Diferencia entre revisiones de «Luis IX de Francia»

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*Isabel de Francia y de Provenza (1242-71)<br />     
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*Luis de Francia(1244-60), Príncipe heredero<br />     
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*Felipe III de Francia (1245-85)<br />       
|residencia =  
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*Juan de Francia (1248)<br />     
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*Juan-Tristán de Francia (1250-70)<br />     
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*Pedro de Francia y de Provenza (1251-84)<br />     
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*Blanca de Francia (1252-1320])<br />     
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*Margarita de Francia y de Provenza (1254-71)<br />     
'''San Luis, rey de Francia.''' Es una Santo cuya figura angélica impresionaba a todos con sólo su presencia. Vive en una época de grandes heroísmos cristianos, que él supo aprovechar en medio de los esplendores de la corte para ser un dechado perfecto de todas las virtudes. Comprendió que todas las cosas de este mundo le pertenecen al rey del cielo. Supo cuidar del bien espiritual y temporal de sus súbditos.
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*Roberto de Clermont (1256-1317)<br />     
==Síntesis Biográfica==
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*Agnes de Francia y de Provenza (1260-1327)     
Nace en [[Poissy]] el [[25 de abril]] de [[1214]], y a los doce años, a la muerte de su padre, [[Luis VIII de Francia]], es coronado rey de los franceses bajo la regencia de su madre, la española [[Blanca de Castilla]]. En medio de las dificultades de la regencia supo Doña Blanca infundir en el tierno infante los ideales de una vida pura e inmaculada. No olvida el inculcarle los deberes propios del oficio que había de desempeñar más tarde, pero ante todo va haciendo crecer en su alma un anhelo constante de servicio divino, de una sensible piedad cristiana y de un profundo desprecio a todo aquello que pudiera suponer en él el menor atisbo de pecado. {{Sistema:Cita|«Hijo -le venía diciendo constantemente-, prefiero verte muerto que en desgracia de Dios por el pecado mortal».|}}
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|casa real =      
===Vida y Obra===
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|dinastía =      
Es fácil entender la vida que llevaría aquel santo joven ante los ejemplos de una tan buena y tan delicada madre. Tanto más si consideramos la época difícil en que a ambos les tocaba vivir, en medio de una nobleza y de unas cortes que venían a convertirse no pocas veces en hervideros de los más desenfrenados, rebosantes de turbulencias y de tropelías. Contra éstas tuvo que luchar denodadamente Doña Blanca, y, cuando el reino había alcanzado ya un poco de tranquilidad, hace que declaren mayor de edad a su hijo, el futuro Luis IX, el [[5 de abril]] de [[1234]]. Ya rey, no se separa San Luis de la sabia mirada de su madre, a la que tiene siempre a su lado para tomar las decisiones más importantes. En este mismo año, y por su consejo, se une en matrimonio con la virtuosa [[Margarita]], hija de [[Ramón Berenguer]], conde de [[Provenza]]. Ella sería la compañera de su reinado y le ayudaría también a ir subiendo poco a poco los peldaños de la santidad. La pareja real tuvo once hijo:
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|himno real =      
*Blanca (1240 - 1243).
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|padre = [[Luis VIII de Francia]]      
*[[Isabel]] (1242 - 1271), casada en 1258 con [[Teobaldo II de Navarra]].
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|madre = [[Blanca de Castilla]]      
*[[Luis]] (1244 - 1260), Príncipe heredero.
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|residencia =      
*[[Felipe el Atrevido]] (1245-1285), rey de Francia.
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|firma =      
*[[Juan]] (nacido y muerto en 1248).
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|escudo = EscudoLuisIX.png     
*[[Juan-Tristán]] (1250-1270), conde de [[Valois]].
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|lema =Escudo emblema de Luis IX     
*Pedro (1251-1284), conde de [[Alençon]].
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}}'''San Luis, rey de Francia.''' [[Santo]] cuya figura angélica impresionaba a todos con sólo su presencia. Vive en una época de grandes heroísmos cristianos, que él supo aprovechar en medio de los esplendores de la corte para ser un dechado perfecto de todas las virtudes. Comprendió que todas las cosas de este [[mundo]] le pertenecen al [[rey]] del cielo. Supo cuidar del bien espiritual y temporal de sus súbditos.
*Blanca (1252-1320), casada en 1269 con el infante de Castilla [[Fernando de la Cerda]].
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*[[Margarita]] (1254-1271), casada en 1270 con el duque [[Juan I de Brabante]].  
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==Síntesis biográfica==
*[[Roberto]] (1256-1317), conde de [[Clermont]], casado con [[Beatriz de Borbón]]. Su hijo, el duque [[Luis I de Borbón]], fue el fundador de la [[Dinastía Borbón]].
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*[[Agnes]] ó [[Inés]] (1260-1327), casada en 1279 con el duque [[Roberto II de Borgoña]].
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Nace en [[Poissy]] el [[25 de abril]] de [[1214]], y a los doce años, a la muerte de su padre, [[Luis VIII]] de [[Francia]], es coronado rey de los franceses bajo la regencia de su madre, la española [[Blanca de Castilla]]. Accedió al Trono al morir su padre en [[1226]]. Dada su corta edad, la Regencia recayó en la reina madre, en cuyas manos dejó luego Luis la gobernación del reino, desde que fuera declarado mayor de edad en [[1234]] hasta 1242.  
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=== Educación y vida devota===
 
=== Educación y vida devota===
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Educado en la devoción y el misticismo por su madre, Luis IX combinó su tarea de gobierno con un ascetismo que ha sido destacado, [[Voltaire]] llegó a decir que {{Sistema:Cita|"No es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la virtud".|}} Por momentos parecía un anacoreta, entregándose a prácticas de mortificación como el hacerse azotar la espalda con cadenillas de hierro los días viernes, o actos de auto humillación como lavar los pies a los mendigos o compartir su mesa con leprosos.  
 
