Libro de Daniel
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El Libro de Daniel, es un libro bíblico del Antiguo Testamento que forma parte de los libros proféticos. Fue escrito probablemente entre el 540 a.n.e y el 530 a.n.e Narra la historia de un profeta llamado Daniel que fue deportado a Babilonia durante su juventud, e dentifica al mismo como su autor en Daniel 7:1, 9:2, 10:2. Jesús de Nazaret también menciona a Daniel como su autor en Mateo 24:15.
Los capítulos 7-12 del libro de Daniel presentan un visiones con estilo apocalíptico que no es común en el Antiguo Testamento. Este tipo de literatura, caracterizada por visiones simbólicas y profecías sobre el futuro, destaca en Daniel por su complejidad y detalles sobre reinos y figuras del futuro. Lo más semejante serían algunos capítulos del libro de Zacarías.
Sumario
- 1 Ubicación
- 2 Contexto histórico del libro
- 3 Contenido
- 4 Pasajes griegos
- 5 Paralelismos y similitudes con otros escritos religiosos
- 6 El libro de Daniel en las religiones
- 7 Historicidad
- 8 Autoría
- 9 Fecha de composición
- 10 Manuscritos
- 11 Principales versículos
- 12 Enlaces Relacionados
- 13 Fuentes
- 14 Referencias
Ubicación
Es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo, que en las biblias cristianas se ubica entre los libros de Ezequiel y Oseas.
Es el sexto de los libros proféticos y se lo incluye por los cristianos entre los Profetas Mayores de los cuales es el cuarto, luego de Isaías, Jeremías y Ezequiel.
En el judaísmo, el libro de Daniel no se encuentra en la catogoría de Los Profetas (Nevi'im) sino en Los Escritos (Ketuvim). La razón es que, en el judaísmo, los «profetas» son aquellos cuya misión principal fue guiar al pueblo de Israel y advertirles de sus pecados, como Isaías o Jeremías. Daniel, aunque recibió visiones y revelaciones, no tuvo ese papel de liderazgo profético ni fue enviado para corregir al pueblo de Israel de forma directa como un mensajero o un portavoz de Dios del mismo modo que los profetas ya mencionados.
Contexto histórico del libro
Propósito de la escritura
Cerca del 605 a.n.e, Nabucodonosor, rey de Babilonia había conquistado a Judá y deportado a muchos de sus habitantes a Babilonia incluido a Daniel quien sirvió en la corte real de Nabucodonosor y varios gobernantes que siguieron a Nabucodonosor. El Libro de Daniel registra las acciones, profecías, y visiones de ese profeta.
Idioma original
Es el único libro de La Biblia que fue escrito en 3 idiomas: hebreo, arameo y griego. Daniel 1:1 – 2:4a y Daniel 8:1 – 12:13 fue escrito en hebreo. Daniel 2:4b – 7:28 fue escrito originalmente en arameo. Adicionalmente, en la Septuaginta existen capítulos 13-14 en griego, y versículos adicionales en Daniel 3:24-90 (Septuaginta) / 3:24-30 (Biblias católicas). La razón por la que el original fue escrito en 2 idiomas, es porque el hebreo fue el idioma de los judaitas y era más apropiado para las partes que tratan sobre visiones y profecías dirigidas al pueblo de Israel (capítulos 1 y 8-12). El arameo fue una lengua franca y diplomática del Imperio Persa y Babilonio, por lo que las secciones que tratan sobre los reyes y los asuntos internacionales (capítulos 2-7) están escritas en arameo, con el fin de llegar a una audiencia más amplia.
Contenido
Capítulos 1-6
El Libro de Daniel puede ser dividido en dos secciones, los capítulos 1-6 y las visiones de Daniel en los capítulos 7-12. El capítulo 1 describe la conquista de Jerusalén por los babilonios. Junto con muchos otros, Daniel y sus tres amigos fueron deportados a Babilonia en su adolescencia. El rey asignó para ellos una ración diaria cada día de los manjares del rey y del vino que él bebía, y para criarlos (educarlos) por tres años, y al final de ellos se presentarían ante el rey. Daniel rechazó los manjares del rey, y optó por legumbres (Daniel 1:1-16). El término usado aquí es patbag, y se refiere simlemente a porciones de comida enviadas por el rey a amigos de la corona y es un prestamo del persa, no hay razones para pensar que necesariamente deba ser entendido como un plato de carne. No se sabe por qué Daniel y sus amigos rechazaron la comida del rey, pero lo más probable es que haya sido por seguir las leyes dietéticas judías. Luego de esto, Dios le dio a Daniel y sus amigos sabiduría y conocimiento. Daniel también recibió entendimiento en visiones y sueños. Al final del entrenamiento, el rey los encontró diez veces más sabios que todos los sabios de Babilonia (Daniel 1:17-21).
El segundo capítulo registran a Nabucodonosor teniendo un sueño que solo Daniel podría entender correctamente. El sueño de Nabucodonosor sobre una gran estatua, representaba el reino que se levantaría en el futuro. En el capítulo 3,Nabucodonosor hizo una gran estatua de sí mismo y forzó a todos a adorarla. Sadrac, Mesac y Abed-nego se rehusaron, por lo que fueron arrojados a un horno de fuego y luego fueron librados milagrosamente por Dios.
