Toma e Incendio de Jaruco

Toma e incendio de Jaruco
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Obelisco a Gral. Antonio Maceo 02.jpg
Hecho histórico
Fecha:18 de Febrero de 1896
Lugar:Municipio Jaruco, provincia Mayabeque
Líderes:
General Antonio Maceo Grajales


Toma e incendio de Jaruco. Hazaña llevada a cabo por las tropas de Antonio Maceo, apoyadas por José María Aguirre en Jaruco, municipio perteneciente a la antigua comarca de La Habana, actual provincia Mayabeque.

Leyenda

Sobre este hecho histórico se ha especulado muchísimo, las especulaciones surgen desde el mismo momento en que la prensa oficialista y la bibliografía de los colonizadores le imprime un matiz caricaturesco, sea la hazaña realizada por las tropas de Maceo, apoyadas por Aguirre, precisamente, en la comarca de La Habana defendida por los españoles y con vías accesibles de comunicación para que el enemigo pudiera recibir refuerzos desde Jaruco.

La leyenda infundada de que Maceo quemó Jaruco porque nadie quiso unírsele, no es patrimonio del pueblo, sino todos aquellos donde Maceo acertó un duro golpe a la metrópoli.

Pero se conoce lo que sucedió la noche del 18 de febrero de 1896. El cronista mambí José Miró Arguenter, participante del combate dice: En la jornada del 18 en que salimos del Ingenio Santa Amalia, al apuntar el día y por medio de una marcha rápida y continuada nos situamos al oscurecer, a tiro de fusil de la ciudad de Jaruco. En previsión de que pudiera ser socorrida la plaza se destacaron por la línea férrea diferentes secciones de caballería hasta lejana distancia y después de comprobar sobre el terreno los diferentes informes que habían comunicado los conocedores del lugar, se dispuso el ataque a la población.

Acontecimientos

La ciudad de Jaruco está situada a 11 leguas de la capital, tenía entre unos 2000 habitantes y estaba defendida el día del asalto por 250 soldados de tropas regular y voluntarios. El casco de la población se levantaba en la falda de una loma, desde la línea férrea aparece la ciudad situada en premonterío, hay que ascender para llegar al caserío por un camino desigual que los naturales de la localidad denominan Escaleras de Jaruco. La defensa de la plaza se hallaba escudada por la misma posición estratégica y de todos modos al sonar la voz de alarma dentro el caserío podía hacer fracasar tan pronto como fuese iniciado.

Asalto a la ciudad

El asalto lo dirigió el general Antonio Maceo enviando sobre la plaza dos secciones de infantería, que penetraron sin dificultad dentro los arrabales se rompió el fuego entre asaltante y defensores, serian las 9:00pm. Las dos compañías de ataque, con el alboroto consiguiente llegaron hasta la plaza de la ciudad y a tiro limpio se apoderaron de la cárcel y pusieron en libertad a todos los presos. Se rindieron los guardias municipales y algunos bomberos.

Las descargas tomaron entonces mayor viveza, porque apercibidos los defensores de la ciudad y especialmente dos compañías de tropa de línea que pernoctan en ella se propusieron desalojar a los insurrectos de la posiciones que ocupaban y desde las cuales respondían al fuego de los españoles. Entre tanto incendiaban en las casas que habían abandonado sus moradores y desvalijaban los establecimientos de comercio.

El tiroteo continuó hasta la madrugada en que el general Maceo indicó que los asaltantes salieran de la población para ordenar la marcha. El botín no fue escaso 86 fusiles y unas 5000 cápsulas. Retiramos 3 muertos y 11 heridos. El golpe de mano había realizados con creces, defendida por tropas de línea y la ciudad al día, sino por los cuatro costados, con llamas suficientes para que el espectáculo causara impresión profunda en el vecindario y en los pueblos comarcanos.

Repercusión de los hechos

La noticia circularía muy pronto de uno a otro ámbito de la provincia, y llegaría a la Capital con los ecos de un suceso luctuoso, relevando la memoria de otros sucesos parecidos como el asalto y destrucción de Güira de Melena, de recuerdo aterrador para los habitantes de la localidad.

Los españoles trataron de quitarle importancia al ataque de Jaruco, y en el primer parte que dieron a la prensa dijeron únicamente que a las 9.00 PM de la noche del día 18 de febrero, Maceo con fuerzas que ascendían a 3 o 4 mil hombres, había atacado la población de Jaruco, consiguiendo tan solo soltar 24 presos de la cárcel, a ser capitular a 5 municipales y quemar con la cárcel algunas cosas de guano, a los 2 o 3 días rectificaron la noticia, de esta manera: por sospecha de que las partidas de Maceo y Máximo Gómez se habían concentrado huyendo de las columnas, se mandaron 2 compañías de Guadalajara que acababan de desembarcar en Cuba, con orden de llegar a Jaruco sin resultado, durante el ataque desde las 9.00 PM de la noche hasta las 3.00 de la madrugada.

Quemaron 131 casas: 32 de mampostería, 50 de madera, otras de guano y la cárcel, rindieron a 5 guardias municipales, soltaron 24 presos y saquearon todo el pueblo, excepto la calle real. Fuerza de caballería y artillería protegieron la línea férrea desde La Habana para auxiliar a las compañías de Guadalajara.

El gobierno había previsto ese ataque a cuyo efecto envió la situada fuerza, y el enemigo fue rechazado varias veces por la guarnición y los voluntarios mandados por el Sr. Vesa, Coronel del Instituto, ocupándoles 2 muertos, 1 herido, caballos y municiones. Por nuestra parte tuvimos voluntarios muertos y 6 soldados de Saboya.

