Creencias populares

Creencias populares
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Creencias populares, son todas aquellas ideas, concepciones erróneas o sin basamentos científicos, que existen en un amplio sector de la población, o todo aquello en lo que se cree y cuya base, cuyo origen, se desconoce.

Historia

Desde épocas remotas de la sociedad los seres hu¬manos han evocado múltiples hechos, con arreglo tal, que pudieran, para quien fuese un profano e incluso para quien no lo fuere, establecerlos como ciencia definida. Las creencias que se han arrastrado por tiempo entre las generaciones, han prevalecido y prevalecen, de manera que resulta necesario enfrentarlas en forma educativa, con concepciones materialistas y filosofía marxista que traduje¬ran una identificación plena con lo que hoy, con el esfuerzo de todo el pueblo, se trata de construir: una sociedad donde la educación, la superación, los conocimientos en su más amplia expresión, puedan ser patrimonio de todos. El pueblo cubano, actualmente en su etapa de construcción del socialismo, ha heredado diversas supersticiones y creencias que, si bien es cierto que con el triunfo de la Revolución muchas murieron, to¬davía algunas subsisten con gran arraigo.

Antecedentes

A través de los siglos, el hombre luchó incesantemente por combatir sus enfermedades y mitigar sus dolores, y gracias a la práctica de su trabajo cotidiano, a su condición de ser social, pudo lograrlo, desempeñando un importante papel en tal sentido, la herencia de toda la experiencia de las genera¬ciones anteriores, los conocimientos que poco a poco fue acumulando en el largo proceso de su desarrollo. En las plantas y minerales, utilizando el duro sistema del error y el acierto, el hombre descubrió sustancias que lo ayu¬daban a curarse, y de la creencia en fuerzas sobrenaturales que inventó su propio cerebro, logró cierto alivio en algunos casos por un efecto psicológico originado por la profunda fe que en ella depositaba. Pero siempre estaba presente el dolor, torturante, lace¬rante, que a veces le hacía preferir la muerte; y en medio de su desamparo y su ignorancia, el hombre procuró luchar contra él. Durante todo el período de la Comunidad Primitiva, la me¬dicina tuvo un carácter realista y práctico y todavía hoy el lenguaje refleja la relación que el hombre establecía entre sus dolores y los agentes que los provocaban: punzan¬te (de pinchazo), lancinante (de lanzazo), quemante (de quemadura). El hombre primitivo, sin capacidad suficiente para expli¬carse la causa de los fenómenos naturales que veía y de todo cuanto acontecía a su alrededor, llegó a atribuir a la ira de los dioses que él mismo inventó, el origen de sus males. Igualmente, los cristianos, principalmente de la Edad Media en adelante, creían que el dolor era el resultado de un peca¬do grave, como el del parto, por ser la mujer, según la Biblia, la que cometió el "pecado original", o sea, por Eva haberle dado a comer a Adán la "fruta prohibida", pues como puede leerse en Génesis III.16, de la escritura bíblica, Jehová dijo: "Multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti…" Algo más curioso aún que da luz al entendimiento sobre la ignorancia del ser humano en aquellos antaños siglos del ini¬cio de la medicina, es la prohibición de que los hombres ayu¬daran a las mujeres durante el parto, simplemente porque fue la mujer la que cometió el "pecado", a pesar de que sólo los hombres podían estudiar y ser médicos. De esto se relata una anécdota, la del médico alemán Hamburgo Wertt, quien en 1522 se disfrazó de mujer para estudiar un parto, en su afán de saber, y fue descubierto y quemado vivo.

