Francisco Toledo

Francisco Toledo
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NombreFrancisco Benjamín López Toledo
Nacimiento17 de julio de 1940
Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Fallecimiento5 de septiembre de 2019
OcupaciónArtista plástico
CónyugeTrine Ellitsgaard
HijosNatalia Toledo y Laureona Toledo
PadresFrancisco Lopez Orosco y Florencia Toledo Nolasco
PremiosPremio Nacional de Ciencias y Artes
Premio Príncipe Claus
Premio al Sustento Bien Ganado, (2005)

Francisco Benjamín López Toledo: Fue un artista plástico mexicano, considerado uno de los mayores artistas de México, contaba con amplio reconocimiento internacional. Era un experto impresor, dibujante, pintor, escultor y ceramista. Su arte reflejaba un gran aprecio por la estética de la naturaleza, particularmente la de animales que no son convencionalmente asociados con la belleza como monos, murciélagos, iguanas, sapos e insectos. Apoyó numerosas causas enfocadas a la promoción y conservación del patrimonio artístico mexicano, orientada al libre acceso a la formación artística y el cuidado del medio ambiente.

Síntesis biográfica

Nació el 17 de julio de 1940 en Juchitán, Oaxaca, México. Fue el cuarto de los siete hijos de Francisco López Orozco y Florencia Toledo Nolasco. Desde muy pequeño Francisco Toledo demostró una especial habilidad para el dibujo, y su padre alentó esa temprana tendencia al ceder a sus colores las paredes de la casa. Su abuelo Benjamín, zapatero del pueblo de Ixtepec, multiplicó su imaginación con salidas campestres en busca de resina vegetal, perladas de relatos populares en los que los seres fantásticos se entremezclaban con todo tipo de animales y personajes legendarios.

A los once años se instaló en la ciudad colonial de Oaxaca, para cursar la escuela secundaria.Y después en México, D. F., para tomar clases en el taller de grabado de la Escuela de Diseños y Artesanías, con la experiencia de haber realizado sus primeros grabados en el taller oaxaqueño de Arturo García Bustos.

Trayectoria artística

En 1959 exhibió sus obras en la Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas. En 1960 vivió becado en París para estudiar y trabajar en el taller de grabado de Stanley Hayter, donde profundizó en técnicas de grabado, conoció museos, galerías, artistas y escritores que cambiaron su visión del arte, regresó a México en 1965 con una nueva perspectiva ideológica y estética que incorporará en sus obras.

A los tres años de estar en Europa presentó su primera muestra en una galería parisiense; un año más tarde expuso en Toulouse, pero también en la Tate Gallery de Londres, con catálogo escrito por Henry Miller, y en Nueva York. En Francia fue reconocido en seguida como un artista singular, especialmente celebrado, como escribió André Pierre de Mandiargues en 1964,

por su desarrollo de lo mítico y su sentido sagrado de la vida.

Regresó a México con una técnica pictórica depurada que no dejaría de enriquecer, así como con la influencia de ideas plásticas de artistas de distintas escuelas europeas, como Alberto Durero, Paul Klee o Marc Chagall.

A partir de entonces se dedicó a crear febrilmente, y sus exposiciones se multiplicarían de Nueva York a Tokio, de Oslo a Buenos Aires, y siempre en Oaxaca. No obstante, los críticos consideran que nunca se ha preocupado de promover su obra, y mucha de ella pasa directamente a manos de coleccionistas que la adquieren por adelantado. No en vano, en octubre de 2004 presentó su primera exposición en diez años, Pinturas recientes de Francisco Toledo, en la Latin American Masters de Beverly Hills, California.

