Manuel Muñoz Cortés

Manuel
Información sobre la plantilla
Manuel Muñoz.jpg
Filólogo, ensayista, crítico literario, periodista y catedrático emérito.
NombreManuel Muñoz Cortés
Nacimiento25 de julio de 1915
Badajoz, Bandera de España España
Fallecimiento28 de agosto del 2000
Murcia, Bandera de España España
OcupaciónFilólogo y lingüista español.
CónyugeMargarita Zielinski
HijosUno
Obras destacadasReinar después de morir, El diablo está en Cantillana.
PremiosPremio Nieto López

Manuel Muñoz Cortés. Es filólogo y lingüista español. De su obra pueden dar fe sus miles de artículos, sus libros, los reconocimientos oficiales o las instituciones por él promovidas.

Síntesis biográfica

Nació en Badajoz, España el 25 de julio de 1915. De niño se sentía atraído por la astronomía, por la música y sobre todo por la lectura, según contaban sus familiares leía todo aquello que caía en sus manos. Esta afición por la literatura se vio acrecentada y enriquecida cuando, años más tarde, su padre fue contratado como gerente del Teatro López de Ayala, ya que esto le posibilitaba el acercamiento al Teatro Clásico Español. A través de las actuaciones de las grandes compañías de la época, e incluso con la asistencia a los ensayos, tuvo la oportunidad de conocer personalmente a los grandes actores y actrices del momento, llegando en alguna ocasión a actuar como figurante.

Temprano fue también su contacto con el cine ya que, por aquellos años, los teatros, como es sabido, hacían también las veces de salas de cine. Las primeras películas las vio sentado en un taburete de la cabina de proyección, junto a su padre. Este último, como tanta gente, se sentía fascinado por el nuevo invento, y tanto fue así, que se hizo con el material necesario y llegó a rodar varias películas caseras. Por aquél entonces Manuel Muñoz Cortés era un niño, y le encantaba ayudar a su padre desde detrás de la cámara. Recordaba haber participado concretamente en el rodaje de un documental sobre Extremadura y, también, en una película que trataba sobre el secuestro de una joven a la orilla de una carretera, este último personaje, por cierto, interpretado por su hermana.

Estudios realizados

Años más tarde estudió Magisterio en Badajoz a la vez que trabajaba en la biblioteca del Centro de Estudios Extremeños, lugar que le ofrecía infinitas posibilidades de lectura. Después inició los estudios universitarios en Salamanca, en donde conoció entre otros a Unamuno. Un hecho destacable de estos años fue su amistad con su cuñado, Bonifacio Gil, un eminente folklorista, recopilador de canciones populares recogidas directamente de la tradición oral en pueblos o aldeas aisladas. Él fue quien le despertó el interés por el estudio de las tradiciones populares y, sobre todo, por la literatura de transmisión oral.

Influenciado por el Romancero de Menéndez Pidal, comenzó a recoger distintas versiones de romances, descubriendo alguna que no coincidía con las de D. Ramón. Algo indeciso y temeroso se atrevió a mandarle la versión recogida y, la respuesta inmediata, fue el ofrecimiento de una beca para ir a Madrid a trabajar con él, en el Centro de Estudios Históricos. Esto sucedió en la primavera de 1936 y, aunque desgraciadamente la guerra civil interrumpió esta relación apenas iniciada, después de la guerra se transformaría en un intenso trabajo de colaboración a diario, y durante muchos años, en casa de D. Ramón.

Trayectoria

En 1940, al acabar la guerra se licenció en Madrid. Allí fue primero discípulo y después ayudante de Dámaso Alonso y de Rafael Lapesa, con los que siempre le unió una estrecha amistad. De hecho, años más tarde Dámaso fue el padrino de su primera hija, María Teresa.

Precisamente fue éste quien le alentaba a perfeccionar sus conocimientos de alemán, muy necesarios para los estudios de Filología, por lo que recién licenciado, en 1941, en plena Guerra Mundial, aceptó un puesto de lector de español en la Universidad de Münster. Allí, entre bombardeos y sobresaltos, aprendió el idioma y viajó por todo el país en difíciles condiciones, llegando incluso hasta Leipzig o Viena. Solía contar que en Viena visitó la tumba de Beethoven, hasta donde fue para depositar una rosa.

Durante aquél curso vivió experiencias inolvidables como los encuentros con grandes hispanistas alemanes, entre los que cabría citar a Vossler en Munich o Curtius en Bonn a los que consiguió visitar a pesar de la difícil situación que vivía el país. En alguna ocasión contó a sus nietos que cuando comenzó el bombardeo a Colonia, por parte del ejército aliado, él se encontraba en la ciudad ya que había tenido que realizar unas gestiones en el consulado español.

