Diferencia entre revisiones de «Victoria de Girón»
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Revisión del 11:59 12 abr 2011
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Sumario
Contexto histórico y geográfico
La dirección de la Revolución habia denunciado desde el mes enero de 1959, la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos de nuestro país y cada una de sus agresiones. Esas denuncias adquieren un tono más fuerte ante los evidentes preparativos de intervención militar. Se han planteado en la OEA, la ONU y otros foros internacionales, así como en las visitas de Fidel a Venezuela, Argentina, Uruguay, Estados Unidos y otros países. Pero, sobre todo, la Revolución prepara política y militarmente a la nación para hacer frente a cualquier contingencia. Se crean las escuelas militares, que ofrecen cursos de emergencia; se integran los batallones de milicianos, cuya tarea inmediata ha de ser la desarticulación del bandidismo, principalmente en la Sierra del Escambray, y se dan los pasos pertinentes para obtener las armas indispensables en el plazo más breve posible. El 31 de diciembre de 1960, ante la amenaza de una intervención militar directa de los Estados Unidos, se da la orden de movilización general en todo el país. El 4 de enero de 1961 se establece la pena de muerte para los delitos contrarrevolucionarios. Dos días antes, miles de milicianos armados habían desfilado por la Plaza de la Revolución para conmemorar el segundo aniversario de la victoria y reafirmar la decisión de defender a toda costa el poder del pueblo. A principios de abril, el gobierno estadounidense se halla listo para invadir la isla con una fuerza mercenaria.
Razones estratégicas
Primeramente, esta área rodeada por pantanos provee una barrera natural de protección contra las fuerzas del gobierno cubano. En segundo lugar, esta área con dos carreteras de acceso solamente y en malas condiciones, no solamente reforzaba una protección adicional a la brigada, sino, le daba una mayor oportunidad a la seguridad contra ataques.
La operación militar
Día 15 de abril
Alrededor de las seis de la mañana del día 15 de abril, ocho bombarderos norteamericanos B-26, provenientes de su base en Puerto Cabezas, Nicaragua, realizan un ataque sorpresivo contra los aeródromos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba.
Valiéndose, como es su costumbre, de procedimientos arteros, disfrazan los aviones con insignias de la Fuerza Aérea Revolucionaria de Cuba, para dar la impresión de que se producía una rebelión interna en la isla. El objetivo principal del ataque a los aeropuertos, era el de destruir en tierra la modesta fuerza aérea cubana, para impedir que fuera utilizada cuando se produjera la invasión. Pero no lograron su propósito. La artillería cubana, aunque todavía falta de experiencia, repelió el ataque y derribó uno de los aparatos enemigos, resultando muertos sus dos tripulantes. Las bajas de la parte cubana fueron 53 heridos y 7 muertos. Uno de éstos, un joven combatiente, expresó la decisión de lucha del pueblo revolucionario al escribir con su propia sangre, en la pared junto a la que cayó, el nombre de «Fidel»
Las aeronaves afectadas por el criminal ataque fueron un C-46, de transporte, y un T-33, ambas de la base aérea de San Antonio de los Baños, en Santiago de Cuba un B-26, que no llegaron a destruir, y el avión ejecutivo en que se movía el entonces Comandante y Ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz.
Día 16 de abril
Al día siguiente, 16 de abril, al despedir el duelo de las víctimas del bombardeo, y ante una inmensa concentración de milicianos armados, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz proclamó el carácter socialista de la Revolución y declaró el estado de alerta, comprendiendo que la acción del día 15 era el preludio de la invasión. Así, los hombres que enfrentarían al enemigo horas después, combatirían ya conscientemente por el socialismo.
Día 17 de abril
En la madrugada del día 17 de abril se produjo la invasión mercenaria, nominada por sus organizadores «Operación Pluto». Integraban el contingente invasor —Brigada 2506—, un total de 1 500 hombres, que habían salido de Puerto Cabezas a bordo de cinco buques de guerra de Estados Unidos y escoltados por otras unidades navales, también norteamericanas. Desembarcan por dos puntos de Bahía de Cochinos (Playa Girón y Playa Larga), territorio de la costa sur de Las Villas, con el propósito de establecer una cabeza de playa y constituir un gobierno provisional contrarrevolucionario que solicitaría y obtendría de inmediato la intervención de los Estados Unidos. El lugar fue bien escogido. Era una faja de terreno separada de tierra firme por una ciénaga de diez kilómetros de largo, la Ciénaga de Zapata. Sólo tres terraplenes —construidos por la Revolución— comunicaban esa zona con las localidades aledañas, y los invasores consideraron que resultaba fácil impedir la entrada de las fuerzas cubanas por esos tres accesos. Además, la Brigada estaba bien organizada, perfectamente armada y pertrechada y gozaba de todo el apoyo necesario.
