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Revisión del 20:11 18 jul 2025

El dulce remanso de Martí
Información sobre la plantilla
Fecha:1870
Lugar:Finca El Abra, Isla de Pinos, actual Isla de la Juventud
Descripción:
Gracias a la intervención de sus padres y de José María Sardá, se le indulta la pena de seis años de presidio a ser trasladado a la Isla de Pinos.
Resultado:
Sobrevive a lo que sería una muerte segura, a sus solo 17 años de edad...se recupera de sus heridas físicas y mentales
Consecuencias:
Cuba no pierde a su Apóstol, el que, con su vital reorganización de las fuerzas independentistas en el exilio, el acopio de armas, suministros y dinero para la lucha venidera se levanta luego del fracaso del Plan de la Fernandina y logra gestar la epopeya del 95...conflicto belico que hubiera sido una victoria total de los cubanos de no ser por la intervención norteamericana...
País(es) involucrado(s)
Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Doña Leonor y Don Mariano (padres de Martí), José María Sardá y Gironella (dueño de la Finca El Abra), Trinidad Valdés Amador (esposa de José María)
Organizaciones involucradas:
Gobierno de la Capitanía General de la Isla de Cuba

El dulce remanso de Martí. Es el período de dos meses y cinco días que El apóstol José Martí pasó en la finca El Abra, en la isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud; Martí usa esta expresión para connotar la gran recuperación física-mental que logró, en el corto período de tiempo que estuvo en ese lugar.

El Abra como «dulce remanso»[1], adonde llegó el joven luego de cumplir parte de la condena por el delito de infidencia en las canteras de San Lázaro, en la sección conocida como La Criolla. Antes había estado recluido en la Cárcel Nacional y el Presidio Departamental de La Habana.[2]

Historia

Al ver que su hijo se encontraba en un delicado estado de salud, con los ojos dañados por la cal y el sol, además de las heridas supurantes de los grilletes, sus progenitores doña Leonor y don Mariano no cesaron de clamar por ayuda hasta conseguir que fuera indultado.

El padre apeló a sus relaciones de trabajo como celador de policía para el reconocimiento de buques en el puerto de Batabanó, principal enclave marítimo que enlaza a La Habana con Nueva Gerona, capital de Isla de Pinos.

José María Sardá y Gironella

De algún modo logró sensibilizar al contratista catalán José María Sardá y Gironella, quien residía junto a su familia a unos tres kilómetros de esa ciudad pinera en la Finca El Abra, una extensión de doce caballerías de tierra, adquiridas el 26 de octubre de 1868 por valor de veinticuatro mil escudos de plata[3].

Dentro de estos terrenos existían instalaciones para la producción de los materiales de construcción que Sardá empleaba en sus obras habaneras, los que fueron transportados por aquel puerto, donde trabajó don Mariano y, tal vez, de allí se conocían.

La Finca El Abra

La finca poseía condiciones excepcionales en el entorno natural y una ubicación estratégica. Sardá había desarrollado un sistema de canales y acueductos que, aprovechando la gravedad, lograba elevar el agua del manantial.

Las tierras también contaban con cultivos de maíz, algodón, un poco de tabaco y café, arroz en las laderas, aunque lo más rentable eran las abundantes canteras de mármol rosa, un horno de cal y una fábrica de almidón, ladrillos y tejas.

La propiedad incluía 50 esclavos y una docena de presos políticos y exiliados. Sardá había adquirido esta finca por la salud de su hijo, quien padecía asma, y este clima le sería beneficioso. Situada en la Sierra de las Casas, a un kilómetro y medio de Nueva Gerona, capital de la entonces Colonia Reina Amalia, y conocida como "El Abra", no se sabe exactamente si por su ubicación estratégica o por la palabra en su idioma natal que significa árbol, es decir, Arbra[4].