Educado en la devoción y el misticismo por su madre, Luis IX combinó su tarea de gobierno con un ascetismo que ha sido destacado, [[Voltaire]] llegó a decir que {{Sistema:Cita|"No es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la virtud".|}} Por momentos parecía un anacoreta, entregándose a prácticas de mortificación como el hacerse azotar la espalda con cadenillas de hierro los días viernes, o actos de auto humillación como lavar los pies a los mendigos o compartir su mesa con leprosos.  
 
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Perteneció a la [[Orden franciscana seglar]], fundada por [[San Francisco de Asís]]. Fundó muchos monasterios y construyó la famosa [[Santa Capilla en París]], cerca de la catedral, para albergar una gran colección de reliquias del cristianismo. Asistió al [[Concilio Ecuménico]] latino de [[Lyon I]], convocado en [[1245]] y presidido por el Papa [[Inocencio IV]]); donde, además de deponer y excomulgar al emperador [[Federico II]] se convocó una cruzada (la séptima) de la que se designó a Luis IX al mando.  
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Perteneció a la «Orden franciscana seglar», fundada por [[San Francisco de Asís]]. Fundó muchos monasterios y construyó la famosa [[Santa Capilla]] en [[París]], cerca de la catedral, para albergar una gran colección de reliquias del cristianismo. Asistió al [[Concilio Ecuménico]] latino de [[Lyon I]], convocado en [[1245]] y presidido por el Papa [[Inocencio IV]]); donde, además de deponer y excomulgar al emperador [[Federico II]] se convocó una cruzada (la séptima) de la que se designó a Luis IX al mando.  
 
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Como [[Carlomagno]] tuvo en [[Eginardo]] su biógrafo, Luis IX lo tuvo en [[Jean de Joinville]] [[1224]]-[[1317]] amigo suyo y camarada en sus campañas de armas. Sus escritos han creado la tan popular imagen pacífica y piadosa del Rey, y el propio Joinville prestó testimonio ante el Papa [[Bonifacio VIII]], que canonizaría a Luis IX en [[1297]]
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Como [[Carlomagno]] tuvo en Eginardo su biógrafo, Luis IX lo tuvo en “Jean de Joinville” [[1224]]-[[1317]] amigo suyo y camarada en sus campañas de armas. Sus escritos han creado la tan popular imagen pacífica y piadosa del Rey, y el propio Joinville prestó testimonio ante el Papa [[Bonifacio VIII]], que canonizaría a Luis IX en [[1297]]
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===Vida===
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Fue la influencia de su madre la que le hizo profundamente religioso, consagrándose a la tarea de reinar con firme apego a los principios cristianos. Consolidó el poder de la Corona imponiéndose sobre los señores feudales y sobre su aliado, el [[rey]] de [[Inglaterra]]; la victoria en la cruzada contra los albigenses hizo posible la posterior extensión de los dominios de la Corona francesa hasta el Mediterráneo.
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{{Sistema:Cita|«Hijo -le venía diciendo constantemente-, prefiero verte muerto que en desgracia de Dios por el pecado mortal».|}}
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En [[1234]] y por su consejo, se une en matrimonio con la virtuosa [[Margarita de Provenza]], hija de Ramón Berenguer, conde de Provenza. Ella sería la compañera de su reinado y le ayudaría también a ir subiendo poco a poco los peldaños de la santidad. La pareja real tuvo once hijo:
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*Blanca (1240 - 1243).
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*Isabel de [[Francia]] (1242-1271), casada en 1258 con [[Teobaldo II]] de [[Navarra]].
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*Luis (1244 - 1260), Príncipe heredero.
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*Felipe el Atrevido (1245-1285), rey de Francia.
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*Juan (nacido y muerto en [[1248]]).
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*Juan-Tristán (1250-1270), conde de Valois.
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*Pedro (1251-[[1284]]), conde de Alençon.
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*Blanca (1252-1320), casada en 1269 con el infante de Castilla Fernando de la Cerda.
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*Margarita (1254-1271), casada en 1270 con el duque Juan I de Brabante.
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*Roberto (1256-[[1317]]), conde de Clermont, casado con Beatriz de Borbón. Su hijo, el duque [[Luis I de Borbón]], fue el fundador de la “Dinastía Borbón”.
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*Agnes ó Inés (1260-1327), casada en 1279 con el duque Roberto II de [[Borgoña]].
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===Reinado===
 