En el cuarto capítulo, Nabucodonosor fue juzgado por Dios por su soberbia, pero después fue restaurado, una vez que reconoció y admitió la soberanía de Dios.
Daniel capítulo 5 ocurre durante la noche, cerca de la caída de Babilonia. Se registra el mal uso que hizo Baltasar de los objetos tomados del templo de Jerusalén; y como respuesta, recibió un mensaje de Dios, escrito en la pared. Solo Daniel pudo interpretar la escritura, un mensaje del juicio venidero de Dios. Cuando Daniel decifra la escritura en la pared, se le otorga un puesto alto en el reino, pero sin embargo, esa misma noche, Baltasar es asesinado y los medopersas conquistan Babilonia. (Daniel 5:30). Los historiadores Jenofonte y Heródoto coinciden con el libro de Daniel en que Babilonia fue tomada por sorpresa, durante un banquete, y además Jenofonte menciona que, cuando Babilonia cayó, el rey Nabonido y su hijo, gobernaban la ciudad. Jenofonte registra que Baltasar fue asesinado, [1]aunque ni Jenofonte ni ningún otro historiador lo mencionan por nombre.
En el capítulo 6, Daniel, ya bajo el reinado de Darío, el rey decidió nombrar a 120 sátrapas para que gobernaran su reino. Aunque las satrapías eran la división administrativa principal del Imperio persa —y su número solía variar entre 20 y 31—, en este caso, el término probablemente se refiere a funcionarios de menor rango. Darío colocó a Daniel en una posición de alto rango por encima de ellos, lo que provocó celos entre los demás gobernadores. Los otros funcionarios, celosos, buscaron una forma de acusarlo y logran hacer que el rey firme un decreto para prohibir orar a cualquier ser que no sea él mismo. Daniel, fiel a su fe, sigue orando a Dios y es arrestado. Lo lanzan al foso de los leones, pero Dios lo protege y no le hace daño. Al final, el rey Darío ordena que los enemigos de Daniel sean lanzados al foso (Daniel 6:24), y la ley de Dios es proclamada en todo el reino (Daniel 6:26-8).
Capítulos 7-12
En el capítulo 7, Daniel tuvo un sueño con visiones acerca de cuatro bestias, que según el ángel, representaban cuatro grandes imperios. Las tres primeras bestias representaban al imperio de Babilonia, al imperio Aqueménida, y al griego. La identificación de la última bestia es más controvertida. Las interpretaciones principales son las siguientes:
- Que representa al Imperio Romano y el cuerno pequeño es el general Tito Flavio o su padre Vespasiano Flavio, o incluso algunos futuristas aceptan a la cuarta bestia como Roma pero creen que el cuerno pequeño es un futuro anticristo.
- Que representa a alguna nación futura y el cuerno pequeño es el anticristo.
- Que representa al Imperio Seléucida o y el cuerno pequeño es Antíoco IV Epífanes.
Según el texto, Daniel tuvo esta visión en el primer año de Baltasar. Probablemente este primer año se refiera al primer año de su corregencia, cuando Nabonido estableció su residencia real en Teima en el 552 antes de nuestra era. Como una nota tangencial de interés, se conserva un texto de sueño de Nabonido de su primer año, en el que se predice que Ciro conquistaría a los medos.
En Daniel capítulo 8, dos años después de recibir la revelación sobre los cuatro imperios, Daniel tiene otra visión. En esta ocasión, ve un carnero y un macho cabrío, que como explica el ángel Gabriel, representan a los reyes de Media y Persia, y al rey del Imperio Macedónico, respectivamente, quien eventualmente conquistaría estos reinos (nota: en hebreo la región de Macedonia y Grecia era conocidas como Javán). Esto claramente se refiere a Alejandro Magno. En Daniel 8:23, se menciona a un nuevo rey que surgirá después de ellos, a quien muchos estudiosos identifican con Antíoco IV Epífanes o con Tito Vespasiano. Esta visión
En el capítulo 9 Daniel recibe la famosa profecía de las setenta semanas de años, que los cristianos interpretan con Jesús. Habla de un lider que destruirá o profanará el templo (Daniel 9:26-27). Los cristianos preteristas interpretan a este lider con Tito, (mientras que los cristianos futuristas con un futuro anticristo. Los cristianos futuristas creen que las 69 semanas ya se cumplieron con la llegada del mesías y que la semana 70 está en pausa. Muchos judíos interpretan la abominación desoladora de Daniel 9 como Antíoco profranando el templo.
Daniel capítulo 10 habla de un príncipe de Persia contra el que batalló un ángel (posiblemente Gabriel). No hay casi información sobre este príncipe de Persia, en líneas generales, se suele interpretar como un demonio; esta interpretación se respalda con el hecho de que en la literatura de Qumrán también se use el título de «príncipe» para referirse a ángeles importantes. Podría ser también alguna alegoría para describir la caída del imperio medopersa.
