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'''La Política Cultural de la Revolución Cubana.''' se ha orientado, por una parte, a propiciar la participación de nuestro pueblo en los procesos culturales y su acceso a lo mejor del arte cubano y universal y, por otra, a garantizar la activa intervención de los escritores y artistas en el diseño y la práctica de esa política. Los creadores cubanos, comprometidos de modo entrañable con nuestra Revolución, han tenido y tienen un peso decisivo en la proyección nacional e internacional de las instituciones culturales.
  
 
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Revisión del 11:42 26 nov 2011

La Política Cultural de la Revolución Cubana
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Concepto:Es el conjunto de interacciones realizadas por el Estado, las instituciones civiles y los diversos grupos comunitarios organizados con el fin de ordenar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o cambio social.

La Política Cultural de la Revolución Cubana. se ha orientado, por una parte, a propiciar la participación de nuestro pueblo en los procesos culturales y su acceso a lo mejor del arte cubano y universal y, por otra, a garantizar la activa intervención de los escritores y artistas en el diseño y la práctica de esa política. Los creadores cubanos, comprometidos de modo entrañable con nuestra Revolución, han tenido y tienen un peso decisivo en la proyección nacional e internacional de las instituciones culturales.

Definición

Podemos ubicar el concepto de política cultural “[…] como el programa de intervenciones realizadas por las instituciones --estatales o civiles-- destinadas a satisfacer las necesidades culturales de la población y a promover el desarrollo de sus representaciones simbólicas”; esta definición nos devuelve una elaboración teórica que establece relaciones entre una élite interventora y una mayoría intervenida, con la especificidad de resultar: estimuladora e inclusiva en cuanto a participación y consumo. Estas instituciones, en el caso cubano todas estatales, son las encargadas de aplicar la política cultural, los desencuentros producidos entre creadores y representantes del poder van a reflejarse en la imposibilidad de lograr los primeros la verificación del hecho cultural, su distribución o el acceso a espacios definitorios como los medios de difusión.

Política cultural cubana

Para abordar la política cultural hay que partir de la noción de la cultura en su sentido más amplio como la base social de los fines mismos, como fin y objetivo del desarrollo, siendo dinámica y en constante evolución. Debe destacarse su papel regulador, de preservación de la identidad cultural como algo dinámico y en permanente transformación. No puede circunscribirse al plano nacional, hay que convivir con la heterogeneidad y aprovechar de ella lo valioso y positivo, facilitar el acceso de todos a la cultura, estimular la creación, la participación y elevar la calidad de vida. La política cultural debe garantizar la libre circulación de ideas, crear las condiciones para la difusión de bienes y servicios culturales.

En 1967 la UNESCO la define como “(...) el conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos de gestión administrativa o presupuestaria que sirven de base a la acción cultural del Estado, pertenece a cada estado determinar su propia política cultural en función de los valores culturales, de los objetivos y de las aspiraciones que por sí mismos se fije”. La política cultural se va a plantear desde entonces, incidir en los sectores tradicionales de acción en la cultura, pero también se proponen objetivos con respecto a la sociedad en general. Las aciones promocionales dirigidas a ese propósito han sido estudiados en el plano teórico en base a los paradigmas: la democratización y la democracia cultural.

La democratización emerge como modelo y se propone corregir las desigualdades culturales ilustrando a las masas y facilitándoles el acceso a la cultura. El estado se convierte así en el responsable, casi exclusivo, de la promoción cultural, con la intención de crear las condiciones necesarias para el mayor número de personas reciba los beneficios de los bienes y servicios culturales.

Evolución histórica de la política cultural cubana

La Campaña de Alfabetización fue la gran victoria espiritual de la Revolución que dio pie a una democratización a los espacios de creación, difusión y consumo de la cultura, y la creación de instituciones, resultando el ICAIC el botón de muestra más significativo.

El punto cero del diseño y aplicación de la política cultural de la Revolución cubana arranca con Palabra a los Intelectuales, nombre dado al discurso pronunciado por Fidel Castro después de tres días de discusiones en la Biblioteca Nacional ante la incertidumbre que provocó en el gremio intelectual la censura, por parte de la Comisión de Estudio y Clasificación de Películas del ICAIC, del cortometraje PM de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez-Leal. En el intento de comprender la lógica del discurso, no pueden pasar por alto dos consideraciones básicas; primero, entre los problemas abordados en el Programa del Moncada y que lastraban el desarrollo nacional: la industria, la tierra, la vivienda, el empleo, la salud y la educación, la cultura no estaba contenida, ni siquiera en sus formas más comunes (el arte y la literatura); mientras que al momento de su pronunciamiento, apenas hacía dos meses antes había tenido lugar la invasión de Playa Girón y proclamado el carácter socialista de la revolución; de todo punto resultaba imposible entonces otra postura que no fuera la de colocar por encima de todo y de todos la revolución, decisión legada a la posteridad con la aseveración de “[…] dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”[…]. Este discurso tendrá un papel importante en la conformación de lo que sería luego nuestra política cultural, las principales ideas en él expresada:

