Caracol gigante africano

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Caracol gigante africano
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Caracol gigante africano
Otros nombresLambí
Clasificación Científica
Nombre científicoAchatina fulica (Bowdich, 1822)
Reino:Animalia
Filo:Mollusca
Clase:Gastropoda
Orden:Pulmonata
Familia:Achatinidae
Subfamilia:Achatininae
Género:Achatina
Especie(s):Achatina fulica

Caracol gigante africano o Achatina fulica. Especie de caracol terrestre de la familia Achatinidae, en el orden Pulmonata. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), está incluida en la lista de las 100 especies dañinas más invasivas del mundo, y considerada el principal vector en el mundo de Angiostrongylus cantonensis, nematodo causante de Meningoencefalitis Eosinofílica en humanos.

Origen

El origen de L. fulica es el este de África y su introducción en el Océano Índico y sudeste asiático empezó desde mediados del siglo XIX y principios del XX. En el Océano Pacífico su introducción parece estar relacionada con la actividad japonesa durante la Segunda Guerra Mundial y se introduce en Hawaii en 1936. En América del Sur y las Antillas aparece a partir de 1980 mientras que en los Estados Unidos se informa en La Florida por primera vez en 1966[1].

Su introducción en América es asociada fundamentalmente al comercio de plantas y alimentos, en donde puede viajar sin ser descubierta, aunque parece también estar debida a su posible uso en actividades religiosas de origen africano.

Distribución geográfica

Es una especie terrestre originaria del África tropical, su distribución natural abarca amplias zonas tropicales y subtropicales de varios países de África Oriental en algunos de los cuales se denomina lambí.

También se encuentra presente en Asia, Oceanía y América.

En Sudamérica existen antecedentes de su presencia en Ecuador, Colombia, Venezuela y está ampliamente distribuido en al menos 23 estados de Brasil. En noviembre de 2012 se confirmó el avance de esta plaga en la República del Paraguay. La última confirmación del avance de esta plaga en América se reportó en la República de Cuba en julio de 2014[2].

Actualmente está extendido por las islas del Pacífico y, en general, casi todas las zonas tropicales del mundo.

La especie se ha introducido en casi todo el planeta debido a dos causas fundamentales[3]:

  1. Introducción antrópica, por sus usos religiosos y terapéuticos (baba de caracol), así como por medio del comercio de plantas, o simplemente como mascota.
  2. Introducción natural debido a la alta plasticidad fenotípica, una estrategia de reproducción (alta fecundidad y fertilidad, puede poner entre 50-300 huevos seis veces en el año) y elevada esperanza de vida (hasta nueve años).

Todas estas características ecológicas la convierten en una especie altamente competitiva capaz de auto soportar sus poblaciones y desplazar a especies nativas producto de la competencia por explotación e interferencia sobre los recursos (alimento, espacio). Debido a ello puede ser considerada una especie invasiva que podría traer consecuencias desagradables sobre la fauna y flora.

Descripción

El caracol africano es una especie terrestre, cuyos adultos pueden presentar una concha de hasta 30 centímetros de longitud y 10 centímetros de ancho. En los adultos la concha es de forma cónica, de color marrón, con bandas longitudinales marrón claras y oscuras.

Es una especie hermafrodita, por lo que posee la capacidad de generar óvulos y espermatozoides simultáneamente. Sin embargo, para lograr la fecundación necesita copular con otro individuo de su misma especie (realiza cópulas recíprocas). Los huevos son depositados en el suelo, las puestas pueden llegar a tener hasta 500 huevos de medio centímetro de diámetro y son de color amarillentos. Durante el año puede realizar múltiples posturas.

Los ejemplares jóvenes poseen conductas gregarias

Los ejemplares juveniles presentan hábitos gregarios y tienen una alta tasa de crecimiento y un comportamiento voraz. Están activos durante la mayor parte del año, resistiendo altas y bajas temperaturas y pueden vivir, en promedio, hasta 6 años.

Se alimenta de numerosas especies hortícolas, ornamentales y de la vegetación natural, de excrementos de animales domésticos, hojarascas del suelo, restos orgánicos domiciliarios y hasta de conchas de ejemplares muertos, tanto de especies nativas como de su propia especie.

Según registros bibliográficos a nivel mundial, el caracol gigante africano se encuentra afectando una amplia diversidad de ambientes, como áreas boscosas naturales e implantadas, áreas agrícolas, urbanas y periurbanas. Cabe aclarar que se presenta con mayor frecuencia en ambientes antrópicos. En estos últimos, utiliza diferentes sustratos como refugios. Se lo puede observar en paredes, árboles, arbustos, en el suelo y el interior de viviendas.

Son de hábitos nocturnos, ya que se los encuentran con mayor actividad biológica durante la tarde, noche y en las primeras horas de la mañana, siempre que las condiciones climáticas se lo permitan.