===Reinado===
En lo humano, el reinado de San Luis se tiene como uno de los más ejemplares y completos de la historia. Su obra favorita, las [[Cruzadas]], son una muestra de su ideal de caballero cristiano, llevado hasta las últimas consecuencias del sacrificio y de la abnegación. Por otra parte, tanto en la política interior como en la exterior San Luis ajustó su conducta a las normas más estrictas de la moral cristiana. Tenía la noción de que el gobierno es más un deber que un derecho; de aquí que todas sus actividades obedecieran solamente a esta idea: el hacer el bien buscando en todo la felicidad de sus súbditos.  
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[[Archivo: san_luis_rey.jpg|thumb|left|250x200px|San Luis Rey de Francia]]
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En el contexto humano, el reinado de [[San Luis]] se tiene como uno de los más ejemplares y completos de la [[historia]]. Su obra favorita, las [[Cruzadas]], son una muestra de su ideal de caballero cristiano, llevado hasta las últimas consecuencias del sacrificio y de la abnegación.  
Desde el principio de su reinado San Luis lucha para que haya paz entre todos, pueblos y nobleza. Todos los días administra justicia personalmente, atendiendo las quejas de los oprimidos y desamparados. Desde [[1247]] comisiones especiales fueron encargadas de recorrer el país con objeto de enterarse de las más pequeñas diferencias. Como resultado de tales informaciones fueron las grandes ordenanzas de [[1254]], que establecieron un compendio de obligaciones para todos los súbditos del reino.  
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En la [[política]] interior como en la exterior San Luis ajustó su conducta a las normas más estrictas de la moral cristiana. Tenía la noción de que el gobierno es más un deber que un derecho; de aquí que todas sus actividades obedecieran solamente a esta idea: el hacer el bien buscando en todo la felicidad de sus súbditos.  
El reflejo de estas ideas, tanto en [[Francia]] como en los países vecinos, dio a San Luis fama de bueno y justiciero, y a él recurrían a veces en demanda de ayuda y de consejo. Con sus nobles se muestra decidido para arrancar de una vez la perturbación que sembraban por los pueblos y ciudades. En [[1240]] estalló la última rebelión feudal a cuenta de [[Hugo de Lusignan]] y de [[Raimundo de Tolosa]], a los que se sumó el rey [[Enrique III de Inglaterra]]. San Luis combate contra ellos y derrota a los ingleses en [[Saintes]] [[22 de julio]] de [[1242]]. Cuando llegó la hora de dictar condiciones de paz el vencedor desplegó su caridad y misericordia. Hugo de Lusignan y Raimundo de Tolosa fueron perdonados, dejándoles en sus privilegios y posesiones. Si esto hizo con los suyos, aún extremó más su generosidad con los ingleses: el tratado de [[París]] de [[1259]] entregó a Enrique III nuevos feudos de [[Cahors]] y [[Périgueux]], a fin de que en adelante el agradecimiento garantizara mejor la paz entre los dos Estados.  
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[[Archivo: san_luis_rey.jpg|thumb|ritgh|250x200px|''San Luis” rey de Francia]]
Padre de su pueblo y sembrador de paz y de justicia, serán los títulos que más han de brillar en la corona humana de [[San Luis]], rey. Exquisito en su trato, éste lo extiende, sobre todo, en sus relaciones con el [[Papa]] y con la [[Iglesia Católica]]. Cuando por [[Europa]] arreciaba la lucha entre el emperador [[Federico II]] y el Papa por causa de las investiduras y regalías, San Luis asume el papel de mediador, defendiendo en las situaciones más difíciles a la Iglesia. En su reino apoya siempre sus intereses, aunque a veces ha de intervenir contra los abusos a que se entregaban algunos clérigos, coordinando de este modo los derechos que como rey tenía sobre su pueblo con los deberes de fiel cristiano, devoto de la [[Silla de San Pedro]] y de la Jerarquía. Para hacer más eficaz el progreso de la religión en sus Estados se dedica a proteger las iglesias y los sacerdotes. Lucha denodadamente contra los blasfemos y perjuros, y hace por que desaparezca la herejía entre los fieles, para lo que implanta la Inquisición romana, favoreciéndola con sus leyes y decisiones.
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San Luis desde el principio de su reinado lucha para que haya paz entre todos, pueblos y nobleza. Administra justicia personalmente, atendiendo las quejas de los oprimidos y desamparados. Desde [[1247]] comisiones especiales fueron encargadas de recorrer el país con objeto de enterarse de las más pequeñas diferencias. Como resultado de tales informaciones fueron las grandes ordenanzas de [[1254]], que establecieron un compendio de obligaciones para todos los súbditos del reino.  
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El reflejo de estas ideas, tanto en [[Francia]] como en los países vecinos, dio a San Luis fama de bueno y justiciero, y a él recurrían a veces en demanda de ayuda y de consejo. Con sus nobles se muestra decidido para arrancar de una vez la perturbación que sembraban por los [[pueblo]]s y ciudades. En [[1240]] estalló la última rebelión feudal a cuenta de “Hugo de Lusignan” y de “Raimundo de Tolosa”, a los que se sumó el rey [[Enrique III de Inglaterra]].  
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San Luis combate contra ellos y derrota a los ingleses en Saintes el [[22 de julio]] de [[1242]]. Cuando llegó la hora de dictar condiciones de paz el vencedor desplegó su caridad y misericordia. Hugo de Lusignan y Raimundo de Tolosa fueron perdonados, dejándoles en sus privilegios y posesiones. Si esto hizo con los suyos, aún extremó más su generosidad con los ingleses: el tratado de [[París]] de [[1259]] entregó a Enrique III nuevos feudos de Cahors y Périgueux, a fin de que en adelante el agradecimiento garantizara mejor la paz entre los dos Estados.  
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===Justicia y paz para su reinado===
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Padre de su [[pueblo]] y sembrador de paz y de [[justicia]], serán los títulos que más han de brillar en la corona humana de [[San Luis]]. Exquisito en su trato, éste lo extiende, sobre todo, en sus relaciones con el [[Papa]] y con la [[Iglesia]] Católica. Cuando por [[Europa]] arreciaba la lucha entre el emperador [[Federico II]] y el Papa por causa de las investiduras y regalías, San Luis asume el papel de mediador, defendiendo en las situaciones más difíciles a la Iglesia.  
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En su reino apoya siempre sus intereses, aunque a veces ha de intervenir contra los abusos a que se entregaban algunos clérigos, coordinando de este modo los derechos que como rey tenía sobre su pueblo con los deberes de fiel cristiano, devoto de la Silla de [[San Pedro]] y de la Jerarquía.  
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Para hacer más eficaz el progreso de la religión en sus Estados se dedica a proteger las [[iglesia]]s y los sacerdotes. Lucha denodadamente contra los blasfemos y perjuros, y hace por que desaparezca la herejía entre los fieles, para lo que implanta la Inquisición romana, favoreciéndola con sus leyes y decisiones.
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===En las cruzadas===
 
