Textos de las Pirámides

Textos de las Pirámides
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Camara Mortuoria Unas.jpg
Vista panorámica de la cámara mortuoria de la pirámide del rey Unis, cubierta de los Textos de las Pirámides
Categoría:Texto funerario
Soporte:Piedra
Idioma:Egipcio antiguo
Origen:Reino Antiguo
Lugar:Egipto. Bandera de Egipto


Textos de las Pirámides. Son un grupo de textos religiosos del Antiguo Egipto que datan del Reino Antiguo. Son considerados los textos religiosos conservados más antiguos del mundo. Escritos en egipcio antiguo, estos textos se encuentran esculpidos en las paredes y los sarcófagos de la pirámides de Saqqara provenientes de la V y VI dinastías faraónicas. Los textos más antiguos datan de entre 2400-2300 a.n.e. Contrario a los Textos de los Sarcófagos y al Libro de los Muertos hacia los que evolucionaron los Textos de las Pirámides, eran preservados únicamente para los faraones y no contenían ilustraciones. Luego de la Piedra de Palermo, los Textos de las Pirámides señalan la primera mención del dios Osiris, el que se convertiría en la deidad del inframundo más importante de la religión egipcia.

Estos textos tenían como objetivo la protección del cadáver del rey muerto, así como facilitarle el paso hacia la otra vida que, según la creencia, se desarrollaría en el cielo junto al ka de su padre Ra. Los hechizos y encantamientos que contienen se supone abrirían los caminos al rey difunto hacia la eternidad, por medio de rampas, escaleras, o a través del vuelo directo hacia la divinidad. Comprenden además las ideas sobre el mito de la creación y la lucha entre el bien y el mal simbolizados por los dos contrincantes, Horus y Set, plagado de leyendas mitológicas y otras formulaciones mágicas que permitirían la resurrección y asimilación del faraón por los dioses, inclusive amenazándolos cuando éstos no le fueran favorables.

Las fuentes murales

Restos de la pirámide de Unis en Saqqara, donde fueron grabados los primeros Textos de las Pirámides.

Los Textos de las Pirámides, como su nombre lo indica, se han descubierto en los pasajes, antecámaras y cámaras mortuorias de las pirámides construidas para los reyes que gobernaron Egipto en el Reino Antiguo desde finales de la V dinastía hasta la dinastía siguiente. El texto más conocido proviene de la pirámide del rey Unis, el último monarca de la dinastía V. Los demás provienen de de las pirámides de Teti, Meryra-Pepy (Pepi I), Merenra-Antyemsaf (Merenra), Neferkara-Pepy (Pepi II) y Kakara Ibi (Aba) y en las de las esposas de Pepi II: Neit, Iput y Udyebten, todos de la dinastía VI. Al contrario de lo que puede darse por sentado, las famosas pirámides de Giza, célebres por ser parte de las 7 maravillas del mundo antiguo, no contienen texto alguno en su interior ni referencia alguna a estos hechizos. Posteriormente aparecen algunos de los pasajes de estos textos grabados en tumbas de nobles del Reino Medio, el Imperio Nuevo y el Período Tardío.

La versión más antigua (Pirámide de Unis) consta de 228 hechizos, aunque en conjunto se han recopilado un total de 759. Ninguna de las pirámides contiene todo el conjunto de hechizos en su totalidad. Su descubrimiento se debe al francés Auguste Mariette en 1880, cuyos trabajos fueron continuados por su coterráneo Gastón Maspero, quien tradujo los primeros textos. Más adelante fueron traducidos al alemán por Kurt Sethe, al francés por Louis Sleepers y al inglés por Raymond O. Faulkner y Samuel A. B. Mercer.

Estructura

Pared sur de la antecámara de la pirámide del rey Unis, donde se observan grabados fragmentos de los Textos de las Pirámides.

Cada uno de los encantamientos o declaraciones se distribuyen por todas las salas, corredores de acceso, antecámara o cámara funeraria, pero no en el serdab. Los textos se encuentran agrupados en columnas y separados por líneas de división, que bien pudieron ser trazadas antes de realizar los jeroglíficos, pues al menos en la pirámide de Unis, se observa que las columnas son del mismo ancho. En algunas, estaban policromados y conservan aún restos del color original. Comienzan con la frase ḏd mdw (dyed medu o "palabras para ser dichas"), aunque en la pirámide de Unis sólo aparecen al principio de la obra, y acaban con la palabra ḫwt (jut) correspondiente al término "morada" o "residencia."