Pueden moverse hasta 50 pies (1500 cm) en una sola noche para alimentarse. Pueden llegar a trasladarse hasta 125 metros en un mes.

Normalmente buscan lugares abrigados a la sombra con alta humedad para descansar pero pueden trepar árboles y paredes para hacerlo.

Durante el tiempo seco se tornan inactivos, bajo una condición llamada estivación. Con frecuencia buscan el suelo húmedo como sitio de estivación probablemente para tratar de mantener la humedad del cuerpo debido a que no se alimentan mientras están estivando.

La observación de las plantas por la noche puede revelar la presencia de caracoles alimentándose de plantas, incluso donde no hayan signos de su presencia durante los momentos de luz solar. Los caracoles tienden a no moverse lejos de sus plantas hospedantes, de modo que si el daño es visible es probable que el caracol esté cerca.

Los caracoles pueden hallarse en maceta con plantas ornamentales y flores, o en cualquier recipiente en el suelo, así como troncos húmedos o tejas abandonadas en los patios pueden servir como protección muy apropiada para los caracoles, y luego los animales atraídos pueden ser colectados a mano debajo de sus refugios durante las horas diurnas y ser destruidos. Los caracoles gigantes africanos parecen ser particularmente atraídos por los frutos de plátano y fruta bomba, por lo que estos se pueden utilizar como cebos para atraerlos; sin embargo en Cuba el plátano maduro no resultó efectivo como cebo atrayente.

Subespecies

  • Achatina fulica hamillei Petit, 1859.5
  • Achatina fulica rodatzi Dunker, 1852.
  • Achatina fulica sinistrosa Grateloup, 1840.
  • Achatina fulica umbilicata Nevill, 1879.

Parásitos

El caracol gigante africano es portador de diversos parásitos:

Peligros asociados

El caracol gigante africano es considerado una de las plagas más perjudiciales del mundo, por lo que se encuentra incluído, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en la lista de las 100 especies dañinas más invasivas del mundo. Esto se debe a su alta resistencia a variables ambientales, a su dieta polífaga de más de 200 especies de plantas, entre ellas varios cultivos (cítricos, coco, plátano, arroz, hortalizas, ornamentales, otros) y a su alto potencial reproductivo que favorece su dispersión. Además del impacto que puede ocasionar sobre la flora y fauna nativa, desplazando a las poblaciones de caracoles nativos por competir por el mismo hábitat, también puede actuar como vector de parásitos de importancia médica y veterinaria.

Entre los impactos más negativos que provoca el caracol gigante africano se encuentran:

  • Daños a la agricultura: Es considerado una importante plaga agrícola por poseer una dieta polífaga, esto quiere decir que es capaz de alimentarse de más de doscientas especies vegetales, entre ellas varios tipos de cultivos.
  • Daños al medio ambiente: al ser una especie exótica invasora (EEI) es capaz de establecerse y avanzar de manera espontánea en los nuevos ambientes donde son introducidos, causando allí impactos severos sobre la diversidad biológica, la economía y la salud pública. Achatina fulica puede desplazar a las poblaciones de caracoles nativos de la región que inavde por competir por el mismo hábitat. Ciertas características particulares de la especie exótica, tales como su comportamiento voraz, su gran capacidad reproductiva, el crecimiento corporal acelerado y la gran resistencia a condiciones ambientales adversas, le otorgan ventajas sumamente competitivas respecto a los caracoles nativos. Además, la ausencia de enemigos naturales propicia su proliferación poblacional.

Medidas profilácticas

Al ser un animal cuya manipulación puede ser peligrosa para la salud humana, se recomienda a los que entran en contacto con sus poblaciones:

  • No tocar los caracoles.
  • Evitar el contacto con la baba del caracol, especialmente con ojos, nariz y boca.
  • Lavar con agua potable las verduras antes de consumirlas.
  • Lavar inmediatamente las manos tras haber tocado un caracol o las superficies que pueden haber estado en contacto con la baba del mismo.
  • No consumirlos como alimento.
  • No utilizarlos como carnada, mascota o adorno.
  • No utilizar venenos contra el caracol, ya que pueden afectar a niños, mascotas o fauna nativa.
  • Elimine de los jardines restos de madera, materiales de construcción o cualquier elemento que pueda ser utilizado como refugio por el caracol.
  • En caso de ser necesario, tomar los caracoles con guantes impermeables, colocarlos en una bolsa, matarlos con el agregado de sal común y enterrarlos. Los guantes utilizados deben ser desechados.
  • No permitir que los niños participen en la captura de los caracoles.
  • No trasladar caracoles hacia otras zonas. Tener precaución al trasladar plantas u otros elementos del hogar donde los caracoles o sus huevos podrían alojarse.

Fuentes

Referencias