Juan Carlos Onganía

Juan Carlos Onganía
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Militar y político argentino
Presidente de la República Argentina
Presidente de Argentina
de facto
29 de junio de 1966 - 8 de junio de 1970
PredecesorArturo Umberto Illia (presidente constitucional).
SucesorRoberto Marcelo Levingston (dictador) 
Teniente general, comandante en jefe del Ejército Argentino
1931 - 1965
Datos Personales
NombreJuan Carlos Onganía
Nacimiento17 de marzo de 1914[1]
ciudad de Marcos Paz,[1]
provincia de Buenos Aires,
Argentina Bandera de Argentina
Fallecimiento8 de junio de 1995 (79 años)[1]
ciudad de Buenos Aires,[1]
Argentina Bandera de Argentina
Alma materColegio Militar de la Nación
OcupaciónMilitar y político
Conocido porLa Morsa
Partido políticoFrente para la «Coincidencia» «Patriótica»
CónyugeMaría Emilia Green Urien

Juan Carlos Onganía (Marcos Paz, 17 de marzo de 1914 - Buenos Aires, 8 de junio de 1995). Militar y dictador argentino, entre 1966 y 1970. Se destacó por ser el segundo «presidente» de facto que más duró en el poder.[1]

La principal característica de su gobierno fue el autoritarismo y el ataque contra las instituciones educativas (Hasta su dictadura, Argentina había sido un baluarte de las universidades públicas y gratuitas para todos los argentinos y los latinoamericanos).

Síntesis biográfica

Trayectoria militar

Tras una larga trayectoria en el ejército, en 1962 Juan Carlos Onganía era comandante de la guarnición Campo de Mayo que se opuso al derrocamiento de José María Guido. Jefe de la facción militar "los azules", en 1963 fue ascendido a comandante en jefe del Ejército.

En 1965, el presidente Arturo Illia disolvió los contratos petroleros que habían sido realizados ilegalmente durante el gobierno del también radical Arturo Frondizi ―el peronismo (partido nacionalista que estatizó el petróleo en 1950) estuvo proscrito entre 1955 y 1974― e indemnizó a las empresas. En desacuerdo, Onganía renunció a su cargo por estar en desacuerdo con que el presidente Illía no aceptara las órdenes del presidente estadounidense Lyndon B. Johnson (que gobernó entre 1963 y 1969).[2]

Trayectoria presidencial

El golpe de Estado

Tras liderar el 28 de junio de 1966 el golpe de estado que derrocó al Gobierno democrático del presidente Arturo Umberto Illia, Onganía se hizo designar «presidente de la República».[2]

Argentinos, he asumido el cargo de presidente de la Nación que las Fuerzas Armadas han coincidido en conferirme, con brevedad de la circunstancia nacional que nos impone obligaciones inexcusables. Acepto esta responsabilidad excepcional persuadido de que es menester producir en la República un cambio fundamental, una verdadera revolución que devuelva a nuestros argentinos su fe, su confianza y su orgullo.
Juan Carlos Onganía

Las Fuerzas Armadas sancionaron un estatuto «revolucionario» que invalidó la Constitución nacional, suspendió la actividad política, disolvió los partidos y concentró todos los poderes en el dictador. La autodenominada "Revolución Argentina" pretendía ajustarse a las «nuevas» ideas del liberalismo económico,[2] eliminado la libertad política y reprimiendo la actividad cultural con violencia y censura. El 30 de julio se conoció el Acta de la Revolución, en la que Onganía justificaba el paso dado y enumeraba las etapas que habrían de cumplirse en el futuro. En 1967 aprobó una ley contra el comunismo.

Durante la dictadura de Onganía se inició el deterioro de la situación política y social del país, que tan graves niveles alcanzaría en la década de 1970. El punto crítico de inestabilidad tuvo lugar con el llamado «Cordobazo» del 29 de mayo de 1969, fecha en que se produjeron una serie de desórdenes estudiantiles y laborales en la ciudad argentina de Córdoba que fueron violentamente reprimidos. A poco de asumir y, en la seguridad de que las universidades eran un reducto opositor, el gobierno decidió intervenirlas quitándoles la autonomía y el cogobierno, conquistas logradas con la reforma de 1918. Cuando docentes y alumnos quisieron defender sus conquistas, se produjo uno de los hechos más lamentables de la historia cultural argentina: la Noche de los Bastones Largos. Ese 28 de julio de 1966, la Guardia de Infantería, armada con pistolas lanzagases y largos bastones, golpeó y detuvo a docentes y estudiantes de varias facultades de la Universidad de Buenos Aires. La consecuencia fue el despido y la renuncia de más de 700 docentes que abandonan el país para continuar sus brillantes carreras en el exterior.

