Martín Lutero

Martin Lutero
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Iniciador de la Reforma Protestante en Europa
NombreMartin Lutero
Nacimiento11 de febrero de 1483
villa de Eisleben,
región de Turingia,
país de Alemania
Fallecimiento18 de febrero de 1546
villa de Eisleben,
región de Turingia,
país de Alemania
Nacionalidadalemana
Ciudadaníaalemana
EducaciónUniversidad de Erfurt
Ocupaciónteólogo
CónyugeCatalina de Bora, entre 1525 y 1546
PadresHans Luder y de Margarethe Ziegler

Martín Lutero (Turingia, 11 de febrero de 1483 - Turingia, 18 de febrero de 1546). Teólogo y reformador religioso alemán. Precipitó la reforma protestante al publicar en 1517 sus 95 tesis denunciando las indulgencias y los excesos de la Iglesia católica. Inauguró la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo e influyó en las demás tradiciones protestantes.

Síntesis biográfica

Era el primogénito de los nueve hijos de Hans Luder y de Margarethe Ziegler, padres de humilde condición, su padre dirigía varias minas de cobre.

Acabados los estudios elementales en su pueblo, su padre Hans, ansiaba que su hijo llegara a ser un funcionario civil. Con este fin, Martín Lutero pasó un año en una escuela de Magdeburgo y después fue a Eisennach a un colegio de los franciscanos.

La pobreza de sus padres le obligaba a vivir como «estudiante pobre» es decir, recibiendo albergue libre y pidiendo limosnas a los ricos. En Eisennach encontró protección en la familia Cotta, que se interesó por él hasta el punto de ofrecerle un hogar en su casa.

Contrae matrimonio con Catalina Bora el 13 de junio de 1525, fecha en la que inició un movimiento de apoyo al matrimonio sacerdotal dentro de muchas corrientes cristianas

Primeros pasos hacia una nueva religión

En 1501 se inscribió en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Erfurt, Alemania. Y a los veintidós años era proclamado maestro de Filosofía. A partir de ese momento el joven maestro se dedicaría con tesón al estudio de la Teología y con pasión a la Sagrada Escritura.

Con el objetivo de estudiar Teología y ocupar una cátedra en una de las muchas universidades alemanas regidas por los agustinos, en 1508 su amigo y consejero espiritual Johan von Stanpitz, vicario general de los agustinos, le mandó a la Universidad de Wittenberg para estudiar un curso sobre ética aristotélica. En 1509 Lutero obtuvo el título de Baccalaureus Biblicus, que le concedía el derecho de practicar la exégesis bíblica públicamente.

Como joven profesor en la recién creada Universidad de Wittenberg, pronto daría muestras de gran intemperancia y osadía en sus manifestaciones.

La forja de un pensamiento

En 1510, Lutero realizó un viaje a Roma para presentar al general de su orden ciertas quejas sobre la estricta observancia de la regla monástica. El resultado y las impresiones del viaje no pudieron ser más nefastas para Lutero pues desarrolló una definitiva aversión a Roma, al ambiente de corrupción y relajación del clero romano, a la decadencia en la que había caído todo el Vaticano y al exceso de boato y riqueza que ostentaba la Santa Sede, con prelados y papas más pendientes de los aspectos materiales que de los espirituales. Contrariado por el espectáculo, Lutero se tornó extremadamente crítico con respecto al espectáculo de degradación que reinaba en la ciudad de los papas.

De regreso a Wittenberg, se doctoró en Teología el 18 de octubre de 1512, aunque en su obra demuestra un gran desapego a la Filosofía y la Teología escolástica imperante en su época. Apenas se interesó por los grandes pensadores del siglo XIII (Tomás de Aquino, Buenaventura o Escoto), aunque exploró con apasionada intensidad la Biblia y algunos escritos de San Agustín.

Nombrado Superior del convento de Wittenberg, Lutero comenzó a impartir clases en la universidad en las que interpretaba y estudiaba las Sagradas Escrituras, con especial interés la obra paulina. En esa época acabó de conformar y pulir la que sería su piedra angular teológica, la justificación por la fe, según la cual el cristiano se podía salvar no por sus propios esfuerzos o méritos, sino por el don de la gracia de Dios.

