Enseñanza médica superior en Cuba
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Enseñanza Médica Superior en Cuba. Una de las ramas más importantes de la historia de las ciencias en general y de la Medicina en particular la constituye, sin lugar a dudas, la historia del desarrollo de su enseñanza. En 1981 se emprende una investigación documental sobre el desarrollo histórico de la enseñanza médica superior en Cuba, en el período colonial. Desde entonces se ha continuado la investigación hasta la reforma de estudios de 1962, de la que se han presentado informes parciales aprobados en 1992 y 1993, y publicado varios artículos. En las últimas 4 décadas se han recopilado planes de estudios, programas de asignaturas, bibliografía docente y sobre todo bibliografía analítica, principalmente del profesor Fidel Ilizástigui Dupuy, máxima figura de la pedagogía médica cubana.
Sumario
Historia
Período colonial
Los dominicos, que habían fundado las primeras universidades de América, llegaron a Cuba desde el inicio de la conquista. El Obispado de Cuba, aunque se crea oficialmente en 1518 en la ciudad de Baracoa, no vino a tener obispo residente en la diócesis hasta el quinto designado, fray Miguel Ramírez de Salamanca de la Orden de Predicadores, y ya con sede en Santiago de Cuba. De esta manera se daban tempranamente en el país dos de las condiciones para fundarse una institución de estudios generales o universidad, la tercera que faltaba era la que el profesor Francisco Guerra, de la Universidad de Alcalá de Henares ha llamado factor demográfico, es decir, el aumento de la población española que justificara tal escuela, pues los únicos que tenían acceso a ella eran los peninsulares y sus descendientes blancos.
La última condición estaba ya presente cuando los hermanos de la Orden de Predicadores comienzan a hacer gestiones en 1670 para crear en Cuba una universidad como la de Santo Domingo, con las prerrogativas de la de Salamanca, las que culminarían medio siglo después, cuando el Papa Inocencio XIII, después de obtener informe favorable del Obispo de Cuba, fray Gerónimo de Nosti y de Valdés, emitiera el Breve Apostólico de 12 de diciembre de 1721 por el cual se autorizaba la fundación de la primera universidad cubana en el Convento de San Juan de Letrán, en La Habana.
Discrepancias entre el Obispo y la Orden demorarían 7 años la fundación de la Universidad; pero quizás esto influye para que en 1722 el prelado Valdés creara en Santiago de Cuba, el Real Seminario Conciliar de San Basilio el Magno, primer centro de estudios generales o de enseñanza superior en la Isla.
Al tener ya la Orden de Predicadores en su poder el Breve Apostólico, autorizado por el Rey desde el 27 de abril de 1722, es que en 1726 comienzan a dictarse lecciones de Medicina en el convento, como el primero de los estudios generales que ya tenía derecho a impartir.
Es cierto que desde años antes, en una fecha que se ha calculado que pudo ser cercana a 1711, año en que se funda por segunda vez el Real Tribunal del Protomedicato de La Habana, los hermanos de la Orden San Juan de Dios (Juaninos) comienzan a preparar en su convento y hospital a los aspirantes al título de Cirujano Romancista, pero estas lecciones no son consideradas de enseñanza médica superior. Por lo tanto, las primeras lecciones, sin lugar a duda, fueron las dictadas por el Bachiller en Medicina de la Real y Pontificia Universidad de San Hipólito de México, Francisco González del Álamo y Martínez de Figueroa, en el Convento de San Juan de Letrán a partir del 12 de enero de 1726. Las cuales, al ser fundada la Real y Pontificia Universidad del Máximo Doctor San Jerónimo de La Habana, el 5 de enero de 1728, se incorporan a la Facultad Mayor de Medicina y sus 3 únicos alumnos son los primeros graduados de Bachiller en Medicina, con estudios realizados en La Habana.
En 1734 se ponen en vigor los estatutos de la Universidad y con ellos, el primer plan de estudios de Medicina, del cual se ha dicho que carecía de enseñanza práctica, aunque no es enteramente cierto. Al igual que los planes de las principales universidades de América (México y Lima), constaba de 4 años de estudios teóricos, pero para realizar los grados de Bachiller en Medicina tenían que cursar 2 años de práctica junto a un médico examinado en el Real Tribunal del Protomedicato y para los de licenciado y doctor, 4 años, los que hacían en total ocho. Estos últimos podían hacerse junto a un médico, profesor o no de la Facultad Mayor de Medicina.