El ministro de Economía que se desempeñó durante el mayor tiempo de la gestión de Onganía, Adalbert Krieger Vasena, logra controlar la inflación congelando los salarios, una receta muy conocida, y difundida por el presidente Kennedy. Tras una devaluación del peso del 40 %, el dólar permaneció estable por casi dos años. El gobierno encaró obras públicas, pero los principales beneficiarios del programa económico fueron los grandes empresarios y las más importantes empresas industriales, muchas de ellas multinacionales. El agro pampeano fue perjudicado por la devaluación de la moneda en un 40% y por el aumento de los porcentajes de retención a las exportaciones agropecuarias. La supresión de medidas proteccionistas perjudicó a productores regionales del Chaco, Tucumán y Misiones.

Onganía implantó una rígida censura que alcanzó a toda la prensa y a todas las manifestaciones culturales como el cine, el teatro y hasta la lírica, como en el caso de la ópera "Bomarzo" de Manuel Mujica Láinez y Alberto Ginastera.

El agitado clima gremial de los años anteriores a 1966, llevó a los representantes del capital internacional y al mismo gobierno a pensar en medidas que impusiesen la disciplina sindical y laboral. En 1967 el gobierno emitió un decreto ley contra el comunismo que en realidad estaba destinado a todo el arco opositor. El gobierno de Onganía ganó una dura batalla en el campo sindical al constituirse la Comisión de los Veinticinco, encargada de preparar el proceso electoral en los sindicatos que llevó a la división del movimiento obrero a mediados de 1968 en dos centrales sindicales: la CGT de Azopardo, de buen diálogo con el gobierno, y la CGT de los Argentinos, combativa y opositora.

Todo parecía estar bien para Onganía que soñaba con una dictadura al estilo Franco, sin plazos, convencido de que la gente no tenía por qué preocuparse y estaba feliz con el gobierno. Pero la oposición existía y el descontento también. Fundamentalmente en las fábricas y en las universidades. En mayo de 1969, comenzaron a evidenciarse los síntomas de un descontento que venía creciendo entre distintos sectores de la población debido al cierre de los canales de participación política, la política educativa, social y económica del gobierno.

El 15 de mayo, la policía reprimió violentamente una manifestación de estudiantes en Corrientes. Allí murió el estudiante de medicina Juan José Cabral. Dos días después, en Rosario, estudiantes que se movilizaban para repudiar el crimen de Cabral fueron enfrentados por la policía. Uno de los uniformados, el oficial Juan Agustín Lezcano, extrajo su arma y asesinó al estudiante Adolfo Bello de 22 años. El hecho produjo la indignación de los rosarinos que se manifestaron masivamente en una "marcha del silencio". El 21 de mayo la policía volvió a reprimir y a cobrarse una nueva víctima, el aprendiz metalúrgico Luis Norberto Blanco de 15 años. La situación se agravó y las calles de Rosario fueron ocupadas por obreros y estudiantes que levantaron barricadas y encendieron fogatas, alimentadas con mesas, sillas, cajones, cartones y papeles arrojadas por los vecinos desde sus balcones, para colaborar con los manifestantes para contrarrestar los efectos de los gases lagrimógenos. Era el "Rosariazo", el primer estallido de una larga lista que expresaba el descontento popular con la dictadura de Onganía quien decretó la ocupación militar de Rosario y varios puntos de la provincia de Santa Fe.

Estas noticias tuvieron gran repercusión en Córdoba, donde existía una estrecha relación entre los estudiantes y los obreros de las grandes fábricas instaladas en el cordón industrial, ya que muchos trabajadores estudiaban en la Universidad de Córdoba. Este hecho, sumado a la constitución de un movimiento obrero muy combativo, surgido en el marco de la Resistencia Peronista,[2] al calor de las corrientes de ideas revolucionarias de los años 1960, llevó a que el proceso de politización creciera notablemente tanto en las fábricas como en las facultades.

Mientras en Buenos Aires las autoridades celebran el Día del Ejército, obreros y estudiantes se apoderaron de la ciudad de Córdoba para hacerse oír.

El 29 de mayo de 1969, se produjo un hecho que quedará en la memoria como el Cordobazo. La Policía fue desbordada y debió retirarse. Finalmente, el ejército logró controlar la situación en la ciudad, pero en el país la cosa parecía incontrolable. Cuando finalizó 1969, Krieger Vasena ya no ocupaba su lugar en su gobierno, lo había derribado la protesta obrera y estudiantil que estalló en Córdoba en mayo de ese mismo año. Y que se propagó hacia otras ciudades. La estabilidad y el crecimiento no prolongaron la paz militar. No pudo llegar el tiempo social ni el tiempo político imaginado por Onganìa.