Pero el gobierno yanqui y los mercenarios no tuvieron en cuenta dos factores: la unidad indisoluble entre el pueblo y su Revolución, y la capacidad estratégica y táctica de Fidel y de la dirección revolucionaria. El pueblo sabía que los invasores representaban un pasado funesto, el imperio de la oligarquía explotadora y de los monopolios imperialistas, que la Revolución había desterrado. Escoltaban a los mercenarios las mismas fuerzas que habían frustrado a finales del siglo XIX la independencia nacional e impuesto a Cuba un régimen de opresión y esquilmación del pueblo.
Una simple ojeada a la composición de la brigada mercenaria mostraba sus objetivos de restauración oligárquica. En ella se encontraban: 194 ex militares y esbirros de la tiranía de Fulgencio Batista Zaldívar, 100 latifundistas, 24 grandes propietarios, 67 casatenientes, 112 grandes comerciantes, 35 magnates industriales, 179 personas de posición acomodada, 112 elementos del lumpen y de otros estratos sociales. Muchos de ellos eran hijos y familiares de elementos acaudalados que habían perdido sus propiedades y privilegios. El pueblo combatiente de Cuba tenía, pues, la fuerza que da la defensa de una causa justa: la emancipación nacional y social recién conquistada.
Por otra parte, la sabiduría y la experiencia del mando revolucionario, demostrada desde los años de la insurrección armada, garantizó la unidad y la preparación del pueblo para ese enfrentamiento. Rápidamente se movilizaron los batallones de milicias de Cienfuegos, Matanzas y La Habana; la Escuela Nacional de Responsables de Milicias y la proveniente de Matanzas, un batallón de la Policía Nacional Revolucionaria y las baterías artilleras del Ejército Rebelde, todos bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro. Al mismo tiempo, se pusieron en ejecución los planes para la defensa de todo el territorio nacional, y se efectuó la detención inmediata de unos tres mil elementos desafectos a la Revolución, con los que la CIA contaba para prestar un apoyo decisivo a la invasión mercenaria. Ya un mes antes, los batallones de milicias habían asestado un golpe demoledor a las bandas armadas en el Escambray, desarticulando también en ese punto los planes de la inteligencia norteamericana.
Las fuerzas revolucionarias enfrentaron con heroísmo a la brigada mercenaria, a sus unidades navales, tanques y aviones, empuñando las armas que tan oportunamente acababan de llegar de la Unión Soviética y Checoslovaquia y en menos de 72 horas, el enemigo fue derrotado, con un saldo de 89 muertos, 250 heridos y 1 197 prisioneros.
Día 18 de abril
El 18 de abril se inicia la contraofensiva, con el empleo masivo de artillería adquirida en la Unión Soviética y Checoslovaquia. Las maltrechas tropas de la Brigada que controlan las dos carreteras de acceso a Playa Girón son obligadas a retroceder hasta la zona de San Blas; en Playa Larga las tropas asaltantes, ante su difícil situación por la falta de municiones, deciden abandonar sus posiciones y dirigirse a Playa Girón para unirse a los otros miembros de la brigada. El ejército cubano se hace con el control de Playa Larga.
Día 19 de abril
Era el 19 de abril de 1961. Las bajas cubanas fueron cientos de heridos y 157 muertos, que Cuba recuerda como «Héroes eternos de la Patria». Cinco días después, el presidente norteamericano, John F. Kennedy, admitió públicamente la plena responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos por la invasión a Cuba.
Juicio revolucionario
Más de un millar de mercenarios, capturados durante las tres jornadas de combates y en los días posteriores, tuvieron que enfrentar el peso de la justicia revolucionaria en un juicio sumarísimo celebrado entre el 24 de marzo y el 4 de abril de 1962.
Para algunos hoy puede parecer dilatado el proceso, pero precisamente la demora estaba justificada por el hecho de haber tomado declaración a todos y cada uno de los encartados para deslindar la participación individual y cumplir al pie de la letra todas las garantías procesales.
En el proceso, que tuvo como sede al habanero Castillo del Príncipe, se pusieron al descubierto los detalles de la artera agresión, planificada, financiada y organizada por el gobierno de Estados Unidos desde mayo de 1960. Casi al año exacto de la invasión, el 7 de abril de 1962, el Tribunal presidido por el Comandante Augusto Martínez Sánchez, dictó sentencia por el delito de Traición contra los mercenarios capturados, a quienes se les condenó a pagar altas indemnizaciones y como subsidiarias a penas de hasta 30 años de cárcel "con trabajo físico obligatorio hasta que sea satisfecha la indemnización".