  • Los cabios en el ambiente cultural y el mejoramiento de las condiciones de trabajo de los artistas y escritores, “La revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura”.
  • El respeto a la libertad formal para la creación artística y literaria, se considera la libertad de contenido para expresarse dentro de la revolución, pero no es admisible que se expresen contra la revolución.
  • La Revolución como acontecimiento cultural más importante.
  • Convertir al pueblo en actor, pensar por el pueblo y para el pueblo, lo que encierra, lo bello, lo útil y lo buenode cada acción, lo estético. “No quiere decir esto que el artista tenga que sacrificar el valor de sus creaciones, y que necesarimentente tengamos que sacrificar su calidad. Quiere decir que tenemos que luchar en todos los sentidos para que el creador produzca para el pueblo y el pueblo a su vez eleve su nivel cultural a fin de acerse a los creadores.”

En agosto de 1961 tiene lugar el primer Congreso de Escritores y Artistas, gestor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; un congreso definidor de la unidad de principios que permitió y aún permite a los mejores exponentes del arte y la literatura, la creación de obras artísticas al servicio de una nueva sociedad en la cual el hombre alcanzará su plena dimensión humana. En este marco quedó expresado directamente, la decisión y la tarea propia del gobierno, de formular y ejecutar una política cultural con la participación de los creadores y que responda a los intereses del pueblo como protagonista principal.

A finales de 1960 y principio de 1970 este proyecto confrontó limites férreos, al encontrarse el pais en condiciones desfavorables, al no poder el país salir rápidamente del subdesarrollo y no avanzar la liberación en América Latina, la muerte del Che en Bolivia la intervención soviética en Checoslovaquia, y la frustrada zafra de los 10 millones, que a pesar de ser la más grande la historia dejó al país exhausto y sometida al bloqueo económico. Cuba tuvo que adecuarse a una nueva situación y definir sus alianzas, por lo que hubo un acercamiento mayor a la URSS y los países socialistas.

En 1971 el Primer Congreso de Educación y Cultura ratificó la permanente decisión de lucha por la extensión y profundización de una cultura de masas, y por hacer del arte un arma de la Revolución Cubana. Por otra parte los Congresos de las organizaciones de masas y políticas del país, han adoptado entre sus resoluciones, las referentes a la educación y cultura del pueblo cubano. En su declaración final se sugería a los intelectuales las temáticas más convenientes para el arte durante ese momento histórico de la revolución. Se recomendaba el tratamiento de tópicos relacionados con la literatura infantil y el proceso revolucionario en su lucha contra el subdesarrollo, y la necesidad de mantener la unidad ideológica de nuestro pueblo.

Todo ésto desembocó de manera directa en lo que Ambrosio Fornet denominó posteriormente como el “Quinquenio Gris”. La creación del Ministerio de Cultura en 1976, constituyó un paso de avance significativo; en tanto, los derroteros de la política cultural comenzaron a ser menos “políticos” y más “culturales”. Después de transcurrido esta etapa donde fueron conformado y aplicando los principios de la política cultural de la revolución, en la medida que se iban alcanzadno las suficiente claridad en los objetivos que perseguían, se hizo necesario analizar las consecuencias negativas que determinados enfoques en la aplicación de la política cultural, ocasionaron en las relaciones con los creadores de las distintas manifestaciones del arte y la literatura en el período 1971 – 1975.

En el período del 1980-1986, los resultados de la aplicación de la política cultural se manifestaron en la esfera del libro y la literatura, se produjo un crecimiento de la capacidad industrial de impresión al entrar en funcionamiento de un nuevo combinado poligráfico, se celebraron las ferias internacionales del libro con amplia participación nacional y extranjera, la creación musical fue en ascenso, al igual que el cine, las artes plásticas y el teatro.

Independientemente de los resultados alcanzados en la aplicación de la política cultural de esta etapa, también se produjeron algunas dificultades y limitaciones, como las incomprensiones al movimiento artístico de los ochenta, los cuales generaron otra serie de problemas que fueron analizados en el Consejo Nacional de la UNEAC en mayo de 1992, a pesar de estas limitaciones se logró continuar generando condiciones para la creación artística y literaria, que posibilitó la producción de obras con una calidad y originalidad que alcanzaron prestigios a nivel internacional.

En marzo de 1989 se iniciaron cambios estructurales en el Ministerio de Cultura, que implicaron profundas transformaciones en la concepción de la gestión de los procesos culturales, en la década de 1990 se evidenció además el papel de vanguardia del sector en la generación de la crítica profunda en el espacio público.