A Jaruco llegó al amanecer desde La Catalina, la columna del coronel Hernández, que persiguió al enemigo por la hacienda Molino, rumbo a Güines, con mil hombres a caballo, causando al enemigo 12 muertos y más de 80 heridos. La columna tuvo 3 heridos y caballos, acémila, muertos y heridos.

No es menester extremar la argumentación para hacer resaltar lo mal hilvanado esta parte oficial, que hemos transcrito, al pie de la letra, pues que salta a la vista de que Maceo atacó la población de Jaruco sin resultado, cuando a renglón seguido se confieza que encendió 131 casas, saqueó casi todo el pueblo y permaneció en él desde las 9.00 de la noche hasta las 3.00 de la mañana, dejamos sin comentario la paladina afirmación de que el gobierno había previsto este golpe de mano 2 compañías de Guadalajara y fuerzas de artillería y caballería que guardaban la línea del ferrocarril porque si esto fuese cierto demostraría que esos guardianes hicieron el papel de figuras decorativas, con le circunstancia especialísima de que ningún actor se enteró de su paso por la escena.

Consecuencias de la Acción

Al retirarse Maceo dejaron en libertad a los prisioneros hechos, entre los que se encontraba el voluntario de caballería Manuel Salas Enrique, hecho prisionero de uniforme y con armas en la defensa de la cárcel, el cual se creía hubiera sido ahorcado, pero al pasar Maceo por su frente le dijo: “a mi lado no se ahorca a nadie” y le invitó a irse con ellos y como no deseaba hacerlo, lo dejó regresar a la plaza con los otros”. (General, Bamabé Vosa, fechas y comentarios periódico “El Liberal”, 30-5-1905).

Los informes exactos de los medios de defensa que tenía Jaruco son los siguientes. Tres fortines, llamados Alfonso XII, España y Guardado: el primero de estos fuertes estaba situado al Norte de la población, en al camino llamado Guaicanamar, el segundo se hallaba a la entrada de la ciudad por el este, sobre la calzada que conduce a la estación del ferrocarril y el tercero estaba al oeste, al final de la antigua calle tacón, que atraviesa la ciudad por su centro y es continuación de la calzada del paradero.

Existían, además, otras líneas defensivas, tales como 2 tambores uno de los cuales estaba defendido por la guardia civil, delante de comandancia militar y el pueblo estaba rodeado de una zanja y una cerca de alambre de púas. Desde mucho antes de iniciarse el ataque las autoridades del pueblo tuvieron noticias de que los insurrectos proyectaban asaltar la población y el alcalde propuso al comandante militar la rendición de la plaza, pero este no quiso dar crédito al rumor propalado por el vecindario y nada dispuso para evitar la sorpresa.

Maceo tuvo noticias del estado de la plaza por un hombre del pueblo que se brindó a reconocer la ciudad bajo el pretexto de vender algunas mercancías. Nuestra gente tomó el fuerte guardado, el llamado Alfonso XII lo abandonaron los defensores, fue ocupado el cuartel de bomberos, la cárcel fue defendida con bastante tenacidad por el alcalde de la misma y escoltas, pero al fin se rindieron y los presos, como ye se ha dicho fueron puestos en libertad. No se tomó el cuartel porque lo defendieron los soldados de Saboya, mandados por un oficial llamado Rivas, mientras se organizaba la marcha, al venir los claros del día, recibimos la grata nueva de que el general Máximo Gómez se hallaba a media jornada de Jaruco, enseguida se dispuso que la vanguardia acelerase el paso para que el general en jefe obtuviese con anticipación la satisfactoria noticia de nuestro inmediato encuentro.

En camino toda nuestra columna, la retaguardia tuvo que continuar varios ataques de una división española que venía por la huella, la cual cesó en su agresión poco después de haber franqueado nuestra retaguardia, el camino de Moralitos. Se abrazaron los 2 caudillos de la revolución Gómez y Maceo y los 2 contingentes atronaron los espacios con las explosiones del más vivo entusiasmo”... (128).

Fue un golpe audaz Antonio está satisfecho. Ahora al amanecer del 19, sale de Jaruco al encuentro de Máximo Gómez, encontrándolo no muy lejos del pueblo recién tomado, en el lugar llamado “Soto”: Maceo imprime solemnidad al encuentro: hace marchar a sus hombres a bandera desplegada y a los acordes del Himno Bayamés. Él “Viejo” Gómez se emociona; queda abrazado al “Titán”. Está llorando. “(Raúl Aparicio, nombraría de Antonio de Maceo, 1967)”.

El papel de Aguirre la noche del 18 de Febrero, fue, precisamente, dirigir desde la línea férrea la operación militar consistente en evitar a toda costa la entrada de refuerzos a Jaruco por aquella vía. Maceo reconoció la resistencia ofrecida por el alcalde de la cárcel Genaro Vizoso, a quien puso en libertad junto al jefe de escoltas, Ángel Peral.

El mito de que Antonio Maceo le dio candela a Jaruco porque sus habitantes eran incondicionales del gobierno español queda destruido al profundizar en el estudio de esta acción bélica.
Se saben las causas por las que Maceo, Jefe Mambí intrépido, ataca la ciudad en un acto de desafío al General Weyler, no obstante lo custodiado que estaba Jaruco y su posición geográfica. También se conoce que los defensores del fortín guardado se unieron a las filas insurreccionales aportando sus armas y que desde antes de la toma e incendio de Jaruco los españoles estuvieron obligados a cercar el pueblo evitando que los vecinos mantuvieran contactos con los revolucionarios para brindarle ayuda. Días después Maceo continúa desplazándose por los alrededores de Jaruco, el día 29 de febrero toma Santa Cruz del Norte.

Fuente

  • Archivo del Museo Municipal de Jaruco