Nagas (seres míticos hinduistas)

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Nagas
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En el marco de la mitología hinduista, los nagas eran una raza de seres o semidioses inferiores con forma de serpiente.

Palabra sánscrita

  • nāga, en el sistema AITS (alfabeto internacional para la transliteración del sánscrito).[1]
  • नाग, en escritura devanagari del sánscrito.[1]
  • Pronunciación:
    • /nagá/ en sánscrito antiguo[1] o bien
    • /nága/ o /nág/ en varios idiomas modernos de la India (como el bengalí, el hindí, el maratí o el palí).
  • Femenino: naguini, que en sánscrito se pronunciaba /naguiní/ (no /nagüiní/) y en otros idiomas /naguíni/ (no /nagüíni/).

Etimología

Se desconoce de dónde proviene la palabra sánscrita «naga».[1]

Posiblemente haya sido un autogentilicio en el idioma de la etnia naga.[1]

Se rechazan las etimologías que la hacen provenir del sánscrito «na-ga» (‘los que no se mueven’) o de «nagna» (‘los desnudos’).[1]

Los nagas, la raza serpiente de la antigua India

Las peregrinas afirmaciones de Blavatsky

El Libro de Dzyan, escrito por la teósofa Helena Petrovna Blavatsky]] (que hizo pasar por «probablemente el más antiguo de los escritos sánscritos conocidos»), afirma que los nagas eran una raza de serpientes que descendieron de los cielos y enseñaron a los seres humanos. Madame Blavatsky estuvo tres años en la India. Cuando regresó a Londres, afirmó que había vivido en el Tíbet, en Bhután y en Sikkim, y afirmó que había recopilado «millares» de escritos sánscritos que había resumido en el Libro de Dzyan. En ese libro ella describió a los antiguos habitantes llamados «nagas» o «sarpa» (‘serpientes’), que habrían sido seres semidivinos con rostro humano y cola de dragón.

Blavatsky publicó que los sarpa habían sido «indudablemente» los serafines que menciona el Antiguo testamento de la Biblia. Según Blavatsky ―que no sabía una palabra de sánscrito― la palabra serafines tendrían las mismas raíces etimológicas que los sarpa de la antigua India. La mitología y la literatura hindú están también repletas de relaciones sexuales de dioses con la humanidad y de la procreación de numerosos seres extraños llamados dravidianos y dasyus. Según se informa, esta raza vivió en grandes ciudades amuralladas. Eran un pueblo bárbaro, caníbal, de piel oscura y nariz chata. Según Blavatsky, los arios habían tenido la piel blanca (el racismo de los británicos en esa época es proverbial). Los arios conquistaron y mataron a esos pueblos «serpiente».

Los nagas en el Ramaiana (siglo III a. n. e.)

Los nagas son claramente descritos en el Ramayana (siglo III a. n. e.):

Cerca de Bhogavata está ubicado el lugar donde moraba la raza serpiente, una ciudad amplia, amurallada y con barras, donde legiones de vigías mantenían la guardia. El más feroz de los jóvenes serpiente posee dientes envenenados y se sienta en su trono en su salón imperial. Es Vasuki quien los gobierna a todos.

Epopeyas y poemas hindúes acerca de los dioses serpiente

Madame Blavatsky confundió gravemente los personajes de la mitología hinduista, y afirmó que uno de los protagonistas del poema épicomitológico Ramayana, el raksasa Rávana, no era un raksasa (demonio caníbal) sino un dios serpiente. Lamentablemente Blavatsky no aportó las fuentes en que se basó para cometer semejante error.

El es la historia de Sita, la novia de un príncipe septentrional llamado Rama, que es secuestrada por Ravana, el Rey serpiente de Ceilán (antiguo nombre de Sri Lanka). Se supone que Rama es el príncipe Utu (Apolo) y que Sita es la princesa Aya (Artemisa). Rama persigue al ejército de Ravana a través de la India con la ayuda de una fuerza de monos bajo el mando del rey mono Jánuman.

