República
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Evolución histórica de República. Desde la antigüedad, se trata el término de república; el cual ha evolucionado en dependencia de cada período histórico por el que ha transitado la humanidad.
Sumario
En la antigüedad
En la antigüedad, las repúblicas no se entendían como entiende la ciencia política el concepto de república.
Aunque República significara la cosa pública, no todos podían participar de esa cosa pública. La llamada democracia ateniense no lo era en el mismo sentido ni forma que tomamos actualmente. En realidad, las polis griegas estaban gobernadas por la aristocracia (aristoi, "los mejores") y sólo los ciudadanos (y no todo los miembros del pueblo eran ciudadanos) participaban en las discusiones del ágora. No podemos decir que la República antigua era "mal llamada" así, pues la noción de Libertad era distinta para lo antiguos.
También Cicerón intento algo parecido en tiempos de la Antigua Roma y tampoco logró reforzar el gobierno de la República romana, muy a su pesar, sólo logró un preludio de lo que luego sería la Roma imperial.
Algunos expertos consideran como república embrionaria la antigua confederación de tribus hebreas que existió en Palestina desde el siglo XV a.C. hasta el establecimiento de la monarquía hacia el año 1020 a.C., lo que convertiría a la antigua comunidad israelita en la primera república de la historia y en uno de los más antiguos sistemas democráticos. A excepción de las mujeres y los esclavos, todos los miembros de la comunidad podían participar en la elección de sus administradores y aspirar a un cargo público. Desde comienzos del siglo VIII a.C. y durante varios siglos después, muchas de las ciudades - Estado de Grecia fueron republicanas en su forma. Cartago fue también una república durante más de 300 años hasta que fue destruida por los romanos en el 146 a.C. Durante casi 500 años la propia Roma fue una república en la que prácticamente todos los varones libres recibían más tarde o más temprano el derecho al voto. Muchos de los primeros estados del norte de la India fueron repúblicas oligárquicas antes de que se estableciese la dinastía Maurya en el año 321 a.C., con asambleas soberanas de los clanes gobernantes, elección de los jefes o presidentes y de los funcionarios, y estrictos procedimientos de debate. En China la plétora de pequeños estados que surgieron tras el derrumbamiento de la dinastía Zhou, hacia el siglo VI a.C., siguieron siendo casi todos monárquicos.
La república más antigua que existe con tal denominación en la actualidad es el San Marino, que, según la tradición, fue establecida en la segunda mitad del siglo IV d.C.
En la Edad Media
Los islandeses establecieron una "república" (930), con una forma más o menos democrática de gobierno, que duró más de 300 años. Las poderosas e independientes ciudades-Estado comerciales del norte de Italia, gobernadas por la creciente burguesía, también consideraron el modelo republicano como un instrumento político más adecuado que el Estado monárquico controlado por la nobleza feudal y la Iglesia católica apostólica romana. Estas repúblicas italianas estuvieron durante siglos inmersas en luchas de poder entre la aristocracia y la burguesía comercial, en las que la primera representaba el conservadurismo feudal y la segunda la causa del gobierno democrático. Un proceso paralelo tuvo lugar en las comunidades comerciales y artesanas de los actuales Países Bajos. La Liga Hanseática fue en principio una forma de gobierno republicano internacional y una democracia limitada. Los elementos republicanos fueron también una característica de la liga de cantones que formarían más tarde el Estado suizo. La fundación de la República Helvética bien puede situarse en 1291 con la creación de la Liga Perpetua, unión de los ‘cantones forestales’ para salvaguardar su independencia.
Muchos líderes de la Reforma abrigaron sentimientos republicanos. Ginebra, bajo el gobierno de Juan Calvino, era republicana en su forma, aunque constituía en la práctica un Estado teocrático. Las doctrinas religiosas y antimonárquicas reformistas contribuyeron también al establecimiento de la república de las Provincias Unidas, formada por las provincias neerlandesas independizadas del gobierno español, y a la corta Commonwealth (1649- 1660) de Inglaterra, Escocia e Irlanda bajo el mandato de Oliver Cromwell.
En la época moderna
La era del republicanismo moderno comenzó con la guerra de la Independencia estadounidense (1775- 1783) y la Revolución Francesa (1789-1799). Aunque ya existían elementos de gobierno republicano en las instituciones administrativas de las colonias británicas en América, el republicanismo no se convirtió en característica dominante del pensamiento político estadounidense hasta que los colonos declararon su independencia. El establecimiento de Estados Unidos como república federal, con un sistema integrado por tres poderes coordinados pero independientes, sentó un precedente que sería luego muy imitado tanto en Europa como en otras partes del mundo.
