Pirómides
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Pirómides. Dentro del monumental proyecto fantástico del Mundodisco,Terry Pratchett hinca su diente satírico a todo lo que se le pasa por la cabeza, vivo o muerto, mágico o terrenal, simple o milenario, humano o divino. En el caso de Pirómides (1989), séptima novela del ciclo, la diana sobre la que lanzar la andanada de dardos es el Antiguo Egipto.
Mundodisco
Es un mundo plano, con sus continentes y sus mares, aguantado sobre los lomos de cuatro elefantes gigantes y estos a su vez, se encuentran encima de una tortuga gigante que se mueve por el vasto universo en un viaje sin fin, la Gran A’tuin. En está novela el autor no sigue mucho las leyes de la física, la astronomía y demás materias que dan sentido al mundo real.
Argumento
En Pirómides se parodia la sociedad egipcia desde el más alto escalafón de la misma, el faraón, su entorno y el sumo sacerdote, divinidades vivientes, infalibles y adoradas por el pueblo llano, así como su extenso panteón politeísta y las costumbres de quienes alrededor de un río aguantaron en pie 40 siglos. Ah, sí, y por supuesto también están las pirámides. La novela se puede leer independientemente, como todas las del Disco, mas no se ubica dentro de ninguno de los arcos del mismo (Rincewind, Muerte, brujas, guardias…), resultando por ello en especial autónoma. Además, fue la primera en tener esta peculiaridad.
Terry Pratchett
Decir Mundodisco es decir Sir Terence David John Pratchett, Terry para los amigos. Fue un gran escritor, uno de los autores británicos más destacados del siglo XX, no es demasiado conocido entre los hispanohablantes, particularmente entre los habitantes de Latinoamérica. Hizo grandes aportes como escritor, su humanismo y humor de calidad que han marcado una época, y toda una forma de hacer literatura fantástica. El autor de Mundodisco usa este mundo que ha creado para hablar sobre ciertos temas muy diversos, como monarquía, religión, fantasía, sobre los derechos, la igualdad etc.
Personajes
El protagonista será Pteppic, estudiante del gremio de asesinos de Ankh-Morpork y heredero del reino de Djelibeibi (un Egipto venido a menos), que de repente deberá regresar a su patria para asumir el trono. Allí, su voluntad de cambiar las cosas a mejor chocará contra la de su sumo sacerdote, Dios, uno de esos personajes que al segundo párrafo ya se sabe que oculta peligrosas intenciones. Como contrapartida, el camino de Pteppic se cruzará con el de la bella y con ínfulas feministas Ptraci, a la que querrá salvar, y con el del camello Maldito Bastardo, mejor matemático del Mundodisco y, de largo, personaje más divertido de la novela. Mientras tanto, la construcción de la nueva pirámide amenaza cuánticamente con aislar el reino.
Pteppicymon XXVIII El rey Pteppicymon XXVIII de Djelibeybi (literalmente "Niño de Djel", la versión del Disco de Egipto ) es el personaje principal de las pirámides . El primer rey en abandonar el reino, fue entrenado en el Gremio de Asesinos de Ankh-Morpork . Aprobó su examen final por casualidad, ya que había decidido que no iba a matar a nadie. Su naturaleza cosmopolita chocó con las tradiciones resguardadas del reino y con el sumo sacerdote Dios, aún más resuelto, y después de salvar a Djelibeybi de la destrucción y sacudir sus tradiciones, abdicó, dejando el trono a su media hermana Ptraci I.
Ptraci I Reina Ptraci I de Djelibeybi. La hermanastra y sucesora de Pteppic. Una ex sirvienta, originalmente fue condenada a muerte por no morir voluntariamente para servir al rey anterior en la otra vida (efectivamente por orden de Dios, ya que Teppic deseaba concederle el indulto). Los sacerdotes Djelibeybian pensaron que sería fácil de controlar. Resultó estar muy equivocado. Al igual que su medio hermano, ella está ansiosa por tener una plomería decente. Aparece en pirámides ; al final de la novela, está adoptando con entusiasmo muchos de los regímenes más extraños, como bañarse en leche, favorecido por Cleopatra .
La Muerte Es una personificación antropomórfica moldeada por el campo morfogenético circundante del fenómeno de la extinción de la vida, es decir, es un ente que personifica el morir. Tenemos un personaje al que parece costarle entender las pasiones humanas, que ama a los gatos y que se embarca con frecuencia en reflexiones filosóficas. Un personaje inolvidable. Puede atravesar objetos sólidos como si se tratara de un fantasma, pero a diferencia de ellos no es porque no sea real, sino porque no existe nada más real que la muerte, por lo que desde su perspectiva cualquier objeto es insustancial.
