Historia de la masonería en Cuba

La Masonería en Cuba
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El compás y la escuadra, Logo Masónico Universal
Fecha:1751 y 1754
País(es) involucrado(s)
Cuba

Masonería en Cuba. La primera referencia sobre la masonería en Cuba la encuentra Eduardo Torres Cuevas entre 1751 y 1754 en el libro "Historia de la Francmasonería" del historiador alemán Joseph Gabriel Findel.

Orígenes

Según Joseph Gabriel Findel , entre estas fechas, la Gran Logia de Inglaterra designó ocho grandes maestros provinciales entre quienes se encontraba uno para Cuba. Si se observan las fechas y los lugares escogidos se comprueba que eran puntos relevantes en la expansión del imperio británico o lugares donde tenían importantes intereses económicos o políticos. En el caso de Cuba no puede desconocerse que ello iba paralelo al proceso de preparación inglés para la toma de La Habana.

La invasión y ocupación de La Habana en 1762 confirman la relación entre las pretensiones de la Gran Logia de Inglaterra y las del imperio británico. No obstante, hay suficientes datos para demostrar que esa masonería no llegó a fundar instituciones en Cuba. De la etapa de la ocupación inglesa de La Habana data lo que se ha llamado el primer documento masónico "cubano" y se publicó por la revista masónica británica Ars Quatour Coronatorun.

Períodos

Primer período (1798-1830)

En la década final del siglo XVIII se origina un profundo cambio en las estructuras económicas cubanas con la generalización del sistema agrario de plantaciones con fuerza de trabajo esclava. La sociedad adquiere un marcado acento esclavista, pero, paralelamente, se incrementa el campesinado y las capas sociales intermedias.

Este contexto se ve fuertemente influido por tres procesos revolucionarios: el norteamericano, el francés y el hatiano. Como consecuencia del levantamiento de esclavos en Saint Domingue, numerosos franceses, hasta entonces residentes en la isla, se trasladan a Cuba, con ellos llegaron las primeras logias masónicas que funcionaron en la mayor de la Antillas.

Esos talleres fueron La Persévérance, La Concorde, L'Amitié y La Bénefique Concorde. El establecimiento de estos puede precisarse en el año 1798. Las dos primeras se establecieron en Santiago de Cuba y las dos últimas en la ciudad de La Habana.

El 17 de diciembre de 1804 se le otorga su carta de constitución a la primera logia masónica creada para Cuba. Llevó el nombre de Le Temple des Vertus Théologales, con el nombre en francés y que venía funcionando desde 1802.

A las logias citadas se une, en Santiago de Cuba, el 18 de noviembre de 1805, otra, también emigrada de Haití, que llevaba el nombre de Réunion de Coeurs.

Como ejemplo de la significación que dentro de la sociedad cubana tuvo el funcionamiento de estas logias, valga aquí decir que las céntricas calles habaneras de Amistad, Concordia y Virtudes tomaron esos nombres de las tres logias que funcionaron en este período en la ciudad.

Segundo período (1830-1868)

Entre 1830 y 1857 no hubo en Cuba ningún cuerpo masónico regular o irregular establecido. A pesar del ascenso del movimiento liberal en la Península, no se autorizó la actuación de cuerpos masónicos. En realidad, Fernando VII había creado el delito de francmasonería, por lo cual ésta era perseguida en las colonias españolas. Otra de las características de la etapa es la entrada de cubanos en instituciones masónicas extranjeras, principalmente de Estados Unidos, México y Francia.

En 1862, la masonería cubana quedó dividida al crearse una nueva institución, el Gran Oriente de Cuba y las Antillas (GOCA). Su origen tuvo un carácter esencialmente patriótico, ético y de reforma social; en él se gestó la Revolución Cubana de octubre de 1868.

Su creador fue el médico y distinguido intelectual Vicente Antonio de Castro y Bermúdez. La pléyade patriótica que inició la guerra de independencia del 68 era miembro del GOCA. El día en que estalla el movimiento revolucionario conocido como Grito de Demajagua o Grito de Yara, el 10 de octubre de 1868, se disolvía en La Habana el GOCA.

Tercer período (1868 – 1898)

La disolución del GOCA no resultó suficiente para detener la represión antindependentista, los actos más violentos y depravados se cometiron en Santiago de Cuba.

En la lista negra de los voluntarios españoles de esta ciudad se incluyó a José Andrés Puente Badell, Gran Maestro de la Logia de Colón; Esteban Miniet, Gran Tesorero de ella y otras prominentes personalidades. Todos fueron llevados, sin juicio, al campamento del ingenio San Juan de Wilson, a siete leguas de Santiago de Cuba y asesinados los días 13, 14 y 15 de febrero de 1870.

A pesar de las difíciles circunstancias por las que atravesaba la masonería durante la primera guerra de independencia cubana (1868-1878), se inició un proceso de restauración.

Fuente

  • Respetable Logia Hijos de la Fe Masónica.