La numeración de las fórmulas establecidas por Sethe, aunque aparentemente no parece la más apropiada, es la utilizada hasta estos momentos puesto que cualquier otra secuencia tampoco conduce a una disposición lógica. Si se hace la idea de que la distribución se ajusta a un recorrido relacionado con los oficios fúnebres, un sacerdote iría leyendo los textos desde la entrada de la pirámide hacia el interior o bien realizaría la lectura a la vuelta del ritual. La estructura y numeración realizada por Sethe, que se ha mantenido como norma, comienza en la pared de la cámara funeraria y a través del corredor de acceso y finaliza en el corredor de la entrada, ajustándose más al segundo caso, al ritual inverso. Debe notarse además que en diferentes pirámides hay declaraciones ubicadas en los mismos lugares, así como también existen pasajes que aparecen en zonas diferentes e incluso dentro de la misma pirámide hay textos repetidos, con variantes, distribuidas en cámaras diferentes.

Contenido

Aunque los textos más antiguos pertenecen a finales de la dinastía V, pueden identificarse ideas religiosas mucho más antiguas que pueden seguirse incluso hasta el Período Predinástico, los orígenes de la civilización egipcia. Inclusive, algunos de sus pasajes pueden encontrarse en estelas y mastabas de las dos primeras dinastías. Esto demuestra que los Textos de las Pirámides, ya hacia el año 2300 a.n.e., reflejaban un sistema religioso que se había conservado desde mucho antes a través de la tradición oral en la que los antiguos egipcios se habían cuestionado acerca de los orígenes de la vida en el universo y de su futuro después de la muerte. Todo lo anterior hace pensar que cuando fueron recopiladas, las leyendas debían ser de amplio conocimiento, al menos en los círculos religiosos, por lo que es posible que hubiesen sido escritas aunque no hayan perdurado hasta estos momentos.

Los investigadores parecen llegar al consenso de que estos textos representan letanías recitadas durante los rituales fúnebres por los sacerdotes encargados de oficiar el entierro. A pesar de que no se puede conocer con claridad su intención precisa, sí se puede confirmar que fueron escritos para asegurar la resurrección del faraón y su supervivencia y bienestar en la otra vida, para lo que contaba con la ayuda de las fórmulas que le permitirían librarse de los peligros topográficos, de los animales dispuestos a acecharle, junto con rituales de incensación, ofrendas de comida, bebida y vestuario, etc.

Existe además un objetivo vital, que pasa por la transformación del rey difunto en un ȝḫ (aj), el más importante de todos los aju (plural de aj) que habitaban el otro mundo, un paso intermedio hacia el definitivo estado divino, con el que su inmortalidad quedaría asegurada. Esto se conseguía proporcionándole los medios necesarios para ascender al cielo como una estrella. En este sentido es de destacar la gran cantidad de declaraciones en las que se le facilita al rey un medio para ascender al cielo o transfigurarse en un ser divino.

De forma general pueden identificarse dos teorías cosmológicas: por un lado mitos solares, contemporáneos de los faraones que mandaron escribirlos; por otro lado unas ideas más antiguas relacionadas con la mitología estelar. En la primera el faraón es conducido hacia el dios solar Ra, mientras que en la segunda el camino a emprender se dirige a las estrellas circumpolares, aquellas que por no desaparecer nunca del cielo nocturno eran consideradas inmortales. Según James P. Allen, esta identificación constante del rey con las estrellas imperecederas refleja la marca distintiva de la nueva existencia del rey difunto frente al rey vivo y que no es otra que la inmutabilidad, y la eternidad, conceptos que aparecen también asociados al proceso de momificación y a la construcción del complejo piramidal. Este es el primer cambio reflejado en la nueva existencia del rey, que se transforma desde una vida marcada por inevitables cambios físicos y con medida del tiempo en otra existencia eterna e inmutable que cambia sólo cuando él lo decide. A pesar de las alusiones celestes al identificar al rey difunto con Horus, también se le identifica con Osiris y por ende se introducen por primera vez pasajes del mito osiríaco que comenzaría a ganar importancia nacional desde este momento.

Fragmentos

Tras la muerte, el rey asciende al cielo junto a su padre Ra, como se describe en la declaración 214: [1]

¡Oh rey cuídate del lago! ¡Oh rey cuídate del lago! ¡Oh rey cuídate del lago! ¡Oh rey cuídate del lago! Los mensajeros de tu Ka vienen por ti. Los mensajeros de tu padre vienen por ti. Los mensajeros de Ra vienen por ti, por eso vete tras tu sol y purifícate, porque tus huesos son los de los halcones divinos que residen en el cielo. Ojalá estés al lado del dios, ojalá partas y asciendas hacia tu hijo, ojalá encadenes (?) a todos los que puedan hablar mal de tu nombre. Asciende, porque Gueb le ha confiado a un orden inferior en su ciudad para que pueda huir y caer abatido. Pero te bañarás en el firmamento estrellado, descenderás sobre las cintas de hierro en los brazos de Horus en su nombre de 'Aquel que está en la barca-ḥnw.