Persona influyente y amigo personal del Capitán General

Maestro de obras, coronel de Voluntarios y arrendatario de la cantera La Criolla, Sardá era una persona influyente en las esferas gubernamentales y amigo personal del Capitán General. Por eso logra, apoyado por amigos exmilitares, que le fuera otorgado el indulto al joven recluso de apenas 17 años, conmutando su pena de seis años de presidio y trabajos forzados por la de ser relegado a Isla de Pinos.

Aquí fue registrado en el Libro de Deportados de la Comandancia Militar, el 13 de octubre de 1870, según documento que señala:

«En este día ha ingresado en esta isla el estrañado [sic] por infidencia Don José Martí».

[5]

En dicha comandancia radicaba en el mismo edificio del Ayuntamiento, todo deportado político debía presentarse con regularidad a las autoridades.

Dos meses y cinco días

Bajo la garantía personal de Sardá, durante los dos meses y cinco días que permaneció en Isla de Pinos, Martí convivió en la casa familiar del propietario, recibiendo especial atención de su esposa Trinidad Valdés Amador.

Hasta que el domingo 18 de diciembre de 1870, algo recuperado de las secuelas del presidio, parte hacia La Habana. Apenas unos meses después, ya radicado en España, adonde llegó deportado el primero de febrero de 1871, Martí le hizo llegar a Trinidad una carta y un crucifijo, acompañados de una foto con esta dedicatoria:

«Trina, solo siento haberla conocido a usted por la tristeza de tener que separarme tan pronto».

Un museo vivo

El Museo Finca El Abra fue inaugurado el 28 de enero de 1944, al cumplirse el 91 aniversario del natalicio de José Martí, pero tras resultar dañado por el terrible huracán que en octubre azotó a Isla de Pinos, tuvo que ser reinaugurado al año siguiente en esa misma fecha.

Era entonces la única institución museística existente en el territorio y tuvo una peculiaridad que se mantiene hasta el presente: ha sido custodiado por los descendientes directos de la familia Sardá Valdés, que aún residen en el lugar. Esta tradición fue iniciada por los hijos de Sardá, principalmente Elías, hoy es continuada por su nieta Beatriz Gil Sardá, quien ha dedicado sus esfuerzos a la salvaguarda del patrimonio pinero, en especial, de la Finca El Abra.

Conservados en urnas, hay bienes de alto valor que fueron donados por los propios descendientes Sardá Valdés, como el crucifijo que Martí le regaló a doña Trina. También se conserva el libro Ilustraciones de la Santa Biblia que fue lectura recurrente del joven en el Abra. Otros objetos valiosos son las piezas de la vajilla familiar, algunos muebles y enseres domésticos originales de la casa.

Véase también

Bibliografía

  • Hidalgo Paz, Ibrahím: José Martí. Cronología 1853-1895. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2012
  • Gil Sardá, Beatriz: «El Abra cuenta su historia…», en Carapachibey, Isla de la Juventud, No.1, diciembre de 2001.
  • Anuario del Centro de Estudios Martianos, Vol.2, 1979, p.48.

Fuentes

Referencias

  1. Emilio Roig de Leuchsenring: «El recuerdo y la glorificación de Martí lograrían la cubanización y engrandecimiento de Isla de Pinos», en Carteles, enero 16 de 1944, p.38.
  2. Martí ingresó en la Cárcel Nacional el 21 de octubre de 1869. Cfr: Ibrahím Hidalgo Paz: José Martí. Cronología 1853-1895. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2012.
  3. Beatriz Gil Sardá: «El Abra cuenta su historia…», en Carapachibey, Isla de la Juventud, No.1, diciembre de 2001.
  4. Declarada monumento nacional, según el decreto número 1631 del 22 de abril de 1949, firmado por el presidente de la República, Carlos Prio Socarrás; Manuel A. de Varona, primer ministro, y Aureliano Sánchez Arango, ministro de Educación. Mantuvo esa condición en 1978 por resolución 03 de la Comisión Nacional de Monumentos, firmada por Antonio Núñez Jiménez y Marta Arjona Pérez, su presidente y secretaria ejecutiva, respectivamente.
  5. Anuario del Centro de Estudios Martianos, Vol.2, 1979, p.48.