En el capítulo 11, Daniel tuvo su visión final. Daniel 11:2 parece hacer referencia a Jerjes I; el «rey valiente» de Daniel 11:3 es Alejandro Magno; y Daniel 11:4 se refiere a la división de su imperio en cuatro regiones. Los versículos 5-20 describen con precisión los eventos ocurridos durante los conflictos entre los reinos de los seléucidas y los ptolemeos. A partir del versículo 21, el capítulo comienza a relatar las crónicas de Antíoco IV Epífanes. Sin embargo, la batalla final profetizada en Daniel 11:40-45 nunca ocurrió con él, por lo que muchos intérpretes de Daniel consideran que esta sección (quizás desde el verso 36) hace referencia a un futuro mucho más distante. Los cristianos suelen relacionarlo con el anticristo.
Daniel 12 profetiza sobre el fin de los tiempos, destacando la resurrección de los muertos, en la que el arcángel Miguel se levantará. Los justos serán resucitados para la vida eterna, mientras que los malvados serán resucitados para enfrentar «humillación y vergüenza eterna».
Pasajes griegos
El libro de Daniel se encuentra en dos versiones principales. La más corta es la que se conserva en la Biblia hebrea y en las traducciones utilizadas por las iglesias protestantes. En cambio, las Biblias católicas y la Septuaginta incluyen tres pasajes adicionales, conocidos como deuterocanónicos, que enriquecen el relato con detalles sobre la vida de Daniel y pasajes de carácter poético.
Los pasajes en cuestión son estos:
- La oración de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes, en Daniel 3:24-30.
- La Historia de Susana, en Daniel 13. Una historia que la tradición judía conocía y que aparece en el Josipón.
- La Historia de Bel y el Dragón, en Daniel 14.
Algo destacado de estos pasajes griegos es que identifican al enigmático personaje de Darío el Medo con el rey Astiages de Media.
Paralelismos y similitudes con otros escritos religiosos
Antiguo Testamento
Las visiones de Zacarías y Daniel presentan unas cuantas similitudes clave en sus símbolos. Ambas incluyen cuernos como símbolos de poder: Zacarías ve cuatro cuernos que representan los reinos que han dispersado a Israel (Zacarías 1:18-21), mientras que Daniel ve un carnero con dos cuernos y un chivo con un cuerno grande, representando a los imperios de Media, Persia y Grecia (Daniel 8:1-27). A ambos profetas Dios les dió visiones con animales para describir poderes terrenales, en el caso de Zacarías, él ve cuatro caballos que simbolizan espíritus que recorren la tierra (Zacarías 6:1-8), y Daniel ve cuatro animales que representan imperios sucesivos (Daniel 7). Además, ambas visiones anticipan el reino eterno de Dios: Zacarías habla del reinado de Dios sobre toda la tierra (Zacarías 14), y Daniel ve un «Hijo del Hombre» que recibe un reino eterno (Daniel 7:13-14). Finalmente, tanto Zacarías como Daniel reciben la interpretación de un ángel que les explica los símbolos y el futuro, mostrando la intervención divina en la historia y el juicio final sobre los reinos del mundo.
El personaje de Daniel en este libro tiene algunos paralelismos con José de Egipto. Ambos sirvieron a un rey pagano por obligación, ambos eran sabios y sabían interpretar sueños, y ambos hicieron que un rey reconozca el poder del Dios de Israel.
No faltan tampoco las semejanzas encontradas con la literatura intertestamentaria, por ejemplo, Daniel 4 usa el término «vigilante», un término común en esa literatura para referirse a los ángeles caídos, sobre todo en el libro de Henoc, aunque en este caso en Daniel tienen un significado diferente. Además, el Apocalipsis de las semanas de Henoc (escrito probablemente entre el 110 y el 60 a.n.e.) guarda paralelismos con las 70 semanas de Daniel.
Nuevo Testamento
Las visiones del Juan de Patmos que escribió en el libro de Apocalipsis tienen presentes muchos elementos del libro de Daniel.
Tanto en Daniel 7 como en Apocalipsis 13 se describen bestias que simbolizan imperios o poderes mundiales, con características similares: múltiples cabezas, cuernos y una actitud blasfema contra Dios. En Daniel 7:8 se menciona un cuerno pequeño que habla con arrogancia y persigue a los santos, figura que se refleja en Apocalipsis 13:5-7, donde una bestia profiere blasfemias y hace guerra contra los santos. Daniel 7:25 habla de cambiar los tiempos y la ley, mientras que Apocalipsis 12:17 resalta a los que guardan los mandamientos de Dios, reforzando la tensión entre el poder maligno y los fieles. Daniel 2 presenta una estatua compuesta de diferentes materiales que representa la sucesión de reinos humanos, y Apocalipsis retoma esta secuencia con alusiones a Babilonia, Persia, Grecia y Roma, revelando una continuidad profética. El juicio celestial de Daniel 7:9-10, donde se abren los libros y el Anciano de días se sienta en juicio, tiene su paralelo en Apocalipsis 20:11-12, donde también se abren libros para juzgar a los muertos según sus obras. Daniel 12:1-3 habla de la resurrección de muchos y del resplandor de los justos, mientras que Apocalipsis 20 y 21 muestran la segunda resurrección y la recompensa eterna para los santos en la Nueva Jerusalén. Finalmente, la famosa frase de Daniel «un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo» es usada en Apocalipsis 12:14.