===En las cruzadas===
Sólo le quedaba a San Luis testimoniar de un modo público y solemne el gran amor que tenía para con el Señor, y esto le impulsa a alistarse en una de aquellas Cruzadas, llenas de fe y de heroísmo, donde los cristianos de entonces iban a luchar por su [[Dios]] contra sus enemigos, con ocasión de rescatar los Santos Lugares de [[Jerusalén]]. A San Luis le cabe la gloria de haber dirigido las dos últimas [[Cruzadas]] en unos años en que ya había decaído mucho el sentido noble de estas empresas, y que él vigoriza de nuevo dándoles el sello primitivo de la cruz y del sacrificio.  
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Sólo le quedaba a San Luis testimoniar de un modo público y solemne el gran [[amor]] que tenía para con el Señor, y esto le impulsa a alistarse en una de aquellas “Cruzadas”, llenas de fe y de heroísmo, donde los cristianos de entonces iban a luchar por su [[Dios]] contra sus enemigos, con ocasión de rescatar los Santos Lugares de [[Jerusalén]]. A San Luis le cabe la gloria de haber dirigido las dos últimas [[Cruzadas]] en unos años en que ya había decaído mucho el sentido noble de estas empresas, y que él vigoriza de nuevo dándoles el sello primitivo de la cruz y del sacrificio.  
En un tiempo en que estaban muy apurados los cristianos del Oriente el papa [[Inocencio IV]] tuvo la suerte de ver en Francia al mejor de los reyes, en quien podía confiar para organizar en su socorro una nueva empresa. San Luis, que tenía pena de no amar bastante a [[Cristo]] crucificado y de no sufrir bastante por él, se muestra cuando le llega la hora, como un magnífico soldado de su causa. Desde este momento va a vivir siempre con la vista clavada en el [[Santo Sepulcro]], y morirá murmurando: «Jerusalén».
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Luis IX fue el último monarca europeo que emprendiera el camino de las [[Cruzadas]] contra los musulmanes. La primera vez, entre [[1248]] y 1254, en lo que luego se llamó la Séptima Cruzada, San Luis desembarcó en [[Egipto]] y llegó a tomar la ciudad de Damieta, pero poco después sus tropas fueron sorprendidas por la crecida del Nilo y la peste.  
En cuanto a los anteriores esfuerzos para rescatar los Santos Lugares, había fracasado, o poco menos, la Cruzada de [[Teobaldo IV de Navarra]], conde de [[Champagne]] y rey de [[Navarra]], emprendida en [[1239]]- [[1240]]. Tampoco la de [[Ricardo de Cornuailles]], en [[1240]]-[[1241]], había obtenido otra cosa que la liberación de algunos centenares de prisioneros.
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Combatiendo en terreno desconocido para ellos, los franceses, junto con su rey, cayeron prisioneros de sus enemigos y sólo se salvaron pagando un fuerte rescate. Irónicamente, la séptima cruzada de Luis IX corrió una suerte similar a la quinta cruzada de Andrés II de [[Hungría]], quien un par de décadas antes también arribó a Egipto y al poco tiempo se vio forzado a regresar a su hogar.
Ante la invasión de los mogoles, unos 10.000 kharezmitas vinieron a ponerse al servicio del sultán de [[Egipto]] y en septiembre de 1244 arrebataron la ciudad de Jerusalén a los cristianos. Conmovido el papa Inocencio IV, exhortó a los reyes y pueblos en el [[concilio de Lyon]] a tomar la cruz, pero sólo el monarca francés escuchó la voz del Vicario de Cristo.
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Luis IX, lleno de fe, se entrevista con el [[Papa]] en [[Cluny]] noviembre de [[1245]] y, mientras [[Inocencio IV]] envía embajadas de paz a los tártaros mogoles, el rey apresta una buena flota contra los [[turcos]]. El [[12 de junio]] de [[1248]] sale de [[París]] para embarcarse en [[Marsella]]. Le siguen sus tres hermanos, [[Carlos de Anjou]], [[Alfonso de Poitiers]] y [[Roberto de Artois]], con el duque de [[Bretaña]], el conde de [[Flandes]] y otros caballeros, obispos, etc. Su ejército lo componen 40.000 hombres y 2.800 caballos.  
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La Octava Cruzada, en [[1270]], llevó a San Luis frente a [[Túnez]], ciudad a la que puso sitio. Si bien al rey lo impulsaban móviles religiosos, no era el caso de su hermano, el bastante más terrenal [[Carlos de Anjou]], Rey de Nápoles, cuyos intereses en [[Italia]], que lo vincularon estrechamente al papado, lo pusieron en situación de acabar con la competencia de los mercaderes tunecinos del [[Mediterráneo]].
 
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El [[17 de septiembre]] los hallaron en [[Chipre]], sitio de concentración de los cruzados. Allí pasan el invierno, pero pronto les atacan la [[peste]] y demás enfermedades. El [[15 de mayo]] de [[1249]], con refuerzos traídos por el duque de [[Borgoña]] y por el conde de [[Salisbury]], se dirigen hacia [[Egipto]]. {{Sistema:Cita|«Con el escudo al cuello -dice un cronista- y el yelmo a la cabeza, la lanza en el puño y el agua hasta el sobaco»|}} San Luis, saltando de la nave, arremetió contra los sarracenos. Pronto era dueño de Damieta [[7 de junio]] de [[1249]]. El sultán propone la paz, pero el santo rey no se la concede, aconsejado de sus hermanos. En Damieta espera el ejército durante seis meses, mientras se les van uniendo nuevos refuerzos, y al fin, en vez de atacar a Alejandría, se decide a internarse más al interior para avanzar contra [[El Cairo]]. La vanguardia, mandada por el conde Roberto de Artois, se adelanta temerariamente por las calles de un pueblecillo llamado Mansurah, siendo aniquilada casi totalmente, muriendo allí mismo el hermano de San Luis [[8 de febrero]] de [[1250]]. El rey tuvo que reaccionar fuertemente y al fin logra vencer en duros encuentros a los infieles. Pero éstos se habían apoderado de los caminos y de los canales en el delta del [[Nilo]], y cuando el ejército, atacado del escorbuto, del hambre y de las continuas incursiones del enemigo, decidió, por fin, retirarse otra vez a Damieta, se vio sorprendido por los sarracenos, que degollaron a muchísimos cristianos, cogiendo preso al mismo rey, a su hermano [[Carlos de Anjou]], a Alfonso de Poitiers y a los principales caballeros [[6 de abril]].
 