Con muy ligeros cambios se mantuvo el plan de estudios durante 114 años, pero en 1842 se lleva a cabo lo que el autor considera el hecho más importante de la historia de la enseñanza médica superior en Cuba, la secularización de la Real y Pontificia Universidad de La Habana y con ella, la reforma de estudios más profunda realizada en la isla. Las 5 cátedras del viejo plan dieron paso al doble de asignaturas, se crearon 10 nuevas y se les dio un ordenamiento mucho más científico y didáctico. Se incorpora la disección anatómica que se hacía fuera de la Universidad; se inicia la enseñanza clínica al lado del enfermo durante los 3 últimos años de la carrera; se comienza el estudio de la Obstetricia y de las enfermedades del sexo, de los niños y la Sífilis; se le dio una proyección social y humanista al plan de estudios con la inclusión de asignaturas como las de Higiene Pública y Privada, Medicina Legal, Jurisprudencia Médica, Policía Médica e Historia de la Medicina; se crea el antecedente más lejano del año de internado, pues se exige a los graduados de Medicina un año de prácticas, sin cursar ninguna asignatura antes de realizar los ejercicios para el grado de doctor, y se actualizaron los contenidos de todas las materias a impartir. En resumen, se pasa de la Edad Media al siglo XIX, en la enseñanza médica.
En 1863 se crearon los institutos de segunda enseñanza con lo que se independiza el bachillerato en artes o filosofía de la Universidad. Se pone en vigor un nuevo plan de estudios de Medicina que incluye un curso de ampliación para reforzar los conocimientos adquiridos en el bachillerato en artes, se mantienen los 3 períodos de bachillerato en facultad, licenciatura y doctorado con 8 años de duración en total y se suprime el año de práctica o intersticio.
Como consecuencia de la guerra independentista iniciada en 1868, a 3 años de su inicio, el gobierno colonial suprime el doctorado en todas las carreras de la Universidad, lo que origina protestas estudiantiles y se lleva la represión al recinto universitario, que culmina con el fusilamiento de 8 estudiantes de Medicina, el 27 de noviembre de 1871. Con el final de las acciones de guerra en 1878, se restituye el período del doctorado y 3 años más tarde se pone en vigor un nuevo plan de estudios que suprime el bachillerato en facultad y el curso preliminar, extiende la licenciatura a 6 años y deja en un año el doctorado.
En 1887 se establece el último plan del período colonial español en el cual se restituye el año preparatorio, se mantienen con igual tiempo la licenciatura y el doctorado, se independiza como asignatura el Curso Especial de Enfermedades de la Infancia, se refuerzan las enseñanzas clínicas y se crea una asignatura en el período del doctorado de enorme importancia para la formación salubrista del futuro médico, que es la Ampliación de la Higiene Pública, con el estudio histórico y geográfico de las enfermedades endémicas y epidémicas.
No obstante todas las mejoras mencionadas, la enseñanza de la Medicina presentaba serias deficiencias, principalmente en la actualización de sus materias, lo que se trata de remediar fuera de la Universidad con la fundación en [[1893] de una Escuela Práctica de Medicina en La Habana, por un grupo de jóvenes médicos cubanos, graduados casi todos en universidades europeas; pero este noble empeño se ve frustrado con el reinicio de la guerra independentista de 1895-1898. Casi todos los profesores de la nueva institución docente, así como algunos de la Facultad de Medicina, abandonan sus tareas académicas para cumplir con el llamado de la Patria; los últimos son sustituidos por médicos militares españoles, sin preparación ni vocación para la enseñanza.
Período republicano burgués
Con el país completamente arrasado por la última de las guerras independentistas contra España, a lo que tanto contribuyeron la criminal reconcentración de población rural en pueblos y ciudades decretada por el poder colonial hispano y el bloqueo naval de los Estados Unidos, llegaba el pueblo cubano a la triste etapa de la primera ocupación militar por "los vecinos del norte", como preámbulo del período de república burguesa.