A la fuga de capitales, la suba de los precios, la generalización de los conflictos laborales y la reanudación de las peleas por la distribución del ingreso, se sumo a la gran violencia. Debido al descontento con las ultimas acciones de su gobierno Onganìa se quedo sin su único respaldo, Las Fuerzas Armadas. El golpe de 1966, inicialmente mostró diferencias con los anteriores, ya que esta vez, el enemigo no era solo el peronismo y el comunismo, sino toda la actividad política.

Política

El nuevo gabinete estaba conformado por: el general Eduardo Señoranz, encargado de la Secretaria de Información del Estado; el general Osiris Villegas, designado Secretario del Consejo de Seguridad Nacional; Guillermo Borda, nombrado ministro del Interior; el general Julio Alzogaray, designado nuevo Comandante en Jefe del Ejercito; el general Emilio Van Peborgh, a cargo del Ministerio de Defensa; Rubens San Sebastián, Secretario de Trabajo; Jorge Salimei, ministro de Economía; y Nicanor Costa Méndez, ministro de Relaciones Exteriores y Culto.

El 2 de julio, el nuevo presidente, por medio de un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, disolvió el parlamento 8 se hizo de los dos poderes y los partidos políticos, También, se sumó a la Constitución Nacional el estatuto de la Revolución Argentina, que tenía como objetivos políticos: Defender la soberanía, conseguir la integración territorial y establecer el respeto a la esencia nacional.

El estatuto de la Revolución Argentina redujo los ministerios a cinco, y creó el estado Mayor de la presidencia, formado por el Consejo Nacional para el Desarrollo (CONADE), el Consejo Nacional de Seguridad (CONASE) y el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (Conacyt).

Luego de asumir la presidencia, Onganía anunció que la Revolución Argentina no tenía plazos, y el reordenamiento se realizaría gradualmente. Onganía sostenía su teoría de los tres tiempos que contaba con un tiempo económico, que duraría todo lo que fuera necesario para lograr el orden social y la estabilidad económica, realizar obras de infraestructura para modernizar el país, racionalizar la administración pública, mejorar la situación de las provincias y sentar bases para el respeto a la autoridad. Luego, llegaría el tiempo social en el que se distribuirían los beneficios del desarrollo logrado en el tiempo económico. Y finalmente, vendría el tiempo político. Allí terminaría la Revolución Argentina, transferiéndose el poder político a las instituciones del estado. Onganía pensaba que en el tiempo político debería lograrse una unión entre el estado y la comunidad organizada, sobre bases que no eran los partidos políticos.

A partir de 1966, las Fuerzas Armadas organizaron el estado burocrático autoritario, un nuevo tipo de estado que aplicó políticas económicas que beneficiaron a los sectores capitalistas y perjudicaron a los sectores populares. Las Fuerzas Armadas intentaban despolitizar el tratamiento de las cuestiones sociales, sometiéndose a criterios de racionalidad técnica. Los militares paternalistas (que afirmaban la validez de las relaciones jerárquicas y la sumisión a la autoridad) compartían su ideología, basada en una concepción de sociedad organizada y preocupada por imponer la ley y el orden en todos los sectores sociales, con los miembros de la Iglesia Católica.

Para conseguir los objetivos del tiempo económico, los militares paternalistas, necesitaban el apoyo de los grupos más poderosos de la economía nacional e internacional. Por esa razón designaron a técnicos liberales a cargo de la conducción de la economía. Sin embargo, los liberales no estaban de acuerdo con la fórmula cooperativistas de los militares.

Desde 1966, las relaciones entre los militares y los diferentes sectores de la sociedad argentina fueron marcados por la doctrina de la seguridad nacional. Se trataba de una doctrina militar que surgió durante el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y fue aplicada en los países del tercer mundo que estaban bajo la influencia de Estados Unidos. Según los principios de la doctrina, los gobiernos de los países periféricos, que conformaban el bloque capitalista, estaban obligados a evitar que el comunismo, o "La Subversión" en general, ganara lugar en sus territorios. La doctrina de la seguridad nacional consideraba que el comunismo era el enemigo principal y que creaba problemas, que las Fuerzas Armadas debían defender.