Cuando comenzaban los bombardeos era habitual que los trenes que se encontraban en los andenes de la estación salieran rápidamente hacia sus destinos sin cumplir el horario de salida, por cuestiones defensivas. Así que, Muñoz Cortés corrió hacia la estación y se subió en el primer tren que encontró, pero, cual sería su sorpresa cuando el revisor, al comprobar que su billete no era para ese tren, si no que era para otro le hizo apearse, en medio del estruendo de las bombas, con el fin de que buscase el tren y el asiento correctos.

Unos días después volvió a Colonia y le impactó comprobar que, de la preciosa ciudad, sus museos y maravillosas construcciones, apenas quedaba algún edificio en pie. Todo era como un inmenso solar de escombros, que se podía atravesar con la vista por espacio de kilómetros y, en el centro, erguida y triste, solo quedaba su imponente catedral.

A su regreso se reincorporó a la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid y, desde 1942 hasta 1948, fue también profesor de Lengua y Redacción de la Escuela Oficial de Periodismo. En 1943 se casó con Margarita Zielinski, quien había sido alumna suya en la Facultad y que más tarde también se dedicaría a la docencia universitaria.

En este período fue crítico literario y participó en la activa vida intelectual del Madrid de la época, donde proliferaban las tertulias. De este modo asistía a la de Laín Entralgo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Manuel Machado o José María Cossio. En todas ellas era tertuliano el profesor Muñoz Cortés, como también lo era de la del Café Gijón, donde acudían con asiduidad Gerardo Diego, Camilo José Cela, Eusebio García Luengo, Enrique Azcoaga, o el novelista García Pavón, así como también el dramaturgo Víctor García Uriarte o José García Nieto, entre otros.

Visitaba frecuentemente a Azorín y acudía a las reuniones semanales de D. Eugenio d’ Ors, en su caserón de la calle del Sacramento. En 1950 ganó por oposición a la Cátedra de Gramática Histórica de la Facultad de Filosofía y Letras de Murcia, pero, a pesar de su cátedra y actividad en la ciudad, sus viajes por todo el país fueron frecuentes. Desde su llegada fue acogido con cariño, entre otros por D. Andrés Sobejano, que fue quien le introdujo en la vida cultural murciana y en concreto quien le presentó en la tertulia de Ruiz-Funes, así como por los profesores que le habían precedido en su llegada a Murcia, como fue el caso de Valbuena, Baquero, Tierno Galván, Clavería, por citar solo unos cuantos.

Pronto sintió el profesor Muñoz Cortés la curiosidad por conocer todo lo relacionado con el mundo de la huerta,desde su habla, a sus costumbres, a sus tradiciones... a toda su cultura. Por ello, durante muchos años paseó frecuentemente por la huerta murciana, tratando con sus habitantes con el objetivo de adquirir un mayor conocimiento sobre su habla. Como consecuencia de esta actividad publicó El habla de la huerta, incluido en El Libro de la Huerta. Pero quizás, uno de los resultados más gratificantes para él, de este acercamiento a la huerta, fue su trato con las Campanas de Auroros. Por ellas manifestó un amor profundo, le gustaba acompañarlas a menudo, en especial en sus cantos navideños, en los de Jueves Santo o en los encuentros y concentraciones de Campanas. Sobre ellos contaba que, en una ocasión, le aseguraron que le querían tanto que, cuando falleciera, irían a cantarle a su tumba, y así sucedió años más tarde.

En junio de 1953 fue nombrado Académico Correspondiente de la Real Española, siendo su Director Menéndez Pidal, por lo que viajaba con frecuencia a Madrid para asistir a las sesiones de trabajo. Asimismo, en 1955 fue nombrado Académico de la de Alfonso X el Sabio, siendo su presidente D. José Pérez Mateos, y en 1986 Académico Correspondiente de la de la Historia, siendo su director Sánchez Cantón.

Dio numerosas conferencias, tanto en España como en Inglaterra, Francia, Alemania, Austria, Suiza o Italia, en Estados Unidos, en Guinea Ecuatorial y, por supuesto, en Hispanoamérica. Viajero incansable, acudía a todos aquellos lugares donde era invitado si su actividad docente se lo permitía. Le encantaba este trabajo ya que, de una parte, servía para difundir el estudio de nuestra lengua, así como intercambiar opiniones con otros hispanistas y, de otra parte, le permitía visitar otras tierras, otras culturas. Conoció así otras instituciones universitarias, distintos tipos de alumnos, profesores, etc... incluso otras lenguas, ya que siempre procuraba aprender un vocabulario básico con el que poder, al menos, saludar a los asistentes a sus conferencias.