Los mercenarios capturados en Playa Girón y sus alrededores, al ser sancionados legalmente por ese delito, también perdieron la ciudadanía cubana. Los tres principales cabecillas de la Brigada 2506, José Alfredo Pérez San Román, Erneido Andrés Oliva González y Manuel Artime Buesa, fueron condenados a pagar al país cada uno medio millón de dólares. Los demás mercenarios fueron sancionados a pagar 100 mil, 50 mil y 25 mil dólares, de acuerdo con la responsabilidad que tuvieron en la frustrada invasión. La suma total de la sanción impuesta a los mil 181 mercenarios juzgados ascendió a 62 millones 300 mil dólares. Desde mayo de 1961, apneas unas semanas después de la agresión, Fidel Castro Ruz había expresado la disposición a devolver a Estados Unidos a todos los prisioneros, a cambio de que [[Washington accediera a indemnizar materialmente a la isla mediante la entrega de "500 buldóceres que necesitamos para el desarrollo de la agricultura". Tres días después, el 20 de mayo, quedó constituido el Comité de Prisioneros que viajaría a Estados Unidos para gestionar la libertad de los integrantes de la Brigada. El gobierno de John F. Kennedy no quiso participar, de manera oficial, en este proceso, por lo que el asunto quedo en manos de la iniciativa privada que se agrupó en el llamado Comité Roosevelt el cual, a pesar de sus buenos deseos, no pudo dar una rápida solución al problema. Cuando ya se había dictado sentencia contra los implicados en la Causa 111 de 1961, en junio de 1962, el Fiscal General de Estados Unidos, Robert Kennedy, incorporó a las negociaciones de la Comisión de Familiares de Prisioneros al abogado James Donovan, quien por cierto regaló a Fidel un traje de buzo envenenado por la CIA, pero eso es otra historia. Las negociaciones fueron interrumpidas durante la Crisis de Octubre pero se reanudaron el 18 de diciembre, firmándose los acuerdos el día 21. Ese convenio comprometía a Washington a pagar, en un término de seis meses, los 62 millones 300 mil dólares en medicinas y alimentos para niños mientras que Cuba dejaría en libertad a los prisioneros quienes comenzaron a salir de inmediato para Estados Unidos. Los primeros dos millones de dólares correspondientes a ese pago se destinaron a comprar en Canadá 50 incubadoras para mejorar la genética avícola. Al final, la Casa Blanca no completó su compromiso, pues dejó de pagar dos millones de dólares, aunque, como dijo Fidel, "tuvieron que aceptar el pago de la indemnización y por primera vez (…) en su historia el imperialismo pagó una indemnización de guerra". Los resultados de esa negociación, más allá del innegable beneficio económico, convirtieron a un alimento para niños en un símbolo ético de la victoria militar e ideológica, porque cambiamos a los mercenarios por compotas.
Por su composición social más de 100 fueron latifundistas, 194 ex militares de la tiranía batistiana -varios juzgados aparte pues habían cometidos crímenes-, 112 comerciantes, 67 casatenientes, 89 altos funcionarios de empresas, 415 de las capas medas y 112 lumpens con antecedentes penales.
Derrota
La victoria de Playa Girón consolidó la confianza del pueblo cubano en sus propias fuerzas, corroboró e valor de la solidaridad internacionalista y acrecentó el prestigio de la Revolución Cubana ante toda la humanidad progresista. Fue no sólo una victoria de Cuba, sino de todos los pueblos de América Latina en su lucha contra el dominio del imperialismo y las oligarquías. Eso lo comprendieron las fuerzas progresistas del continente, que alzaron su potente voz solidaria con la isla agredida. Particular relevancia tuvo el gesto del general Lázaro Cárdenas, el eminente patriota y revolucionario mexicano, que se ofreció para pelear junto al pueblo cubano contra los invasores. También para él estuvo clara aquella afirmación de Fidel Castro Ruz de que «a partir de Girón, todos los pueblos de América fueron un poco más libres».
Enlaces externos
Fuentes
- Diario Granma
- La CIA, Castro y Bahía de Cochinos
- Playa Girón, la segunda derrota militar de Estados Unidos en América Latina.
- Cantón Navarro, José C, Silva León, Arnaldo. Historia de Cuba de 1959 –1999. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana. 2009.
- Baracaldo Alvarez, Ernesto Jesús. Girón: Papel de las Escuelas Responsables de Milicias. Sancti Spíritus. 2007.