Ravana se retira a su isla, el reino de Sri Lanka (la isla de Ceilán), supuestamente a salvo de la persecución. Pero Jánuman construyó un puente de piedras enormes a través de los estrechos que separan la isla del continente, y Sita es rescatada por Rama. A lo largo de toda la historia, Ravana es descrito en términos tales como: «él se alimenta de seres humanos» y «bebe la sangre de sus enemigos».

Él es formidable en la batalla y casi derrota a Rama cuando utiliza su arma especial de los nagas, descrito como «dardo serpiente de los nagas», que parecía paralizar a sus enemigos y quitarle sus energía y fuerza vital.

Como todas las criaturas divinas y semi divinas en la mitología, Ravana parece que tenía acceso a armas muy sofisticadas.

Más exageraciones y mentiras de Blavatsky

Ceilán, la isla del reino de Ravana, fue la fortaleza de los Nagas. Es descrito como el hogar de los Nagas en fuentes chinas muy antiguas. En una de las primeras referencias literarias a Ceilán, cuando negoció con China antes de la ocupación aria de la India, y se la describe como tierra de extrañas criaturas parecidas a reptiles. Debido a sus gemas, especias y su localización privilegiada, llegó a ser popular entre los comerciantes chinos.

Fa-Hsien, el comerciante peregrino chino, dio a conocer que la isla fue ocupada originalmente por los Nagas o deidades serpiente, con quienes comerciantes de varios países practicaban el comercio. Los Nagas nunca se mostraban a los forasteros. Ellos simplemente publicaban sus productos con etiquetas de precio adheridas a ellas. Los comerciantes que las visitaban hacían sus compras según el precio y se llevaba los productos.

Los nagas en el Majabárata (siglo III a. n. e.)

El otro gran poema de la India es el Mahabharata, el más largo y quizás el poema épico más grande escrito en cualquier lengua. Mucho más antiguo que el [[Ramayana, consta de 88.000 versos. El tema principal es la rivalidad entre dos ramas de la misma familia, los Kurus. Los Pandavas y los Kauravas emprenden una guerra que culmina en la destrucción de ambas ramas de la familia en la gran batalla de Kuruksetra.

La historia comienza cuando el Rey Pariksit de los Kauravas le disparó a un ciervo mientras cazaba con arco y flecha. Persiguiendo al ciervo, preguntó a un místico si había visto a un ciervo herido. Observando su voto de silencio, el sabio profeta no contestó. Esto enojó a Pariksit, que tomó una serpiente muerta y la colocó alrededor del cuello del sabio.

El hijo del místico, encolerizado, lanzó una maldición sobre Pariksit. Y así empezó la enemistad a muerte entre las dos familias. Vemos que en la historia interviene una tercera parte. Enojados por el uso blasfemo de uno de su propia clase (la serpiente muerta), los dioses serpiente entran en escena. Taksaka, el rey de los seres serpiente, envía serpientes que causan la muerte de Pariksit.

La historia de esta enemistad se narra realmente como algo que sucedió en el oscuro pasado. El antiguo reino de los Kurus floreció a lo largo del curso superior del Ganges entre los siglos VIII y V antes de nuestra era, mientras que la invasión aria sucedió hacia el siglo XV a XII a. n. e..

La historia del Majabárata, escrita por el novelista religioso Krisna Duaipáiana, comienza con el sabio Vyasa (un sabio real que existió hacia el siglo XV a. n. e.), que cuenta la leyenda del gran sacrificio del rey Yanameyaia, el hijo de Pariksit. Consistía en una ceremonia para vengar la muerte de su padre, un sacrificio llamado «iagña» (en inglés «yajna»). Su propósito era destruir totalmente a toda la raza naga, los dioses serpiente que supuestamente podían asumir formas humanas o de serpiente a voluntad.