En 1899, el ilustre jurisconsulto y profesor universitario, doctor José A. González Lanuza, nombrado Secretario de Instrucción Pública por el gobierno de ocupación, pone en vigor nuevos planes de estudios en las carreras de la universidad habanera que tuvieron como característica la profusión de cátedras, el aumento del número de profesores y la falta de visión sobre la realidad económica del país. El plan de estudios de Medicina aumenta a 8 años de duración, pues el período preparatorio se extiende a 2, con asignaturas de utilidad tan discutible como: Anatomía y Fisiología Animales, Anatomía y Fisiología Vegetales y Fitología, se suprimieron las de Ampliación de la Higiene Pública e Historia Crítica de la Medicina y no se incluye la de Antropología, creada en otras carreras como las de Derecho Civil y Ciencias Naturales.
Un año después, el doctor González Lanuza es sustituido como Secretario de Instrucción Pública por el eminente pedagogo y filósofo, doctor Enrique José Varona, quien lleva a cabo una verdadera y profunda reforma de la enseñanza general en Cuba que abarca los estudios primarios, secundarios y universitarios.
Inspirado en las más modernas concepciones del pensamiento positivista, aplicadas a la enseñanza superior, teniendo en cuenta las más urgentes necesidades del pueblo cubano para salir de la crisis económica de la postguerra y asesorado por pedagogos eminentes, como: Alfredo M. Aguayo Sánchez, Carlos de la Torre Huerta, Esteban Borrero Echeverría, Claudio Mimó Cava, José Varela Zequeira y José M. Valdés Rodríguez, la reforma suprime cátedras obsoletas, deja para más adelante la inclusión de otras, da paso en todas sus formas a la enseñanza práctica para que predominara sobre la teórica, crea carreras tan necesarias al país como las de Ingeniería, Arquitectura, Pedagogía, Estomatología y la de Medicina, de 8 años de duración la redujo a 5, con evidente superioridad en la enseñanza práctica de la Física y la Química, aplicadas a las ciencias médicas, la disección anatómica y las clínicas. Pero su gran error es limitar el enfoque salubrista a una sola asignatura, la de Higiene, pensando más en el ejercicio individual del médico que en su labor social.
El Plan Varona en Medicina, creado para cubrir un momento coyuntural de la historia cubana iba a durar, sin embargo, más tiempo de lo necesario. Un hecho que estremece la enseñanza médica de Occidente influye sobre él y lo cambiaría. El estado anárquico de la enseñanza de la Medicina en EE.UU en la primera década del siglo XX lleva a la Asociación Médica estadounidense a pedir a la Fundación Carnegie para el Progreso de la Enseñanza que realizara un estudio de la educación médica del país, que se extiende también a Canadá, y nombra para esa tarea al entonces joven y brillante educador el Dr. Abraham Flexner.
El doctor Flexner publica su hallazgo en 1910, después de visitar personalmente 155 escuelas médicas en el curso de 18 meses. El impacto de su honesto y profundo estudio es responsable directo de la clausura de 29 de dichas escuelas y sienta las bases a seguir para la formación de un médico en el ejercicio privado de la profesión, aunque sin grandes preocupaciones sociales.
La influencia flexneriana va a llegar a Cuba con el plan de estudios médicos de 1919 con el que se extiende a 6 años la carrera, y se dejan establecidas las 3 agrupaciones que se hacen clásicas en todo el mundo, las de ciencias básicas, preclínicas y clínicas. Pero un año antes, en la universidad argentina de Córdoba se lleva a cabo una profunda reforma de la enseñanza con gran proyección social, mucho más acorde con los grandes problemas de Latinoamérica, la que se haría sentir en todas las universidades.
