El candelabro enterrado
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El candelabro enterrado. Es una novela del escritor austriaco Stefan Zweig publicada en 1937. Remite a una historia sucedida en los tiempos en del Imperio Romano.
Sumario
Sinopsis
La menorá (el candelabro de siete brazos del Templo de Salomón) es robado por los vándalos durante la caída de Roma, entre la comunidad judía cunde el desánimo. La menorá debe ser recuperada a cualquier precio. Se inicia, entonces, un peregrinaje legendario, que será también el combate secreto de la justicia contra el poder. Esta novela cuenta la historia de alguien que trata de proteger este objeto sagrado, uno de los símbolos más antiguos del judaísmo. Sucesivos avatares harán que el candelabro pase de mano en mano, alejándose cada vez más de sus legítimos dueños. Escrita con la minuciosidad a la que el escritor acostumbra, en esa búsqueda se encuentran el sufrimiento y la perseverancia, en una historia en la que, al impulso de la leyenda, el amor acaba siendo protagonista.
Del autor
Stefan Zweig. Crítico y novelista austriaco nacido en Viena el 28 de noviembre de 1881, de una familia hebrea de ricos industriales. Dada la posición social de sus padres, no siguió ningún estudio profesional. Desde un principio se dedicó a sus aficiones literarias y se creó una sólida cultura, estudiando filosofía en la Universidad de Viena. Antes de entrar en la Universidad, a los 19 años, Zweig]] publicó un volumen de versos que denotan la gran impresión que habían producido en él los líricos franceses, especialmente Verlaine y Berhaeren, que luego habían de influir mucho en su temperamento artístico. Estos primeros versos, aunque no presentan características originales,se advierten ecos de Rilke en la lírica, de Hofmannsthal en el teatro, y de Schnitzler en las narraciones.
Terminados sus estudios quiso ver mundo, evadirse del ambiente burgués en que había vivido. Hizo, pues, un primer viaje a Paris en 1915. El contacto con el simbolismo francés le indujo a nuevos experimentos estilísticos: tradujo a Rimbaud, Verlaine, Baudelaire y al belga A. Verhaeren, con quien mantuvo estrecha amistad. Viajó luego por Inglaterra, España, Italia y otros países. Realizó largos itinerarios: el de Egipto, el de la India, el de la China, Japón, y el de la América del Norte. Durante este tiempo publicó en Alemania varios libros (versos, cuentos, traducciones) e hizo representar varias obras dramáticas originales que le señalaron a la atención de la crítica y del público.