En el ritual, el sacerdote invocaba los nombres de serpientes mientras arrojaba serpientes vivas al fuego. Astika, un niño ser humano hijo de Taksaka (el rey de los nagas) interviene y aboga ante Janamejaya para dejar vivo a su pariente. Estas historias de guerra y otras narraciones fueron explicadas como cuentos que giraban en torno a estos sacrificios de larga duración.

La opinión del historiador indio D. D. Kosambi es que el «iagña» en sí mismo no era tanto un cuento sobre una gran guerra como la explicación de la historia del gran sacrificio «iagña». Es decir era una ceremonia simbólica dedicada a sus antepasados serpientes, mientras que al mismo tiempo los expulsaban de su herencia cultural. En la lucha entre las dos ramas de los Kurus por controlar las llanuras en el curso superior del Ganges podría haber una referencia a las guerras de los hijos de Enlil y Enki en el área de Mesopotamia.

En el poema hinduista, los Pandavas parecen ser los vencedores puesto que recuperan la mayor parte del reino que habían perdido anteriormente. Comenzado con las armas convencionales del período, tales como lanzas, espadas, arcos y flechas, la guerra se extiende con el uso de armas mágicas y de gran alcance, provistas por los dioses en ambos lados. Estas armas tomaban la forma de ramas de hierba que se disparaban con los arcos, pero producían efectos cataclísmicos.

Después de una prolongada guerra, los Kauravas se encontraron perdidos y desesperados en los estrechos. Es entonces que deciden terminar la guerra con el uso de tácticas prohibidas. En medio de la noche, descendieron cuando los Pandavas dormían y se produjo la matanza de muchos de los guerreros. Indignados por la ruptura de las reglas de la guerra y la pérdida en gran parte de su ejército, los Pandavas deciden que no tienen ninguna opción mas que utilizar su última arma, el «arma celestial» que es capaz de derrotar al resto de las armas.

El líder de los Kauravas decide lanzar una brizna de hierba sobre la que susurra mantras mágicos y la convierte en un arma terrorífica: «Dirigiré esta arma sobre el útero de las mujeres Pandava. Él predice que la línea de los Kuru se extinguirá para que los fetos mueran». Su advertencia se hace realidad porque el uso de las armas produce esterilidad en todas las mujeres Pandava. El dios Krishna ingresa en el útero de la madre del rey Parikshit para protegerlo a este del gran calor generado por el arma de hierba. La guerra entre los primos Kuru finalmente termina con el exterminio de ambas ramas de la familia.

Dioses serpientes dragones en la historia china

Aunque los dioses serpiente se mostraban en forma de dragones en la historia y mitología china, no hay ninguna duda de que estamos hablando de los mismos seres que las serpientes aladas con piernas o los Nagas hindúes. China eligió al dragón como el emblema nacional por razones profundas. Creyeron que el dragón celestial era el padre de la primera dinastía de emperadores divinos y consecuentemente el emblema del dragón se consideró como la representación de la influencia divina en la tierra de China.

Según la historia china, los dragones estaban presentes en la creación y compartieron el mundo con la humanidad. Como la serpiente occidental, el dragón fue ligado al desarrollo del hombre; y era el dragón el que le enseñó las artes esenciales tales como: hacer fuego, tejer las redes para la pesca, y crear música. El dragón chino era inigualable en sabiduría y su poder de conferir bendiciones, como resultado, vino a simbolizar, más que un benefactor de los hombres, al emperador que se creía tenía sangre de dragón.

Esta afinidad con el dragón es demostrada en los emblemas en todas las actividades del emperador: en su trono, en sus barcos, en sus banderas. Según Charles Gould, en su clásico trabajo sobre la mitología china, la creencia en la existencia y la amistad del dragón está plenamente integrada en la antigua historia china.

