Sumi-e

Sumi-e
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Concepto:Pintura en tinta china. Arte pictórico del Japón, de elegantes líneas, dinámica estructura especial, colorido y técnicas peculiares.

Sumi-e. Término que significa pintura a tinta. Técnica pictórica asiática, practicado por más de mil años. Es una forma de arte que se esfuerza por desentrañar la esencia de un objeto o una escena en el menor número de elementos posibles cuidadosamente colocados. Unas pocas líneas delgadas, un punto, y un pájaro son claramente llamados a ser sobre el papel.

El término Sumi-e se confunde a veces con la caligrafía, ya que las herramientas utilizadas son las mismas. La caligrafía es la representación elegante y artístico de los personajes por escrito, con tinta y pincel, mientras que el sumi-e es la pintura de una escena o un objeto.

Pintura en tinta china

Este arte consiste fundamentalmente en combinar la mayor variación posible de tonos a partir de una tinta monocroma. A pesar de que se pueden utilizar otros colores, estos son solamente un suplemento del color negro original. Los antíguos maestros aconsejaban a sus discípulos, "pintar con tinta negra de forma que la obra final de la impresión de color". El aclarado progresivo del color negro, produce el efecto de vitalidad presente en este arte tan singular.

Historia

El Sumi-e se originó en China el siglo V. Los artistas de la época hacían sus bosquejos con tinta china y poco a poco fueron desarrollando el arte de aclarar la tinta con agua, crómicos para obtener sombras y el sentido de las distancias. Esta fórmula se ha conservado hasta el día de hoy con el nombre de Sumi-e.

Se desarrolló en China durante la dinastía Tang (618 - 907) y se implantó como estilo durante la dinastía Song (960 - 1279). Fue introducida en el Japón a mediados del siglo XIV por monjes budistas zen y creció en popularidad hasta su apogeo durante el período Muromachi (1338 - 1573).

A mediados del siglo XIII llegaron a Japón los monjes budista Zen, quienes desembarcaron como misioneros con el objeto de predicar y extender su religión. Esta secta es ampliamente conocida por la práctica de la meditación en forma muy particular, su teoría coincide con el tema principal del Sumi-e, la interpretación de la naturaleza, así pues, no es de extrañar que los monjes fueran de los primeros en practicar el arte de la pintura en blanco y negro como medio para expresar sus iluminaciones espirituales.

Es en el siglo XV que el Sumi-e se encuentra en la cima de su evolución, y son famosas las escuelas de Kano, y los pintores Sotatsu y Sesshu, cuyas obras representan el Siglo de Oro de la pintura japonesa, sus obras se conservan, en gran parte, en los museos nacionales y templos budistas del país. En esta época, ya no se conforman con reproducir simplemente un objeto o paisaje, sino que se dedican a representar un mundo sublime, idealizando la suavidad, ternura y sensibilidad del japonés. Tal fue la perfección que alcanzaron que se dice que los ratones se comieron los alimentos pintados en una puerta corredora creyendo que eran reales.

Actualmente, el Sumi-e es una de las artes más refinadas y populares del Japón, practicada no solamente por artistas, sino por políticos, banqueros, amas de casa, todos amantes de la belleza a través de la tinta monocroma.

Técnica pictórica

La pintura sumi-e se caracteriza por ser despojada, asimétrica y completamente libre en cuanto al procedimiento.

Las herramientas esenciales para un pintor de sumi-e se denominan “los cuatro tesoros” y son:

la tinta SUMI;
la piedra abrasiva sobre la que se mezcla SUZURI;
el pincel FUDE y
el papel de arroz, hecho a mano, KAMI.

Para pintar con tinta se requiere el uso de los cuatro tesoros. Esto se refiere a estos elementos imprescindibles del sumi-e: una piedra de tinta, una barra de tinta, un cepillo, y el tipo de papel adecuado.

El artista de sumi-e utiliza sólo tinta negra, presentada en barritas sólidas, que se frotan sobre una piedra plana, mientras se va mezclando agua, hasta obtener la intensidad deseada. Estas barritas son un compuesto de carbón de leña -de pino o bambú- mezclado con alcanfor y cola; si se añeja por tiempo prolongado la tinta adquiere un tono imposible de imitar. A la tinta se le agrega agua y se mezcla pacientemente durante unos 25 minutos en sentido circular, hasta formar una tinta cremosa, que luego se ha de utilizar más o menos aguada y permitirá lograr infinidad de grises o negro puro. El tiempo prolongado que demanda la preparación de la tinta, es también el tiempo de la meditación, en que el artista aquieta su mente, se concentra, y se prepara mentalmente para realizar su obra, integrando su cuerpo a la armonía, mediante la postura correcta.

El pintor utiliza un pincel de pelo fino –de tejón, de oveja- con mango de caña de bambú y pinta a mano alzada, es decir sin apoyar la muñeca en el papel. El pincel se sostiene de forma perpendicular al papel de arroz, entre el dedo índice y el pulgar.

La muñeca debe permanecer inmovil y el brazo no debe apoyarse. A veces, el pincel puede ser sustituido por una pluma de pájaro, e incluso por un ala entera cuyas plumas se mojan en la tinta.

El trazo debe ser muy seguro, pues en la espontaneidad y la agilidad del ademán reside la belleza de la línea, que no acusa la menor vacilación.

La esencia el tema debe ser lograda con la máxima economía de movimiento, esto es fundamental para generar espacios vacíos, tan importantes en la cultura oriental.

El arte de la pintura sumi-e apunta a captar la esencia del objeto, más que su apariencia, para pintar con el lenguaje del espíritu.

No hay arte sumi-e sin paciencia, porque únicamente con autodisciplina y concentración se podrá lograr equilibrio, ritmo y armonía de la composición.

Hoy existe una gran colección de pinturas heredadas, obras que han sido realizadas en gran variedad de objetos de adornos, tales como "kakemono" (colgaduras), biombos, abanicos, puertas correderas de papel (muy típicas de las casa japonesas); y otras realizadas en tela, tal es el caso de los bellísimos kimonos japoneses.

Fuentes