 
 
Era la ocasión para mostrar el gran temple de alma de San Luis. En medio de su desgracia aparece ante todos con una serenidad admirable y una suprema resignación. Hasta sus mismos enemigos le admiran y no pueden menos de tratarle con deferencia. Obtenida poco después la libertad, que con harta pena para el Santo llevaba consigo la renuncia de Damieta, San Luis desembarca en [[San Juan de Acre]] con el resto de su ejército. Cuatro años se quedó en [[Palestina]] fortificando las últimas plazas cristianas y peregrinando con profunda piedad y devoción a los Santos Lugares de [[Nazaret]], [[Monte Tabor]] y [[Caná]]. Sólo en [[1254]], cuando supo la muerte de su madre, Doña Blanca, se decidió a volver a [[Francia]].
 
 
 
A su vuelta es recibido con amor y devoción por su pueblo. Sigue administrando justicia por sí mismo, hace desaparecer los combates judiciarios, persigue el duelo y favorece cada vez más a la Iglesia. Sigue teniendo un interés especial por los religiosos, especialmente por los franciscanos y dominicos. Conversa con [[San Buenaventura]] y [[Santo Tomás de Aquino]], visita los monasterios y no pocas veces hace en ellos oración, como un monje más de la casa.
 
Sin embargo, la idea de [[Jerusalén]] seguía permaneciendo viva en el corazón y en el ideal del Santo. Si no llegaba un nuevo refuerzo de Europa, pocas esperanzas les iban quedando ya a los cristianos de [[Oriente]]. Los mamelucos les molestaban amenazando con arrojarles de sus últimos reductos. Por si fuera poco, en [[1261]] había caído a su vez el Imperio Latino, que años antes fundaran los occidentales en Constantinopla. En [[Palestina]] dominaba entonces el feroz Bibars (la Pantera), mahometano fanático, que se propuso acabar del todo con los cristianos. El papa [[Clemente IV]] instaba por una nueva Cruzada. Y de nuevo San Luis, ayudado esta vez por su hermano, el rey de Sicilia, [[Carlos de Anjou]], el rey [[Teobaldo II de Navarra]], por su otro hermano [[Roberto de Artois]], sus tres hijos y gran compañía de nobles y prelados, se decide a luchar contra los infieles.
 
 
 
En esta ocasión, en vez de dirigirse directamente al Oriente, las naves hacen proa hacia [[Túnez]], enfrente de las costas francesas. Tal vez obedeciera esto a ciertas noticias que habían llegado a oídos del Santo de parte de algunos misioneros de aquellas tierras. En un convento de dominicos de Túnez parece que éstos mantenían buenas relaciones con el sultán, el cual hizo saber a San Luis que estaba dispuesto a recibir la fe cristiana. El Santo llegó a confiarse de estas promesas, esperando encontrar con ello una ayuda valiosa para el avance que proyectaba hacer hacia Egipto y Palestina.
 
 
 
 
===Muerte===
 
===Muerte===
Un lamentable engaño fue fatal para el ejército del rey. El [[4 de julio]] de [[1270]] zarpó la flota de [[Aguas Muertas]] y el 17 se apoderaba San Luis de la antigua [[Cartago]] y de su castillo. Sólo entonces empezaron los ataques violentos de los sarracenos. <br>
+
     
