervinieron a menudo los emperadores. Aquí tienen su origen las antiguas iglesias orientales, que aún hoy rechazan los resultados del Concilio: la Iglesia Copta que nació de la ruptura del Patriarcado de Alejandría con el resto de la Iglesia, la Iglesia Apostólica Armenia, la Iglesia Ortodoxa Siríaca y la Iglesia Ortodoxa Malankara, de la India.

Referencias

Fuente