La Vie

La Vie (La Vida).
Información sobre la plantilla
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Datos Generales
Autor(es):Pablo Picasso
Año:1903
País:Bandera de España España
Datos de la Pintura o dibujo
Estilo pictórico:Cubismo.
Técnica:Óleo sobre lienzo.
Dimensiones:196,5 X 123.2 cm
Localización:Museo de Cleveland


La Vie (La Vida) forma parte de las pinturas más grandes y complejas del periodo azul de Picasso, fechando de 1901 a 1904. Pintada en Barcelona, La Vie es uno de los trabajos esenciales en la produción prodigiosa de las pinturas, de los dibujos, de las esculturas y de las alfarerias de este artista visual dominante del siglo XX.

Contexto.

De grandes dimensiones, esta obra fue asimismo pintada en Barcelona y es una de las más ambiciosas de Picasso, sobre todo por su carga simbólica. Es un cuadro imponente, tanto por su tamaño como por el estudio que precedió a la obra acabada. Conocemos dos bocetos preparatorios, a pluma y a lápiz, este último realizado en el reverso de una carta. En él, la figura masculina tiene los rasgos del autor, mientras que en el cuadro definitivo tendrá los de su amigo Casagemas.

Es el cuadro más importante producido antes de Les Demoiselles d'Avignon (Las Señoritas de Avignon), La Vie refleja la evolución del estilo pictórico de Picasso, la temática y preocupaciones filosóficas durante este período. El simbolismo enigmático de la obra ha llevado a numerosas interpretaciones y estudios.

Descripción.

A sólo 20 años de edad y desesperadamente pobre, restringió su paleta de colores fríos sugestivos de la noche, el misterio, los sueños y la muerte. Su obsesión con temas de la miseria humana y la alienación social alcanzó su clímax con esta pintura. El tema ha sido interpretado de diversas maneras como una alegoría del amor sagrado y lo profano, una representación simbólica del ciclo de vida, y una pareja de clase trabajadora frente a los peligros de la vida real.

Picasso reúne en esta tela las preocupaciones de Munch y Gauguin sobre el destino de la humanidad y el sentido de la existencia. La interrogación nace de la confrontación entre el abrazo y la maternidad confirmado por un fondo - cuadros dentro del cuadro de los amantes acurrucados- y la mujer postergada en su soledad que se constituye en resonancia de un cuestionamiento sin fin. Siluetas de perfil angulosas, el borde oscuro y vigoroso que construye los gruesos contornos ensimisma a las figuras a lo que también contribuye la independencia compositiva. El nexo sólo se logra en una atmósfera de lánguida tristeza que crean los fríos y melancólicos tonos azulados. Cuadro de compleja simbología, acaso inacabado, en el que una pareja mira desoladamente a una madre con su hijo. Detrás suyo, como en papeles añadidos en trampantojo, aparece de nuevo una pareja aún más terrible y una mujer como si fuera un feto. Las interpretaciones han sido muy variadas, y el propio Picasso nunca quiso corroborarlas o negarlas, aunque es evidente la contraposición del amor carnal (la pareja) con el maternal (la madre), así como el paso de uno a otro a través del sexo visto de una forma ambivalente.

Descripción de la obra.