El mayor enemigo fue la peste, ocasionada por el calor, la putrefacción del agua y de los alimentos. Pronto empiezan a sucumbir los soldados y los nobles. El [[3 de agosto]] muere el segundo hijo del rey, Juan Tristán, cuatro días más tarde el legado pontificio y el 25 del mismo mes la muerte arrebataba al mismo San Luis, que, como siempre, se había empeñado en cuidar por sí mismo a los apestados y moribundos. Tenía entonces cincuenta y seis años de edad y cuarenta de reinado.  
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Un lamentable engaño fue fatal para el ejército del [[rey]]. El [[4 de julio]] de [[1270]] zarpó la flota de [[Agua]]s Muertas y el 17 se apoderaba San Luis de la antigua [[Cartago (ciudad antigua)|Cartago]] y de su castillo. Sólo entonces empezaron los ataques violentos de los sarracenos.  
Pocas horas más tarde arribaban las naves de Carlos de Anjou, que asumió la dirección de la empresa. El cuerpo del santo rey fue trasladado primeramente a [[Sicilia]] y después a Francia, para ser enterrado en el panteón de [[San Dionisio]], de París. Desde este momento iba a servir de grande veneración y piedad para todo su pueblo. Unos años más tarde, el [[11 de agosto]] de [[1297]], era solemnemente canonizado por Su Santidad el papa [[Bonifacio VIII]] en la iglesia de [[San Francisco de Orvieto]] (Italia).
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Su fiesta se celebra el [[25 de agosto]].
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El mayor enemigo fue la [[peste]], ocasionada por el calor, la putrefacción del agua y de los alimentos. Pronto empiezan a sucumbir los soldados y los nobles. El [[3 de agosto]] muere el segundo hijo del rey, Juan Tristán, cuatro días más tarde el legado pontificio y el 25 del mismo mes la muerte arrebataba al mismo San Luis, que, como siempre, se había empeñado en cuidar por sí mismo a los apestados y moribundos. Tenía entonces cincuenta y seis años de edad y cuarenta de reinado.  
==Legado==
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Con su muerte, remate de una expedición carente de todo sentido militar, político y religioso salvo el antes mencionado de favorecer a Carlos de Anjou, se extinguieron las Cruzadas. La lenta consolidación de los estados monárquicos y el desarrollo cultural y comercial de la época gótica eran un hecho incontrastable que alejaron de preocupaciones místicas a los gobernantes de aquel tiempo. Por otro lado, la Europa Occidental había llegado ya a su techo militar, y no pudo desalojar a los musulmanes del Norte de [[África]] y del Cercano Oriente. Apenas veinte años después de la muerte de San Luis, los cristianos perdieron su última plaza fuerte en [[Tierra Santa]], al caer en manos de los musulmanes [[San Juan de Acre]], en [[1291]]
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Pocas horas más tarde arribaban las naves de Carlos de Anjou, que asumió la dirección de la empresa. El cuerpo del santo rey fue trasladado primeramente a [[Sicilia]] y después a Francia, para ser enterrado en el panteón de [[San Dionisio]], de París. Desde este momento iba a servir de grande veneración y piedad para todo su pueblo. Unos años más tarde, el [[11 de agosto]] de [[1297]], era solemnemente canonizado por Su Santidad el papa [[Bonifacio VIII]] en la iglesia de [[San Francisco]] de Orvieto (Italia). Su fiesta se celebra el [[25 de agosto]].
A su muerte le sucedió en el trono su hijo, [[Felipe el Atrevido]].
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==Testamento espiritual de san Luis a su hijo==
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==Legado==  
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Con su muerte, remate de una expedición carente de todo sentido militar, político y religioso salvo el antes mencionado de favorecer a Carlos de Anjou, se extinguieron las Cruzadas. La lenta consolidación de los estados monárquicos y el desarrollo cultural y comercial de la época gótica eran un hecho incontrastable que alejaron de preocupaciones místicas a los gobernantes de aquel tiempo. Por otro lado, la Europa Occidental había llegado ya a su techo militar, y no pudo desalojar a los musulmanes del Norte de [[África]] y del Cercano Oriente.  
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Apenas veinte años después de la muerte de San Luis, los cristianos perdieron su última plaza fuerte en [[Tierra Santa]], al caer en manos de los musulmanes [[San Juan]] de Acre, en [[1291]]. A su muerte le sucedió en el trono su hijo, Felipe el Atrevido.  
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==Testamento espiritual de San Luis a su hijo==
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'''(Acta Sanctorum Augusti 5 18681, 546)'''
 
'''(Acta Sanctorum Augusti 5 18681, 546)'''
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''Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible.''  
 
''Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible.''  
 
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''Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal.''
 
''Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal.''
 
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''Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas. ''
 
''Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas. ''
 
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''Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino y, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor, con oración vocal o mental.''  
 
''Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino y, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor, con oración vocal o mental.''  
 
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''Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. Para con tus súbditos, obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas.''  
 
''Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. Para con tus súbditos, obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas.''  
 
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''Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía.''  
 
''Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía.''  
 
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''Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén.''
 
''Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén.''
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==Enlaces relacionados==
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*[[Cruzadas]].
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== Fuentes ==
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* Artículo: Luis IX. Disponible en: [http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/luis_ix.htm/ Biografiasyvidas]. Consultado el [[19 de octubre]] de [[2014]].
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* Artículo: Luis IX el Santo. Disponible en: [http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=651 Portal Católico]. Consultado el [[19 de octubre]] de [[2014]].
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* Artículo: Luis IX el Santo. Disponible en: [http://www.infobiografias.com/biografia/24603/Luis-IX-el-Santo.html Portal Infobiografías]. Consultado el [[19 de octubre]] de [[2014]].
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* Artículo: San Luis IX, rey de [[Francia]]. Disponible en: [http://www.franciscanos.org/bac/luisix.html Santoral Franciscano]. Consultado el [[19 de octubre]] de [[2014]].
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{{NF|1214|1270|Luis 9 de Francia}}
  
== Fuentes ==
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[[Category:Reyes de Francia]]
* '''Luis IX el Santo.''' Disponible en: [http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=651 Portal Católico]
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[[Category:Santos]]
* '''Luis IX el Santo.''' Disponible en: [http://www.infobiografias.com/biografia/24603/Luis-IX-el-Santo.html Portal Infobiografías]
 
* '''San Luis IX, Rey de Francia.''' Disponible en: [http://www.franciscanos.org/bac/luisix.html Santoral Franciscano]
 
[[Category:Personajes de la historia de Europa]] [[Category:Nobles]] [[Category:Monarcas]] [[Category:Reyes de Francia]][[Category:Religión]][[Category:Santo o deidad]]
 

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San Luis IX de Francia
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Rey de Francia
Luis francia.jpg
Luis o San Luis IX de Francia, llamado el Santo; o conocido como Ludovico
Reinado 8 de noviembre de 1226 - 25 de agosto de 1270
Coronación 29 de noviembre de 1226 (Catedral de Reims)
Nombre real Luis IX de Francia
Otros títulos Patrono de la Tercera Orden Franciscana
Nacimiento 25 de abril de 1214
Poissy, Bandera de Francia Francia
Fallecimiento 25 de agosto de 1270
Túnez, Bandera de Francia Francia
Predecesor Luis VIII de Francia
Heredero Príncipe Luis de Francia (1244-1260)
Sucesor Felipe III de Francia
Consorte Margarita de Provenza
Descendencia
  • Blanca (1240-43)
  • Isabel de Francia y de Provenza (1242-71)
  • Luis de Francia(1244-60), Príncipe heredero
  • Felipe III de Francia (1245-85)
  • Juan de Francia (1248)
  • Juan-Tristán de Francia (1250-70)
  • Pedro de Francia y de Provenza (1251-84)
  • Blanca de Francia (1252-1320])
  • Margarita de Francia y de Provenza (1254-71)
  • Roberto de Clermont (1256-1317)
  • Agnes de Francia y de Provenza (1260-1327)
Padre Luis VIII de Francia
Madre Blanca de Castilla

Escudo de Luis IX de Francia
Escudo emblema de Luis IX

San Luis, rey de Francia. Santo cuya figura angélica impresionaba a todos con sólo su presencia. Vive en una época de grandes heroísmos cristianos, que él supo aprovechar en medio de los esplendores de la corte para ser un dechado perfecto de todas las virtudes. Comprendió que todas las cosas de este mundo le pertenecen al rey del cielo. Supo cuidar del bien espiritual y temporal de sus súbditos.

