Oropéndola de baltimore

Oropéndola de baltimore
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Oropendola.JPG
Ave
Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Aves
Orden:Passeriformes
Familia:Icteridae

Oropéndola de Baltimore. Pequeña especie de ave paseriforme, recibe su nombre vulgar debido a que los colores del macho son similares a los colores que ostenta el escudo de Lord Baltimore. Es muy llamativo, de tamaño ligeramente mayor que un Zorzal Común, Turdus philomelos, pero tan esquivo, que no resulta fácil poder observarlo durante mucho tiempo y, en general, es más oído que visto. Su nombre científico es Icterus galbula.

Morfología

El macho adulto es color anaranjado en su zona inferior, hombros y rump. Todo el resto del cuerpo del macho es negro. Pico rosa, patas gris azulado e iris rojo. La hembra adulta posee su zona inferior de color amarillo-marrón; en las partes superiores con alas oscuras, y pleno anaranjado en pecho y cogote. Su cola es relativamente corta, la parte alta de su mandíbula es recta, los adultos poseen un pico en punta y franjas blancas en sus alas. Los jóvenes semejantes a la hembra, pero con pico gris e iris pardo. En la edad adulta alcanza una longitud desde el pico hasta la cola de 24 cm.

Habitat

Es una especie migratoria propia de las regiones templadas del hemisferio norte que durante el invierno se asienta en América Central y Norte de América del Sur, para después emigrar a Europa y Oriente Medio a pasar el verano. Durante su emigración se le puede ver en grandes bandadas. Prefiere los bosques húmedos y semihúmedos, caducifolios, o en proximidades a los mismos, especialmente en las choperas de los valles fluviales, ya que le gusta la proximidad del agua.

En un mes y medio más o menos termina la reproducción y los primeros movimientos migratorios tienen lugar a fines de julio. Viajan durante la noche y por el día se alimentan, en el sur, se las ve posadas bien visibles en las higueras cuyos frutos comen. Los migradores toman la dirección sur y alcanzan sus cuarteles de invierno en Africa tropical. En primavera atraviesan el Mediterráneo en toda su extensión y llegan a España durante todo el mes de abril, aislados o en bandos de 3-4 ejemplares.

Comportamiento

Es un pájaro fundamentalmente arbóreo y pocas veces desciende al suelo, pero sí lo hace a arbustos. Al volar descubre las alas puntiagudas, y la cola da sensación de ser corta. Lo hace en largas distancias en forma claramente ondulada y a menudo con cortos planeos antes de posarse. Generalmente se mueve entre el follaje, pasando de una a otra rama o a un árbol próximo, realizando vuelos cortos y directos. Habitualmente las parejas permanecen unidas y se atraen continuamente con llamadas.

Lo mismo sucede con los jóvenes en cuanto abandonan el nido. Gran cantidad de oropéndolas se establecen en alamedas y en hileras de árboles que flanquean carreteras y caminos, pero procurando siempre la presencia cercana del agua. En primavera, los huertos de frutales, sobre todo de cerezos, y en el verano y otoño, las higueras, le atraen especialmente.

Mitos y leyendas

Su hermoso canto aflautado era a menudo símbolo de alegría y despreocupación para nuestros antepasados. Así, los chinos casi siempre confunden el canto de la golondrina con el de la oropéndola, ambos considerados pruebas de alegría, felicidad y matrimonio feliz. Además, el hecho de que las crías no abandonen el nido paterno antes de volar hacia países cálidos durante los meses de invierno hizo de ella, según nuestros antepasados, el símbolo de la armonía familar y la dulzura del hogar.

Son extremadamente agresivas. Cualquier pájaro de gran tamaño que se acerque a su zona es atacado y obligado a marchar, en especial arrendajos, Garrulus glandarius; cucos Cuculus canorus; cernícalo,, urraca, Pica pica, etc. La presencia de un Busardo ratonero, es muy acusada por las oropéndolas. En zonas donde aquél abunda, como en el norte de España, se vuelven especialmente ruidosas continuamente, y su presencia no es difícil de detectar.

Canto

El macho entona un silbido fuerte y aflautado, el cual permite ubicar la posición del ave mucho antes de haberla podido avistar. Los silbidos que emite son inconfundibles. Los machos lanzan, en cuanto llegan en primavera, un agradable, claro y musical silbido como de flauta, a veces monótono, pero no pocas con variaciones. Se podría expresar como ¡¡uili-uíu!!, cargando siempre la fuerza en la última sílaba. También existen variaciones individuales, machos que cantan con lentitud y emitiendo las notas con extraordinaria limpieza, mientras otros habitualmente parecen enloquecidos.

Ambos sexos emiten un alto y musical ¡¡jio!! que quizá sea una llamada. Aquel canto habitual y esta nota se escuchan a considerable distancia. En un valle que reúna buenas condiciones acústicas pueden oírse a 400-500 metros, e incluso más.

En los primeros días de su llegada, los machos cantan con un gorjeo musical y agradable de corto alcance y que es difícil escuchar más lejos de 50-70 metros. Poseen otras numerosas notas que recuerdan maullidos de un gato, silbidos cortos más propios de un Pito Real, Picus viridis, etc. Desde que los machos arriban, en abril-mayo, cantan intensamente hasta la llegada de las hembras, siete-diez días más tarde (diez-quince días según Buxton, 1932) y no cesan en sus manifestaciones vocales hasta el mes de septiembre, cuando desaparecen de nuestra campiña.