Entre muchas otras conexiones que se podrían señalar.
Otras religiones
Daniel 2:19 usa la expresión «Dios de los cielos». En documentos persas, esta era una designación común para Ahura Mazda.
El concepto de un árbol cósmico como lo es el capítulo cuatro se encuentra en el centro del mundo, es una imagen frecuente en las antiguas culturas del Cercano Oriente. Este símbolo también aparece en el capítulo 31 de Ezequiel, donde las raíces del árbol se nutren de un océano subterráneo y su copa se fusiona con las nubes, creando una conexión entre los cielos, la tierra y el inframundo (o el reino de los muertos). En el Mito de Erra e Ishum, Marduk menciona un árbol llamado meshu, cuyas raíces se extienden hacia las profundidades a través de los océanos para llegar al mundo de los muertos, mientras que su copa supera los cielos. En la epopeya sumeria de Lugalbanda y Enmerkar, un árbol conocido como el "árbol águila" cumple una función similar. El simbolismo del árbol sagrado también se encuentra en diversos contextos asirios. En ocasiones, se le conoce como el árbol de la vida, y algunos incluso lo asocian con el árbol cósmico. A menudo, este árbol está acompañado por animales, figuras humanas o divinas. Un disco alado suele situarse sobre él, ocupando un lugar central. El rey, en muchas representaciones, es visto como la manifestación humana de este árbol, que se cree refleja el orden divino del universo. Sin embargo, no existen textos explicativos específicos que detallen su significado exacto.
En el capítulo 7, Yahveh es llamado «El Anciano de Días». En la mitología cananea, el padre del panteón durante la edad de bronce era un Dios anciano llamado EL, a quien se le conocía con el título de «el señor de los años». En el Mito de Anzu, el anciano es una diosa, Mami, cuyo hijo derrota al monstruo (Anzu) y se le otorga dominio. Hay muchas otras similitudes entre el mito de Anzu y la visión de Daniel.[2] Es muy probable que estos paralelismos tengan una intención deliberada.
Por último, un oráculo profético conservado en tablillas cuneiformes llamado Profecía dinástica supuestamente predice el auge y la caída de dinastías e imperios desde la conquista de Babilonia a Asiria hasta la conquista por parte de los griegos de manera detallada, con un estilo que a cualquiera le recuerda a Daniel 11, ya que no menciona a los reyes por nombre pero sí profetiza con detalle hechos históricos.
El libro de Daniel en las religiones
Cristianismo evangélico
En las historias del horno de fuego y de Daniel en el foso de los leones, se puede precisar una referencia profética de la salvación provista por Cristo. Los tres hombres declaran que Dios es un Dios que salva, y quien puede librarlos del horno de fuego (Daniel 3:17). De la misma forma, al enviar a Jesús a morir por nuestros pecados, Dios ha provisto un escape de la condenación (1 Pedro 3:18). En el caso de Daniel, Dios envió un ángel para cerrar las bocas de los leones y salvó a DanieI de la muerte. Jesucristo es la provisión de los peligros del pecado que amenazan con consumirnos.
La visión de Daniel del final de los tiempos representa al Mesías de Israel, por quien muchos serán limpios y purificados (Daniel 12:10). Él es nuestra justificación (1 Pedro 5:21) por quien nuestros pecados, a través de Su sangre, serán lavados y seremos tan blancos como la nieve (Isaías 1:18).
Los cristianos evangélicos interpretan la profecía de las 70 semanas de Daniel 9 como una referencia al Mesías, Jesús de Nazaret. Según su interpretación, las 69 primeras semanas de años (equivalentes a 483 años) corresponden al período que va desde el decreto del rey Artajerjes a Esdras, en el año 457 a.n.e., hasta la llegada del Mesías. Al restar los 483 años de este punto de partida, se llega aproximadamente al año 27 n.e., momento en que Jesús comenzó su ministerio.
Testigos de Jehová
Testigos de Jehová tienen un profundo respeto por el libro. Creen que muchos de los eventos descritos en Daniel, como la visión de las bestias en el capítulo cuatro y la profecía de los setenta semanas en el capítulo 9, se refieren a sucesos que se han cumplido a lo largo de la historia o se están cumpliendo, incluyendo el establecimiento del Reino de Dios y el juicio final. Ellos ven en la figura de «la abominación desoladora» mencionada en Daniel 9, 11 y 12 como una referencia a la destrucción del templo en el 70 así como lo dice Jesús en Mateo 24:15 y en el paralelo Lucas 21:20, pero también la ven con un doble cumplimiento, siendo además una referencia a la opresión religiosa y política que ocurre antes de la instauración del Reino de Dios. Interpretan la figura del «cuerno pequeño» (como se menciona en Daniel 7:8) como un símbolo del poder mundial que se opone a la soberanía de Dios.