Lutero también llegó a otra conclusión igual de importante y trascendental para el futuro de su Reforma: había que someterse por completo a las Sagradas Escrituras, y rechazar cualquier otra interpretación proveniente del exterior. Los Evangelios habían sido inspirados directamente por Dios ninguna interpretación podía ser fiable por sí misma. Sospechar de la autoridad del Papa como jefe supremo de la Iglesia y como persona infalible era el siguiente paso, que Lutero dio enseguida.

Venta de indulgencias

El papa León X, embarcado en la construcción de la Basílica de San Pedro de Roma, propiciaba con entusiasmo la venta de indulgencias. Lutero, que ya había empezado a exponer sus ideas personales sobre los fundamentos de la fe, se alzó en sus discursos contra aquella práctica.

Escandalizado por lo que consideraba un envenenamiento y timo espiritual de la gente sencilla, intentó poner sobre aviso a las autoridades eclesiásticas alemanas, pero, al encontrarse con el más absoluto de los silencios a todos los niveles, decidió actuar por su cuenta.

Las noventa y cinco tesis

Lutero colocó sus tesis en la entrada de la Iglesia de Todos los Santos, de Wittenberg.

Noventa y cinco tesis fueron redactadas por Lutero contra la venta de indulgencias que clavó con determinación en el sitio más visible de la ciudad, en la puerta del pórtico de la Iglesia de Todos los Santos de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517.

Las tesis, repletas de ataques directos a la Iglesia de Roma y al Papa, fueron primero redactadas en latín, y al poco tiempo, traducidas al idioma alemán y reproducidas por la imprenta, difundiéndose con una extraordinaria rapidez gracias a la labor de los estudiantes.

Fue una declaración de guerra que Roma no podía dejar sin respuesta. La resonancia del acontecimiento fue enorme a pesar de que Lutero, desde el púlpito y las aulas, intentó en vano suavizar la situación que había creado apelando a una doctrina tradicional aceptada en la Iglesia, según la cual se aceptaba la nulidad de las indulgencias para salvar almas, ya que dicha prerrogativa sólo le competía a Dios.

Los dominicos, encargados de la Inquisición, denunciaron a Lutero ante Roma, por lo que éste fue conminado, al año siguiente, a presentarse en la ciudad eterna para responder de los cargos que se habían formulado en su contra. Lutero hizo gala, entonces, de una gran astucia y logró involucrar al poder político en la disputa pidiendo al príncipe Federico el Sabio, elector de Sajonia, que intercediera ante el Papa para conseguir que el juicio en su contra se celebrase en suelo alemán, lo cual sucedió.

El 15 de junio de 1520, el papa mandó a Lutero la bula Exsurge Domine por la que le conminaba por última vez, después de varias acciones infructuosas para lograrlo, a retractarse bajo la pena de excomunión. Lutero, tras un intento baldío por dirigirse al pontífice para que éste celebrase el ansiado concilio, el 10 de diciembre del mismo año quemó solemnemente la bula junto con un ejemplar del Corpus Iuris Canonici en presencia de estudiantes y ciudadanos de Wittenberg, y replicó al Papa con el libelo Contra la execrable bula del Anticristo, acto con el cual Lutero expresó simbólicamente su ruptura total con la Iglesia de Roma.

El 3 de enero de 1521, León X redactó la bula Decet Romanum Pontificem, por la que Lutero era excomulgado definitivamente. Conforme al Derecho Eclesiástico, la excomunión eclesiástica debía ser ejecutada por el brazo secular, tarea que recayó sobre el recién elegido emperador, Carlos V de Alemania y I de España.

Carlos V, presionado por la situación política inestable de Alemania y por la fama y predicamento que había adquirido ya el monje herético, se limitó a prohibir la práctica de la nueva fe y a declarar proscritos a Lutero y a sus seguidores. Los esfuerzos que se hicieron a continuación para hacer cambiar de opinión a Lutero resultaron inútiles. El 26 de mayo, Carlos V firmó el Edicto de Worms; en él ratificó la sanción de destierro para Lutero y ordenó la quema de todos sus escritos.