La doctrina fue acompañada por un ataque directo a los partidos políticos. Los militares sostenían que la actividad de los partidos políticos no servia más que para causar conflictos sociales. La doctrina de la seguridad nacional comenzó a desarrollarse después de 1955, cuando se abandonó la doctrina de Defensa Nacional vigente durante la época peronista. La nueva doctrina aceptaba, a diferencia de la anterior, la integración de las Fuerzas Armadas Nacionales en los dispositivos de seguridad y defensa internacionales, creados por Estados Unidos.

La características novedosas del régimen de gobierno fue el intento de despolitizar las cuestiones económicas y sociales, ya que los dirigentes políticos y sus enfrentamientos eran una de las principales causas de la crisis. El régimen de gobierno de estado burocrático autoritario llevó al cierre de los canales democráticos de acceso al gobierno y a la anulación de la ciudadanía de la sociedad argentina.

Durante el gobierno de Onganía, el estado impuso políticas cada vez más autoritarias. Las clausuras y censuras de los medios de comunicación se multiplicaron. También fueron prohibidas las expresiones artísticas y las situaciones de la vida cotidiana que afectaban el orden que se intentaban establecer y que, según la Iglesia eran factores antecesores del comunismo. El blanco principal de estas prohibiciones fue la Universidad; que era considerada el lugar adecuado para la difusión de todo tipo de doctrinas e infiltración, y el sitio para dar origen al comunismo y todo tipo de desorden.

La Iglesia

Durante la época del Gobierno de Onganía se produjeron transformaciones en la Iglesia latinoamericana y se sentaron las bases del nuevo movimiento de sacerdotes para el tercer mundo. Los cambios impulsados por los Papas Juan XXIII y Pablo VI, y legitimados por el Concilio Vaticano II estuvieron relacionados con el cuestionamiento generalizado al sistema capitalista, que se vivía en el mundo en los años de la década de 1960.Muchos de los jóvenes que trabajan en las parroquias a cargo de Sacerdotes tercermundistas comenzaron a participar en agrupaciones políticas de la nueva izquierda peronista y no peronista.

La renuncia

Entre junio de 1969 y mayo de 1970 se produjeron una serie de acontecimientos y movilizaciones que tuvieron repercusión en toda la sociedad y que terminaron de debilitar la imagen de Onganía. Algunos de estos acontecimientos fueron: El asesinato del sindicalista Agusto Vandor, cometido por una organización guerrillera de la izquierda peronista; la muerte de un dirigente del sindicalismo combativo como consecuencia de la represión policial en una manifestación en la Capital Federal; el incendio de 15 supermercados de la cadena Minimax, de propiedad de capitales estadounidenses, que se produjeron con motivo de la visita de Nelson Rockefeller (secretario del presidente norteamericano, Richard Nixon), cuya familia era la propietaria de la cadena; la clausura de los locales de la CGT de los argentinos y numerosos sindicatos y la orden de prisión de Ongaro y otros dirigentes del sindicalismo combativo; el pasó a retiro de 40 oficiales en actividad por considerarlos sospechosos de ser izquierdistas; la liquidación de la IAPI (instituto Argentino de Promoción del Intercambio), creado durante la primera presidencia de Perón, que generó una huelga general por 24 horas en todo el país. Pero sin duda el hecho decisivo que apresuró la caída de Onganía fue el secuestro del general retirado y expresidente Pedro Eugenio Aramburu.

El 29 de mayo de 1970, la organización Montoneros secuestró al general Aramburu. Montoneros se informó que había secuestrado a Aramburu para someterlo a juicio de un tribunal popular. Lo acusaban de ser uno de los principales responsables del golpe militar de 1955, de haber aprobado el fusilamiento y represión de peronistas. El 1 de junio el cadáver de Aramburu fue encontrado en las cercanias de la Capital Federal. Ese mismo día el gobierno impuso la pena capital para los casos de secuestro.

El 8 de junio de 1970, la Junta de Comandantes dio a conocer del Gobierno de Onganía. Finalmente, esa noche, Onganía presentó su renuncia, y la Junta lo depuso inmediatamente. La Junta de Comandantes en Jefe (integrada por el general Alejandro Lanusse, el almirante Pedro Gnavi y el brigadier Carlos Rey) asumió el poder y declaró su adhesión al régimen democrático y representativo basado en los partidos políticos.

La Junta designó como presidente al general Roberto Marcelo Levingston. El nuevo presidente estaba subordinado a la Junta, y los asuntos y decisiones importantes debían ser tratados y aprobados por los comandantes.

Muerte

Falleció a los 79 años de edad el 8 de junio de 1995 en la ciudad de Buenos Aires.

Referencias

Fuentes