Catolicismo
En términos generales, el libro de Daniel, dentro de la tradición católica, suele ser considerado como una obra pseudoepigráfica, es decir, atribuida a un autor distinto del real, y sus puntos de vista no siempre coinciden con la de las confesiones protestantes. Esta diferencia se refleja en los comentarios anexos de las biblias católicas. Por ejemplo, la Biblia de Nuestro Pueblo incluye la siguiente nota explicativa sobre el libro:
«El libro está compuesto durante la persecución de Antíoco IV (175-164 a.C.), después del 167 a.C. y algo antes de su muerte. Por la persecución religiosa y las rivalidades internas, los judíos atraviesan una grave crisis. El autor quiere infundirles ánimo y esperanza: lo hace con un personaje ficticio y aureolado, en un género literario nuevo, el apocalíptico. Algunos piensan que los capítulos 1–6 fueron escritos al final del período persa o al comienzo del helenista, o sea en la segunda mitad del s. IV a.C. Las adiciones griegas, por su carácter ficticio o fantástico, no permiten una datación probable».[3]
La edición de la web bibliacatolica.com.ar comenta lo siguiente:
«El libro que lleva el nombre de DANIEL fue escrito hacia el 165 a. C., cuando el rey Antíoco IVEpífanes pretendió helenizar por la fuerza al Pueblo judío, obligándolo a abandonar la Ley deMoisés y a practicar el culto pagano difundido en todo el Imperio seléucida. Su autor vivió entiempos de la insurrección de los Macabeos. Pero, a diferencia de estos, él no apela a laresistencia armada contra el opresor extranjero, sino que espera y anuncia una intervenciónextraordinaria del Señor, que es capaz de salvar a su Pueblo incluso de la muerte.Con toda propiedad, este Libro puede ser llamado el "Apocalipsis" del Antiguo Testamento.Como el que figura al final del Nuevo Testamento, también el Apocalipsis de Daniel contieneuna interpretación religiosa de la historia universal y un mensaje de esperanza para el Pueblode Dios perseguido a causa de su fe. Además, ambos Libros tienen la misma forma deexpresión literaria -el estilo "apocalíptico", muy difundido en el Judaísmo a partir del siglo ll a.C.- cuyo rasgo más notorio es la profusión de imágenes sorprendentes, de alegorías casisiempre enigmáticas y de visiones simbólicas».[4]
Judaísmo
Los puntos de vista acerca del profeta Daniel en el judaísmo varían. La mayoría de los judíos no lo clasifican como un profeta del mismo modo que con Jeremías o Isaías, en lugar de ello, es más bien considerado un visionario,y algunos judíos, hasta datan el libro en el segundo siglo antes de nuestra era.
Islam
Los musulmanes generalmente consideran a Daniel como un profeta, a pesar de no ser aludido en el Corándirectamente. Hay varias tradiciones islámicas relacionadas con él; algunos relatos islámicos sugieren que Daniel profetizó la llegada del profeta Muhammad. Por ejemplo, se le atribuye haber dicho: «Las flechas partirán de arcos y las flechas se teñirán de sangre por tu orden, oh Muhammad».[5]
Algunos musulmanes interpretan el quinto reino de Daniel 2 como el Islam.[6]
Historicidad
La historicidad y autoría del libro es objeto de debate,se suele considerar que al menos las visiones de Daniel parecen describir sucesos ocurridos durante la época macabea con el cuerno pequeño siendo Antíoco IV Epifanes.
Algunos sucesos del libro de Daniel han podido ser corroborado por la historia y la arqueología, como la existencia y fecha exacta de la muerte de Baltasar de Babilonia en el año 539 a.n.e. durante la caída de Babilonia. Antes de 1853, ninguna fuente mencionaba a Baltasar de Babilonia por nombre. El libro llama a Baltasar hijo de Nabucodonosor y no hijo de su verdadero padre, Nabonido.El libro Nabonidus and Belshazzar (de R. P. Dougherty, 1929) razona que es probable que la madre de Belsasar fuera Nitocris, una hija de Nabucodonosor (II). En tal caso, este hubiera sido el abuelo de Belsasar.. En idiomas antiguos, tanto como el hebreo o el arameo, no existen las palabras abuelo o nieto, por lo tanto, hijo de puede significar «nieto de» y «descendiente de». Pero lo más importante es que el relato alude a Nabonido; en Daniel capítulo 5 Baltasar, en su desesperación, ofreció el tercer lugar del reino al que lograra descifrar aquellas palabras (Daniel 5:7). De la oferta del «tercer lugar» se deduce que el primer y el segundo lugar ya se hallaban ocupados por Nabonido y por su hijo Baltasar.
En el capítulo número tres, se relata la historia de los tres jóvenes que fueron arrojados a un horno de fuego. Arqueólogos han desenterrado una carta babilónica de esta misma época que hace referencia a este despiadado método de ejecución.[7]
Existen diversos relatos o detalles de los cuales, en la actualidad, no se dispone de evidencia concreta y que, por lo tanto, son cuestionados. Un ejemplo de esto se encuentra en el capítulo 6, donde el gobernante Darío prohíbe la oración a otros dioses durante un período de treinta días. Posteriormente, Darío se arrepiente, pero no puede revocar el decreto. Fuera de la Biblia, no hay evidencia de que la ley de los medos y persas no pudiera ser abrogada, ni de la existencia de dicho decreto de 30 días, al menos hasta ahora.
