Electrificación en Cuba

Evolución de la Electricidad
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Fecha:Siglo XIX y Siglo XX
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba

Etapas de la electrificación en Cuba. Luego de establecido en La Habana, Cárdenas, Camagüey y Matanzas el servicio eléctrico, éste se fue introduciendo paulatinamente en otras ciudades cubanas importantes, aunque a menudo en escala muy modesta.

El nuevo servicio se inauguró en1892 en Cienfuegos y Sagua la Grande; en 1893 en Pinar del Río; en 1895 en Santa Clara, Regla y Caibarién, y en 1897 en Santiago de Cuba, la segunda ciudad de mayor población en Cuba
Ni que decir tiene que fue grande el efecto de la llegada de la luz eléctrica sobre los habitantes de las principales ciudades cubanas; pero sobre los hombres más humildes del campo, que constituyeron el grueso del Ejército Libertador entre 1895 y 1898, su impacto fue mayor aún.

Proliferación de las empresas eléctricas

Siglo XIX

La guerra de independencia de Cuba, iniciada a comienzos de 1895, y la consiguiente situación económica desastrosa imperante en el país desalentaron, en general, las inversiones del capital privado para la creación de nuevos servicios eléctricos.
No obstante, las empresas establecidas lograron mantenerse. En particular, la Spanish-American, que monopolizaba por entonces el servicio eléctrico y de gas en La Habana y Matanzas, consiguió consolidar su posición entre las principales propiedades norteamericanas en la Isla.
Al cesar la dominación colonial española en Cuba e iniciarse una era de paz con la ocupación militar norteamericana del país el 1 de enero de 1899, se abrieron nuevas perspectivas a las inversiones en los negocios, cuyo resultado más importante en la rama eléctrica fue el establecimiento de un moderno servicio de tranvías en la capital a partir de 1901, precedido significativamente por la creación, el año anterior, de una cátedra de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de La Habana9.

Siglo XX

Con la inauguración, el 20 de mayo de 1902, de la república mediatizada que siguió a la ocupación norteamericana, proliferaron extraordinariamente las solicitudes de autorización para establecer nuevos servicios públicos de suministro de energía eléctrica.
En 1902 se autorizó a la Compañía de Electricidad de Cuba, que representaba los intereses de un sindicato de capitalistas británicos, la construcción y explotación de un sistema de servicio público destinado a suministrar energía eléctrica "para alumbrado, fuerza motriz y calefacción" al barrio habanero del Vedado.
Poco después lo hizo la planta de la Compañía de Electricidad de Marianao, destinada a prestar servicio al municipio del mismo nombre, próximo a la capital, que actualmente forma parte del área metropolitana de ésta.
Pero tanto, el servicio eléctrico como el de gas suministrados a la zona más importante de la ciudad continuaba en manos de la antigua Spanish-American, reorganizada en 1904 bajo la denominación de Compañía de Gas y Electricidad de La Habana.

Forzada por la competencia, ésta decidió modernizar la central de Tallapiedra reemplazando las viejas máquinas de vapor allí instaladas con turbinas Curtis e instalando alternadores trifásicos y otros equipos fabricados por la General Electric.
Además, comenzó a introducir el mechero Auer en el sistema de alumbrado por gas de la ciudad, que habría de mantenerse en servicio otros veinte años.
Nuevos sistemas electroenergéticos de servicio público se establecieron en varias ciudades del interior del país durante la primera década del siglo XX.

Así, un grupo de empresarios locales, con el apoyo financiero del Banco Español de la Isla de Cuba, organizaron en 1906 la Compañía de Alumbrado y Tracción de Santiago, dedicada a manejar el negocio de la electricidad comercial y los tranvías en Santiago de Cuba, cuyas nuevas instalaciones, provistas de alternadores trifásicos norteamericanos a 60 Hz, entraron en servicio en 1908.
Por la misma época, una empresa similar, pero canadiense, la Camagüey Electric Company, Ltd., adquirió el control del servicio de alumbrado y de tranvías en la ciudad de Camagüey, donde estableció un sistema de corriente alterna bifásica.
Los sistemas eléctricos de Matanzas y Cárdenas pasaron, entre 1907 y 1908, a manos de una empresa alemana, la Compañía Anónima Eléctrica Alemana Cubana. En 1910 un ciudadano norteamericano, ex cónsul de los Estados Unidos en Caibarién, decidió radicarse en esta villa portuaria para emprender allí las más variadas actividades comerciales. Cinco años después, este servicio pasaría a manos de una compañía norteamericana, la Cienfuegos, Palmira and Cruces Electric Railway & Power Company. Por entonces, ésta controlaba el tranvía en la ciudad y pueblos cercanos, y explotaba al efecto una planta hidroeléctrica en el río Hanabanilla, de suerte que en la práctica se hizo del monopolio de los servicios de tracción y alumbrado eléctricos en la zona.
Por la misma época, en la capital del país otra compañía norteamericana, la Havana Electric Railway, Light & Power Company, también pasó a controlar tanto los tranvías, como el servicio público de electricidad, la totalidad de cuya capacidad de generación se concentró en una única central termoeléctrica de nueva construcción.
Enclavada ésta en la zona de Tallapiedra, al igual que la antigua de la Spanish-American, pero mucho mayor y más moderna, a comienzos de 1915 entró en servicio con tres turbo-alternadores trifásicos Westinghouse a 60 Hz, cada uno de los cuales tenía un a capacidad nominal de 12,5 MW.

Electrificación del transporte público

Como sucedió en otros países, después del alumbrado el siguiente uso importante que se dio en Cuba a la energía eléctrica generada industrialmente fue su aplicación al transporte terrestre. La primera línea de tranvías eléctricos, de unos 4 kilómetros de longitud, que conectaba las villas de Regla y Guanabacoa, situadas del lado oriental de la bahía de la Habana, comenzó a funcionar en marzo del año 1900, durante la ocupación militar norteamericana.

En 1908 se inauguraron sendos servicios de transporte eléctrico en las ciudades de Santiago de Cuba y Camagüey, el primero a cargo de una compañía organizada por empresarios cubanos, y el segundo a cargo de una empresa canadiense, como ya se ha visto.

Éste no fue al menos hasta el decenio de 1920 el caso de las ciudades de Cienfuegos, Cárdenas y Matanzas, donde se introdujo, entre 1913 y 1918, un servicio de transporte eléctrico urbano bastante problemático y poco eficiente, que utilizaba tranvías de acumuladores eléctricos, los cuales debían recargar-se periódicamente.

Fuentes

Adaptación del artículo del autor publicado en el No. 8 (1 de abril de 1998) de la revista Scripta Nova de la Universidad de Barcelona (Internet: http://www.ub.es/geocrit/nova.htm) con el título "Impacto social y espacial de las redes eléctricas en Cuba".

  • 8 Miró Argenter, J. (1909): Cuba: Crónicas de la guerra - Las campañas de Invasión y de Occidente 1895-1896. Ed. Ciencias Sociales, pp. 252-253 ,La Habana, 1970.
  • 9 Altshuler, J. (1989): "La especialización en telecomunicaciones y la reforma del 1960 del plan de estudios de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de La Habana". En CEHOC: Estudios de Historia de la Ciencia y la Tecnología, pp. 11-49. Ed. Academia, La Habana, 1994.