Una estética particular

Toledo recuperaba técnicas antiguas e investigaba con otras nuevas, tanto en la pintura como en la escultura y la cerámica. Diseñaba tapices que realizaba con los artesanos de Teotitlán del Valle. El color y la riqueza étnica y cultural de Oaxaca catalizan su creatividad y su obra, como la de tantos otros artistas plásticos locales y extranjeros. En 1977 viajó a Nueva York, ciudad a la que regresó en 1981 para ampliar sus técnicas en la cerámica. Un año antes, el Museo de Arte Moderno de México había organizado una gran exposición retrospectiva de su obra. En 1983 presentó el libro de grabados originales El inicio, e inició también una larga carrera como editor. En 1997 presentó en México las exposiciones (y los libros) Zoología fantástica, a partir de textos de Jorge Luis Borges, e Insectario, mientras encandilaba en la Bienal de Venecia con las esculturas de la titulada La fragilidad del alma.

Los críticos han resaltado que el modo obsesivo con que el artista trabajaba las texturas y los materiales, tales como la arena o el papel amate (el papel precolombino, hecho con corteza machacada del árbol llamado amatl o amate), así como la maestría con la que materializaba su creación han conseguido el efecto de que su obra parezca vibrar como si la criatura híbrida de animal y hombre, o el insecto, o la iguana, o cualquiera de sus seres tropicales pugnaran por cobrar vida real. Esa sensación inquietante que percibe el observador de la obra acaba por meterlo irremisiblemente en la visión, en el realismo fantástico del autor.

Los animales a través de los que Toledo reflejaba su apreciación estética de la naturaleza no se asocian con la belleza: son insectos, serpientes, sapos, iguanas, murciélagos. Y son fantásticos, como sus monstruos son juguetones, porque él no sabía de pudor ni pecado y un humor acre y delirante recorría cada pincelada de sus lienzos o cada incisión de su buril, para dejar un rastro de crudo y juicioso estudio social disfrazado de fábula, de alegoría de la crítica situación del hombre y el mundo actuales.

Observador, crítico y ecologista, su obra es también una denuncia de la deforestación y la destrucción de la naturaleza. En 2003, el artista presentó Matando la muerte, grabados de cañones disparando contra esqueletos. El año anterior, pasó once meses pintando en un suburbio de Los Ángeles, California.

Maestro de pintores

Tanto su estilo como su forma metafórica de representar el mundo crearon escuela, sobre todo entre los pintores oaxaqueños, y muchos son los que pintan como Toledo. Pero su obra y su personalidad son únicas. Se juntaba más que con pintores, con poetas juchitecos amigos, con otros poetas mexicanos de los que publicó numerosos libros en Ediciones Toledo. Su obra habla por él. Y también sus actos.

Con los años, Francisco Toledo se afianzó como la gran personalidad de Oaxaca, capital indígena, provinciana y cosmopolita. El artista fundó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que cuenta con el mayor acerbo de obra gráfica de creadores internacionales y una completa biblioteca de arte, además de publicar El Alcaraván, una revista imprescindible en el mundo del grabado.

Promovió también la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), inaugurado en 1992 y ubicado en la denominada Casa de Cortés, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Museo de los Pintores, así como la restauración del emblemático monasterio agustino donde funciona ahora el Centro Cultural Santo Domingo. Con su biblioteca, rescató también las labores de encuadernación y cuidado de los libros.

Toledo creó en Etla, cerca de la ciudad de Oaxaca, un Taller de Papel de materiales orgánicos que da trabajo a la población y rescató parte de una factoría de hilados; en la ciudad, abrió un cine club gratuito, El Pochote, con muros recubiertos con sus bajorrelieves. Potencia el mundo cultural y las posibilidades artísticas de los invidentes con bibliotecas, exposiciones palpables o escuelas de arte y fotografía; llevó libros a las cárceles. Casi siempre desaliñado y con huaraches en los pies, resecos como su tierra, Francisco Toledo se convirtió, como su obra, en símbolo y expresión de los más profundos mitos de México.

Reconocimientos

A pesar de oponerse a los reconocimientos públicos, le fueron otorgados numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 1998 y el Premio Príncipe Claus en 2000. En 2005 recibió el Premio Right Livelihood por su dedicación a la protección y mejora de la herencia, ambiente y vida de la comunidad de Oaxaca. En 2007, el consejo universitario de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) lo distinguió con un Doctorado Honoris Causa por su labor en el mundo de las artes.

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Fuentes