Daniel menciona a un tal «Darío el medo», el cual parece aludir a Darío el grande, lo cuál de ser el caso sería un gran problema cronológico, pues este Darío comenzó su reinado décadas luego del año 539 a.n.e.. Tampoco hay evidencia arqueológica de un tal Darío el medo en el tiempo y lugar asignado por el libro de Daniel. Hoy en día, la mayoría de los historiadores considera que Darío el medo es un personaje ficticio. No obstante, en el ámbito teológico, varios exégetas sugieren que «Darío» podría haber sido un nombre de trono en lugar de un nombre personal, lo que ha llevado a especulaciones sobre su posible identificación con Ciáxares, hijo de Astiages,[8] o incluso con el propio Ciro II el Grande. La teoría que equipara a Darío el medo con Ciáxares II es aceptada en algunos círculos evangélicos y es la postura oficial de Conservapedia, pero es ampliamente rechazada por la mayoría de los académicos de la Biblia, principalmente porque no existen fuentes externas, más allá del testimonio del historiador griego Jenofonte, que confirmen su existencia. Además, otros historiadores antiguos, como Heródoto, presentan datos contradictorios respecto a la narración de Jenofonte, lo que genera dudas sobre la veracidad de Ciáxares II como figura histórica. Cabe señalar, además, que Jenofonte nunca afirmó que Ciáxares II hubiese gobernado sobre el territorio de Babilonia.
En Daniel 4 se dice que Nabucodonosor experimentó zoantropía por «siete tiempos», aunque el texto no lo especifíca, estos siete tiempos generalmente son entendidos como años. Si es la interpretación hermenéuticamente correcta, entonces habría problemas, ya que la historia parece apuntar a que el reinado de Nabucodonosor nunca se vio interrumpido por tanto tiempo y no hay evidencia de dicha condición suya. Hay eruditos que sugieren otras interpretaciones, por ejemplo, la obra Comentario del contexto cultural de la Biblia en la página 836 dice lo siguiente:
«No debe suponerse que la condición dura siete años. Resulta interesante aquí la palabra aramea «iempos». La palabra equivalente en acadio significa períodos específicos. y puede referirse a etapas de una enfermedad o a secuencias periódicas. Cuando se presentaban augurios, a menudo tenían un tiempo determinado en el que sus efectos podían cumplirse. Algunos «tiempos». (como las fases de la Luna, o días favorables) podían ocurrir mensualmente. Otros ocurrían en forma anual. Aun otros, como los equinoccios o solsticios, ocurrían un par de veces por año».
En todo caso, en cualquier interpretación, lo que es claro es que esos siete tiempos duraron lo suficiente para que su cabello creciera como plumas de águila y sus uñas como garras de aves (Daniel 4:33). Otros intérpretes opinan que sí deben ser tomados como 7 años debido a que en un texto apócrifo llamado la «La oración de Nabonido» los roles de Nabucodonosor y Nabonido son cambiados en este capítulo, y parecería hacer referencia a la estancia de Nabonido en Taima, en teoría, supuestamente el texto apócrifo provendría de un texto anterior al texto protocanónico de Daniel 4 en donde originalmente Nabonido habría padecido de una enfermedad por unos años.
Se han señalado posibles insconsistencias y anacronismos en el texto, el uso de caldeos como astrólogos podría ser anacrónico, ya que este término se comenzó a usar más en períodos helenísticos, o también podría serlo la forma de escribir el nombre de Nabucodonosor en hebreo, Daniel 1:1 afirma que Nabucodonosor asedió Jerusalén en el tercer año del reinado de Joacim, lo que parecería contradecir el testimonio del profeta Jeremías quién escribió que Nabucodonosor asedió la ciudad el cuarto año de su reinado. Hay varias palabras de origen persa en el libro y tres griegas. Por ejemplo, en Daniel 3:5 se usa el griego κίθαρις en lugar del arameo kitharos. Históricamente se ha sugerido que esto indica una fecha más tardía que el sexto siglo antes de nuestra era.
Por su parte, los comentaristas adheridos al fundamentalismo bíblico sostienen que la obra fue escrita por el propio Daniel en el siglo 6⁰ a.n.e. y aseveran que no hay contradicciones ni anacronismos en el texto.[9]
Autoría
En los capítulos 7-12, el libro deja claro que el autor es el mismo Daniel. En versículos como Daniel 9:1 y Daniel 10:2, el autor se expresa en primera persona, identificándose como testigo directo de los eventos descritos. Además, en Daniel 7:1, el texto establece explícitamente a Daniel como el redactor de las visiones:
Daniel 7:1 declara lo siguiente:
«En el primer año de Belsasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones en su cabeza, mientras estaba en su cama. Entonces escribió el sueño, relatando lo principal del asunto».
Aún así, en la actualidad, una considerable parte de los exégetas confesionales sostiene la hipótesis de que los capítulos 1 al 6 del libro de Daniel no fueron redactados por el propio Daniel, sino que es probable que hayan sido escritos por un autor anónimo en una época muy posterior. Los fundamentos de esta postura son los siguientes:
- Daniel 1-6 no habla en primera persona ni tampoco nunca le atribuye el texto al profeta.