La entrada del período especial modificó en gran medida a la aplicación de los cambios que se habían propuesto en el sistema de cultura. En medio de situaciones económicas tan difíciles, los territorios y las instituciones nacionales se vieron afectados materialmente, las instituciones materiales se deterioraron, el presupuesto dedicado al sistema de instituciones se redujo considerablemente y la necesidad de asumir tres formas de funcionamiento en el sector: el sistema presupuestario, el financiamiento mixto y el autofinanciamiento; favoreció un nivel de independencia y sobrevivencia en las instituciones nacionales.

En medio de estas condiciones adversas para la cultura, comienzan a desarrollarse los procesos para el diseño de los programas de desarrollo cultural, primero de forma experimental en algunos territorios e instituciones, luego de manera general en todo el país. Este proceso culminó con la aprobación, en 1995, del Programa Nacional de Cultura y Desarrollo, donde se plasma una síntesis de la historia cultural de la nación cubana, los principios fundamentales de la política cultural cubana.

Principios de la política cultural

La Tesis y Resolución del Partido Comunista de Cuba antes citada señala entre los avances de la Revolución en la cultura:

  • La participación de las masas en la actividad cultural con la incorporación activa de trabajadores, campesinos y estudiantes, y muy especialmente de los niños y jóvenes.
  • La revalorización de las obras más importantes del arte y la literatura nacionales y de la cultura universal.
  • El estudio de las raíces culturales, el reconocimiento de sus valores, el desarrollo de éstos y la investigación del folklore.
  • La fundación de organismos, instituciones y agrupaciones culturales.
  • La organización del Sistema de Enseñanza del arte y la creación de escuelas formadoras de instructores.
  • La creación de una cinematografía nacional y extensión de los servicios cinematográficos a las zonas rurales y montañosas.
  • Un creciente movimiento editorial que da posibilidades al pueblo de conocer la variedad y riqueza de la cultura cubana y universal.
  • Incremento de bibliotecas, galerías y museos.
  • El rescate de los medios de difusión masiva y su gradual transformación.
  • Relevantes logros en el terreno de la creación artística como el surgimiento de la Escuela Cubana de Ballet y el desarrollo de la gráfica nacional.
  • En la actualidad, en medio de múltiples dificultades, la Revolución se propone el desarrollo de una cultura general integral en toda la población, asumida como línea de política cultural esencial, refrendada en congresos de creadores, periodistas, científicos, educadores y de organizaciones y organismos diversos que representan el amplio tejido social de la población cubana.

Principales documentos de la Política Cultural Cubana

Fuentes

  • Almanza Olmo, Sonia y María Sierra. Cultura cubana siglo XX. Tomo II. La Habana: Cuba, Editorial Félix Varela,2004.
  • Almanza Olmo, Sonia y Pedro Torres Moré. Panorama de la Cultura Cubana. Antología. La Habana: Editorial Félix Varela, 2006
  • García Alonso, Maritza. Identidad cultural e investigación hacia los pasos una vez perdidos. La Habana: CIDCC Juan Marinello, 2002.
  • García Alonso, Maritza. Modelo teórico para la identidad cultural. La Habana: Editorial José Martí, 1996.
  • González Manet, Enrique. Cultura y comunicación. La Habana: Editorial Letras Cubanas. 1984
  • Hart Dávalos, Armando. Política de la Revolución sobre las artes plásticas y la cultura en general. La Habana: De la cultura, Ediciones. 1990. (Discursos).
  • Hart Dávalos, Armando. Cambian las reglas del juego: Entrevista de Luis Baes. La Habana: Editorial de Letras Cubana, 1983.
  • Leiva García, A. I. y A. Sombrano Fernández. Los intelectuales en la esfera pública en Cuba: el debate sobre políticas culturales. Temas 2008, octubre-disciembre; No 56 Pp. 44.
  • Machado Rodríguez, Darío R. Cultura Política en Cuba: una aproximación sociológica. La Habana: Casa Editora Abril, 2009.
  • Martí Brene, Carlos. Toda gran libertad supone una gran responsabiblidad. La Habana: Eds CREAT, 1996.
  • Morales Garza, Marta G. Los debates de la década de los 60 en Cuba. Tema 2008. Julio-septiembre. No. 55. Pp. 91.
  • Partido Comunista de Cuba. Política Cultural de la Revolución Cubana. Documentos. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1977.
  • Partido Comunista de Cuba, Política Cultural de la Revolución Cubana. Documentos. Congreso II, La Habana, 1980
  • Partido Comunista de Cuba, Política Cultural de la Revolución Cubana. Documentos. La Habana, 1981.
  • Pensamiento y política cultural cubana. Antología. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1986. Tom. I, II, III.
  • Revolución, Letras artes. La Habana: Editorial Letras Cubanas1983
  • Rodriguez Oliva, Lázaro. La memoria siempre arde: verdades, política cultural y futuro en Cuba. Temas 2008, octubre-diciembre; No 56 Pp. 184