En las declaraciones 273 y 274 se describe al rey dando caza y comiendo a los miembros de los dioses, en lo que se ha venido a conocer popularmente como himno caníbal: [2]

El rey es el Toro del cielo, quien conquista (?) a voluntad; quien vive de la existencia de cada dios, quien come sus entrañas (?), de aquellos que vienen con sus cuerpos llenos de magia desde la Isla del Fuego. […] El rey es aquel que come hombres y vive de los dioses. […]

El rey convertido en estrella se equipara con los dioses. En la declaración 442 se develan además la asimilación del rey muerto con Osiris (representado por la constelación de Orión):[3]

Mi amado, dijo su madre; Mi heredero, dijo su padre de aquel a quien el cielo concibió y la luz del alba dio a luz. Oh Rey, el cielo te concibe con Orión, la luz del alba te da a luz con Orión. Aquel que vive, vive por el mandato de los dioses, y tú vives. Ascenderás regularmente con Orión desde la región oriental del cielo, descenderás regularmente con Orión en la región occidental del cielo, el tercero de vosotros es Sotis, pura de tronos, y es ella quien os guiará sobre los hermosos caminos que están en el cielo, en el Campo de Juncos.

Evolución de los textos y las ideas religiosas

La antigua idea preconizada en los Textos de las Pirámides de que sólo el rey podía ascender a los cielos junto a Ra, recibiendo cada noche la posibilidad de nacer al nuevo día por medio de su comunión con Osiris, comenzó a desaparecer a finales del Reino Antiguo, cuando los egipcios comenzaron a anticipar una vida en el más allá semejante a la de su rey, en el proceso conocido como “la democratización de la ultratumba real”[4], o del culto real a Osiris. La evolución de estas ideas iría acompañada de la evolución de los textos, dando lugar a los Textos de los Sarcófagos, que durante el Primer Periodo Intermedio comenzaron a escribirse en los sarcófagos de los nobles y potentados. Durante el Reino Medio son de dos tipos: biográficos, narrando también la vida del difunto; o jurídicos, describiendo el legado de sus bienes.

Hoja del "Libro de los Muertos" que según las leyendas era utilizado para darle vida a los muertos o regresarlos del más allá.

Durante el Imperio Nuevo, empezaron a escribirlos en papiros que se depositaban dentro del sarcófago, alcanzando gran difusión y dando origen al denominado Libro de los Muertos, en el que se describe el viaje del espíritu del difunto por el inframundo en su lucha para obtener la inmortalidad. Este texto experimentará postreras evoluciones hasta la dinastía XXVI. La inmortalidad ya alcanzan a disfrutarla aquellos "egipcios justos" que pudieran recitar en la Duat las fórmulas del Libro de los Muertos y costearse los rituales de embalsamamiento y entierro, para preservar su ba.[5]

Referencias

  1. López, Francisco y Thode, Rosa. Los Textos de las Pirámides. Egiptología.org. En línea Citado el: 5 de febrero de 2011. Web de egiptología www.egiptologia.org/pdfs/LosTextosdelasPiramides.pdf.
  2. López, Francisco y Thode, Rosa. Los Textos de las Pirámides. Egiptología.org. En línea Citado el: 5 de febrero de 2011. Web de egiptología www.egiptologia.org/pdfs/LosTextosdelasPiramides.pdf.
  3. López, Francisco y Thode, Rosa. Los Textos de las Pirámides. Egiptología.org. En línea Citado el: 5 de febrero de 2011. Web de egiptología www.egiptologia.org/pdfs/LosTextosdelasPiramides.pdf.
  4. Breasted, J. H. The Dawn of Conscience. New York : Charles Scribners Sons, 1933. pp 223–249.
  5. López, Francisco y Thode, Rosa. Los Textos de las Pirámides. Egiptología.org. [En línea] [Citado el: 5 de Febrero de 2011.] www.egiptologia.org/pdfs/LosTextosdelasPiramides.pdf.

Enlaces externos

Fuentes

  • Allen, James P. The Cosmology of the Pyramid Texts. Yale Egyptological Studies 3, Religion and Philosophy in Ancient Egypt, 1989.
  • Hornung, Erik. Conceptions of God in Ancient Egypt: The One and The Many. Cornell University Press, 1982.
  • Morenz, Siegfried. Egyptian Religion. Cornell Paperbacks.
  • Pirenne, Jacques. Historia del Antiguo Egipto. Editorial Océano, Barcelona, 2002.