De este modo, en su biblioteca se podían encontrar junto a los diccionarios de idiomas básicos como el inglés, el francés o el alemán, vocabularios y gramáticas de bolsillo de húngaro, holandés, sueco, finlandés o griego moderno. De estos viajes nacieron múltiples amistades personales como la de Gerhard Rohlfs, Reginald Brown en Leeds, Allison Peers en Liverpool, Margherita Morreale y Lore Terracini en Italia, Harri Meier en Bonn o Charles Aubrun en París.

Entre los años 1961 y 1963, fue contratado como profesor invitado por el Instituto de Estudios Hispánicos de la Universidad de la Sorbona, de manera que durante esos dos años residió, junto con su familia, en París. A su regreso, y debido a su estrecha relación con la Embajada Francesa para lograr un mayor desarrollo de la enseñanza del francés, asumió la presidencia de la Alianza Francesa en Murcia. Desde esta institución promovió conferencias y actividades que compensaran la falta de un departamento de Filología Francesa. Consiguió la instalación de un laboratorio de lenguas en la Facultad de Letras y gracias en gran medida a sus esfuerzos se creó la Subsección de Francés, inaugurada en 1969 por el Embajador de Francia Robert de Boisséson y del Consejero Cultural, profesor Georges Demerson. El gobierno francés correspondió a esta labor nombrándoles “Chevalier des Palmes Académiques” tanto a él, como a su esposa, la profesora Zielinski Picquoin.

Durante estos años, y dado su espíritu de hombre humanista y polifacético, Muñoz Cortés fue uno de los generadores de varias instituciones, entre las que cabría citar la Coral Universitaria de Murcia, de la que fue su primer presidente, la Orquesta de Jóvenes, o el Festival del Folklore del Mediterráneo. Fue también el primer director del Instituto de Ciencias de la Educación en Murcia, así como el promotor de unos cursos de extranjeros en primavera, de los que nacieron muchas relaciones culturales posteriores.

Sus relaciones con los hispanistas en el extranjero nunca se enfriaron, es más, fue fundador de la Asociación Europea de Profesores de Español, ocupando durante muchos años el cargo de Secretario General, hasta que en 1995 fue nombrado Presidente de Honor con carácter vitalicio, en agradecimiento por su larga y constante labor.

En Noviembre de 1972, durante la celebración de una reunión de hispanistas de la República Federal Alemana, se planificó la organización de una Asociación de Hispanistas Alemanes. Muñoz Cortés fue invitado a esa reunión, dado que había trabajado mucho en la línea de apoyo a los docentes de español en las enseñanzas medias y, allí le pidieron que aceptara la Dirección del Instituto de Español de Cultura en Munich, organismo hoy llamado Instituto Cervantes, misión que desempeñó desde 1972 hasta 1982. También en estos años, fue profesor invitado de la Universidad de Munich, impartiendo docencia en el Instituto Románico. Paralelamente, y a pesar de la distancia, no dejó de realizar continuos viajes para atender a sus alumnos de Murcia. En 1979 la Real Academia Española le concedió el Premio Nieto López a la mejor labor de difusión del español fuera de España.

En 1983 dejó el cargo de Director del Instituto de España en Munich, regresando a Murcia, a su cátedra, en la Facultad de Letras, donde llegó a ocupar el puesto de Decano. Se jubiló en 1986 pero continuó su labor en la Universidad como profesor emérito, impartiendo cursos de doctorado o asesorando a sus alumnos. Tenaz investigador, continuó investigando y dando conferencias, dedicándose, sobre todo, a la lingüística del texto, participando incansablemente en congresos y simposios, mientras lo permitió su salud, del mismo modo que asistía a conciertos, charlas y otros acontecimientos culturales en la ciudad, hasta el final de sus días.

Muerte

Fallece en Murcia, España el día 28 de agosto del 2000.

Obras

Primera crónica general de España que mandó componer Alfonso el Sabio y se continuaba bajo Suncho IV en 1289 Madrid: Gredos, 1955. Escritores extranjeros contemporáneos, Valencia: E. López Mezquida, 1958 El humanimso de Menéndez Pelayo desde la perspectiva de la filologia moderna Murcia, 1957. Estudios de literatura religiosa española, 1964.

Fuentes