La Revolución Francesa introdujo también el primer Estado nacional republicano en Europa. Basado en el sufragio, al igual que su predecesor estadounidense, enunció los principios fundamentales de libertad. Aunque esta I República francesa no duró mucho, su repercusión en la sociedad francesa y europea en general fue continua. Para muchos historiadores las Guerras Napoleónicas que estallaron acto seguido fueron en esencia una expansión militar del asalto político contra los restos de la estructura del Antiguo Régimen en el continente, que con el tiempo desembocó en una nueva era de republicanismo.
Durante el siglo XIX la lucha revolucionaria tuvo, allá donde ésta se produjera, la instauración de la república como inmediata consecuencia. Así, el proceso de emancipación de América Latina respecto de España trajo consigo una innumerable cantidad de regímenes republicanos unidos a la independencia de los nuevos estados que los adoptaban, ya fuesen repúblicas unitarias o federales, tales como la República de la Gran Colombia o las Provincias Unidas del Centro de América.
En la época contemporánea
En el siglo XX se produjeron dos oleadas de formación de nuevos estados republicanos, coincidiendo con el final de las guerras mundiales. Casi todos los estados de reciente independencia se organizaron como repúblicas, aunque algunos surgidos tras la I Guerra Mundial emprendieron su andadura como monarquías. La Revolución Rusa de 1917 y la consiguiente transformación del Imperio Ruso en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) abrieron un nuevo capítulo en la historia del republicanismo. La evolución de la URSS hasta convertirse en un Estado totalitario de partido único volvió a demostrar que república y democracia no son dos términos sinónimos, hecho que se haría más evidente tras la II Guerra Mundial, cuando todos los estados de Europa Oriental se constituyeron como ‘repúblicas populares’ bajo la tutela de la URSS.
De las muchas nuevas repúblicas fundadas desde la II Guerra Mundial, la mayoría, en realidad, ha demostrado una tendencia definida a separarse de los ideales democráticos y a asumir por el contrario el carácter de oligarquías, estados de partido único o dictaduras militares. Los países que se encuentran en proceso de desarrollo económico y político surgidos tras la liquidación de los imperios coloniales europeos supusieron profundos problemas para las repúblicas democráticas. Uno de estos problemas era el planteamiento de si un gobierno realmente representativo podía ser elegido por votantes analfabetos y mal informados.
Otro era cómo establecer un gobierno mayoritario dentro de sociedades asentadas sobre estructuras tribales. El peso de las tradiciones inculcadas, por una parte, y la introducción de nuevas ideología doctrinarias, por otra, no hacían sino añadir otro elemento más de caos. En la mayor parte de los casos, el resultado fue un gobierno autoritario unipersonal, unipartidista o militar. Es por eso por lo que, en el último cuarto del siglo XX, aunque más de la mitad de las naciones del mundo se autodenominen repúblicas, sólo algunas pueden ser consideradas de hecho como democracias.
República de partido único
Karl Marx argumentó que las clases sociales tenían intereses y que los gobiernos existentes representaban los intereses de la clase dominante, y que, tarde o temprano, estos gobiernos serían derrocados por las clases proletarias. Cuando en el siglo XX aparecen las nuevas Repúblicas Socialistas, éstas se proclamaron como las herederas más directas de los ideales de la Ilustración.
Cuando aparecieron estas Repúblicas socialistas tuvieron que enfrentarse a un grave problema, la mayor parte del proletariado carecía del interés o de la experiencia de gobierno necesaria para que los ideales republicanos socialistas se pudieran poner en marcha. Por ello, las estructuras de gobierno socialistas acabaron siendo, en la práctica, muy piramidales.
República islámica
Muchos eruditos occidentales no consideran a las repúblicas islámicas como auténticas repúblicas, pues sus ideales están fundamentados en el Corán, no en los ideales de la Ilustración, ni tienen ningún otro lazo con la tradición occidental del republicanismo que puede remontarse hasta la Antigua Roma.
Estas repúblicas islámicas surgieron en las zonas de dominio del Islam, tras las descolonizaciones de la segunda mitad del siglo XX.