Con motivo del I Congreso Nacional Estudiantil en 1923, animado por la prédica y el pensamiento revolucionario de Julio Antonio Mella, se realizaba una verdadera revolución estudiantil universitaria que exige una reforma inspirada en la de la Universidad de Córdoba. En estos hechos desempeña un papel muy importante el joven doctor, Gustavo Aldereguía Lima, entonces ayudante graduado de una de las cátedras de clínica médica, conocedor profundo de la reforma de Córdoba, quien invita al rector de la Universidad de Buenos Aires, doctor José Arce, de visita en La Habana, para que dictara una conferencia en la que explicara dicha reforma en el Aula Magna de la Universidad, la cual se imparte el 4 de diciembre de 1922, y el mismo doctor Aldereguía participaría en el congreso estudiantil, a pesar de ser graduado, como delegado de la Asociación de Estudiantes de Manzanillo
Presionado por los hechos expuestos, el claustro de la Facultad de Medicina redacta y es aprobado, por el ejecutivo de la nación en 1924, un nuevo plan de estudios que aunque agrega nuevas asignaturas de importancia como son: Radiología y Fisioterapia; Parasitología y Enfermedades Tropicales; Patología Clínica e Higiene Terapéutica de las Enfermedades Tuberculosas; Enfermedades de las Vías Urinarias y Ortopedia, deja al igual que el Plan Varona la proyección social de la Medicina, inspirado más en la reforma flexneriana que en la de Córdoba.
En 1928 se agrega un séptimo año a la carrera de Medicina, con la incluisión de un curso de Premédica, pero 2 años después, el gobierno dictatorial del general Gerardo Machado clausuraba la Universidad de La Habana, la que se mantiene inactiva hasta la caída de la dictadura el 12 de agosto de 1933. Comienza entonces una etapa de crisis en los estudios universitarios en general y en particular de los de Medicina. Se ponen en práctica 2 planes de estudios (1934 y 1937), de 5 años de duración, más que de transición, de compromiso con las exigencias del estudiantado, perjudicado por un nuevo cierre de la Universidad entre 1935 y 1937 y violentos atropellos contra la Facultad de Medicina por la nueva dictadura del entonces Coronel Fulgencio Batista.
La situación caótica existente se resolvería en parte con la puesta en vigor en 1942, por el doctor Ángel Vieta Barahona, en esos momentos decano de la Facultad de Medicina, del llamado Plan Vieta, influido por las concepciones flexnerianas para formar un médico en el ejercicio privado de la profesión, pero innegablemente de superior calidad al resto de los establecidos en el período republicano burgués. Este plan de estudios, que también consolida los primeros pasos de la carrera docente con sus etapas de adscriptos, instructores y asociados, crea la carrera hospitalaria con alumnos internos y médicos internos y residentes y se mantiene en vigor hasta noviembre de 1956, en que el Consejo Universitario acuerda la suspensión de las actividades de la Universidad de La Habana, ante las violentas agresiones de la segunda dictadura del ya General Fulgencio Batista.
Período revolucionario socialista
La alborada revolucionaria del 1 de enero de 1959 desata en el Alma Máter habanera todas las ansias reprimidas de reformas radicales de enseñanza en una parte del profesorado y del estudiantado. La impaciencia por realizarla lleva a momentos de extrema tensión como el llamado "colinazo universitario" de febrero del propio año, en que un grupo de profesores y alumnos toman el alto centro docente y destituyen al resto del profesorado y a la dirección universitaria.
Vuelta la normalidad se lleva a cabo la depuración del profesorado, entorpecida por lo más reaccionario del claustro, lo que provoca un cambio de estructura en la dirección del centro, se sustituye el Consejo Universitario por la Junta Superior de Gobierno y los decanatos por juntas de Gobierno en las facultades. Fueron convocadas reuniones de todos los claustros para discutir estas medidas, la de la Facultad de Medicina se celebra el 29 de julio de 1960, y se convierte en una borrascosa sesión en que más de la mitad de los profesores presentes votan en contra de la aprobación de las medidas, en franca actitud contrarrevolucionaria. Después, por cartas, se solidarizan otros profesores ausentes, por lo que unos días más tarde todos son suspendidos de empleo y sueldo y sometidos a consejos disciplinarios, a ello se unen numerosas renuncias para acogerse a jubilación y una inoportuna resolución de la Junta Superior de Gobierno que decretaba la jubilación forzosa por edad. Todo lo acontecido deja al claustro de la Facultad con sólo 23 profesores, de los 161 existentes, cuando se suspenden las actividades docentes en noviembre de 1956.