Síntesis biográfica

Nace en Poissy el 25 de abril de 1214, y a los doce años, a la muerte de su padre, Luis VIII de Francia, es coronado rey de los franceses bajo la regencia de su madre, la española Blanca de Castilla. Accedió al Trono al morir su padre en 1226. Dada su corta edad, la Regencia recayó en la reina madre, en cuyas manos dejó luego Luis la gobernación del reino, desde que fuera declarado mayor de edad en 1234 hasta 1242.

Educación y vida devota

Educado en la devoción y el misticismo por su madre, Luis IX combinó su tarea de gobierno con un ascetismo que ha sido destacado, Voltaire llegó a decir que

"No es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la virtud".

Por momentos parecía un anacoreta, entregándose a prácticas de mortificación como el hacerse azotar la espalda con cadenillas de hierro los días viernes, o actos de auto humillación como lavar los pies a los mendigos o compartir su mesa con leprosos.

Perteneció a la «Orden franciscana seglar», fundada por San Francisco de Asís. Fundó muchos monasterios y construyó la famosa Santa Capilla en París, cerca de la catedral, para albergar una gran colección de reliquias del cristianismo. Asistió al Concilio Ecuménico latino de Lyon I, convocado en 1245 y presidido por el Papa Inocencio IV); donde, además de deponer y excomulgar al emperador Federico II se convocó una cruzada (la séptima) de la que se designó a Luis IX al mando.

Como Carlomagno tuvo en Eginardo su biógrafo, Luis IX lo tuvo en “Jean de Joinville” 1224-1317 amigo suyo y camarada en sus campañas de armas. Sus escritos han creado la tan popular imagen pacífica y piadosa del Rey, y el propio Joinville prestó testimonio ante el Papa Bonifacio VIII, que canonizaría a Luis IX en 1297

Vida

Fue la influencia de su madre la que le hizo profundamente religioso, consagrándose a la tarea de reinar con firme apego a los principios cristianos. Consolidó el poder de la Corona imponiéndose sobre los señores feudales y sobre su aliado, el rey de Inglaterra; la victoria en la cruzada contra los albigenses hizo posible la posterior extensión de los dominios de la Corona francesa hasta el Mediterráneo.

«Hijo -le venía diciendo constantemente-, prefiero verte muerto que en desgracia de Dios por el pecado mortal».

En 1234 y por su consejo, se une en matrimonio con la virtuosa Margarita de Provenza, hija de Ramón Berenguer, conde de Provenza. Ella sería la compañera de su reinado y le ayudaría también a ir subiendo poco a poco los peldaños de la santidad. La pareja real tuvo once hijo:

  • Blanca (1240 - 1243).
  • Luis (1244 - 1260), Príncipe heredero.
  • Felipe el Atrevido (1245-1285), rey de Francia.
  • Juan (nacido y muerto en 1248).
  • Juan-Tristán (1250-1270), conde de Valois.
  • Pedro (1251-1284), conde de Alençon.
  • Blanca (1252-1320), casada en 1269 con el infante de Castilla Fernando de la Cerda.
  • Margarita (1254-1271), casada en 1270 con el duque Juan I de Brabante.
  • Roberto (1256-1317), conde de Clermont, casado con Beatriz de Borbón. Su hijo, el duque Luis I de Borbón, fue el fundador de la “Dinastía Borbón”.
  • Agnes ó Inés (1260-1327), casada en 1279 con el duque Roberto II de Borgoña.

Reinado

En el contexto humano, el reinado de San Luis se tiene como uno de los más ejemplares y completos de la historia. Su obra favorita, las Cruzadas, son una muestra de su ideal de caballero cristiano, llevado hasta las últimas consecuencias del sacrificio y de la abnegación.

En la política interior como en la exterior San Luis ajustó su conducta a las normas más estrictas de la moral cristiana. Tenía la noción de que el gobierno es más un deber que un derecho; de aquí que todas sus actividades obedecieran solamente a esta idea: el hacer el bien buscando en todo la felicidad de sus súbditos.

San Luis” rey de Francia

San Luis desde el principio de su reinado lucha para que haya paz entre todos, pueblos y nobleza. Administra justicia personalmente, atendiendo las quejas de los oprimidos y desamparados. Desde 1247 comisiones especiales fueron encargadas de recorrer el país con objeto de enterarse de las más pequeñas diferencias. Como resultado de tales informaciones fueron las grandes ordenanzas de 1254, que establecieron un compendio de obligaciones para todos los súbditos del reino.

El reflejo de estas ideas, tanto en Francia como en los países vecinos, dio a San Luis fama de bueno y justiciero, y a él recurrían a veces en demanda de ayuda y de consejo. Con sus nobles se muestra decidido para arrancar de una vez la perturbación que sembraban por los pueblos y ciudades. En 1240 estalló la última rebelión feudal a cuenta de “Hugo de Lusignan” y de “Raimundo de Tolosa”, a los que se sumó el rey Enrique III de Inglaterra.