Lutero y los cimientos de la Inglesia Evangélica

  • La libertad del cristianismo
  • Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación alemana: en la que invitaba a la nobleza a asumir su papel de protector del pueblo y a unirse a la causa luterana, además de instituir los tres principios evangélicos básicos del protestantismo (sacerdocio universal, inteligibilidad de las Sagradas Escrituras y responsabilidad de todos los fieles en el gobierno de la Iglesia)
  • La cautividad babilónica de la Iglesia: obra destinada a los teólogos en la que analizó con rigor el proceso de perversión al que habían llegado los sacramentos, de los que, según él, sólo debían subsistir dos, el bautismo y la cena (desechando la transubstanciación). Con estas tres obras, Lutero dispuso su línea de batalla a la par que asentó los primeros cimientos de una futura Iglesia evangélica.

Lutero y la traducción de la Biblia

Para proteger a Lutero, Federico el Sabio fingió su secuestro y lo escondió clandestinamente en el castillo de Wartburg, en Turingia, donde el exmonje encontró la paz y el ambiente de retiro ideal para abandonarse de lleno a una fructífera actividad literaria. Lutero escribió numerosas cartas, continuó con varios salmos, redactó glosas eclesiásticas, escribió una obra dedicada a la confesión, otra sobre los votos monásticos y un buen número más.

En el escaso año que permaneció en Wartburg (desde mayo de 1521 hasta marzo de año 1522), Lutero llevó a cabo su producción literaria más importante y trascendental para la implantación definitiva de la nueva fe: partiendo del texto griego publicado en 1516 por Erasmo de Rotterdam, tradujo al alemán el Nuevo Testamento. La edición se llamó la "Biblia de septiembre" por haber aparecido en ese mes, y ponía a disposición del pueblo alemán su versión del texto sagrado por excelencia. La obra sería un éxito tal que en el mes de diciembre hubo que imprimir muchos más ejemplares. Doce años más tarde, en 1534, pondría fin a su proyecto publicando su versión del Antiguo Testamento, traducido del hebreo.

La consolidación de la Reforma

La nueva Iglesia, que oficiaba la misa en la lengua vernácula, tenía desde 1529 su catecismo escrito por Lutero (Grosser Katechismus y Kleiner Katechismus, el gran catecismo y el pequeño catecismo), su propio clero y un gran número de fieles.

La influencia de la Reforma se había extendido por el norte y el este de Europa, y su prestigio contribuyó a convertir a Wittenberg en un centro intelectual de primer orden. La defensa que hizo Lutero de la independencia de los gobernantes respecto del poder eclesiástico le valió el apoyo incondicional de muchos príncipes, hasta el punto de que a partir de esos momentos la Reforma pasó a ser más un asunto de reyes que de eclesiásticos, justo una de las cosas que se había propuesto Lutero desde un primer momento.

La Confesión de Augsburgo

Al prohibírsele la asistencia a la Dieta de Augsburgo, celebrada en 1530, por estar excomulgado e imposibilitado para hablar con el emperador, Lutero delegó la defensa reformista en la persona de su colaborador más querido y preparado, el humanista Philipp Melanchthon, quien presentó a los asistentes la Confesión de Augsburgo, texto redactado bajo la vigilancia de Lutero que exponía la profesión de fe protestante y veintiocho puntos de definitiva discrepancia con el catolicismo.

Dos años más tarde, el emperador Carlos V, acuciado por la lucha que venía sosteniendo con los turcos en el Mediterráneo, no tuvo más remedio que transigir con el luteranismo firmando la Paz de Nuremberg, en la que se establecía la libertad para ejercer libre y públicamente el nuevo culto en territorio alemán.

Muerte

Muere en Eisleben, la ciudad donde nació, el 18 de febrero de 1546. Fue enterrado en la Iglesia del Palacio de Wittenberg, cerca del púlpito desde el cual había transformado al cristianismo.

Fuentes

  • Biografía de Martín Lutero. Disponible en: Biografías y Vidas . Consultado el 2 de septiembre de 2010.
  • Burguiére, André. Diccionario de Ciencias Históricas. Madrid. Ediciones Akal S.A. 1991.
  • Huesbe Llanos, Marco A. La propuesta política de Martín Lutero a través de su doctrina de los dos reinos. Disponible en: Revista de estudios histórico-jurídicos. Consultado el 3 de septiembre de 2010.