Las ausencias, sin embargo, son cubiertas rápidamente por concursos de méritos, principalmente entre adscriptos, instructores y asociados de las diferentes cátedras, por lo que apenas se afecta el proceso docente y los servicios hospitalarios de las cátedras. El plan de estudios de 1942, vigente en enero de 1959, sufre algunos cambios en las asignaturas, que se agrupan en planes de liquidación de 6 años de duración para los alumnos de cada curso, que habían sufrido el cese de las actividades de la universidad desde 1956.
Con el nuevo profesorado se hace más fácil emprender la reforma universitaria que pedía el momento histórico que vive el país en ese entonces y ella refleja el cambio de la Medicina capitalista a la Medicina socialista, con un verdadero enfoque humanista y social, como se pedía en la revolución universitaria de 1923. Esto permite proclamar la nueva reforma, en la histórica colina universitaria, el 10 de enero de 1962, aniversario 33 del asesinato en México de Julio Antonio Mella, a manos de criminales a sueldo de la dictadura machadista.
El plan de estudios médicos de la reforma estaría vigente solamente en el curso de 1961-1962, pues ya en 1963, a consecuencia de la diáspora contrarrevolucionaria que saca del país en los 4 primeros años del período revolucionario a 1 554 médicos, se pone en vigor un plan de estudios emergente, de 5 cursos de duración, incluido el año de práctica o internado. Esto resulta obligatorio para todos los alumnos, una de las grandes conquistas de la reforma, y se permite el ingreso por examen sin el título de Bachiller en Ciencias.
El plan de referencia conocido como Plan Baeza, por ser entonces director de la Escuela de Medicina el inolvidable Maestro Dr. Pedro M. Baeza Vega, sólo alcanza 3 cursos porque, limitadas las salidas médicas y estudiado mejor el fenómeno, se observa que en los primeros 4 años se graduaron 1 497 nuevos galenos, por lo que la diferencia se reduce a 57 profesionales. Es preciso aclarar que el año en que menos médicos hubo en Cuba es 1961, con 5 996, nunca quedaron 3 000, pues esa cifra errónea surge de restar las salidas a los 6 405 existentes en 1958, sin sumarle los nuevos graduados por años.
Por lo tanto, en 1966, se pone nuevamente en vigor el plan de estudios de la reforma con ligeros cambios y en 1969 se establece el más novedoso de todos estos ensayos médico-pedagógicos, el plan integrado, producto de la vocación, el talento y la dedicación a estos estudios del Dr. Fidel Ilizástigui Dupuy, quien como el Dr. Flexner en su tiempo, estudió todas las formas de enseñanza de la Medicina existente en los países de una larga tradición en el mundo, y adapta esas ideas a las características y necesidades concretas de Cuba. Este magnífico plan de estudios resulta demasiado complejo para ser aplicado con éxito en las múltiples facultades de Medicina que se iban creando a lo largo del país, con profesorados jóvenes sin gran experiencia pedagógica, aunque con sólida preparación científica en sus especialidades.
A partir de 1978 se vuelve al sistema por asignaturas, lo que se mantiene en los planes de 1986 y 1994, todos de 6 años de duración, y bajo la orientación del profesor Ilizástigui. Se pone especial énfasis en la formación del médico, que en cada momento necesitaba el Sistema Nacional de Salud Único para cumplir cabalmente los principios de la salud pública socialista cubana, que son: marcado acento preventivo, de promoción y rehabilitación en las acciones de salud; accesibilidad y gratuidad de dichas acciones; participación del pueblo organizado en su cumplimiento y la solidaridad internacional.
En la actualidad
Cuba, que al inicio del período revolucionario socialista tenía una sola facultad de Medicina, cuenta hoy ante el asombro del mundo con 4 institutos superiores de Ciencias Médicas, 21 facultades de Medicina y 20 filiales que abarcan todas las provincias del país, el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas "Victoria de Girón", la Escuela Nacional de Salud Pública de posgrado, la Escuela Latinoamericana de Medicina y la Escuela de Medicina Caribeña unida a la Facultad de Medicina No.2 de Santiago de Cuba y un plan de estudios enfocado a la atención médica primaria, que ha hecho posible la dispensarización de acciones de salud a casi la totalidad de la población del país con el modelo de atención médica primaria del médico y la enfermera de la familia.