San Luis combate contra ellos y derrota a los ingleses en Saintes el 22 de julio de 1242. Cuando llegó la hora de dictar condiciones de paz el vencedor desplegó su caridad y misericordia. Hugo de Lusignan y Raimundo de Tolosa fueron perdonados, dejándoles en sus privilegios y posesiones. Si esto hizo con los suyos, aún extremó más su generosidad con los ingleses: el tratado de París de 1259 entregó a Enrique III nuevos feudos de Cahors y Périgueux, a fin de que en adelante el agradecimiento garantizara mejor la paz entre los dos Estados.

Justicia y paz para su reinado

Padre de su pueblo y sembrador de paz y de justicia, serán los títulos que más han de brillar en la corona humana de San Luis. Exquisito en su trato, éste lo extiende, sobre todo, en sus relaciones con el Papa y con la Iglesia Católica. Cuando por Europa arreciaba la lucha entre el emperador Federico II y el Papa por causa de las investiduras y regalías, San Luis asume el papel de mediador, defendiendo en las situaciones más difíciles a la Iglesia.

En su reino apoya siempre sus intereses, aunque a veces ha de intervenir contra los abusos a que se entregaban algunos clérigos, coordinando de este modo los derechos que como rey tenía sobre su pueblo con los deberes de fiel cristiano, devoto de la Silla de San Pedro y de la Jerarquía.

Para hacer más eficaz el progreso de la religión en sus Estados se dedica a proteger las iglesias y los sacerdotes. Lucha denodadamente contra los blasfemos y perjuros, y hace por que desaparezca la herejía entre los fieles, para lo que implanta la Inquisición romana, favoreciéndola con sus leyes y decisiones.

En las cruzadas

Sólo le quedaba a San Luis testimoniar de un modo público y solemne el gran amor que tenía para con el Señor, y esto le impulsa a alistarse en una de aquellas “Cruzadas”, llenas de fe y de heroísmo, donde los cristianos de entonces iban a luchar por su Dios contra sus enemigos, con ocasión de rescatar los Santos Lugares de Jerusalén. A San Luis le cabe la gloria de haber dirigido las dos últimas Cruzadas en unos años en que ya había decaído mucho el sentido noble de estas empresas, y que él vigoriza de nuevo dándoles el sello primitivo de la cruz y del sacrificio.

Luis IX fue el último monarca europeo que emprendiera el camino de las Cruzadas contra los musulmanes. La primera vez, entre 1248 y 1254, en lo que luego se llamó la Séptima Cruzada, San Luis desembarcó en Egipto y llegó a tomar la ciudad de Damieta, pero poco después sus tropas fueron sorprendidas por la crecida del Nilo y la peste.

Combatiendo en terreno desconocido para ellos, los franceses, junto con su rey, cayeron prisioneros de sus enemigos y sólo se salvaron pagando un fuerte rescate. Irónicamente, la séptima cruzada de Luis IX corrió una suerte similar a la quinta cruzada de Andrés II de Hungría, quien un par de décadas antes también arribó a Egipto y al poco tiempo se vio forzado a regresar a su hogar.

La Octava Cruzada, en 1270, llevó a San Luis frente a Túnez, ciudad a la que puso sitio. Si bien al rey lo impulsaban móviles religiosos, no era el caso de su hermano, el bastante más terrenal Carlos de Anjou, Rey de Nápoles, cuyos intereses en Italia, que lo vincularon estrechamente al papado, lo pusieron en situación de acabar con la competencia de los mercaderes tunecinos del Mediterráneo.

Muerte

Un lamentable engaño fue fatal para el ejército del rey. El 4 de julio de 1270 zarpó la flota de Aguas Muertas y el 17 se apoderaba San Luis de la antigua Cartago y de su castillo. Sólo entonces empezaron los ataques violentos de los sarracenos.

El mayor enemigo fue la peste, ocasionada por el calor, la putrefacción del agua y de los alimentos. Pronto empiezan a sucumbir los soldados y los nobles. El 3 de agosto muere el segundo hijo del rey, Juan Tristán, cuatro días más tarde el legado pontificio y el 25 del mismo mes la muerte arrebataba al mismo San Luis, que, como siempre, se había empeñado en cuidar por sí mismo a los apestados y moribundos. Tenía entonces cincuenta y seis años de edad y cuarenta de reinado.

Pocas horas más tarde arribaban las naves de Carlos de Anjou, que asumió la dirección de la empresa. El cuerpo del santo rey fue trasladado primeramente a Sicilia y después a Francia, para ser enterrado en el panteón de San Dionisio, de París. Desde este momento iba a servir de grande veneración y piedad para todo su pueblo. Unos años más tarde, el 11 de agosto de 1297, era solemnemente canonizado por Su Santidad el papa Bonifacio VIII en la iglesia de San Francisco de Orvieto (Italia). Su fiesta se celebra el 25 de agosto.

Legado

Con su muerte, remate de una expedición carente de todo sentido militar, político y religioso salvo el antes mencionado de favorecer a Carlos de Anjou, se extinguieron las Cruzadas. La lenta consolidación de los estados monárquicos y el desarrollo cultural y comercial de la época gótica eran un hecho incontrastable que alejaron de preocupaciones místicas a los gobernantes de aquel tiempo. Por otro lado, la Europa Occidental había llegado ya a su techo militar, y no pudo desalojar a los musulmanes del Norte de África y del Cercano Oriente.

Apenas veinte años después de la muerte de San Luis, los cristianos perdieron su última plaza fuerte en Tierra Santa, al caer en manos de los musulmanes San Juan de Acre, en 1291. A su muerte le sucedió en el trono su hijo, Felipe el Atrevido.

Testamento espiritual de San Luis a su hijo

(Acta Sanctorum Augusti 5 18681, 546)

Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible.

Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal.

Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas.

Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino y, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor, con oración vocal o mental.

Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. Para con tus súbditos, obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas.

Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía.

Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén.

Enlaces relacionados

Fuentes