El cuadro está pintado al óleo (al parecer con numerosas rectificaciones), dejando ciertos lugares inacabados en donde se puede aún observar el carbón original (figura abajo intermedia). Picasso empleó el truco -del cuadro dentro del cuadro. La composición, como es habitual en la época, se ciñe a una estricta simetría, compensando el mayor volumen de la pareja de la izquierda con una mayor intensidad en los colores de la madre. En su eje de simetría (y acaso como tránsito conceptual entre una y otra) aparece la pareja y la mujer. Tanto el habitual sentido de la mirada occidental como el leve gesto del hombre nos dan una leve direccionalidad hacia la derecha que cerraría solemnemente la figura hierática de la madre. La línea prevalece sobre el color, especialmente en los contundentes contornos o las figuras inacabadas, aunque el interior de los desnudos maneja una pincelada mucho más suelta que matiza muy suavemente la luz. Como corresponde a esta etapa todo se encuentra dominado por una casi exclusiva monocromía azul (relacionada con la melancolía), con apenas unas zonas marrones en su centro (también habituales en este momento). La luz, aunque naturalista en su conjunto y muy marcada en los pliegues de la madre, tiene una extraña reflexión en los cuerpos desnudos, creando planos discordantes en su piel desnuda. Por otra parte, una mirada más atenta nos revela que, mientras en la pareja provine desde la izquierda, en la madre parecería que el foco estuviera colocado a la derecha. La perspectiva es casi abolida por completo y sólo en la parte baja encontramos un suelo diferenciado del fondo, aunque bastante alzado como señalan los pies danzantes de las figuras. Sin embargo, según ascendemos, la pared deja de tener referencias espaciales y su fondo se acerca al espectador, haciendo resaltar las figuras sobre él, como si se tratara de un relieve. Por último, las figuras mantienen un canon bastante alargado (aún más potenciado en la madre por la disposición de sus pliegues) y presentan un fuerte carácter hierático y estático que se contrapone con el movimiento y el dramatismo de las escenas de la pared. Ambas mujeres, por lo demás, presentan rasgos simplificados que tienden a una cierta idealización mientras la cabeza del hombre es mucho más realista y detallista, sin plegarse en tal manera a las formas geométricas.

Interpretaciones de la obra.

La alegoría que Picasso ha querido representar no es fácil de descifrar. Algunos críticos han despachado el problema definiendo el lienzo como “una obra problemática”; otros, por el contrario, reconociendo el motivo simbólico de las dos parejas, han ofrecido diversas interpretaciones de la relación entre ellas: para unos expresan la incompatibilidad entre vida y amor sexual, para otros la pareja humana, fuente de la vida, muestra e indica el fruto de la unión física, que sostiene en sus brazos la mujer envuelta en un manto.

La composición es sencilla y sintética y las figuras poseen una rigidez casi estatuaria. Al fondo, entre los dos grupos de figuras, aparecen dos estudios de desnudos, como si la escena se desarrollara en el taller de un pintor. A pesar de que el tema del primer plano es el amor terreno, los dibujos de atrás, como una admonición, parecen recordar al espectador que la vida es dolor.

Es probable que el proyecto originario de la obra fuese más complejo (el autor decidió cambiar el rostro de uno de los protagonistas con respecto a los bocetos y no representarlo totalmente desnudo).

Sea cual fuere la interpretación de La vida, el cuadro sigue siendo ambiguo. Fuentes religiosas y profanas se mezclan en una atmósfera que recuerda el dolor y la tristeza de Adán y Eva ante la pérdida de la eternidad, pérdida representada por un niño que casi parece muerto y por una mujer que ya no es joven.

Comentario.

El núcleo del mensaje es enigmático. ¿Sustituye el amor de madre, como momento -duradero-, al amor sexual, cuyo encanto pasa? El duelo silencioso que ensombrece los rasgos de la figura del primer plano (con excepción del bebé dormido). ¿Anuncia ya los momentos de soledad y necesidad psíquica que dominan los -cuadros en el cuadro?

Los análisis de rayos X demuestran que Picasso utilizó un lienzo ya utilizado anteriormente como soporte; en él podía verse la composición Últimos momentos, la aportación del artista a la Exposición Universal de París de 1900. Cuando se dispuso a elaborar el nuevo tema, el hombre joven, casi desnudo, de la pareja de amantes, iba a tomar los rasgos fisonómicos de Picasso, pero, en definitiva, el artista retrató a su amigo Carlos Casagemas, quien en 1901 se suicidó por un amor trágico, ante el horror de sus amigos. La infinita melancolía y el simbolismo existencial hacen de este lienzo una obra maestra en la creación de Picasso y en el contexto del simbolismo.

Fuentes.