- En Daniel 9:1 Darío el Medo es presentado como un personaje nuevo cuando se supone que ya había aparecido en relatos anteriores.
- Daniel 1-6 fue escrito después de la conquista por los persas (Daniel 1:21)
- Están escritos en gran parte en idioma arameo.
De ser correcta esta teoría, entonces probablemente el compilador/redactor final haya traducido el capítulo 7.
Por parte de la erudición secular, se considera que la obra es pseudoepigráfica.
Fecha de composición
La mayoría de académicos consideran que la obra fue escrita hacia circa el año 163 a.n.e., aunque ven probable que algunas partes sean mucho más antiguas. A continuación, se detallan los métodos de datación del libro, que pueden concluir tanto como evidencia a favor de una datación tardía como en evidencia a favor de una datación temprana.
Daniel 11
Daniel 11 describe con notable detalle los conflictos entre los seléucidas y los ptolomeos, mucho más que otras profecías bíblicas. A partir del versículo 21, se comienza a narrar proféticamente la trayectoria de Antíoco IV Epífanes, y en los versículos 31 al 39 se alude a la revuelta macabea. Sin embargo, la batalla entre sirios y egipcios descrita en Daniel 11:40-43 nunca tuvo lugar, y la profecía de la muerte de Antíoco en Judea (Daniel 11:44-45) resultó inexacta, ya que en realidad murió en Persia.
La conclusión de muchos estudiosos es que el autor del texto estaba escribiendo hechos históricos en vez de profetizarlos, usando una técnica conocida como vaticinium ex eventu, pero no tenía conocimiento acerca de la muerte de Antíoco en diciembre de 164 a.n.e., por lo que el libro debió haber sido finalizado poco antes de ese evento, o al menos antes de que la noticia llegara a Judea.
Alternativamente, algunos investigadores sostienen que estos versículos podrían referirse a eventos futuros, o estar resumiendo las dos primeras campañas egipcias de Antíoco (en lugar de anunciar una tercera), y que el «fin» mencionado en Daniel 11:45 no se refiere necesariamente a su muerte física, sino al final de su persecución y al declive del dominio seléucida.[10]
Teología
Algunos defienden la idea que la teología del libro de Daniel está más desarrollada en comparación con otros libros del Tanaj. Un ejemplo de ello sería el concepto del cielo, que se presenta de manera más elaborada.
Varios ángeles en este libro tienen nombres, algo característico de la literatura intertestamentaria. En Daniel 12:2 se declara: «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión perpetua». Muchos intérpretes interpretan «vergüenza y confusión perpetua» como una referencia explícita al infierno, es decir, un castigo en el juicio final, un concepto que no se encuentra en otros libros del Tanaj. En Daniel 10, se menciona al «príncipe de Persia», generalmente interpretado como un espíritu maligno. Hasta ese momento, no hay otra referencia explícita a espíritus malignos en el Antiguo Testamento; sin embargo, la noción de demonios se convierte en un tema recurrente en la literatura abrahámica posterior al período veterotestamentario. Por último, el estilo apocalíptico del libro es único, difiere de cualquier otro en el Tanaj y muestra mayor proximidad con libros apócirfos como el libro de Henoc.
Testimonios de su autenticidad
- Daniel es mencionado en el Libro de Ezequiel (Ezequiel 14:14, 20; 28:3).
- Según el historiador judío Flavio Josefo, en su obra Antiguedades de los judíos (Libro 11, Capítulo 8, Sección 5), Alejandro Magno al llegar a Jerusalén visitó a los sacerdotes judíos, y estos le habrían mostrado un fragmento del Libro de Daniel, y Alejandro habría comprendido que dicho libro lo estaría profetizando, sin embargo, la mayoría de los historiadores consideran que dicha visita es legendaria.[11]
- En los evangelios, Jesús de Nazaret le atribuye al mismo Daniel la autoría del libro que lleva su nombre (Mateo 24:15).
Se ha objetado el uso de la mención de Daniel en Ezequiel como evidencia de que el libro de Daniel fue escrito en el siglo 2⁰ a.e.c., argumentando que Ezequiel podría estar refiriéndose a "Danel", un personaje de la mitología ugarítica y no al Daniel bíblico. Aparte de esta debatida alusión en Ezequiel, no existen hay testimonios sobre Daniel en escritos anteriores al siglo 2⁰ a.n.e. El Libro de la Sabiduría de Ben Sirá, que data aproximadamente de 180 a.n.e., hace referencia a casi todos los libros del canon bíblico hebreo, con la excepción de algunos pocos, entre ellos Daniel. Esto ha llevado a algunos eruditos a sugerir que su autor probablemente no conocía el libro, lo que refuerza la teoría de que Daniel fue escrito en el siglo 2⁰ a.n.e. Finalmente, el libro de Daniel se encuentra en el canon de los Ketuvim (escritos), en lugar de ser incluido en los Nevi'im (profetas), cuya compilación fue cerrada alrededor del año 200 a.n.e. Esto también ha sido interpretado como una indicación de que el libro de Daniel fue reconocido como parte de la literatura sagrada en un período posterior al cierre del canon de los profetas. Sin embargo, se cita a Daniel en algunos Oráculos Sibilinos comúnmente datados alrededor del 140 a.n.e.,[12] también el autor de 1 Macabeos (libro datado entre 134-104 a.n.e.) lo cita (1 Macabeos 2:60). En Qumrán se han encontrado ocho fragmentos de Daniel, dos de los cuales datan del siglo 2⁰ a.n.e., el 4Q114 y el 4Q116, están fechados hacia el año 125 a.n.e. Además, las adiciones y traducciones griegas del libro se realizaron durante la segunda mitad del siglo 2⁰ a.n.e., lo que indica que el libro ya era muy popular y considerado sagrado en la mayoría de comunidades judías, al menos para esa época.