Origen

Las creencias populares tienen su origen en el hogar, en la calle, en la conversación con el ignorante, en la propia cuna, porque desde muy pe¬queños se ha reiterado instruido en nuestra educación, en mayor o menor grado, por los adultos, muchas de las cosas que hoy son creencias. Cosas como éstas:

  • "No cojas calor y te bañes, que te pasmas"
  • "No tomes calmantes con el estóma¬go lleno, que se te paraliza la digestión";
  • "No dejes que la Luna te dé por la madrugada, que coges un aire"
  • "No salgas al sereno después de haber planchado "

Ejemplos de creencias populares

El pasmo

La creencia en el pasmo impresiona: surgió desde mucho tiempo en la mente del hombre y se cree que fue relacionada en primera instancia con los casos que presen¬taban tétanos, con la consiguiente aparición de fenómenos de contractura, espasmo y, frecuentemente, muerte. Lógicamente, con el decursar del tiempo se fue exten¬diendo esta idea y ya cualquier fenómeno que aparezca relacionado con esto, se denomina pasmo. Este término se ha escuchado en voz de los ma¬yores como un hecho afirmante. Esta errónea idea pertenece ya a un pasado remoto, a la época en que llegaron los españoles a Cuba, se hace referencia no al pasmo que co¬noce o acepta la ciencia, es decir, al tétanos, porque eso, y no otra cosa, es el pasmo, o a lo que el diccionario define como "enfriamiento que se manifiesta por romadizo, dolor de huesos y otras molestias.", sino al que concibe de una forma arbitraria mu¬cha gente. El pasmo es la Enfermedad producida por el bacilo de Nicolaier, perte¬neciente al cuarto grupo de las enfermedades infeccio¬sas. Tiene una incubación de 10 a 15 días y se caracteriza por "contracturas musculares", comenzando por las: mandíbulas (a lo que se llama trismos), que general¬mente se extiende por el tronco y miembros en forma de accesos paroxísticos muy violentos y dolorosos... La tem¬peratura es elevada, sobreviniendo frecuentemente la muerte." Por simples hechos como planchar de noche, bañarse después de planchar o de tostar café, exponernos a la luz de la luna no se producirá el pasmo. Muchas de estas ideas se conservan por tradición y es necesario cambiarlas por la convicción que proporciona la razón del estudio y el análisis de las causas que originan los hechos.

Los remedios caseros

Desde que nació la medicina, el hombre viene acudiendo al uso de las plantas como "medicina cruda", aunque algunas plantas tienen sus bondades, y unas que otras veces, si no curan del todo, logran aliviar los males. Las personas le atribuyen tanto poder curativo a las plantas que le restan el verdadero valor que tie¬nen los preparados de laboratorios. En padecimientos como el asma bronquial, la creencia popular le atribuía más poder a estos que ha lo indicado por los facultativos Muchas son las recetas caseras que se escuchan a diario, "superan¬do" en conocimientos, al parecer, a los médicos, los especia¬listas y a destacados investigadores.

  • "Para el asma, nada mejor que la tizana de bejuco de Ubí todas las mañanas en ayuna. Eso lo cura para siempre."
  • "Coger tres clavos nuevos que midan dos pul¬gadas y media, ponerlos a hervir en baño de María, dejar luego que se refresque y darle a tomar el agua al niño."
  • "La tizana de Tuatúa, pero tiene que ser en las lunas nuevas."
  • "Si tu niño padece de asma llevaselo a Chicho el cojo, que vive en Arroyo Seco y verás que te lo cura"

Las estrellas fugaces

A lo largo de la historia de la humanidad, los fenómenos celestes han provocado todo tipo de supersticiones y absurdas creencias como consecuencia del escaso conocimiento que tenía el hombre acerca de ellos. Hoy día a pesar de que muchos fenómenos han sido explicados por la ciencia, todavía existen personas que los interpretan como el resultado de poderes sobrenaturales de los dioses o como augurios de la buena o la mala suerte. Las creencias igual que todas tienen su origen en la fantasía

  • "No cuentes las estrellas, que por cada una que cuentes, te sale un ojo de pesca´o"
  • "Si vez una estrella fugaz pides un deseo y verás "

Fuentes

Ver también