En El Rey Vih, el más antiguo de los libros chinos, cuyos orígenes están cubiertos de misterio, describe los días cuando el hombre y el dragón vivieron apaciblemente juntos e incluso tuvieron relaciones sexuales. Y de cómo el dragón vino a representar al emperador y al trono de China, así cómo que el dragón principal tenía su morada en el cielo.

En el año 212 a. n. e., el emperador Tsin-Shi-Hwang-Ti ordenó la destrucción de todos los libros antiguos y la persecución de los hombres ilustrados por un período de cuatro años, que llevó a que 460 sabios fueron enterrados vivos. Durante esta orgía de supresión del conocimiento antiguo, El Rey Vih fue considerado tan sagrado que fue eximido específicamente del decreto. A este respecto resulta sorprendente que la antigua biblioteca de Alejandría fue quemada alrededor de este mismo período de tiempo. Esa biblioteca albergaba también todos los textos sagrados y más antiguos de las civilizaciones del Oriente. En esta obra clásica, muchos de los emperadores antiguos son descritos teniendo como características las del dragón. Por ejemplo, se dice que el emperador Yaou (2356 a. n. e.) había sido concebido por un padre dragón y una madre humana. El emperador Shun (2255 a. n. e.) es descrito con fisonomía de dragón.

Dioses serpiente en mitología americana y africana

Entre los mayas de América Central, el simbolismo de la serpiente era muy común. La mayoría de las serpientes representadas en su arte son emplumadas, indicando su capacidad de volar. El antiguo libro maya Chilam balam relata que los primeros habitantes de la península de Yucatán eran los «chanes» (o ‘gente serpiente’), quienes habían llegado a través del mar desde el este (las islas del Caribe, o incluso Europa) conducidos por Itzamna, un dios serpiente. Él era la deidad más importante del panteón maya; y como dios dominante, gobernaba los cielos. Y es uno de los pocos dioses mayas que no es asociado a la muerte y la destrucción. Itzamna era el dios creador, quién infundió la vida al hombre.

Eric Thompson, experto en temas mayas, sostiene que el término idioma maya «itzem», del que deriva el nombre del dios, se debe traducir como ‘reptil’. Según Thompson, Itzamnal, la ciudad del dios Itzamna, significa literalmente ‘el lugar del lagarto’. Hay también muchas formas antropomorfas del dios Itzamna donde lo representan como mitad humano y mitad serpiente.

El benevolente dios serpiente también se encuentra en la mitología Azteca. Quetzalcóatl es el dios serpiente emplumado que trajo la civilización a México y enseñó la ciencia de la astronomía y las matemáticas al hombre. Sitchin, experto en la cultura sumeria, identifica a Quetzalcóatl con el príncipe nibiruano Nannar, el Thoth egipcio y el Hermes griego. También podría haber una cierta relación con el Buda asiático.

Las leyendas de dioses serpiente también abundan en la mitología de África. Según la etnia dogon, en Mali, su dios creó el sol y la luna, y luego la tierra de un montón de arcilla. Y finalmente los primeros seres primitivos que eran gemelos llamados Nummo, que eran mitad humanos y mitad serpiente o pez. Y como sabemos, los Dogones también pusieron el origen de sus dioses en Sirio, al que los egipcios se refirieron como Osiris e Isis.

En la tribu de Nyoro, las leyendas dicen que su dios envió la primera pareja de humanos desde el cielo cuando él estableció el mundo. El hombre tenía una cola y produjo dos niñas y un niño. Éste se parecía a un camaleón y fue el padre de la humanidad. Otras tribus africanas también se refieren a sus antepasados como parecidos a lagartos. Los Kumbi, los primeros hombres que el dios creó tenían colas. La tribu Owe-Ho describe a hombres con colas que descendieron por una cuerda a la tierra. Los jagga, sus ancestros, vinieron a la tierra desde cielo por el hilo de una telaraña. Y estos ancestros fueron llamados «los con cola».

En cambio los antropólogos han deducido que nuestros cóccix son solo huesos residuales de nuestros antepasados parecidos a los monos.

Fuentes