Detalles históricos
Algunos detalles históricos del libro pueden ser corroborados por fuentes externas; sin embargo, la existencia de Darío el Medo, o eventos como la locura de Nabucodonosor en Daniel 4 o el decreto de Darío en Daniel 6 no han sido confirmados extrabíblicamente. El decreto que restringe las oraciones únicamente al rey en Daniel 6, aunque el relato lo justifica por razones políticas, resulta extraño al considerar la naturaleza de la religión zoroastriana de los medopersas.
Análisis linguístico
No ha habido grandes objeciones respecto a la datación del libro desde el punto de vista lingüístico. La mayoría de las objeciones provienen de la exégesis bíblica. El arameo y el hebreo utilizados en el libro de Daniel podrían concordar con una fecha muy anterior al siglo II a.n.e.[13]
Manuscritos
Se han encontrado manuscritos y variantes apócrifas del libro de Daniel entre los Rollos del Mar Muerto. Los más antiguos, 4Q116 y 4Q114, han sido datados hacia el año 125 a. n. e. En teoría, si el libro fue terminado en el 164 a. n. e., estos manuscritos habrían sido copiados aproximadamente 39 años después de su redacción. Lamentablemente, los únicos manuscritos de un libro profético hallados en Qumrán y que podrían ser datados en el siglo 3⁰ a. n. e. corresponden a dos fragmentos del libro de Jeremías.
Los masoretas preservaron el texto hebreo-arameo de Daniel por siglos, y el libro se encuentra copiado en su totalidad en códices como el Códice de Leningrado. Tanto el texto masorético como los de Qumrán de Daniel tienen presente su naturaleza bilingüe.
En cuanto a los manuscritos griegos, un papiro llamado Papiro 967 ha sido fechado en los siglo 2⁰ y 3⁰ n.e. y contiene la historia de Susanna en el baño (Dan 13) y sigue la historia de Bel y el dragón (Dan 14).[14] El libro de Daniel también se encuentra en el Códice Vaticano, el Códice Marchaliano, entre muchos otros.
Principales versículos
Daniel 1:19-20, «Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.».
Daniel 2:31, «Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.»
Daniel 3:17-18, «He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado».
Daniel 4:34-35, «Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?».
Daniel 9:25-27, «Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador».
Daniel 12:4 «Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará».
Enlaces Relacionados
- Visión de Daniel. Obra artística de Willem Drost
Fuentes
- Tremper Longman III. (1999). «The NIV Application Commentary: Daniel». Zondervan. ISBN 9780310206088.
- John J. Collins. (1984). «Daniel: with an Introduction to Apocalyptic Literature». Wm. B. Eerdmans Publishing. ISBN 9780802825335.
Referencias
- ↑ Gran Enciclopedia Rialp. (1991). «BALTASAR».
- ↑ Peter W. Flint, Cameron VanEpps. (2002). «The Book of Daniel_ Composition and Reception vol 1». Pág. 69-90.
- ↑ La BIBLIA de NUESTRO PUEBLO. XI Edición. (2008). Pág. 1340.
- ↑ «LA BIBLIA: ANTIGUO TESTAMENTO». Pag. 1793.
- ↑ «Who is Prophet Daniel?».
- ↑ Patrick Hughes. (1995). «A dictionary of Islam». Pág. 69.
- ↑ «Archeology of Daniel: Akkadian tablet from 605 BC. Daniel’s Furnace of Fire: Shadrach, Meshach and Abed-nego: 594 BC» .
- ↑ Steven Anderson. (2014).«Darius the Mede: A Reappraisal».
- ↑ «The Book of Daniel».
- ↑ John H. Walton. (2024). «El mundo perdido de los profetas: profecía del Antiguo Testamento y literatura apocalíptica en contexto antiguo». Nota 175.
- ↑ Cohen, Shaye J. D. (1982). «Alexander the Great and Jaddus the High Priest According to Josephus». AJS Review, 7, 41-68.
- ↑ Raymond Hammer. (1976). «The Book of Daniel». Pag. 1-2.
- ↑ D.J. Wiseman, T.C. Mitchell & R. Joyce, W.J. Martin & K.A. Kitchen. (1964). «Notes on Some Problems in the Book of Daniel» .
- ↑ Firma Invitada. (2018). «El papiro de Ezequiel».