Hay momentos en los que el canto es menos frecuente, pero, no en función de determinadas situaciones, como la incubación o la eclosión de los huevos, tal como escribe Buxton, sino influenciados los pájaros por situaciones meteorológicas desfavorables o, quizá, la presencia de depredadores cerca del nido. Precisamente el canto del macho guía siempre hacia el nido donde la hembra incuba. Dado que el macho también incuba, y mientras lo hace, no canta, es lógico que la frecuencia en las emisiones experimente una cierta disminución.

Tampoco el cebar a los pollos motiva silencio en el macho. La mayor intensidad de canto en todo tiempo se produce desde las primeras horas de la mañana (cuatro-cinco horas solar en mayo-junio) hasta las diez-once (hora solar). Es esporádica hasta las doce-trece horas, y hay silencio en horas de la tarde, hasta las cuatro y media-cinco y media, en que el canto se reactiva. En agosto algunas parejas, quizá no pocas, se mantienen silenciosas; pero en lugares de buena densidad de oropéndolas, el trasiego de grupos de jóvenes y adultos y sus gritos dificulta bastante una estimación sobre el canto. Algunos años, no pocos, los machos adultos continúan cantando con la misma intensidad que en mayo-junio hasta septiembre.

Reproducción y nidificación

Se reproduce en la zona este de los Estados Unidos y pasa el invierno en el hemisferio norte, desde México hasta el norte de Sudamérica. La mayor parte de las hembras comienzan la construcción de los nidos entre el 15 y el 30 de mayo. Muchos están completos el 20 de mayo. La hembra, aunque está acompañada por el macho en la recogida de material, construye sola el nido.

Pocas veces colocan los nidos a gran altura, entre seis y 30 metros; prefieren los álamos, robles, castaños, cerezos por sus ramas horizontales paralelas u horquillas. Esporádicamente se encuentran nidos a baja altura, en arbustos. El nido está formado por hierba seca, tiras largas de corteza de árboles, lana, etc., bien anudado todo en las ramas adyacentes hasta formar un pequeño cesto o cuenco. Es muy curiosa la forma en que la hembra sujeta el material a las ramas. No todas cuelgan el nido de la misma manera. Algunas solamente de unos pocos puntos, mientras otras envuelven con el material prácticamente las dos ramas que sirven para soporte.

El nido queda así suspendido y es muy compacto y cerrado, pero parece pequeño para el tamaño de los pájaros. Las puestas comienzan normalmente del 20 de mayo en adelante. Casi siempre son de tres a cuatro huevos, alguna vez de cinco y muy raras veces de seis, que no es seguro pertenezcan a una sola hembra. Su color es blanco con un ligero tinte rosado e incluso cremoso a veces. Hay punteado oscuro disperso por toda la superficie en casi la mayoría y alguna vez acumuladas las manchitas en el extremo ancho. Huevos atípicos, son completamente blancos o rosados sin manchas. Otros tienen puntos negruzcos bordeados en un sombreado ligero.

Macho y hembra empollan alternadamente, pero la hembra permanece en el nido mucho más tiempo, y el macho, casi siempre de forma invariable, en las horas centrales del día. A los catorce días o quince días nacen los pollos que se cubren parcialmente con un plumón corto, pero denso, de color blanco matizado de beige. El interior de la boca es rosa brillante y no hay puntos oscuros en la lengua; las comisuras son blancuzcas. Los jóvenes son alimentados en el nido por ambos adultos, que aportan muchas orugas e insectos.

También se ven llevar pequeños moluscos. A los doce días casi no caben en el nido, y pronto salen fuera de él y se posan en las ramas donde aquél se sujeta. Normalmente dejan el nido a los catorce-quince días. En primaveras lluviosas pueden permanecer en él dieciocho días. No todos los años ni todas las parejas crían dos veces en cada temporada. Probablemente sólo un 50 por 100 de ellas son capaces de hacerlo. En una gran parte de Iberia se ven jóvenes que han dejado el nido recientemente hasta los últimos días de agosto.

Alimentación

Su dieta está basada fundamentalmente en coleópteros, orugas, mariposas, arañas, moluscos; frutos. En primavera come muchos insectos, sobre todo orugas. Las larvas de lepidoptera le atraen especialmente. Con frecuencia entra en competencia con el Cuco Común. Se han visto a menudo pelearse sobre arbustos de Aligustra, Lugustrum vulgaris, en los que proliferaban pequeñas orugas verdes. En todos los casos la Oropéndola era capaz de desplazar a su competidor.

Muchas veces persigue al vuelo a los abejorros y también a grandes escarabajos. Además de dípteros, himenópteros, hemípteros, ortópteros, etc., come arañas y pequeños moluscos. A partir de junio, la fruta forma una parte muy importante de su dieta. Primero son las cerezas, de las que hace un gran consumo; después, higo, uvas y también manzanas, peras, ciruelas, etc. En el verano consume numerosas bayas y frutos silvestres, sobre todo el Saúco, y las oropéndolas ganan mucho peso antes de iniciar la larga migración a África.

Fuentes